Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 5

Capitulo 1: ¡Soy Perfectamente Feliz Con El Tipo De Chica De Pueblo Simplista!

“Y así, resulta que me he convertido en un esclavo de nuevo”, murmuró el joven ligeramente regordete, Daimon Hanakawa, a nadie en particular.

La forma en que murmuraba hacía que los demás pensaran que era un poco espeluznante, pero desde que volvió a este mundo, había estado hablando mucho consigo mismo. No podía soportar lo que le ocurría sin quejarse a alguien, incluso a sí mismo.

“Oye, cerdito, ¿qué estás murmurando? Es molesto”. La voz llegó desde atrás y le hizo saltar. Había estado hablando lo bastante bajo como para pensar que nadie le oiría.

Estaban en un bosque dirigiéndose al castillo del Señor Demonio. Era un lugar que había visitado cuando fue convocado por primera vez a este mundo. Concretamente, se encontraban en una región al sur del Reino de Iman, el corazón del territorio reclamado por el Señor Demonio. Se decía que el bosque era el último obstáculo difícil antes del castillo del monstruo, pero eso era una historia de hace mucho tiempo. El Señor Demonio y los líderes a su cargo habían sido derrotados, y las criaturas que habían formado su ejército se habían dispersado hacía tiempo. Por desgracia, eso no significaba que el bosque estuviera a salvo. Incluso sin monstruos, los feroces animales salvajes seguían habitando la región.

En este momento, Hanakawa estaba siendo utilizado como cebo. Le obligaban a caminar al frente del grupo para que, como decían, “cualquier animal que atacara fuera a por él primero”. Por supuesto, tal estrategia no tenía sentido en este entorno. Todo el asunto era poco más que una mezquina intimidación.

“Mis disculpas”. Hanakawa se dio la vuelta. Detrás de él había tres chicos y una chica, haciendo un grupo de cinco incluido él mismo.

“Sabes, no me gusta que hables de forma tan elegante”. Uno de los jóvenes japoneses se acercó a él. “¿Intentas burlarte de nosotros?” Su nombre era Akinobu Marufuji. Al igual que Hanakawa, había sido transportado a este mundo durante su viaje escolar.

“N-No, en absoluto, sólo estaba… ¿eh?” Su primer pensamiento fue disculparse. Había tenido la intención de dejar pasar las cosas frívolamente, como siempre hacía. Ni siquiera le importaría rogar de rodillas si fuera necesario. Pero pronto se dio cuenta de que eso era una ingenuidad por su parte.

Akinobu había empujado su espada hacia delante y, sin dudarlo un instante, la plantó firmemente en la amplia barriga de Hanakawa. Hanakawa se derrumbó en el suelo con un grito, acurrucándose por el intenso dolor de su estómago mientras Akinobu le miraba con desprecio.

“¿Seguro que está bien?”, preguntó otro joven, observando el extraño espectáculo con evidente conmoción. Su nombre era Ragna, y era un lugareño nacido y criado en la zona. También era el líder del grupo.

“No pasa nada; sólo estamos jugando”, dijo Shigehito Mitadera, tratando inmediatamente de suavizar las cosas con su preocupado compañero. “Vamos, Hanakawa, date prisa en curarte. Ragna se está preocupando. Estás haciendo que parezca que hemos hecho algo malo. Lee el ambiente, ¿quieres?” Era, como Akinobu, uno de los compañeros de Hanakawa.

“Ja, jajaja, estoy… bien. Todo está bien”. Hanakawa se obligó a hablar sin su habitual afirmación. Sabía que si seguía hablando con su estilo preferido, las cosas se pondrían mucho peor para él.

Curando la herida de su estómago, se puso de nuevo en pie. Aunque podía curar una herida así en un instante, eso no hacía menos dolorosa la herida hasta entonces.

“Oye, ¿por qué no lo intentas, Ragna? Es como una prueba de nuestra amistad”, dijo la chica, Rei Kushima, mientras se deslizaba a su lado. Era otra estudiante convocada desde Japón, otro miembro de su antigua clase. Este trío se había separado de los demás en el momento en que su grupo había llegado a la primera ciudad de camino a la capital, por lo que habían evitado la catástrofe del Battle Royale.

“Pero…” Ragna frunció el ceño. La idea de la violencia inútil debía parecerle equivocada.

¡E-Eso es correcto! ¡No debes hacer caso a las palabras de estos brutos! ¿De verdad crees que son buenas personas? ¡Deberías reprenderlos! ¡Quizás entonces su trato hacia mí mejoraría! Pero si Hanakawa hablaba fuera de lugar, estaba seguro de que le matarían, así que lo único que podía hacer era gritar dentro de su propia cabeza.

“Cierto, supongo que la violencia es inaceptable”, respondió Rei.

“Sí, incluso entre amigos, es demasiado”, dijo Ragna.

“Aun así, decir sólo que “la violencia está mal” es una forma unilateral de verlo”.

“¿Qué quieres decir?”

“A este tipo le encanta que le des puñetazos, le apuñales y demás. Ves, mira con qué avidez nos mira”.

¡No te estoy mirando de esa manera! ¡Esto es odio en mi expresión!

“Quizá no lo veas mucho viviendo en el campo, pero hay mucha gente como él en la ciudad”.

“Ya veo. La ciudad es realmente otra cosa. No conozco nada de ella”.

Esto no es una cuestión de urbano versus rural, ¡sabes!

“Bueno, entonces deberías aprovechar esta oportunidad para aprender todo lo que puedas”, sugirió Rei con una risita. “¡Si quieres llevarte bien con él, deberías hacerle daño!”

“Ya veo…” Ragna asintió profundamente como si estuviera admirado.

No te limites a decir: “¡Ya veo!” ¡Mis gustos son todos los de mirar! ¡Desde luego no disfruto sufriendo yo mismo! ¡Si tengo que sufrir, quiero que sea cuando una hermosa chica me mire con asco mientras me pisa!

Hanakawa deseaba desesperadamente huir, pero las peligrosas miradas de Rei y los demás le decían claramente que debía quedarse quieto y aceptar lo que le dieran.

Cuando Ragna se acercó, no pudo hacer otra cosa que fingir una sonrisa. Y entonces el puño del hombre le golpeó justo en el estómago. Una vez más, se desplomó en el suelo con un grito de dolor.

“Creí que le había dado un puñetazo muy ligero”, dijo Ragna, pareciendo inseguro de sí mismo mientras observaba a Hanakawa retorcerse.

“Sí, parece que le ha dolido mucho, ¿no? Debe de dolerle mucho”.

“Entonces no debería haberle pegado, ¿verdad?”.

“Pero él disfruta del dolor. Estoy seguro de que ahora piensa mucho mejor de ti. Ustedes dos deben ser mucho más cercanos”.

“¿Ah, sí? Supongo que hay todo tipo de gente…”

¡Oh, vamos! ¿Por qué creer algo así? Hanakawa utilizó su Magia Curativa, pero esta vez no hizo mucho. Había algunos tipos de daños que no podía curar tan fácilmente. Ugh… si hubiera sabido que las cosas iban a terminar así, nunca me hubiera ido por mi cuenta…

Empezaba a arrepentirse de haber huido de Yogiri.

◇ ◇ ◇

Sobrevolando la ciudad, que estaba cubierta por la carne del Dios Oscuro, y cruzando por encima de las murallas, Hanakawa y los demás habían conseguido escapar a salvo.

“Eso parece… terrible. ¿O supongo que debería alegrarme de que sólo sea así de malo?”

“Supongo que sólo los más cercanos a los muros de la ciudad pudieron escapar”.

“Bueno, todas las alabanzas van para Takatou, supongo. Si no hubiera impedido que esa ola de carne creciera, pasar las murallas no habría salvado a nadie”.

David, Ryouko y Carol dejaron atrás el planeador y miraban a los refugiados que huían de la ciudad. Hanakawa había aprovechado la ocasión para escabullirse. A estas alturas ya era sólo un reflejo. Pensó que si iba a huir, era mejor hacerlo mientras Yogiri no estuviera cerca. Pero también había dudado. ¿Huir era la opción correcta? Tal vez hubiera sido más seguro quedarse con ellos.

Ese pensamiento lo había frenado, llevándolo a esconderse detrás de una roca cercana. “N-No, esta es la opción correcta. Si me quedo con ellos, podrían considerarme parte de su grupo”.

El objetivo de Hanakawa aquí era muy diferente al de los demás. Yogiri y Tomochika querían volver a Japón mientras que él quería disfrutar al máximo en este mundo.

“Pero aún podría aprovecharlos hasta el último momento…”

Estar con Yogiri era indiscutiblemente la opción más segura. Pero en otro sentido, Yogiri era también el mayor peligro. Hanakawa era bien conocido por su habilidad para hacer que la gente se enfadara con él, así que no era impensable que Yogiri pudiera volver sus poderes contra él en algún momento.

Mientras pensaba las cosas, Yogiri y Tomochika descendieron del cielo.

“Espera, ¡¿Tomochika tiene alas ahora?! Parece un ángel”. Su compañera de clase llevaba puesto su ceñido traje de batalla negro. Unas grandes alas habían aparecido en su espalda, llevando a la pareja por el aire hacia ellos, con Yogiri aferrado a ella por la cintura. “Espera, ¿por qué no podría haber hecho yo eso?”. Mirando con envidia, observó cómo los dos aterrizaban sanos y salvos.

“Así que no han muerto todos los habitantes de la capital”, observó Yogiri, echando un vistazo a la ciudad.

“Espera, ¿dónde está Hanakawa?” Después de haber decidido dirigirse a una ciudad cercana, Tomochika se había dado cuenta de repente de que no estaba con ellos.

“Buena pregunta”, respondió Yogiri.

“Hm. Bueno, era de esperar. Al fin y al cabo, soy un sanador. Y el hecho de que sea de nivel noventa y nueve significa que hay un valor considerable en tenerme… espera, ¡¿no van a buscarme?!”

Lo máximo que le habían dedicado era una breve mirada alrededor, pero después de eso, Yogiri perdió rápidamente el interés. “Supongo que ha huido. Aunque no hay razón para llevarlo con nosotros, así que no importa”.

“De todos modos, no parecía estar interesado en volver a casa”. Incluso Tomochika parecía satisfecha con su ausencia.

“¡No, no, no! Quiero decir, claro, tienes razón, pero si insistieras en que fuera contigo, ¡no dudaría!”

Llorar desde su escondite no tenía sentido. Mientras murmuraba para sí mismo, una linda chica saltó de un carruaje que pasaba. Abordó a Yogiri, y otras dos hermosas jóvenes salieron detrás de ella.

“¡¿Qué está pasando?! ¿Ahora el se rodea de todo tipo de mujeres? ¡Vamos!”

Rodeado de mujeres, Yogiri era el único chico en un grupo de siete. Técnicamente, David también estaba allí, pero podía ser ignorado con seguridad, así que en lo que respecta a Hanakawa, era un harén perfecto.

“¡Bueno, no es que esté celoso! ¡Quiero más chicas puras y de confianza ciega que se avergüencen pero que me dejen hacerles cualquier cosa erótica que quiera! Aquí no hay nada que envidiar en absoluto”.

Temiendo que los celos lo volvieran loco, se dio la vuelta y se fue. Nadie se dio cuenta de que se iba, y nadie intentó seguirle.

“Ahora bien, reagrupémos. No eran más que conocidos casuales. Totalmente ajenos a mi tímida y alegre vida en el nuevo mundo. Ahora que por fin he alcanzado la libertad, ¿a dónde debo ir?”

Volvió a plantearse qué podía hacer para conseguir el estilo de vida del otro mundo que buscaba. Su primer curso de acción sería abandonar la zona. El daño causado por el Dios Oscuro era inmenso, por lo que no sería sencillo que la ciudad se recuperara. Por ello, otro país era la mejor opción, pero las naciones vecinas probablemente también estarían sumidas en el caos. No era difícil imaginar la avalancha de refugiados a la que pronto se enfrentarían.

“Y el país al que fui convocado la última vez no sería bueno…”

Durante su primer viaje a este mundo, había sido convocado por los magos del Reino de Iman. Habían traído a varios héroes para derribar a un Señor Demonio. Como parte de ese grupo, Hanakawa había asistido a la derrota de la amenaza, pero había sido enviado de vuelta a su propio mundo una vez completada la tarea. En resumen, Iman no tenía ningún interés en recompensarle por sus esfuerzos pasados, ni era probable que le dieran la bienvenida. Le habían tratado como una molestia en lugar de como un héroe, así que si volvía a entrar casualmente, sin duda no llevaría a nada bueno.

“Pensando ahora en ello, su comportamiento fue bastante insultante. Quizás debería añadirlos a mi lista de venganza”.

No podía hacer nada por el momento, pero siempre era posible que obtuviera más poder en el futuro. Así que, en previsión de ese momento, añadió el nombre del Reino de Iman a la creciente lista en su mente.

“Me pregunto cómo será el territorio del Señor Demonio ahora que el monstruo ha desaparecido”.

Recordó el final de su anterior aventura. Las personas que gobernaban el Reino Demoníaco eran monstruos que se autodenominaban “demonios”, pero la mayoría de los lugareños eran gente corriente que estaba siendo oprimida por ellos. Si el Señor Demonio y sus subordinados hubieran sido derrotados, el país podría haber adquirido cierta medida de paz.

“La gente de los pueblos de allí era sencilla y amable. Incluso parecían tener costumbres parecidas a las de gatear por la noche (Yobai)”. Aunque Hanakawa nunca lo había experimentado por sí mismo, había oído muchas historias sobre cómo otros miembros del ejército que se habían organizado para derrotar al Señor Demonio habían tenido suerte. “Hm. Yo también estoy un poco familiarizado con la zona. Quizás no sea una mala idea después de todo”.

En cualquier caso, quedarse allí no habría sido lo ideal. Había pensado que si se quedaba en la zona y acababa encontrándose con Yogiri de nuevo, las cosas no le irían muy bien.

“Y si él y Tomochika están buscando a los Sabios, lo mejor sería encontrar un lugar que los Sabios probablemente no visiten”.

Nunca había oído que los Sabios visitaran Iman. Es probable que haya un Sabio responsable de la zona que la rodea, pero no parece probable que muestren su cara a menos que sea absolutamente necesario.

“La siguiente cuestión, entonces, es cómo llegar allí… bueno, mientras tenga dinero, debería ser manejable”. Aunque Yogiri le había robado la mayor parte de sus objetos de valor, aún le quedaban varios objetos mágicos genéricos, que probablemente alcanzarían un buen precio. “¡Y también soy perfectamente feliz con el tipo de chica de pueblo simplista!”

Con las imágenes de su futuro harén en la cabeza, Hanakawa había puesto inmediatamente rumbo al antiguo Reino Demoníaco.

◇ ◇ ◇

Utilizando carruajes y trenes, Hanakawa había conseguido acercarse al Reino de Iman con bastante facilidad. Aunque dudaba que muchos de allí le recordaran, había decidido pasar de largo por Iman y dirigirse directamente al Reino Demoníaco por si acaso. No había prácticamente ninguna frontera, así que no tuvo ninguna dificultad para entrar.

“Hm. Supongo que eso sería el Monte Caluone. Como tal, el castillo del Señor Demonio estaría en esa dirección”.

La punta del Monte Caluone había sido volada en el pasado, así que funcionaba bien como punto de referencia. Su último compañero de clase, Higashida, había perfeccionado su capacidad de lanzar el hechizo Bola de Fuego al límite absoluto, lo que le permitió destruir la cima de la montaña.

“Parece que no hay monstruos aquí después de todo. ¡Un estilo de vida de pueblo lento debería ser más que posible!”

Avanzó por el camino que atravesaba el bosque. Una aldea, un asentamiento aislado donde habían pasado la noche en la víspera de su ataque contra el Señor Demonio, debería estar al otro lado.

“Es uno de esos, entonces. La última aldea antes del castillo del Señor Demonio. Totalmente autosuficiente, tenían poca comunicación con otras aldeas, son bastante hospitalarios con los viajeros, e incluso tienen la costumbre de proporcionar cuerpos calientes para pasar la noche…”

Hanakawa se detuvo cuando el grito de una mujer partió el aire. “¡Hmm! Estoy sintiendo las premoniciones de un evento de algún tipo”. Vio a una joven corriendo por un camino cercano. “Dime, ¿qué ocurre?”

“¡Hay un jabalí! Debes huir!”

“¡Heheh, por favor, quédate detrás de mí!”

Algo tan simple como un jabalí no sería un problema para él. Aunque su clase era “Sanador”, no era como si estuviera indefenso en combate. Podía disparar balas mágicas desde sus dedos. Sólo tenían la fuerza de una pistola, pero eso era más que suficiente para los animales salvajes.

“Un simple jabalí no es… ¡¿qué?!”

El suelo tembló bajo él. El jabalí mostró su cara, pero algo estaba mal.

“Parece que mi sentido de la distancia está un poco apagado…” Hanakawa miró a la criatura cuya cabeza estaba muy por encima de él. “¡¿Es eso realmente un jabalí?!”

Inmediatamente utilizó su Habilidad de Discernimiento, pero no había ninguna señal del Don. Parecía ser un animal salvaje ordinario, aunque su tamaño por sí solo era una amenaza significativa. El método de Hanakawa habría sido similar a atacarlo con una pistola de guisantes.

“Uhh, ¿qué hago ahora? Ah, ¡quizá tenga un objeto para esto!” Sacó un bastón de su caja de objetos. Aunque era una herramienta prescindible de un solo uso, le permitía utilizar un hechizo mágico preestablecido. “¡Cortavientos!”

Agitó el bastón. Una hoja de viento salió disparada de su cabeza, golpeando a la enorme bestia. La hoja partió al animal limpiamente por la mitad desde la cabeza hasta la parte trasera, atravesándolo.

“No importa lo grande que sea, un animal es sólo un animal. Ante el intelecto del hombre, ante la magia, no son nada”.

El jabalí había sido partido en dos. Pero no se cayó. Normalmente, uno esperaría que el animal estuviera muerto, pero el cuerpo dividido comenzó a coserse a sí mismo, con innumerables hilos negros que conectaron las dos mitades, que volvieron a unirse con un chirrido. Aunque todavía había rastros de heridas en los lugares donde había sido cortado, el jabalí parecía haber vuelto más o menos a la normalidad.

“¿Qué demonios es eso?”

“Tienes que destruir el corazón”.

La voz vino de la dirección de la monstruosa criatura. Un joven que brillaba con un aura dorada había introducido su mano en el abdomen de la bestia. Mientras sacaba la mano y veía cómo el animal se desplomaba en el suelo, la chica que Hanakawa había estado protegiendo corrió hacia el recién llegado con un grito.

“¿No crees que es demasiado peligroso andar sola por el bosque, Yuu?”, la regañó.

“Pero mamá dijo que necesitábamos más setas”.

“Deberías habérmelo dicho. Ah, gracias por ayudar a mi hermana”.

“Bueno, eh… ¿realmente he ayudado mucho?”

“Sí. Al ritmo que iba, no habría llegado a tiempo. ¿Eres de la ciudad? Los jabalíes de por aquí son bastante feroces, así que puedo imaginar tu sorpresa”.

“Ja, ja, feroz… sí, no estoy seguro de que eso lo cubra del todo…”

Algo sigue sintiéndose mal. Aunque los monstruos parecían haber desaparecido de la región, si los animales salvajes eran tan peligrosos, parecía poco probable que los humanos pudieran sobrevivir aquí. La última vez que Hanakawa había estado en la aldea, los lugareños sólo tenían un nivel diez como máximo. Era imposible que personas de niveles tan bajos pudieran enfrentarse a enemigos como éste.

Hanakawa utilizó su Habilidad de Discernimiento en el chico e inmediatamente se sorprendió. Su clase era Aldeano, pero su nivel era de cincuenta mil.

“¡¿Qué está pasando?! ¿Acaso no sería lo suficientemente fuerte como para derrotar al Señor Demonio por sí mismo a este nivel?”

El aura que rodeaba al chico desapareció abruptamente, y su nivel bajó inmediatamente a cinco. “Por Señor Demonio, te refieres al tipo con ropas raras que vive en el castillo cercano, ¿verdad?”

“¿Hm? ¿Es así como lo ves?”

“En realidad, me resulta familiar. ¿Has estado aquí antes?”

“Mi nombre es Daimon Hanakawa. Una vez fui enviado aquí para derrotar al Señor Demonio”.

“¿Eh? ¿Hizo algo malo?”

“Supongo que sí. Probablemente se equivocó; sin embargo, yo no era más que un subordinado, así que desconozco los detalles”. Las perspectivas del Reino de Iman y de la gente de este país parecían ser bastante diferentes, pero averiguar todo eso era demasiado para molestarse, así que en su lugar ofreció una simple mentira.

“Ya veo. Me llamo Ragna. ¿Qué te trae por aquí, Hanakawa?”

“Tenía la esperanza de visitar tu aldea, pero ¿no sería bienvenido?”

“¡En absoluto! Nos encantan los visitantes”.

Y así Hanakawa había llegado sano y salvo a su destino.

◇ ◇ ◇

Hanakawa había recibido una cálida bienvenida en el pueblo. Había disfrutado de los cantos y bailes, se había atiborrado de deliciosas comidas y se había relajado en un lujoso baño.

Entonces cayó la noche. En la habitación que le habían reservado, esperó nervioso en la cama.

“No, no, no, ¡tenía que ser esto! Fueron tan insistentes en preguntar qué tipo de chicas me gustan!” Seguramente alguien vendría a su habitación. “Ah, estaba demasiado indeciso. No podía decidirme, ¡así que dije que lo dejaría en sus manos!”

No tenía ni idea de a quién enviarían hasta que ella o ellas llegaran realmente, lo que sólo sirvió para avivar sus nervios.

“Bueno, había muchas opciones de alta calidad, ¡así que cualquiera es bienvenida! En realidad, si envían a alguna mujer mayor, entonces… pero dejarlo en manos de alguien más experimentado para mi primera vez no suena tan mal… ¡qué decisión! Bueno, dije que lo dejaría en sus manos, así que supongo que ya no es mi decisión”.

Tal vez por los nervios, cada vez se ponía más nervioso, se movía inquieto y se revolvía en la cama. No estaba seguro de cuánto tiempo duró, pero justo cuando empezaba a impacientarse, sonó un golpe en la puerta.

“¡Por fin han llegado! Aquí llega mi debut como hombre!” Su pecho se hinchó de expectación mientras agarraba el pomo de la puerta.

Y éste le devolvió el agarre.

“¿Qué?”

Se agarró a la puerta. Donde debería haber estado el pomo de la puerta estaba ahora la mano de una persona. Mientras lo miraba atónito, más manos empezaron a brotar de toda la puerta, agarrándolo.

“¡Espera! ¡Este no es el tipo de juego previo que estaba buscando!”

La puerta se abrió de golpe, lanzándolo por la habitación. Golpeando la pared, cayó al suelo y miró hacia arriba, gimiendo de dolor.

“¿Por qué estáis aquí?” Reconoció a las personas que estaban allí. Eran sus compañeros de clase; tres que habían desaparecido nada más llegar a la primera ciudad de su viaje.

“Jaja. El cerdito realmente está aquí”. Era el Creador, Akinobu Marufuji.

“Supongo que sí. Pero, ¿realmente lo necesitamos?” La Mujer Fatal, Rei Kushima.

“Es inútil como humano, pero necesitamos activar la bandera por ser amigo del héroe”. El Maestro Oráculo, Shigehito Mitadera.

Estos tipos son letales, pensó Hanakawa. Al revisar sus Dones con su Habilidad de Discernimiento, rápidamente le invadió una sensación de temor inevitable.