Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Tras destruir la fortaleza de la cima de la montaña, el grupo de Hanakawa atravesaba una cueva de camino a la capital imperial. Aunque hubiera sido más rápido y seguro utilizar los caminos, la profecía del Maestro Oráculo les había conducido hasta aquí.

“Realmente podrías hacer esto tú solo, ¿no?” comentó Hanakawa, observando a Ragna.

La enorme caverna, iluminada por su luz mágica, estaba llena de monstruos. Pero las criaturas no suponían ninguna amenaza, ya que cada vez que algo se acercaba a ellos, Ragna lo despachaba con facilidad.

El joven no poseía ninguna habilidad particular que le hiciera destacar; simplemente era muy fuerte. Así que, aunque Hanakawa volviera a caminar al frente como cebo, no corría ningún peligro real.

“Ah, debe ser eso”, comentó. “Luchar con semejante aura envolviendote realmente huele a protagonista”.

El aura de Ragna le protegía, potenciaba sus ataques con la espada y a veces incluso se disparaba sola. Ese era su método de lucha.

“¿Qué es un aura?” preguntó Ragna, acercándose a Hanakawa después de abatir otro grupo de monstruos.

Los compañeros de Hanakawa esperaban un poco más atrás. Seguían decididos a llevar a cabo el inútil plan de Hanakawa como cebo.

“Uhh, es la cosa que flota alrededor de tu cuerpo”.

“Oh, eso no es nada impresionante. Es sólo una vida sana básica. Todos en mi pueblo son así, ¿recuerdas? Si respiras a un cierto ritmo, tu cuerpo se calienta, así que tal vez sea como el vapor o algo así”.

“No creo que se pueda llamar a eso sólo ‘vapor'”.

Los monstruos ordinarios eran aniquilados con sólo tocar el aura, así que obviamente era algo especial, pero Ragna parecía creer de verdad que no lo era.

“Eh, cerdito, ve a la izquierda”. Con los monstruos que bloqueaban su avance ya vencidos, el Maestro Oráculo Shigehito Mitadera dio más instrucciones.

“Eso es fácil de decir, pero el camino sólo avanza en una única dirección. Todo lo que queda a nuestra izquierda es un muro. No esperarás que atraviese la roca ni nada parecido, ¿verdad?”.

“En realidad, eso suena divertido. Pruébalo”, sugirió Rei Kushima, la Mujer Fatal, despertando su interés.

“¡Maldita sea mi tonta lengua!”

“Si no te das prisa, el bicho que tienes en la oreja te va a explotar”.

Dentro de la oreja de Hanakawa había un objeto creado por el Creador, Akinobu Marufuji. Estaba preparado para explotar si llegaba a desobedecer sus órdenes.

“¡Bien, iré!” Se volvió hacia la pared y corrió. Por suerte, poseía Magia Curativa, así que si se hería, al final seguiría estando bien. “Pero me va a doler…”

Preparándose para lo peor, lanzó su cuerpo contra la pared y la atravesó sin esfuerzo. No hubo impacto. Sin nada que lo atrapara, su impulso lo lanzó hacia adelante, y aterrizó, deslizándose boca abajo por el suelo.

La luz mágica siguió a Hanakawa hasta el pasillo oculto, iluminando el espacio que le rodeaba. Era enorme. Frente a él había una serie de estructuras de piedra muy próximas entre sí. Evidentemente era una ciudad, pero no había signos de vida en su interior. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? Los edificios envejecidos y plagados de grietas hablaban de muchos años el abandono. Al mirar hacia arriba, el techo estaba tan lejos que su luz no podía alcanzarlo, por lo que era imposible calibrar hasta dónde llegaba la caverna.

Al volverse, Hanakawa vio que detrás de él había una pared de piedra maciza, que brillaba en el lugar donde la había atravesado.

Desde el interior de esa luz, la voz de Shigehito gritó: “Es una ciudad antigua. Uno de los materiales para la Hoja Omega está allí. Y una vez que salgamos, estaremos muy cerca de la capital, así que mataremos dos pájaros de un tiro”.

La clase de Shigehito era Maestro Oráculo, por lo que su habilidad especial le debió decir eso. Su Libro de las Profecías era como un manual o una guía de estrategia para este mundo.

“Esto es un atajo, entonces, ¿no es así? Entonces, ¿por qué no entra ninguno de vosotros?” Al ver que nadie le seguía hacia la ciudad, Hanakawa empezó a tener un mal presentimiento.

“Tanto el atajo como el material requerirán un poco de trabajo para llegar”.

“Ja, ja, ja. ¿Quieres decir que debo resolver el enigma de las ruinas antiguas para conseguir el pasaje y el tesoro? Pero hacerlo sin ninguna pista es demasiado incluso para mí”.

Aun así, si querían que lo hiciera por su cuenta, no tenía forma de negarse.

“No te preocupes; ya viene”.

“¿De qué estás hablando?”

La repentina aparición de una presencia lejana dejó a Hanakawa sin palabras. Aunque todavía no podía ver nada, el sonido distante de unas alas batiendo le proporcionó una comprensión instintiva de que el gobernante de este lugar se acercaba ahora.

“¡¿Qué es eso?!” Hanakawa fue rápido. Reconociendo al instante que estaba en peligro, corrió directamente hacia la pared brillante. Pero, como cabría esperar de cualquier pared, se limitó a rebotar en ella, cayendo de espaldas al suelo. “Espera, ¿qué está pasando?”

“Lo siento, es una puerta de un solo sentido”. Contestó Shigehito.

“¡¿Entonces cómo vamos a hablar a través de ella?!” Poniéndose de pie de un salto, Hanakawa palpó la pared con sus manos. Era sólida. Era difícil creer que había corrido a través de ella momentos antes. “¡Eh! ¡Se acerca algo!”

“Bueno, por supuesto. Son ruinas antiguas, así que naturalmente tendrán algún tipo de guardián”.

El sonido de las alas era cada vez más fuerte, enviando un escalofrío a través de él. Una desesperación lenta y sigilosa llenaba el aire cuando algo aterrizaba detrás de él.

“¡Tengo la sensación de que sería mejor no girarme para mirar!” Pero se giró de todos modos. En cierto modo, era aún más aterrador no saber qué había allí.

Estaba observando a Hanakawa desde lo alto de uno de los edificios decrépitos. Su cuerpo estaba cubierto de relucientes escamas negras, sostenido por cuatro poderosas extremidades, y ostentaba un par de alas cuyo magnífico tamaño podía reconocerse incluso cuando estaban plegadas sobre su espalda. Su cabeza de reptil tenía cuernos y una mandíbula llena de colmillos afilados.

Hanakawa gritó, cayendo al suelo. “¿Un d-dragón?”

Su habilidad de discernimiento no mostraba nada, lo que significaba que sus estadísticas debían estar ocultas, pero apenas se necesitaba esa habilidad para saber que ese monstruo era cualquier cosa menos ordinario. Era como un desastre viviente, un ser mucho más allá del potencial de la humanidad contra el que la idea de luchar parecía absurda.

Hanakawa se quedó paralizado. La visión de la criatura fue suficiente para congelar el aliento en sus pulmones.

“Mortal, ¿qué asuntos te traen a este santo…?”

Su cabeza cayó repentinamente de sus hombros. Hanakawa retrocedió con un aullido cuando el rostro incorpóreo del dragón golpeó el suelo frente a él.

“Ja, ja, estás exagerando, Hanakawa”.

En algún momento, Ragna había aparecido a su lado. La atmósfera opresiva que lo había congelado en el lugar se derritió al instante.

“Uhh, ¿acaso has matado al dragón?”

“Oh, vamos, eso no es un dragón. Era sólo un gran lagarto. Hay toneladas de estos viviendo alrededor de nuestra aldea”.

“¿Eh? ¿No estaba hablando, sin embargo? ¿Algo como ‘mortal’? Sonaba como algo que diría un ser superior como un dragón antiguo o lo que sea”.

“Ah, supongo que no lo sabrías ya que la gente de la ciudad sólo ve la carne al final del día. A veces hablan. Les gusta actuar como si fueran mucho más importantes de lo que son. Es una táctica un poco débil, pero supongo que es un signo de inteligencia a su manera”.

“Entonces, ¿los matas por la carne aunque puedan hablar?” Hanakawa se sintió un poco desanimado por eso.

“Quiero decir, es comida, y se vende bastante bien. Mentiría si dijera que no me siento en absoluto mal por matar algo que puede hablar, pero eso es lo que significa cazar animales.”

Ya veo. Todavía no está muy claro, pero parece que es el arquetipo de héroe rural ingenuo. En ese caso, por mucho conocimiento que se le proporcione, seguirá teniendo este tipo de malentendidos sobre el mundo en general.

Parecía demasiado trabajo tratar de corregir los conceptos erróneos del joven, así que Hanakawa decidió tratar la situación de la forma más sencilla posible.

Bueno, es honesto, directo y razonablemente considerado, ¡así que estoy seguro de que me protegerá!

Dadas las circunstancias, Ragna podría considerarse el salvavidas de Hanakawa. Sin el joven, habría muerto hace tiempo.

“Eres muy bueno, Ragna”. Comentó Shigehito cuando los otros tres llegaron finalmente. “Bueno, eso es todo para el cuerno del Dragón Blackgleam. ¿Puedes cortarlo para nosotros?”

Ragna separó fácilmente el cuerno de la cabeza decapitada.

“Supongo que ese cuerno se convertirá en la hoja de la espada”, reflexionó Hanakawa. “¿Realmente lo necesitamos?”

Incluso sin la Hoja Omega, el aura de Ragna parecía más que capaz de cortar cualquier cosa con una espada normal.

“Supongo que también necesitamos la prueba de que lo hemos matado. Deberíamos encontrar la joya del Dragón Blackgleam”, dijo Shigehito antes de volverse hacia Hanakawa. “Eh, cerdito, ve a buscarla”.

“Pero, ¿dónde voy a buscar?”

“Es una joya, ¿verdad?” contestó Akinobu. “¿Por qué no intentas buscar donde siempre encuentras las ‘joyas de la familia’?”

Aunque sabía que Akinobu sólo se estaba metiendo con él, Hanakawa no podía desobedecer. Se acercó de mala gana al cadáver que había caído de su percha.

“¿A qué viene esa cara? ¿No has venido con nosotros para poder hacer este tipo de cosas?”

¡He venido porque me habéis obligado! Por supuesto, no podía decir eso en voz alta. “¡Ja, ja, ja! ¡Qué emocionante! Me encanta este tipo de trabajo sucio”.

Hanakawa se acercó a las partes privadas del dragón. Aunque había estado actuando como una especie de ser superior, seguía teniendo el cuerpo de un reptil, por lo que debía tener alguna forma de expulsar los desechos. Naturalmente, esa parte del cuerpo estaba sucia, y su hedor llenaba el aire a su alrededor.

¡Definitivamente, definitivamente los mataré! ¡Algún día! ¡Definitivamente!

La joya resultó estar en la mano del dragón.

◇ ◇ ◇

Akinobu Marufuji, el Creador, se consideraba el más fuerte. Su don le permitía crear todo tipo de criaturas. Aunque no podía crear vida de la nada, no había duda de que era un poder extraordinario.

La habilidad de Akinobu era capaz de dar alma a los objetos inanimados. No podía usarla con animales, pero sí con plantas y cadáveres. Básicamente, no funcionaba con nada que ya tuviera alma.

El propio Akinobu no creía realmente en la existencia de un alma en sí, pero viéndolo de ese modo, sus habilidades eran más fáciles de explicar. Cualquier cosa que creara seguiría sus órdenes. Podía dotar a sus creaciones de todo tipo de habilidades y, por tanto, tenía acceso indirecto a esos poderes. Si había un límite a su habilidad, era que tenía que tocar físicamente una cosa para darle vida, pero incluso eso era una restricción que podía eludir actuando a través de las criaturas que ya había creado.

Por ejemplo, podía crear algo como un árbol y hacer que sus raíces se extendieran tan lejos como quisiera. Siempre que tocara la cosa que había creado, podía utilizar sus propios poderes a través de ella. Había límites en cuanto al tamaño, la velocidad y el número de sus creaciones, pero podían superarse si seguía fortaleciendo su Don.

En la mente de Akinobu, algún día sería capaz de gobernar el mundo.

◇ ◇ ◇

Shigehito Mitadera, el Maestro Oráculo, se consideraba el más fuerte.

Podía ver el propio destino. No importaba lo altas que fueran las estadísticas de una persona o lo poderosas que fueran sus habilidades, si no podían ver el futuro entonces algún día fracasarían. Si ejercían su poder sin rumbo, al final se encontrarían con alguien más fuerte y serían derrotados. Además, ser fuerte no significaba que las cosas siempre salieran bien. Incluso había casos en los que esa fuerza era la causante final de su fracaso.

Para que alguien lograra su objetivo, necesitaba información… Qué combatir y derrotar y qué había que dejar en paz. Dónde ir, qué conseguir, con quién reunirse. El Libro de las Profecías de Shigehito le decía exactamente cómo cumplir sus objetivos, y las acciones exactas que debía realizar. Como tenía la forma de un libro, no podía contenerlo todo, pero tenía la información mínima necesaria para proceder. Se necesitaba algo de práctica para saber cómo leerlo correctamente, pero Shigehito ya estaba en proceso de dominarlo.

Al decidir un objetivo, el Libro de las Profecías le proporcionaba los conocimientos necesarios para cumplirlo. Actualmente, su objetivo era acabar con los Sabios y apoderarse del mundo. Por supuesto, en una lucha directa, no podría vencer a Akinobu ni a Ragna, ni tampoco a la Sabia que le había dado el Don en primer lugar. Pero ser incapaz de derrotarla sólo significaba que no podía usar su Don directamente contra ella. El libro aún podría darle la información que necesitaba para triunfar. Así que, aunque un Creador no podía triunfar en ese sentido, existía la posibilidad de que un Maestro Oráculo pudiera hacerlo.

Shigehito estaba reuniendo los recursos, tanto humanos como no, para hacerlo. Por suerte, no parecía que tuvieran ningún tipo de límite de tiempo. Siguiendo el Libro de las Profecías, avanzando con cuidado, parecía un objetivo alcanzable. En la mente de Shigehito, el control de la información era lo mismo que el control del mundo.

◇ ◇ ◇

Rei Kushima, la Mujer Fatal, se consideraba la más fuerte.

Su poder consistía en evaluar la utilidad de los hombres que encontraba y manipularlos en consecuencia. En resumen, podía reconocer a los que tenían algún valor y seducirlos. Ni el Creador, Akinobu Marufuji, ni el Maestro Oráculo, Shigehito Mitadera, se dieron cuenta de que estaban bajo su control. En algún momento simplemente habían perdido la capacidad de desobedecerla, y sus deseos habían empezado a coincidir naturalmente con los de ella.

En un principio, Shigehito no tenía ningún deseo de derrotar a los Sabios y conquistar el mundo. Esa era la dirección que Rei había tomado. Tampoco había una razón particular para ello. Sólo había querido probar hasta dónde podía llevar a los hombres que atrapaba.

Estaba bastante emocionada por ver cómo iban las cosas. Si todo lo que quería era vivir en paz y seguridad, era bastante fácil. Pero no estaba interesada en una vida tranquila y aburrida. No tenía ni idea de cómo podría volver a su mundo natal, así que decidió vivir una vida lo más llamativa y emocionante posible. En la mente de Rei, no había nada más atractivo que una vida llena de emociones.

◇ ◇ ◇

Tras atravesar la antigua ciudad, el grupo de Hanakawa subió por una escalera frustrantemente larga, que acabó saliendo a un bosque en la superficie. La salida desapareció sin dejar rastro una vez que la habían atravesado, por lo que parecía ser otra puerta de un solo sentido.

Al dejar atrás el bosque, enseguida encontraron un camino hacia una ciudad amurallada no muy lejana. Era la capital imperial del Imperio de Ent. Aunque las aparentemente interminables fortificaciones destacaban el enorme tamaño de la ciudad, Hanakawa no pudo evitar sentirse decepcionado. Se parecía a todas las demás ciudades que había visto aquí.

“Esperaba, después de oír que se trataba de un país insular del este, que tuviera una estética más japonesa, pero no parece muy diferente de lo que hemos encontrado antes”.

Caminaba por delante del grupo, como siempre. No le habían dado ninguna instrucción específica, así que se dirigía a los edificios. No había ningún guardia apostado en la puerta de la ciudad, así que pudieron entrar sin confrontación.

“Muy bien, hemos llegado a la capital. ¿Y ahora qué?”

“Lo siguiente es el gremio de aventureros”, dijo Shigehito, hojeando su Libro de las Profecías. “Allí necesitaremos la joya del Dragón de Blackgleam”.

“Ya veo. Desconocía que existiera una institución así”, respondió Hanakawa. Había existido una organización de nombre similar en la capital de Manii, pero sólo había vendido los derechos de entrada al Inframundo, por lo que parecía funcionalmente diferente.

El libro de Shigehito contenía un mapa, y siguiéndolo pudieron llegar rápidamente a su destino. El interior parecía una taberna normal y corriente. Había varias mesas, y a lo largo de una de las paredes había numerosas solicitudes de trabajo. Los clientes estaban bebiendo alegremente incluso en pleno día, por lo que parecía que los propietarios llevaban un negocio bastante exitoso.

“¡Es sorprendente lo mucho que este lugar coincide con la plantilla!” se entusiasmó Hanakawa. “Entonces, ¿hemos venido aquí con la intención de registrarnos en el gremio? En realidad, por mucho que parezca, ¡ya soy de nivel noventa y nueve! Estoy seguro de que se sorprenderán cuando me hagan la comprobación estándar de las estadísticas”.

A pesar de haber sido arrastrado allí en contra de su voluntad, seguía teniendo ganas de hacerlo. Desde que llegó a este mundo, había estado sufriendo sin parar. No importaba lo ordinario o cliché que fuera, estaba deseando tener una buena experiencia por una vez.

“Lo siento, pero es Ragna quien va a tener esa experiencia”, interrumpió Shigehito.

“Oh… ¡Ah, así que por eso hemos conseguido la joya! Cuando vaya a inscribirse en el gremio, dirá: ‘Por cierto, he derrotado esto cuando venía hacia aquí’. Y cuando les muestre la joya, ¡se quedarán todos sorprendidos!”

Para Hanakawa esto no dejaba de ser un acontecimiento interesante. Era una pena que él mismo no fuera el centro de atención, pero ver cómo sucedía de primera mano sería suficiente.

“¿Todo lo que tengo que hacer es registrarme?” preguntó Ragna.

“Así es. Una vez que lo hagas, podremos ganar dinero derrotando monstruos y cosas por el estilo”, dijo Shigehito, instándole a seguir adelante, aunque Ragna no parecía saber muy bien qué estaba pasando.

¡Ohh! Tal vez sea un poco tarde, pero ¡estoy empezando a emocionarme! ¡Voy a convertirme en un aventurero oficial!

El mostrador de recepción estaba en el extremo del edificio, así que tuvieron que atravesar el bar para llegar allí. Mientras lo hacían, pasaron junto a varios borrachos y, como si fuera algo totalmente natural, uno de aquellos hombres sacó la pierna para bloquear el paso.

Hanakawa se sintió inmediatamente conmovido. Los aventureros delincuentes se estaban peleando con los recién llegados. Semejante tópico era algo que nunca había esperado ver con sus propios ojos.

El larguirucho matón llevaba pantalones de cuero y una chaqueta con tachuelas. Tenía un aspecto “punk” tan perfecto que tenía que haber sido a propósito. Tres hermosas mujeres estaban sentadas con él, así que probablemente no era el matón de clase baja que parecía, pero era difícil superar esa primera impresión de que era un debilucho.

“¡Hey, hey, hey! Nunca os he visto antes, ¿verdad? ¿Quién te crees que eres, pasando por delante de nosotros sin ni siquiera saludar?”

“¡Hola!” Ragna saludó amablemente al hombre, sin entender la situación.

“Sí, hola… ¡¿Qué demonios quieres decir con ‘hola’?! ¿Eres idiota o algo así?”

“Entonces, ¿qué quieres?”

“¿Piensas registrarte en el gremio, sí? Yo juzgaré eso”, contestó el gamberro, poniéndose de pie. Era tan alto y larguirucho como se esperaba, y seguía dando la impresión de ser bastante débil.

“¿Juez? ¿Qué quieres decir?” preguntó Ragna.

“¡Si quieres entrar en el gremio, tendrás que vencerme primero!”. Levantó los puños en posición de guardia. Y luego, haciendo él mismo los efectos de sonido, empezó a dar golpes al aire. Su aspecto era divertidamente patético, pero Hanakawa decidió inspeccionar sus habilidades de todos modos.

El hombre era de nivel diez. Para Ragna, que era de más de nivel cincuenta mil, podía ser vencido fácilmente con un solo dedo.

“Oh, Yoshifumi, ¿podrías parar?”

“¡Venga, vamos a beber!”

“¿A quién le importan unos novatos?”

Las mujeres con las que estaba estaban claramente hartas de él. Parecía que esto era una rutina habitual, pero este Yoshifumi era tan débil que cualquier “novato” no tendría problemas para enfrentarse a él.

“Bueno, eso es un problema. No sé cómo me siento al luchar contra ti”.

“No te lo pienses mucho, Ragna”, instó Shigehito. “¿Qué tal si lo tiras al suelo? Eso debería ser suficiente”.

Si estaban planeando registrarse en el gremio, matar o herir gravemente a este tipo no era una buena idea.

“De acuerdo. ¿Sólo tengo que derribarlo?”

“¿Eh? ¡Claro, si puedes derribarme, tú ganas!”

A pesar del comportamiento amenazante, Hanakawa no tenía el menor miedo. La pelea se había decidido mucho antes de que se dieran los golpes. La pelea real era sólo para el espectáculo.

“Bien, aquí voy”.

” ¡Adelante!”

La cabeza de Ragna fue rápidamente arrancada de sus hombros. Hanakawa no tenía ni idea de lo que acababa de presenciar. El cuello de su compañero brotaba repentinamente de sangre, pintando el techo de rojo. El cuerpo sin cabeza cayó, derramando un desastre sangriento en el suelo.

“Vamos, Yoshifumi. La recepcionista se va a enfadar contigo otra vez”.

“¡Limpiar después de hacer eso es mucho trabajo!”

“¡Por eso no conseguimos nuevos miembros!”

Yoshifumi volvió a tomar asiento, limpiando sus puños mientras las mujeres se quejaban. “Hola, aspirantes a sabio. Perdón por presentarme tan tarde. Soy el Emperador de Ent, el Sabio Yoshifumi. Encantado de conoceros”.

“¿Por qué… ¿Por qué el emperador… ¿Por qué un Sabio estaría en un lugar como este?” Shigehito estaba completamente aturdido.

“¡¿Y cómo ganó el rufián?!” Añadió Hanakawa. “¡Esto no se parece en nada a la plantilla!”

¡Para derrotar a los Sabios, necesitas la Espada Mundial Omega Blade! Tu principal objetivo en Ent es obtener la Espada del Mundo… ¡pero ten cuidado! ¡El Sabio Yoshifumi también está allí! Si te encuentras con él antes de obtener la espada, ¡serás aniquilado! Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los sabios, Yoshifumi actúa como emperador de Ent, por lo que su área de movimiento está bastante restringida. Si tienes cuidado, podrás evitarlo.

Hanakawa recordó las palabras del Libro de las Profecías.