Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Raiza yacía inmóvil en el pavimento de la plaza de la ciudad. Había intentado moverse incluso estando boca abajo, pero Yogiri había puesto fin a eso rápidamente. Las cuatro extremidades del antiguo gobernante y los músculos necesarios para respirar habían sido eliminados. Su espalda había sido violentamente desgarrada para que Mokomoko pudiera recuperar la Piedra Filosofal de él. Aunque todo parecía bastante inhumano y cruel a primera vista, teniendo en cuenta las acciones de Raiza, a Yogiri le costaba sentir que habían ido demasiado lejos.

“Parece que estamos rodeados”, señaló.

“No parece que nadie esté interesado en vengarse”.

Raiza, Yogiri y Mokomoko estaban rodeados por los habitantes de la Ciudad del Dios de la Guerra. La multitud reunida a su alrededor era enorme, hasta el punto de que no parecía que fueran a poder abrirse paso. Los lugareños debían de haber acudido a ver lo que había sucedido cuando se dieron cuenta de que Raiza había destruido la torre. Y una vez que fueron recibidos por este increíble espectáculo, se congelaron.

Raiza había perdido. Debió parecer irreal. Incluso con él tumbado boca abajo, indefenso, era comprensible que les costara creerlo. Así de poderoso había sido. No podían ni imaginar la posibilidad de que fuera derrotado.

“Entonces, ¿qué hacemos con la gente de la ciudad?” Preguntó Yogiri. “Están separados de los que fueron obligados a luchar entre sí, ¿verdad?”

“Correcto. Mantener las actividades de una ciudad requiere el trabajo de los ciudadanos de a pie, después de todo. La ciudad en sí es bastante pacífica, por lo que se ha convertido en un destino bastante popular. Al parecer, el derecho a vivir aquí se negocia a un alto precio”.

Para acoger a un gran número de aspirantes, la ciudad estaba bien equipada con las instalaciones e infraestructuras necesarias para atender sus necesidades. Puede que Raiza fuera un tirano, pero nunca levantó la mano contra los habitantes de su ciudad. Así que para los residentes ordinarios, era un entorno cómodo.

“Supongo que los ciudadanos podrían verte como un villano que ha venido a perturbar su pacífica vida”.

“Eso es sólo una cuestión de perspectiva”, respondió Yogiri.

Independientemente de que los lugareños vieran a Raiza como un gobernante benévolo, las atrocidades que había provocado en el resto de sus tierras no conocían límites. Desde su punto de vista, Yogiri sería un héroe.

“Permítame darle un consejo”, dijo Mokomoko. “Preocuparse por cuestiones como esa es bastante más humano”.

“Supongo que tienes razón”. Tenía que estar de acuerdo con ella, aunque el hecho de que no se hubiera dado cuenta por sí mismo era preocupante.

Por otro lado, estar atrapado en otro mundo no era precisamente el momento adecuado para preocuparse por esas cosas. Aunque desarrollarse para ser más humano era un objetivo importante, no estaba en condiciones de emprender un viaje de autodescubrimiento sin prisas en ese momento.

“¿Crees que se alejarán si se lo pido?”

“La confusión parece haberse calmado un poco ahora”.

Cuando Yogiri empezaba a pensar que tendrían que hacer un movimiento, la multitud se dividió para permitir el paso de un grupo de hombres y mujeres bien arreglados. Se alinearon frente a él y se arrodillaron.

“Somos los servidores de Lord Raiza”, dijo una de las mujeres, hablando como su representante. No prestaron la más mínima atención al Sabio caído, lo que indicaba que ya se habían rendido ante él. “El acuerdo para esta lucha era que el ganador se haría dueño de la Piedra Filosofal y de la ciudad. Después de consultar, hemos decidido que no hay duda de tu victoria”.

“Probablemente sea raro pedirte permiso, pero supongo que quieres decir que tengo permiso para tomarla”. preguntó Yogiri.

“Eso es correcto. Dado que Lord Raiza no puede protestar, como responsable de la gestión y administración de esta ciudad, el deber de ese anuncio recae en mí, la alcalde. Todo lo relacionado con este lugar es ahora suyo”.

“Supongo que eso es todo, Mokobot. ¿Puedes llamar a Eufemia?”

“Ya estoy en ello”.

El cuerpo real de Mokomoko estaba al lado de Tomochika. Dar instrucciones a los semidemonios que esperaban en las afueras de la ciudad era algo sencillo.

“Ja, ja, ja. Tumbado en el suelo de esa manera, Raiza parece patético, ¿verdad?”, gritó un hombre entre la multitud reunida a su alrededor. Parecía que la conmoción empezaba a desaparecer. El hombre se acercó al Sabio caído.

“Espera…”

Yogiri intentó detenerlo. Intentó decirle al hombre que Raiza no estaba exactamente muerto, pero fue demasiado tarde. El hombre salió despedido hacia atrás al instante. Yogiri no estaba muy seguro de lo que había sucedido, pero probablemente el sabio había sacudido su cuerpo para lanzar una onda expansiva de alguna manera. El hombre chocó contra un edificio antes de caer sin vida al suelo.

“Umm… ¿No vas a acabar con él?”, preguntó la alcalde.

“Ya has admitido que he ganado, ¿verdad? Puedes hacer lo que quieras con él”.

El alcalde parecía querer quejarse, pero Yogiri no se sentía obligado a abatir a su enemigo. Ya había cumplido su objetivo, así que no era necesario que hiciera más. Desde el punto de vista de Yogiri, el Sabio era una rara especie de escoria. Pero eso no significaba que tuviera derecho a ejecutarlo mientras yacía indefenso. Ese era el trabajo de otra persona ahora. Por el momento, lo dejarían allí. Si nadie se acercaba al Sabio moribundo, no habría peligro. Y si los presentes se aseguraban de avisar a los demás, sería suficiente para mantenerlos a salvo.

Al cabo de un rato, llegaron los semidemonios. Por supuesto, en ese momento estaban disfrazados para ocultar su ascendencia semidemonio. Theodisia había usado una vez la magia para disfrazarse, así que este efecto era probablemente algo similar.

“Voy a entregar la ciudad a esta gente”, anunció Yogiri, y luego se volvió hacia los recién llegados. “¿Puedes ser su representante, Euphemia?”

“Si a nadie más le importa”, respondió ella.

No hubo objeciones por parte de los semidemonios. Dado que se trataba de un grupo formado por múltiples tribus, la dinámica de poder entre ellos debía ser compleja, pero era difícil negar que Euphemia, como Sangre de Origen, era la que tenía más poder de todos ellos. No había nadie más apropiado para el trabajo.

“Muy bien, entonces. Hemos terminado la primera etapa de encontrar un hogar para los semidemonios”.

Satisfecho con el papel que había desempeñado, parecía que Yogiri pretendía lavarse las manos después de aquello.

◇ ◇ ◇

Pasaron unos días tras la caída de la Ciudad del Dios de la Guerra. Hubo bastante caos, pero en su mayor parte el traspaso de poder transcurrió sin problemas. No había nadie dispuesto a desafiar a la persona que había derrotado a Raiza, así que los que no estaban satisfechos con ser gobernados por un grupo de misteriosos desconocidos abandonaron la ciudad.

Una vez que se supiera que Raiza había desaparecido, el lugar podría ser atacado, pero los rumores tardarían en propagarse. Por ahora, la Ciudad del Dios de la Guerra estaba en paz.

Una noche, a última hora, Yogiri y Tomochika se encontraban en el interior de un establo.

“Este no es bueno”. Yogiri miró los largos dientes que sobresalían de la boca del caballo. Aunque los caballos tuvieran dientes caninos, no deberían ser tan largos como para sobresalir de sus mandíbulas. Parecía que este caballo se había convertido en un vampiro. Y al hacerlo, era físicamente mucho más fuerte de lo normal, por no mencionar que el vampiro que lo había convertido probablemente tenía un mayor grado de control sobre él. Era difícil saber si alguien que no fuera un vampiro podría montarlo con seguridad.

“Me preguntaba por qué apareciste de repente en mi habitación y me sacaste fuera. ¿Podrías explicarme?” Preguntó Tomochika.

“Me estoy hartando de las multitudes y creo que es hora de que vayamos en busca del próximo Sabio”.

Esperaba que hubieras venido gateando por la noche, intervino Mokomoko.

“¡Ni siquiera un poco!”

El palacio de Raiza se había convertido en la base de los semidemonios. Yogiri y Tomochika habían recibido habitaciones allí.

“¿Siquiera sabes montar a caballo?”, preguntó.

“Pensé que no podía ser tan difícil, así que iba a intentarlo y ver qué pasaba. ¿Es eso poco realista?”

“Estoy bastante segura de que es más difícil que conducir un coche”.

La Escuela de Arquería de Dannoura tenía una larga historia. Aprender el combate a caballo era una parte natural de su régimen de entrenamiento. Tomochika tenía mucha experiencia en montar a caballo, y esa experiencia era suficiente para decirle que alguien completamente desentrenado no tenía nada que hacer a lomos de un animal así.

“¿Ah, sí?”

“De todos modos, lo dejé pasar hace un segundo, pero ¿nos vamos ahora?”

“No me gusta esto”.

Hasta este momento, muy poca gente había sido consciente de las habilidades de Yogiri. Pero en esta ciudad, cada persona lo reconocía como el ser más poderoso de los alrededores. El hecho de que la gente le tuviera constantemente miedo, le besara los pies, lo adulase, lo halagase y lo alabase le hacía sentirse incómodo.

“¿Tenemos permiso para llevarnos estos caballos?”

“Todo en la ciudad me pertenece, aparentemente”. Después de todo, la propiedad le había sido otorgada oficialmente aunque había delegado la responsabilidad de administrar el lugar a los semidemonios.

Tomar uno o dos caballos no debería afectarles gravemente. ¿Pero estás seguro de que es la mejor manera de viajar? preguntó el espíritu guardián.

“He pasado unos días buscando un carro, pero no parece que haya ninguno por aquí. Puede que haya una forma de conseguir uno, pero no me apetece esperar y holgazanear tanto tiempo”.

“¿Perdiendo el tiempo, eh? Supongo que eso es lo que he estado haciendo…” Durante los últimos días, Tomochika había vivido una verdadera vida de lujo. Había disfrutado de extravagantes comidas, magníficos baños, y había sido tratada como la realeza dondequiera que fuera.

Has sido bastante inútil, sinceramente.

Tomochika no tuvo respuesta a eso.

“He estado investigando dónde podríamos encontrar otro Sabio”, continuó Yogiri, “y he reunido algunas provisiones”.

“¿Son éstas?”, preguntó su compañera, mirando la mochila de Yogiri. Aunque había conseguido una mochila nueva en algún lugar de la ciudad, no parecía lo suficientemente grande como para llevar suficientes provisiones para un viaje serio.

“Cabe mucho más de lo que parece. No sé cómo funciona. Cosas así parecen bastante ordinarias aquí, así que no lo estoy pensando demasiado”.

“De acuerdo, ¡yo tampoco voy a cuestionarlo, entonces!” respondió Tomochika, aceptando rápidamente su afirmación.

◇ ◇ ◇

Al final, decidieron viajar en carruaje. Montar a caballo siendo totalmente novato habría sido demasiado difícil para Yogiri, y montar doble no habría sido mucho mejor. Así que utilizaron uno de los caballos que había dejado el Batallón Invencible para que tirara de un carruaje.

La armadura que llevaba el caballo sirvió no sólo para fortalecerlo, sino también para curar sus heridas y recuperar su resistencia, por lo que pudo tirar del carruaje durante todo el tiempo que necesitaron. Con el robot de tipo Enju, Mokomoko conducía delante. Tomochika se había preguntado si a Yogiri le molestaría que usara el Enju de forma tan despreocupada, pero no había dicho nada al respecto.

“Este es un carruaje para nobles, ¿no?” Preguntó Tomochika. “¿No destacará?”

“Pensé que era más importante que estuviéramos cómodos”. Había pedido a la alcaldesa que les preparara un transporte, y eso fue lo que les proporcionó. “Empecemos por dirigirnos al este. Debería haber algo en esa dirección”. Según las investigaciones de Yogiri, todos los Sabios de la región ya estaban muertos.

“¡Espera, aguanta!” gritó Tomochika. “¡Siento que estamos ignorando muchas cosas importantes aquí!”

“¿Lo estamos haciendo?”

“¡¿Qué pasa con Carol y Ninomiya?!” Aparte de Mokomoko, ellos dos eran los únicos en el carruaje.

“¿Por qué habríamos de traerlos con nosotros?”

“¡Me sorprende que puedas decir eso con tanta franqueza! Son nuestras compañeras de clase, ¿no?”

“No pudimos evitar que nos siguieran, pero eso no significa que tengamos que desviarnos para quedarnos con ellas”.

“¡¿De verdad?!”

“Puede que no tengan malas intenciones, pero no puedes confiar en la Agencia ni en el Instituto”. A Tomochika le resultaba difícil creer que esas dos estuvieran tramando algo, pero Yogiri opinaba lo contrario. Tomochika no sabía lo que había ocurrido en el pasado, pero simplemente no podía confiar en las organizaciones a las que pertenecían sus compañeras.

“¿Qué pasa con Euphemia y los demás? Al menos deberíamos despedirnos o algo así”. Ahora que los semidemonios habían encontrado un hogar, era poco probable que estuvieran interesados en acompañarlos más allá, pero al menos podrían haber intercambiado despedidas.

“Suena inconveniente”.

“¡¿Eso es todo lo que tienes que decir?!”

“No ocultamos exactamente el hecho de que nos íbamos. Estoy seguro de que se darán cuenta”.

“¡¿Qué hay de Risley?! ¿No tenía algo que te iba a pedir?”

Risley se había presentado originalmente pidiéndole a Yogiri que se casara con ella, pero estaba claro que tenía algún otro favor que quería pedir.

“Oh, no te preocupes, ya le he conseguido la Piedra Filosofal”. Yogiri sacó de su mochila una piedra redonda y transparente. Parecía una piedra bonita, pero las Piedras Filosofales contenían enormes cantidades de energía.

“¿Decidiste hacer lo que ella te pidió?” La niña había querido que matara a alguien por ella, pero a Yogiri no parecía entusiasmarle demasiado la perspectiva.

“¿Qué soy, un sicario?”

“¿Por qué te dio la piedra?”

“Dije que si me encontraba con la persona en algún lugar por ahí, me encargaría de ella como la situación lo dictara”.

“¿Así que ni siquiera le prometiste nada? Supongo que no podría haberte rechazado de todos modos, teniendo en cuenta lo mucho que le gustabas”.

“Que alguien que no te importa te presione con sus sentimientos es una molestia”.

“¡¿Podrías intentar sonar un poco menos frío?!”

“Vamos, ni siquiera yo le diría algo así a la cara.”

“Me pregunto…” Tomochika no estaba segura de que fuera capaz de tener tanto tacto.

“Necesitábamos la Piedra Filosofal como fuera. Pero no puedo decir: ‘Vale, iré a matar a tu hermana por ti’, ¿verdad?”

“¿Hermana?”

“Sí, la hermana menor de Lain. Aunque supongo que es una total desconocida para Risley”.

La niña era un clon que había sido hecho por Lain, pero no había heredado ninguno de los recuerdos de la Sabia. Así que el favor que pedía no era técnicamente de su incumbencia.

“Todo lo que pude decir fue que lo pensaría si y cuando la conociera. Ella dijo que estaba bien y me dio la piedra”.

No era muy difícil creer que Risley confiara tanto en él.

“Bueno, ya nos hemos marchado, así que supongo que es demasiado tarde para dudar. ¿Podrías hablar conmigo de este tipo de cosas de antemano la próxima vez?” Al decir eso, se dio cuenta de que viajar con Yogiri se había convertido en algo que daba por sentado.

“Lo tendré en cuenta”.

Te has vuelto muy descarada, ¿verdad? susurró Mokomoko.

“¿Qué hay al este?” Tomochika cambió rápidamente de tema, fingiendo que no había oído al fantasma de la familia.

“Allí hay un Sabio que actúa como emperador. Como su ubicación está bastante garantizada, pensé que sería fácil ir a buscarlo”.

“Así que, después del Dios de la Guerra, ahora vamos a por un emperador. Realmente les gustan sus títulos turbios, ¿no es así?”

El paradero de los Sabios estaba normalmente rodeado de misterio. Raiza había hecho pública su ubicación para invitar a los retadores, pero él era una excepción. Evidentemente, ese emperador era otro.

Con su próximo destino en mente, continuaron su viaje hacia el imperio del este.