Sekai Saikou no Ansatsusha (NL)

Volumen 7

Capítulo 10: El Asesino Y El Héroe Se Enfrentan

De pie en medio del páramo, me enfrenté solo a Epona. La vista era plana en todas direcciones, lo que me ponía en desventaja. Habíamos atravesado un bosque para llegar hasta aquí, lo que ofrecía muchos lugares para esconderse. Eso me vendría bien.

“Aquí no queremos matarnos unos a otros. Vamos a establecer algunas reglas. El combate durará un minuto. Terminará en cuanto uno de nosotros se rinda, se desmaye o se rompa un miembro. Si se nos acaba el tiempo, será un empate”, dije.

“Me gusta. Me pregunto si puedes soportar lo mejor de mí durante un minuto entero”. respondió Epona.

Ponerme en peligro mortal no era el único riesgo de luchar contra Epona: también podía perder a Mis Caballeros Leales. Originalmente era su habilidad, y permitía al portador prestar habilidades y una parte de su fuerza a un máximo de tres personas. La pega era que la habilidad podía considerar indigno a uno de los caballeros si perdían un duelo, anulando los poderes. Eso sería problemático, y por eso sugerí un límite de tiempo. El duelo acabaría en tablas si sobrevivía un minuto, lo que significaría que no perdería.

Un minuto era mucho tiempo contra una oponente del calibre de Epona. Habría sido mejor evitar este combate, dados los riesgos, pero hacerse una idea de nuestra actual diferencia de fuerzas hacía que mereciera la pena el peligro.

“Naoise es un tonto. Hacía mucho por contribuir a la paz mundial manteniéndote a raya… Sin embargo, se le metió en la cabeza que era un inútil y se sintió abrumado por un complejo de inferioridad”, le dije.

Epona se habría perdido hace mucho tiempo si no fuera por Naoise. Sin duda había hecho un excelente servicio para proteger la paz mundial. También era legítimamente fuerte. Naoise se sentía inferior a Nevan, a Epona y a mí, pero se comparaba con las personas equivocadas.

Naoise era un hombre excelente por derecho propio. Arrollaba a cualquier oponente sin necesidad de habilidades sobrehumanas e incluso nos superaba a los tipos sobrehumanos en algunos aspectos. Era bueno en todo, sin especializarse en nada. Ojalá hubiera comprendido sus puntos fuertes y estuviera orgulloso de ellos.

“Deberías habérselo dicho. Siempre insinuó indirectamente que quería tu reconocimiento”, respondió Epona.

“…se lo diré la próxima vez, entonces.”

Desenvainé mi espada. El arma era un señuelo; yo estaba mejor con un cuchillo o una pistola.

Entonces usé un hechizo que Dia desarrolló llamado Rayo Rápido. Fortalecía la corriente eléctrica dentro del cuerpo, aumentando significativamente la velocidad de reacción. También reforzaba la fuerza física. La magia era tremendamente potente, pero dañaba el cuerpo y amenazaba con dejarme inmóvil. Ni siquiera la Recuperación Rápida podía mantener el ritmo. En el mejor de los casos, duraría poco más de un minuto. El límite de tiempo en este combate significaba que no sería una preocupación, sin embargo.

A continuación, me inyecté una droga en el cuello. También mejoró mis reflejos. Nunca pude seguir la velocidad de Epona, por lo que no me quedaba más remedio que confiar en mis reacciones para sobrevivir. Esta preparación debería haberme permitido seguir sus movimientos.

Y finalmente…

“Armadura de Viento Veloz”.

…lancé mi hechizo favorito. Me otorgaba una defensa basada en el viento que desviaba los ataques y me permitía liberar aire comprimido para propulsarme.

“¿Estás listo, Lugh?”

“Cuando quieras. Dame tu mejor golpe, héroe”.

Le hice señas a Epona para que empezara, y ella sonrió.

***

Epona cargó hacia mí, el suelo estallaba a sus pies. Se movía en silencio. No, eso no era cierto; se movía tan rápido que superaba la velocidad del sonido. Gracias a la corriente eléctrica reforzada de mi cuerpo y a la droga, la seguí, pero a duras penas. La esquivé con el mínimo movimiento posible, sin tiempo para nada más. Pasó a mi lado y, un segundo después, un martillo invisible me derribó.

Un estampido sónico… Ondas de choque martillearon los alrededores, causadas por Epona al romper la barrera del sonido.

Se dio la vuelta y volvió a cargar. Solté un trozo de mi Armadura de Viento Veloz para impulsarme hacia atrás y esquivar, pero salí volando por los aires una vez más. A duras penas conseguí aterrizar a salvo, pero me rompí un hueso del brazo derecho.

Ni siquiera puedo tocarla. Pero eso no es un problema.

Epona fue tan rápida como recordaba. Sin embargo, ahora había suficiente distancia entre nosotros para que pudiera actuar. No tuve tiempo de lanzar un hechizo ni de evadirme de ninguna otra forma que no fuera la más óptima. Sin embargo, sí tuve tiempo de desenfundar mi arma y apretar el gatillo.

Los artilleros de élite podían preparar, apuntar y disparar en 0,2 segundos. Y eso era lo mejor que podía hacer en mi vida anterior. Ahora podía fortalecerme con maná y acelerar mis reflejos con magia, aumentando mi velocidad a 0,1 segundos, más rápido de lo humanamente posible.

¡Esto debería ser suficiente para golpearla!

Disparé tres veces, como se hace para asegurarse de que se derriba al oponente. Sentía que mis brazos podían romperse a pesar de estar fortalecidos por el maná. Había diseñado el gran calibre de la pistola para aumentar la fuerza y había llenado las balas con tanta pólvora de Piedra Fahr como era posible sin romper el arma. Los proyectiles se lanzaban a una velocidad inicial de 1.020 metros por segundo, unas tres veces la velocidad del sonido y más rápido que un rifle antimaterial.

Había construido el arma con el mejor supresor posible, pero aun así no era suficiente para detener el retroceso por completo. Tuve que sujetar el arma con los brazos reforzados para evitar que la boca del cañón se moviera, y la onda expansiva me rompió un hueso del brazo izquierdo.

“¡Deja de contenerte, Lugh!”

Epona cargó directamente contra las tres balas -cada una con una fuerza superior a la de un rifle antitanque- y las apartó de un cabezazo.

Estás bromeando…

La energía destructiva aumentaba cuanto más rápido se acercaban dos objetos. Epona cargó hacia esas balas más rápido que el sonido, lo que debería haber aumentado la fuerza del impacto. Sin embargo, no resultó herida.

Disparé el resto de las balas de mi cargador, pero ella las desvió todas y me lanzó un puñetazo al estómago en cuanto entró a quemarropa. Solté mi Armadura de Viento para impulsarme hacia atrás y amortiguar el golpe, pero ella fue demasiado rápida. Su puño se estrelló contra mis tripas. Se oyó un crujido desagradable y salí despedido.

“¿Eh? Eso no parecía hueso. ¡Qué interesante!”

Epona ladeó la cabeza y se rio mientras yo caía de rodillas y tosía sangre. Había roto el armazón de mi chaleco antibalas. Estaba diseñado para romperse y anular la fuerza de un golpe excesivo. El chaleco estaba hecho de huesos de monstruo tan ligeros y resistentes que podían sobrevivir a la carga a toda velocidad de un camión de diez toneladas, y Epona lo rompió de un puñetazo. Sin él, habría perdido todas las costillas.

Canté en el aire para invocar más Armadura de Viento Veloz. Epona extendió una mano hacia mí.

“Bola de Fuego”.

La Bola de Fuego era uno de los primeros hechizos de fuego que se aprendían. Producía una esfera de llamas del tamaño de un puño cuando lo lanzaba un mago normal, pero la versión del héroe era bastante diferente.

El orbe ardiente se convirtió en plasma debido a su inmenso calor y salió disparado hacia mí con la velocidad de un cañón láser. Respondí sacando de mi Bolsa de Cuero de Grulla

una Piedra Fahr diseñada para producir una explosión direccional y lanzándola. La piedra explotó y esparció paja de mithril en el aire, desviando el plasma lejos de mí.

Había conseguido defenderme, pero no era uno de los mejores ataques de Epona. Era un hechizo de principiante. Eso significaba…

“Bola de Fuego”.

…pudo volver a lanzarla inmediatamente. La nueva Bola de Fuego evaporó la paja y atravesó mi cuerpo, distorsionando su forma.

Afortunadamente, sólo era una ilusión que creé usando un hechizo de viento para curvar la luz. Normalmente, la magia era inutilizable al anochecer debido a la falta de luz solar, pero el resplandor del plasma la hacía posible. Había calculado el mejor lugar para esparcir la paja producida por la Piedra Fahr para dispersar el plasma y permitir mi ilusión. No importaba lo rápido que fuera el héroe si me escondía más allá de su vista.

La tengo.

No era tan tonto como para decirlo en voz alta. Me moví en silencio mientras ocultaba mi olor y clavé un cuchillo en el cuello de Epona por detrás con toda la fuerza que pude.

Oí el sonido sordo de un hueso rompiéndose: mi muñeca. La piel de Epona era demasiado dura y me devolvió a la mano todo el impacto de mi ataque. Mi brazo dominante estaba inutilizable con ese hueso y el otro roto.

Quería gritar del intenso dolor, pero no tuve tiempo. Epona se dio la vuelta con un golpe de revés, y yo lo esquivé por un margen mínimo. O al menos, eso creí. Cuando me di cuenta de que me había rozado la piel, ya me estaba lanzando hacia atrás por el aire, como si fuera una bala.

Volé decenas de metros antes de aterrizar. Mi estado era terrible. Tenía la ropa hecha jirones y la piel desgarrada. Las vueltas me habían destrozado los oídos y mi sentido de la orientación estaba completamente perdido. Ni siquiera podía mantenerme en pie.

Tengo que encontrar a Epona… Espera. Rodé por instinto y se formó un cráter donde había estado un momento antes. Epona había bajado del cielo para patearme desde arriba. El suelo se rompió, y fui lanzado al aire de nuevo.

Finalmente recuperé mi sentido de la orientación. Eso es ir demasiado lejos para un duelo. Me habría partido la cara si esa patada hubiera conectado. Si así es como pretendía jugar, le respondería de la misma manera. Afortunadamente, había sido golpeado a una buena distancia de ella. Y por milagro o casualidad, ella estaba de pie en el punto que designé para mi trampa.

“Voladura de Cañón”.

Elegí la posición actual de Epona como punto de muerte antes del duelo. De camino aquí, usé magia para producir cañones de mi Bolsa de Cuero de Grulla y los coloqué en su sitio mientras corría detrás de Epona. No podía herirla con ataques normales, y no había tiempo para preparar movimientos poderosos mientras luchaba contra ella. Sin embargo, las trampas eran otra historia.

Elegimos un descampado con vistas despejadas como lugar de nuestro duelo, pero no fui tan amable como para pasarme todo el combate enfrentado en un terreno desventajoso para un asesino. La había estado atrayendo hacia el bosque, donde podía esconderme y tender trampas, durante todo el duelo.

Los cañones dispararon a Epona desde todas las direcciones con estruendosos estampidos, levantando una nube de polvo. Los ataques eran más fuertes cuando había menos espacio para que el objetivo escapara. Epona me golpeó por todas partes durante el duelo, pero la mejor forma de asegurarse de que toda la fuerza de un ataque conectaba con un objetivo era golpear desde todos los lados con la misma fuerza.

Preparar esta trampa fue difícil. Había determinado la mejor ubicación para ella, pero no había garantías de que saliera bien. Había poco tiempo para colocarla sin que Epona se diera cuenta, incluso con ayuda mágica. Repetidamente me comprometí y recalculé, y aunque la ubicación en la que aterricé no era la ideal, la trampa seguía siendo bastante letal. Había atraído a Epona al lugar mientras fingía que me estaba derrotando.

“Atacando desde todos los flancos con múltiples Golpes de Cañón mejorados para alcanzar la máxima potencia. Según mis cálculos, esto debería superar a Gungnir, pero…”

Busqué a Epona con un hechizo de sondeo mientras seguía en guardia. No tardé mucho en encontrarla. Seguía moviéndose.

Maldición, está cargando directo hacia mí.

Intenté reaccionar, pero mi cuerpo parecía de plomo. ¿Era por mis heridas? No, esto era por Haste Bolt. Ser un milisegundo demasiado lento en esta lucha podría costarme la vida.

Las uñas de Epona se endurecieron y se afilaron hasta convertirse en puntas de espada, y me las clavó en la garganta… No, hizo una pausa justo antes.

“Maldición, estuve tan cerca. Un segundo más y habría ganado”. “Sí, nuestro minuto ha terminado.”

Epona se detuvo porque habíamos llegado al límite de tiempo.

“Estoy sorprendido. Esta vez has sido capaz de mantener la compostura hasta el final”, dije.

Llevaba la cuenta del tiempo al segundo. Eso habría sido imposible si hubiera perdido la cabeza.

“Eso fue suerte. Mi visión se puso roja cuando vi tu Voladura de Cañón— me di cuenta de que iba a doler—pero recibir el impacto de esas balas en realidad me devolvió la cordura… Ves, no me hice tanto daño”.

Su brazo izquierdo colgaba inerte, roto. Había conseguido dañar al héroe… Aunque no tenía ganas de celebrarlo, teniendo en cuenta que hacía falta un ataque del nivel de Gungnir sólo para romperle un brazo. Epona era más absurda de lo que pensaba. Estaba dispuesto a matarla si era necesario, pero esto me recordó que sería difícil, incluso con mis nuevas habilidades.

Aun así, diría que ha ido bien. Confirmé la fuerza actual de Epona y demostré ser un rival parejo para ella sin revelar todo mi arsenal, pensé. Casi todo lo que empleé en este combate era algo de mi batalla contra el demonio orco. No revelé ningún truco nuevo, preferí guardarlo para emergencias. Si no fuera tan exigente, me habría ido aún mejor.

“Lo siento. No puedo contenerme cuando peleo contigo”, me disculpé.

“No te preocupes. Ya está curado. Gracias por hacer todo lo posible. Cualquier otra cosa habría sido insatisfactoria, y me siento mejor que nunca”. Epona agitó los brazos para mostrar que estaba bien, incluido el izquierdo, que se había roto hacía un momento.

La herida que casi me cuesta la vida ya había desaparecido. Ni siquiera mi habilidad de Recuperación Rápida podía seguir el ritmo de esa absurda velocidad de curación. Me costó todo mi esfuerzo ponerme en pie. No parecía herido, pero estaba agotado de estimular mi cuerpo con magia y la droga. El daño nervioso tardaría en curarse.

No pude esquivar el ataque final de Epona porque había perdido mi fuerza física aumentada. Tuve que esforzarme mucho más de lo previsto, acortando en unos segundos el tiempo en que podía mantener mi fortalecimiento físico… Esto no me había pasado durante las pruebas. Saber que luchar contra Epona me llevaría hasta ese punto hizo que mereciera la pena.

“Vamos a luchar de nuevo alguna vez. Quiero hacerme más fuerte. Tengo que hacerlo.”

“¿Por esa promesa?”

“Sí. Pero eso no es todo. Tengo una habilidad llamada Cálculo del Futuro, y no sé por qué, pero hace que mi corazón palpite con miedo. Es una sensación vaga, pero es como una advertencia de que tendré problemas si sigo siendo débil.”

Eso concordaba con la conversación privada entre la diosa y el Titiritero que escuchó la Alam Karla. En circunstancias normales, la heroína luchaba contra varios demonios y ganaba fuerza antes de luchar contra el Rey Demonio, pero yo le arrebaté esas oportunidades. Durante la batalla con el demonio cerdo—el primero que encontramos—Epona demostró que tenía lo necesario para ser la heroína más fuerte de la historia, pero no había vuelto a luchar contra un demonio desde entonces. No sabía si aún tenía ese potencial.

Necesito más información.

La debilidad de Epona no sería un problema si consiguiéramos matar a todos los demonios e impedir la resurrección del Rey Demonio. Pero si el Rey Demonio regresara y la diosa tuviera razón en que sólo el héroe podría derrotarlos… Entonces yo sería el responsable de llevar al mundo a la aniquilación en lugar de a la salvación.

Si eso ocurría, tendría que asumir la responsabilidad. Tenía que proteger este mundo.