Kumo Desu Ga Nani Ka?

Volumen 16

Capítulo 7: Phelmina

Si realmente me preocupara por los demonios, debería ponerme del lado del dios de ébano, sin duda.

Como noble, debería poner mi tierra y mi gente lo primero.

Eso es lo que se me ha enseñado en la vida, habiendo crecido en una familia noble particularmente estricta e importante.

Creo que he vivido de acuerdo esas palabras todo este tiempo.

Sí, incluso después de ser repudiada por mi familia, acogida por el Décimo Ejército y siguiendo un camino que está muy alejado de la nobleza.

Si todo fuera de acuerdo con el plan, me habría casado con mi prometido Wald y habría atendido a las necesidades de nuestra familia como esposa.

¿Cómo es que las cosas salieron tan mal que acabé convirtiéndome en una asesina altamente entrenada?

No fue mi culpa, o al menos no creo que cometiera ningún error importante…

Al final, todo vuelve a ser obra de Sophia.

Es a causa de que sedujo a Wald lejos de mí que me expulsaran de mi familia bajo falsas acusaciones.

Y debido a que Sophia tiene vínculos con el Señor Demonio, sentó las bases para que la mayoría de otras familias nobles me trataran como una paria por voluntad propia.

Sí, lo sé, la persona que arruinó mi vida más directamente fue Wald.

¡Pero aun así! Creo que Sophia es la que causó todo esto.

Cómo desprecio a esa mujer.

Ejem…

Tal vez mi resentimiento personal se entremezcló con esta explicación, pero incluso después de todo eso, seguí viviendo con un orgullo noble y trabajando por el bien de los demonios.

Elegí unirme al Décimo Ejército porque sentí que, en última estancia, sería por el bien de mi gente.

No importa lo que hiciera, sabía que nunca podría superar al Décimo Ejército a la Comandante Blanca o al Señor Demonio Ariel.

Sí, al principio veía a Lady Blanca y al Señor Demonio como enemigos. Aunque fuera Wald quien plantó las semillas para que yo resultara ser repudiada, todo eso fue posible por las conexiones de Sophia con el Señor Demonio.

Los nobles se esforzaron por excluirme simplemente porque estaba oponiéndome a alguien vinculado con el muy temido Señor Demonio.

Wald solo fue un cómplice indirecto.

Por supuesto, sé que es una tontería despreciar al Señor Demonio por esto, ya que no tenía nada que ver directamente con ella.

Pero seguro que no puedes culparme porque esto me dejara una mala impresión de ella.

Estaba agradecida de que el Décimo Ejército me acogiera después de mi repudio, por supuesto.

Incluso así, eso solo pasó porque mi padre le suplicó a Lady Blanca de rodillas.

A pesar de ser obligada a repudiarme bajo la inmensa presión de nuestra familia noble, mi padre pudo encontrar una forma de salvarme de alguna manera.

Es por eso por lo que pude seguir adelante sin perder mi orgullo como noble, tal y como me enseñó mi padre.

Y aun así…

El Décimo Ejército reformado lleva a cabo las misiones más oscuras y secretas del Ejército Demonio.

Esto no es una norma especial, pero dado que nuestra líder Lady Blanca siempre está moviendo los hilos desde detrás de escena por todo el mundo, normalmente nos asigna trabajos como asesinatos y recopilación de información.

Al ser parte de todo esto, uno acaba aprendiendo sobre el lado oscuro de este mundo, lo quiera o no.

Cuanto más aprendía, más me desesperaba.

Pensé que haber nacido en una familia noble de alto rango significaba que yo era superior, que sabía más que la mayoría de las personas, pero esa ilusión pronto se me vino abajo.

En poco tiempo me di cuenta de que todo lo que sabía era solo un fragmento de la realidad visto desde la perspectiva de un demonio, específicamente desde la de un demonio de familia noble.

El conocimiento que pensé que tenía sobre el mundo solo pertenecía a una diminuta parte de él.

Pero incluso cuando supe todo esto, continué trabajando por el bien de la raza demoníaca.

Al menos… creo que lo hice lo mejor que pude.

“Pero eso ya pasó. Perdóname, Padre…”

Murmuro una disculpa a mi padre.

Sé que él también ha trabajado muy duro como un noble de alto rango por el bien de los demonios.

Y por supuesto le estoy agradecida de traerme a este mundo y criarme.

Sin embargo, aquí estoy, básicamente traicionando a la raza demonio en lugar de devolverle el favor.

Pero he decidido trabajar para el dios de marfil.

Para sacrificar a más de la mitad de la humanidad, y a los demonios con ellos. A pesar de saber muy bien que la decisión correcta para la mejora de vida de los demonios sería unirme al dios de ébano.

Después del discurso de Ariel, reuní al Décimo Ejército y me dirigí a ellos.

“Las fuerzas del dios de ébano seguramente atacarán el Gran Laberinto de Elroe. Y el pontífice de la Palabra de Dios debería estar con ellos. Si podemos eliminarlo, como tiene una autoridad de gobernante, hará que el bando del dios de marfil se acerque mucho más a la victoria. Es por eso que voy a ir a por el pontífice. No os voy a obligar a venir. Aquel que quiera unirse a mí, por favor que lo haga ahora.”

Ponerse del lado del dios de marfil significaría traicionar a la raza demonio.

Con eso en mente, no iba a obligar a nadie a seguir mi plan.

Pero para mi sorpresa, cuando declaré mis intenciones, no se fue ni una sola persona.

“¿Estáis seguros?”

“Po supuesto. La Comandante Blanca nos acogió cuando el resto del mundo nos abandonó. Con mucho gusto daríamos nuestras vidas para servirla.”

El Décimo Ejército es un surtido de bichos raros, ninguno de los cuales es respetable, aunque tengas una gran imaginación.

Originalmente este era un título vacío, sin miembros reales.

Mientras que los otros ejércitos fueron reestructurados bajo la autoridad férrea de Lady Ariel, ella envió miembros del Décimo a ejércitos de menor número, hasta que todo lo que quedó del Décimo Ejército fueron aquellos que ninguno de los otros comandantes quería.

Soldados que fueron degradados debido a su mal comportamiento.

Voluntarios escuálidos que se unieron al ejército con la esperanza de ser alimentados.

Pero Lady Blanca no despreció a ninguno de esta banda de inadaptados.

Disciplinó a los de mala conducta y reformó su comportamiento.

Alimentó a los que estaban desnutridos.

Luego nos puso a todos bajo ese entrenamiento del infierno.

… Sí, lo sé, es gracias a ese entrenamiento infernal que el Décimo Ejército se unió como una piña.

Tanto los tímidos como los que eran demasiado confiados fueron sometidos a las mismas experiencias horribles, hasta que se nos metió en lo más profundo del cerebro lo insignificantes que éramos todos.

Ni siquiera nos quedaba energía como para estar resentidos porque nos hicieran pasar por un infierno. Pero, aunque nos entrenaba sin piedad, nunca se dio por vencida con nosotros.

Insistió en entrenarnos hasta que el último miembro del Décimo Ejército pudiera llamarse luchador de élite.

… Incluso aunque algún miembro le dijera “¡simplemente mátenos!” a lo largo del trayecto.

No hace falta decir, estoy segura, de que ese miembro en cuestión fue sometido a un entrenamiento aún más infernal como castigo.

¡Aunque el resto de nosotros fuimos obligados a hacer lo mismo como ejercicio de responsabilidad colectiva!

Ejem.

Bueno, a pesar de todo ese sufrimiento, es sorprendentemente difícil odiar a Lady Blanca.

Ella no habla, siempre está inexpresiva, y nunca puedes saber qué está pensando.

Pero si alguien está en problemas, viene a rescatarte sin pensárselo dos veces.

A pesar de que no está interesada en otras personas… o no, tal vez a causa de eso… casualmente hace cosas que cambian el curso de la vida de una persona por completo.

Para bien o para mal.

Sin duda hay algunos cuyas vidas se han arruinado a causa de Lady Blanca.

Pero también es la única persona que aceptó al Décimo Ejército, negándose a dejarnos de lado cuando todos los demás se habían olvidado de nosotros hace mucho tiempo.

Cuando estábamos en medio de ese entrenamiento infernal, seguíamos recordando como nos ofreció un salvavidas en nuestro momento más oscuro.

A pesar de que también fue ella la que causó nuestros nuevos momentos más oscuros.

Es una relación tóxica, lo sé.

Pero sigo sin poder censurarla por eso.

Además del hecho de que nos salvó, también he visto trabajar a Lady Ariel hasta el desfallecimiento por el bien de Lady Ariel.

Es difícil odiar a alguien que está tan decidido en ayudar a otra persona.

Verla así me conmovió.

Siempre pensé que era mi deber como noble trabajar para los demonios. Pero cuando pienso en ello más detenidamente, fueron los otros nobles los que me rechazaron de la sociedad.

Entonces ¿por qué no debería tomar decisiones basadas en mis propios sentimientos, en lugar de mis obligaciones?

Mejor que por cualquier deber para con los demonios, prefiero ser útil para alguien que está tratando de conquistar el mundo entero por el bien de una sola persona.

“¡Hff! ¡Hff! ¿Podrías… decirme… hff… dónde… está el pontífice… ahora?” Y ahora, estoy acorralando a una de las reencarnaciones e interrogándola.

La reencarnación conocida como Shinobu Kusama está tumbado bocarriba, jadeando como yo.

Ambos estamos cubiertos de heridas y sudando.

Esta es la primera vez que me canso tanto en una pelea desde que me uní al Décimo Ejercito.

Supongo que no podría esperar menos de una reencarnación.

Como no parecía demasiado entusiasmado con la pelea, pensé que bajaría el ritmo al cabo de un rato. Sin embargo, me lo ha puesto bastante difícil…

“Ooh. Es bastante sexy ver a una chica empapada en sudor de esta manera.” “¿Te mato ahora mismo?”

¿Cómo puede decir algo tan idiota cuando ni siquiera tiene fuerzas para estar de pie?

¿O tal vez esté tan exhausto que simplemente está soltando lo que pasa por su cabeza?

“Nahh. Mira, lo siento, pero no sé dónde está el viejo.” “Estás mintiendo.”

De todas las reencarnaciones, Kusama es el más cercano al pontífice, casi su mano derecha.

Seguramente no estaría sin ninguna noticia de la ubicación del pontífice.

Pero él solo sonríe débilmente y lo vuelve a decir.

“Venga ya, es cierto. Un ninja no miente.”

… Ya sea que esté mintiendo o no, claramente no va a hablar.

“Retirémonos.”

“… ¿Estás segura?”

Reúno al Décimo Ejército y ordeno la retirada.

“Sí. Está claro de que no hablará, aunque le torturemos. Incluso podría ser cierto lo de que no lo sabe. De cualquier manera, solo estaríamos perdiendo el tiempo. Hemos destruido el cuartel general enemigo. Tendremos que contar eso como una victoria.”

Estoy segura de que la pregunta “¿Estás segura?” también me estaba preguntando si realmente debería dejarlo vivir.

Kusama es muy poderoso, incluso para ser una reencarnación. Si consigue que sus heridas sean tratadas con Magia Curativa y vuelve al campo de batalla, será un obstáculo bastante peligroso con el que lidiar.

Obviamente, el movimiento más inteligente habría sido matarlo mientras tenía oportunidad.

Aun así…

Siento que está mal matar a una reencarnación que fue arrastrada a los problemas de este mundo sin tener ninguna culpa.

“Vamos a localizar al pontífice.” Redirijo mi atención. Lady Blanca sigue luchando.

Todo lo que podemos hacer es seguir luchando también.

“Vamos, Décimo Ejército.”