Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 11

Prologo: Lo Que Alice Desea

Secreto

Iska, Todavía Sin Saberlo

―¡Espere! ¡Maestro, le digo que espere!

Mientras exhalaba, con su aliento blanco, un chico de pelo negro llamado Iska perseguía a un hombre que ya se marchaba.

La estación final del ferrocarril continental se teñía de los colores del atardecer. A medida que los viajeros se cruzaban en el pasillo, Iska no podía alcanzarlo por mucho que corriera. Sencillamente, no podía igualar el ritmo del hombre.

Comparado con el niño de once años, el hombre al que había llamado “maestro” medía más de 1,8 metros.

―¡Siempre hace cosas como esta y me deja de lado!

―… ―El hombre se detuvo en seco y se dio la vuelta―. ¿Dejar de lado?

¿Quién deja de lado a quién?

— ¡Usted! ¡Usted me deja de lado!

―…

―¿No se ha dado cuenta?

―Es que estaba perdido en mis pensamientos ―respondió el hombre.

El chico suspiró. Iska bajó los hombros cuando su maestro no admitió haber hecho nada malo. Así era como actuaba siempre. Su maestro era un vagabundo despreocupado que siempre tenía la cabeza en las nubes. Y cada vez que Iska pensaba que el hombre iba a decirle algo importante, siempre recibía una respuesta a medias.

Pero este hombre también era el espadachín más fuerte del Imperio.

Crossweil Nes Lebeaxgate. Estaba allí de pie, con su largo abrigo cubriendo su esbelta figura, sin un ápice de exceso de grasa. En el pasado, cuando lideró a los Discípulos Santos, su apodo había sido Gladiador Black Steel, pero ahora rara vez hablaba de aquellos tiempos. Según el propio hombre, no es que fuera reacio a hablar de ese periodo de su vida, sino que simplemente no se molestaba en hacerlo.

―El tren expreso especial partirá en seguida hacia la República Vale. Se aconseja a los poseedores de boletos que suban mientras esperan la salida.

―¿Qué dice, maestro? ―Mientras Iska escuchaba el anuncio, miró al hombre―. ¿Por qué vamos a subir a un tren?

Iska todavía no tenía ni idea de si se iban de vacaciones o de servicio. De repente, el día anterior le dijeron que se iban de viaje, para lo cual se había preparado bien, pero aún no sabía qué esperaba conseguir su maestro, como de costumbre.

―¿Qué vamos a hacer cuando salgamos del Imperio? ―preguntó.

―Vamos a aprender cómo es el mundo exterior ―respondió Crossweil con sencillez.

―¿De qué sirve saberlo?

―…

El espadachín más fuerte del Imperio miró al techo de la estación.

―Hacemos esto porque todavía no has aprendido lo que es realmente una bruja ―dijo.

―…Sé un poco ―contraatacó Iska.

Probablemente no había una sola persona en el Imperio que no supiera lo que era una bruja. Eran antiguos humanos que habían sido poseídos por la inexplicable energía conocida como poder astral. Las brujas eran seres aterradores capaces de utilizar el poder astral a su antojo. Eran malvadas, agresivas y odiaban al Imperio.

Esa era la impresión de Iska.

Ahora bien, sólo era su impresión porque Iska nunca había hablado con una bruja. Había aprendido todo lo que sabía de ellas por el boca en boca.

―Yo no diría que tienes una idea equivocada sobre las brujas ―dijo el hombre―, pero eso no es todo lo que hay en ellas.

Su maestro miró a la gente que se dirigía de un lado a otro de la estación.

―Las historias transmitidas en el Imperio sobre las brujas sólo se aplican a una minoría, con excepciones como la Gran Bruja Nebulis. El noventa por ciento de las brujas no son muy diferentes del humano común y corriente. Iska, ¿qué opinas de la gente que camina por esta estación?

―A mí me parecen gente normal…

Vio a hombres de negocios subiendo a sus trenes y a familias de paseo. Todos le parecían gente normal.

―Es muy probable que haya brujas y hechiceros entre ellos. Pero todos tienen el mismo aspecto que cualquier imperial. ¿Alguno de ellos te parece malvado?

―No.

―Entonces, esto es tan cierto como todas las demás historias que se cuentan en el Imperio. Todo lo que estás captando con tus ojos en este momento es real. Harás bien en tener en cuenta ambos lados.

—….. Entendido.

Iska estaba mintiendo. Realmente no lo entendía. Después de todo, en lo que a él concernía, las brujas daban miedo.

Por supuesto, se esforzaba por asimilar las enseñanzas de su maestro, pero Iska seguía sin poder deshacerse de las ideas preconcebidas que adquirió al nacer y crecer en el imperio.

―Al final aprenderás ―dijo el hombre―. Esa es la razón por la que viajamos tan lejos.

—   Sí, señor.

En cuanto a las verdaderas intenciones de su maestro…

Iska no las descubriría ni comprendería por sí mismo hasta muchos años después.

***

Prologo

Lo Que Alice Desea

” Fundadora “

“Pretende incinerar el Imperio, ¿no es así?”.

Había llegado tarde para todo.

Alice   se   sintió   mareada,   jadeando   pesadamente   mientras  atravesaba   el vestíbulo del primer piso del palacio Nebulis y corría hacia el patio.

―¡Shuvalts!

―¡Lady Alice, por aquí!

Esperándola estaba el coche del palacio personalizado, el Cadillac Uno.

Shuvalts, un asistente vestido con un traje formal, mantuvo la puerta abierta para Alice mientras ella llegaba. Él había servido a la Casa Lou y a la hermana menor de Alice, Sisbell, durante muchos años.

Aunque en este momento, estaba temporalmente esperando a Alice. Alice no tenía asistente.

Y Shuvalts no tenía dama a quien servir.

Tanto   Rin   como   Sisbell,   las   personas  que   normalmente   cumplían   esas funciones, se encontraban en la capital Imperial, Yunmelngen.

Alice estaba dejando la Soberanía con el único objetivo de salvar a las dos. Sin embargo…

Esta vez no las rescataba de las garras de los soldados Imperiales. Sino que corría en su ayuda para salvarlos de la mismísima Fundadora Nebulis antes de que el Imperio fuera arrasado.

―Informé a Su Majestad. ¡Rápido, ahora!

―Sí, inmediatamente ―respondió Shuvalts.

En cuanto Alice se sentó en el vehículo, éste la sacó del patio a una velocidad vertiginosa.

―La llevaré al aeropuerto internacional de Zahl ―le informó el asistente―. Un avión privado la llevará a un país vecino del Imperio, tras lo cual viajará en ferrocarril hasta la frontera.

―Sí, gracias. Cualquier medio de transporte es bueno, siempre que sea el más rápido.

―Eso es lo que esperaba arreglar… sin embargo… ―le habló Shuvalts desde el asiento del conductor. Su voz ahogada estaba llena de profunda preocupación.

―Sí, hace unas horas. Desapareció ante mis propios ojos.

Se reclinó profundamente en su asiento, con las manos cerradas en puños sobre el regazo.

―La Gran Bruja planea quemar el Imperio hasta los cimientos ―continuó Alice―. “No le importa quién se interponga en su camino. Incluso su propia raza.

―¿Está planeando destruir el Imperio…?

―¿Qué más puedo hacer?

Planeaba dejar un rastro abrasador tras de sí mientras se acercaba sin piedad al Imperio.

…Esto es serio.

…¡Rin está encarcelada en la capital Imperial e Iska también está allí!

Y otros habitantes de la Soberanía. Tenían muchos espías dentro del Imperio recopilando información. Seguramente la Fundadora no tendría piedad con ellos mientras quemaba toda la ciudad.

―Ya no hace falta que la llames ‘venerable’ ―dijo Alice―. No deberíamos venerar más a esa Gran Bruja. Es una calamidad, un ser que sólo desea la destrucción.

―Apenas puedo creerlo ―dijo Shuvalts, su voz sonaba pesada… lo cual era lógico.

Para todos los magos de la Soberanía, la Fundadora Nebulis era el símbolo de la esperanza que los guiaba. Alice no había cuestionado el dogma en el pasado, y no creía que la reina tampoco lo hubiera hecho. Pero al parecer sus creencias estaban muy alejadas de la realidad.

La bruja estaba dispuesta a sacrificar a su propio pueblo con tal de destruir el Imperio.

―Si ella los ataca, Rin y Sisbell quedarán atrapadas en el fuego cruzado. Y eso no es todo. Aunque el Imperio ha hecho su parte considerable de daño, acabaríamos también en una guerra sin cuartel con ellos.

El Imperio Celestial y la Soberanía Nebulis.

Aunque las dos superpotencias se habían enfrentado en escaramuzas indirectas por todo el mundo, históricamente habían sido capaces de evitar una guerra a gran escala. Si eso ocurriera, los países fronterizos también se verían arrastrados al fango. Llevaría a la destrucción total del mundo. Alice necesitaba evitarlo a toda costa.

―Debemos tener cuidado, Shuvalts. Los pasos que demos ahora crearán grandes ondas en todo el mundo. Si no podemos detener a la Fundadora, será el final de todo.

―…Lo tendré en cuenta ―respondió el asistente.

―Según Su Majestad, la Fundadora desapareció después de flotar sobre el palacio. Partió hacia el Imperio utilizando algún tipo de poder astral espacio- temporal.

Y los dos la perseguían ahora.

…Ella puede teletransportarse. Es más rápida que cualquier avión.

…No importa cuánto me apresure, tardaré un día entero en llegar a la frontera del Imperio.

Irónicamente, sólo le quedaba la esperanza de que las fuerzas imperiales fueran capaces de contener a la Fundadora durante ese tiempo. Para empeorar las cosas, Alice no podía dedicarse por completo a detener a la Fundadora. Para su consternación, también tenía que ocuparse de otro asunto.

―Parece que los Hydra todavía no se han movilizado.

Shuvalts le lanzó una mirada, observándola fijamente a los ojos a través del espejo retrovisor.

―Están bajo la atenta mirada de Su Majestad. Sus guardias de élite los vigilan de cerca, ya que estuvieron detrás del secuestro de Lady Sisbell ―dijo Shuvalts―. Ni uno solo de ellos ha abandonado la Aguja Solar. Ni su líder, Talisman, ni siquiera la princesa Mizerhyby.

―… Me pregunto si simplemente no les importa.

El objetivo de los Hydra era ganar el cónclave. Su objetivo primordial era obtener el trono y elegir a la próxima reina, así que el caos que provocaran la Fundadora o las fuerzas imperiales seguramente les importaba poco. De hecho, es probable que desearan que la Fundadora y el Imperio se aniquilaran mutuamente.

―Podemos dejar a los Hydra en manos de Su Majestad ―dijo Alice―.

Nuestro verdadero problema serán los Zoa.

Sí. Lord Mask y toda la familia Zoa, que tenían a Kissing de su lado, causarían los mayores problemas.

…El mayor deseo de los Zoa es destruir el Imperio.

…El despertar de la Fundadora es la oportunidad de su vida para ellos.

Y habían tomado la iniciativa con eso.

―Su Majestad acaba de informarme que Lord Mask y Kissing no aparecieron en la reunión, aunque supuestamente estaban en la Aguja Lunar.

Debían de haber abandonado el palacio para seguir a la Fundadora.

Los Zoa salieron para aprovecharse de la sed de venganza de la Gran Bruja, aparentemente para salvar al jefe de su casa, Growley, que fue capturado por las fuerzas imperiales, pero eso no era más que un pretexto para iniciar una guerra total.

siglo.

―¿Desea una guerra total con el Imperio?

―Por supuesto. Ese es el mayor deseo de todos los magos del último

Llegarían al Imperio en el orden en que partieron. La Venerada Fundadora sería la más rápida, luego probablemente le seguirían Lord Mask y Kissing, y Alice llegaría al final.

―Debemos darnos prisa, Shuvalts ―le instó.

No trataba de recordárselo. En cambio, Alice lo decía para sí misma, repitiéndoselo de nuevo.

―No tenemos un instante que perder.