Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 11

Recuerdo Iluminado 7: El Deseo De Alice

Una década después.

Lejos, al norte de las tierras imperiales, los contaminadores del poder astral construyeron un pequeño país.

En los últimos diez años, aprendieron a controlar sus poderes astrales y se autodenominaron magos astrales. La Gran Bruja Nebulis los lideraba. Y así, ese pequeño país fue apodado Soberanía Nebulis.

Para Crossweil Gate Nebulis, todos esos acontecimientos parecían haber sucedido ayer, en un abrir y cerrar de ojos.

En esos diez años, mientras las gemelas Nebulis desarrollaban su pequeño país, el Imperio construyó una nueva capital.

La capital imperial Yunmelngen.

Aunque la ciudad llevaba el nombre de su nuevo Señor, no había sido construida desde cero, sino restaurada. Después de que la Gran Bruja Nebulis convirtiera la capital en un mar de llamas por su revuelta, Yunmelngen ordenó que los edificios se hicieran resistentes al calor.

En una esquina de un camino Imperial…

―Hey, ¿has oído? ―los soldados Imperiales susurraban entre sí por todas partes―. Apareció un nuevo vórtice en la costa este. También encontraron uno en una ciudad neutral del oeste.

―Cada día hay más brujas nuevas. Incluso en los países cercanos a nosotros y dentro de nuestros aliados.

―¿Crees que se trasladarán a la Soberanía Nebulis?

―Así es. La población en el país de las brujas sigue multiplicándose. A este ritmo, se convertirán en una nación enorme.

Había hastío en lo que decía el soldado.

Como país que había expulsado a todos los contaminadores del poder astral, era natural que temieran el fortalecimiento de la Soberanía Nebulis.

―… ―Atravesando la concentración de soldados, Crossweil caminó en silencio por la carretera principal, con dos espadas a su lado.

Llevaba en el cuello un adhesivo para sellar su energía astral. Si se despegaba, su energía astral sería detectada y sería expulsado del Imperio.

―…

Se dirigió al Asiento de la Torre del Castillo.

Hace diez años, había tenido que colarse por un pasadizo secreto, pero ahora su posición era diferente.

Él era el Discípulo Santo Crossweil. Cuando los guardias vieron que era el guardia directo del Señor, le abrieron la puerta. Luego se dirigió a los aposentos del Señor.

En cuanto puso un pie en la sala de esteras de junco, el pesado aroma de las hierbas le punzó la nariz.

―e vuelto ―dijo.

El dueño de la habitación lo saludó sólo con la respiración, plácidamente dormido.

―…

La bestia plateada estaba acurrucada en las esteras, durmiendo.

No intentaba ocultar sus grandes orejas ni su cola mientras dormía acurrucado como un gato. Como Crossweil sabía que había una razón detrás del sueño, no podía decirle fácilmente a su compañero que simplemente se despertara.

―Sin   embargo,   por   alguna   razón   me   molesta   verte   dormir   tan plácidamente ―dijo.

―…

―Así que, Yunmelngen, resulta que es difícil. No podemos aliviar el miedo que se ha apoderado de la gente tan fácilmente. Incluso después de una década.

En los últimos diez años, los imperiales todavía temían a la Gran Bruja Nebulis y detestaban a las brujas que estaban con ella. Eran incapaces de olvidar la capital convertida en cenizas.

Y también estaban los que se aprovechaban de ello.

―Los Ocho Grandes Ancianos. Supongo que ahora son los Ocho Grandes Apóstoles.

Las personas que dirigían la asamblea Imperial seguían vivas y bien. De hecho, seguían teniendo una gran influencia en el órgano de gobierno incluso ahora.

Lord Yunmelngen no mostraba su rostro a la gente. Como no podía ganarse la confianza de sus vasallos, los Ocho Grandes Apóstoles seguían teniendo el control sobre las autoridades del Imperio.

―Además, Yunmelngen, creo que hay un significado detrás de estos últimos diez años ―le dijo al Señor que no respondía. Crossweil miró una de sus espadas―. Las espadas astrales. Por fin las hemos forjado, tal y como querías. Parece que ni siquiera los astrales pueden hacer algo más grande que esto. Pero con esto, podemos…

Vaciló. En esa fracción de segundo, el silencio fue repentinamente interrumpido…

…por el sonido de una alarma que llenó los aposentos del Señor.

—   Ugh. ¿Qué es eso?

No venía del Asiento de la Torre del Castillo.

Si lo hubiera sido, entonces la alarma automática de la cámara habría sonado también. Así que eso significaba que estaba fuera. Una alarma estaba sonando en algún lugar de la capital.

…No me gusta ese ruido.

…No quería volver a oírlo.

Era la tercera vez que lo oía en su vida. La primera fue cuando los poderes astrales brotaron de la excavación del Ombligo del Planeta. La segunda fue cuando la capital se vio envuelta en un mar de llamas. Y ahora esta vez.

Debido a que los dos incidentes anteriores habían sido tan extremos, sintió un presentimiento al oír el sonido que resonaba por toda la capital.

―Voy a salir ―dijo―. Espero sinceramente que no te despierte nada.

Luego abandonó al Señor, que aún dormía.

Crossweil salió rápidamente de los aposentos del Señor.

***

Tuvo una sensación de déjà vu.

Sí. Sintió un leve escalofrío desde que oyó el ruido en la residencia del Señor.

Seguía sonando una sirena. Su corazón latía cada vez más rápido mientras se dirigía al exterior. La escena que lo recibió era un humo negro que emanaba con tanta fuerza que ennegrecía el cielo.

La capital estaba ardiendo. Aunque no quería que volvieran, rememoró dolorosos recuerdos de diez años atrás. Sólo una ala podía estar en llamas, pero al ver las llamas y el humo negro parpadeando entre los edificios, no pudo evitar pensar en la bruja.

―¡¿No será ella?!

Dudaba. Ella había abandonado el Imperio hacía una década y había construido su propia nación. ¿Qué sentido tendría atacar ahora al Imperio?

―…Por favor, dime que mi intuición está equivocada. ¡Por favor!

Las carreteras más grandes estaban llenas de ciudadanos intentando escapar. El trauma de hace diez años aún persistía. Les gustara o no, las llamas en la capital traían la imagen de la Gran Bruja Nebulis.

―Guh… ¡hazte a un lado!

Crossweil se dirigió en dirección opuesta a donde corrían los ciudadanos. Pasó entre los huecos de la multitud mientras corría hacia los incendios. Su voz se quebró sin querer al ver lo que tenía delante.

Vio tanques imperiales volcados como si fueran tablones de madera. Los soldados imperiales armados estaban en el suelo como fichas de dominó caídas. Los edificios estaban medio derruidos. Era lo mismo que hace diez años.

Las calles del Imperio estaban destruidas, y las fuerzas Imperiales devastadas. Sobre él…

…vio a Eve Sophi Nebulis vestida con una capa negra.

Había pasado una década desde la última vez que la vio. Tenía el mismo aspecto que entonces, seguía siendo una chica menuda. Como se había fusionado con el poder astral que había en ella, el tiempo casi se había detenido para su cuerpo.

―No debería cuestionarlo cuando tengo un mal presentimiento sobre algo.

Suelo tener razón.

Las calles estaban en silencio. Los soldados se habían hecho a un lado y todos los ciudadanos habían evacuado.

―Tanto tiempo sin verte, Eve.

Estaban los dos solos. Crossweil la llamó por su nombre como siempre lo había hecho.

―Crow, tienes el pelo más largo ―Ella descendió al suelo.

Estaban frente a frente, con sólo unos metros entre ellos… entonces él notó algo. Los ojos de Eve estaban rojos e hinchados. Parecía haber estado llorando. El polvo y el humo se habían mezclado con sus lágrimas antes de que se secaran, por lo que parecía que Eve lloraba lágrimas negras.

No pudo evitar preocuparse. Aun así, había algo más que necesitaba preguntar primero.

―Eve, ¿qué estás haciendo?

Volvió a mirar la destrucción a su alrededor.

…La capital finalmente se está recuperando.

…Los corazones de los Imperiales finalmente están sanando.

Todo fue por nada. Sólo pensar en la Gran Bruja Nebulis podría empeorar la persecución a la que se enfrentaban las brujas.

―Pensé que nunca volverías aquí, después de que tú y Alice…

―Alice ya no está.

Él no entendía lo que ella quería decir.

…¿Alice ya no está?

…¿Qué está diciendo Eve? Se supone que viven juntas.

Habían huido juntas del Imperio. Establecieron una nueva nación, la Soberanía Nebulis. No había visto cómo eran las cosas allí, pero sabía que la primera reina Nebulis tenía que haber sido una de sus hermanas, así que estaba seguro de que les iría bien.

Había supuesto que a las dos les iba bien.

En ese caso, ¿por qué los ojos de su hermana estaban rojos e hinchados? ¿Por qué veía huellas de lágrimas en su cara?

―…

Sintió que se le estrujaba el corazón.

Por un momento, una sensación de premonición pasó por su mente. El escalofrío que sintió con la tercera alarma no se debía al ataque de Eve.

―…No puede ser…

―Fue la herida infligida por el soldado hace diez años ―Se secó los ojos―. Incluso después de convertirse en reina, la herida seguía preocupándola. Luego empeoró. Mi poder astral era irrisoriamente inútil.

―…Ngh.

Él no pudo sacar ninguna palabra. Fue tan repentino que, aunque entendió lo que ella decía, las emociones no lo habían alcanzado.

…Así que eso es lo que pasó.

…Por eso Eve está aquí.

Le arrebataron a su querida hermanita. Y una bala Imperial lo hizo. Así que ella regresó al Imperio para vengarse. Como la Gran Bruja Nebulis.

―¿Acaso importa ya? Hazte a un lado, Crow.

―…Dime algo primero ―Crossweil habló en voz baja mientras Eve observaba las calles Imperiales.

―¿Alice te pidió venganza?

―…¿Qué?

―Tal vez sea diferente. Tuve esa sensación después de que me dijeras que Alice era reina.

La reina de la Soberanía Nebulis era la gemela más joven.

Desde entonces y hasta ahora, el Imperio y la Soberanía no habían estado en guerra total.

…Si hubiera querido una guerra, podría haberla iniciado.

…Incluso le disparó un soldado.

Pero no se produjo ninguna. Estaba seguro de que Alicerose debió impedir que ocurriera una.

―Crow ―La voz de Eve estaba ahogada como si estuviera conteniendo su rabia―. Se trata de lo que siento. Me vengaré del Imperio porque eso es lo que quiero. ¿Qué hay de malo en ello?

―De acuerdo. Entonces deja que yo también diga lo que quiero. Dame tiempo.

―…¿Tiempo?

―El Señor y yo estamos cambiando el Imperio.

―¡Crow! ¡¿Todavía estás obsesionado con ese sueño?! ―gritó. Sus ojos inyectados en sangre se abrieron de par en par como si no pudiera creerlo―.

¡Han pasado diez años! ¡Nada ha cambiado en absoluto!

―Es verdad. No hemos tenido tiempo suficiente. Una década no ha sido suficiente para frenar la marea de odio.

No había sido tiempo suficiente para que los magos astrales olvidaran su persecución a manos del Imperio. Ni para que los imperiales olvidaran la destrucción de la Gran Bruja.

―¿Dices que nada ha cambiado, Eve? No. En los últimos diez años, Yunmelngen y yo hemos estado buscando algo desesperadamente.

Eve no preguntó qué era. Para ella era una tontería. Ella ya había tomado una decisión.

―Basta. Fuera de mi camino.

Ella agito hábilmente su mano. Usando su poder astral, el viento comenzó a formarse y lo empujó hacia un lado. Inmediatamente él pudo darse cuenta de que ella se estaba conteniendo por su bien.

Entonces cortó el viento con su espada negra.

―¡¿Qué?!

La Gran Bruja se quedó paralizada, con la mano aún levantada. No acababa de cortar el viento. En el momento en que golpeó con la espada, el propio poder astral desapareció.

―¿Puedes interponerte con el poder astral? Crow, ¿qué es eso?

―Es la esperanza ―respondió.

La hoja negra brillaba como la obsidiana. Eve probablemente vio que no era una simple hoja de acero.

―No hemos desperdiciado los últimos diez años. Yunmelngen y yo todavía no hemos cambiado el Imperio. Pero encontramos la esperanza de que seremos capaces de hacerlo. Podríamos ser capaces de derrotar la calamidad en el núcleo del planeta con esto.

―¿Eh?

―Una vez que lo hagamos, los poderes astrales de la superficie también deberían volver al núcleo. ¡Debes entender lo que esto significa, Eve!

Él estaba seguro de que podía llegar a ella. Después de todo, ella era la persona con el poder astral más fuerte. Estas espadas astrales podrían convertirse en la esperanza por la que Alicerose estuvo rezando.

―Entonces los poderes astrales de los magos astrales también…

―¡Alto! ―Su grito resonó en los edificios desiertos―. Mira, Crow… ¡Soy… soy la hermana mayor de Alice!

Eve casi sonaba como si estuviera llorando. Debió haber llorado lo suficiente para toda su vida cuando perdió a su hermana, pero más lágrimas brotaban de sus ojos.

―Cuando dispararon a Alice delante de mí, e incluso ahora que Alice ya no está. ¡¿Estás diciendo que debo esperar sola por un futuro que puede que nunca llegue a pasar?!

―…

―¿Crees que la fuente de esto está en el núcleo del planeta? Lucharé contra esa cosa todo lo que quieras, pero primero tengo que ocuparme del Imperio. ¡Hasta que no lo destruya, no podré avanzar!”

…Splish.

Una gota cayó sobre el asfalto seco y estalló.

―¡Muévete, Crow!

―¡No, no puedo!

¡Cabeza hueca!

Sabía en algún lugar de su interior que esto ocurriría en algún momento. Uno se había quedado en el Imperio y la otra se marchó. Estaba preparado para ello.

Esto, la vorágine del destino que estaba destrozando el planeta. Los hermanos que se amaban se enfrentaban.

Pero antes de que pudieran ver la lucha, el poder de Illumination de Sisbell Lou Nebulis IX desapareció.