Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 11

Recuerdo Iluminado 6: Un Futuro En El Que El Pasado Será Visible Algún Día

La capital imperial Harkenweltz ardió hasta los cimientos.

Las bombas colocadas por todo el Imperio provocaron un incendio que se tragó los edificios y a la gente, tiñendo la capital de rojo. Crossweil observaba todo desde una colina que dominaba la ciudad sin poder hacer nada más.

―Nosotros no encendimos esto ―dijo.

―Lo sé. También se lo dije a Nebulis.

Yunmelngen, que estaba a su lado tumbado en la hierba, habló secamente. El príncipe dijo que no quería ver arder la capital. En cambio, llevaba todo el tiempo tumbado y mirando al cielo.

―Acabo de darme cuenta, pero el fuego del poder astral se extingue inmediatamente. Estas llamas siguen ardiendo. Hay alguien que encendió este fuego para que pareciera que era una bruja. Pero es imposible que lo fuera. Culparán de este incendio y de todo lo demás a Nebulis.

La Gran Bruja Nebulis destruyó la capital. Era cierto que destruyó las calles, y tanto los soldados imperiales como los ciudadanos fueron testigos de ello. Era un monstruo. Después de esto, esa impresión de ella se consolidaría.

―¿Quién está detrás de esto? Los asesinos también intentaron hacerte daño, ¿verdad?

―No me dijeron nada. Pero tengo una corazonada.

—….. ¿Quién?

―Los Ocho Grandes Ancianos.

Yunmelngen dejó escapar un suspiro.

―Son los únicos con poder suficiente para hacer algo de esta envergadura, pero es sólo por proceso de eliminación. Por desgracia, no tengo pruebas.

Yunmelngen se levantó lentamente de la hierba. Se llevó una mano a la frente y se agarró el flequillo.

―Crow…

Había rabia en su débil voz.

―No tenemos tiempo para esperar más. Necesito ascender al trono inmediatamente para tener la autoridad de expulsarlos. Me aseguraré de que paguen por incendiar la capital.

―Pero no tienes pruebas.

―Entonces sólo tenemos que encontrarlas.

Yunmelngen se puso de pie. Se quitó las hojas que se le pegaban.

―Hay más poderes astrales naciendo en este mundo. Eventualmente, puede haber uno entre ellos que pueda ver el pasado. Si posee a un humano…

―¿Realmente crees que alguien tan conveniente simplemente aparecerá un día?

―Los encontraremos. No me importa cuánto tardemos. De todos modos, llevará tiempo restaurar la capital. Podemos tardar cincuenta años, o incluso un siglo. Aunque sé que será mucho trabajo.

Dejó escapar un suspiro.

El Príncipe Heredero, pronto Señor, entrecerró los ojos de felicidad.

―Gracias, Crow. Me alegro de que te hayas quedado.