Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 11

Recuerdo Iluminado 4: Plan Para Huir Del Imperio

Parte 2

A pesar del crecimiento de Alicerose, Eve no había crecido ni un milímetro. También había empezado a comer considerablemente menos.

―Se nota con sólo mirarme. Ella ya es casi mitad de poder astral.

Faltaban dos días para su huida.

Cuando Crossweil tuvo su primera llamada en dos semanas con Yunmelngen, el príncipe sonaba despreocupado, como diciéndole que eso debería haber sido obvio después de verla durante los últimos seis meses.

―Según la base de datos de las fuerzas imperiales, hay 7.981 personas que se cree que son brujas y hechiceros. El número se ha multiplicado por diez porque el Ombligo del Planeta sigue liberando poderes astrales incluso ahora. Hasta que cerremos el agujero, es probable que haya más.

―¿Y el Imperio lo deja abierto sabiéndolo?

―Hubo conversaciones sobre quién lo haría. Si alguien se acerca al agujero, también podría convertirse en brujo. No podemos acercarnos descuidadamente.

―Supongo que tienes razón…

―Dicho de otro modo, hay muchos poderes astrales escapando de las profundidades del planeta. Y las personas que han sido poseídas por los más fuertes son…

―Eve y tú.

―Sí, y por eso Eve no come. Yo tampoco he bebido un sorbo de agua.

Los poderes astrales no tenían vida útil. Eso era algo que Yunmelngen había intuido instintivamente tras fusionarse con el suyo.

―Es probable que Eve y yo vivamos muchos años más. Quizá cien, quizá mil. O quizá simplemente desaparezcamos de repente dentro de unos años…

―…Hablas de eso como si no te involucrara.

―Esto tampoco es totalmente ajeno a ti, Crow.

Aquello le golpeó con fuerza. Sintió como si una espina le hubiera atravesado el pecho sin previo aviso.

―…¿Yo?

―Cuanto más compatible es alguien con el poder astral, cuanto más se convierte su cuerpo en poder astral, más lentamente envejece. ¿No te has dado cuenta? Tú mismo estás bastante fusionado con él.

―…

Sin querer, se tocó la cresta astral del cuello.

―No eres muy perspicaz contigo mismo, ¿verdad, Crow? Bueno, quizá te costó darte cuenta porque Eve y yo somos ejemplos extremos.

Ni siquiera se le había ocurrido. Que existía la posibilidad de que su esperanza de vida se alargara considerablemente debido al poder astral. O que incluso podría disminuir.

―Ah, pero también está eso.

A pesar del silencio de Crossweil, el tono de Yunmelngen no había cambiado en lo más mínimo.

―Pasado mañana es el cumpleaños. ¿Están preparados?

―Estamos listos cuando sea. Incluso mañana funcionaría.

El cumpleaños era una metáfora. Era una palabra clave utilizada entre los que sabían sobre el plan de escape.

―He estado tan solo aquí sin noticias tuyas últimamente, Crow.

―Generalmente eres tú quien debe llamarme.

―Qué desolado estoy. Si vas al cumpleaños pasado mañana, no volveremos a vernos.

―¡¿Eh?!

No sabía qué decir.

El habitual tono alegre de Yunmelngen desapareció, y el príncipe parecía realmente entristecido. Yunmelngen no participaba en el plan de fuga porque era el príncipe heredero. Casi todos los contaminadores del poder astral se habrían ido en tres días. Sin embargo, sólo Yunmelngen, el más conspicuo, se quedaría en el Imperio.

―Más contaminadores del poder astral nacerán después de esto. Y por todo el mundo.

―Si hasta yo me voy, ¿quién detendrá la persecución dentro del Imperio?

Necesitaban a alguien dentro que pudiera corregir los prejuicios contra las brujas.

Yunmelngen había decidido que sólo él podía hacerlo.

―No eres de los que cambiarían de opinión aunque te pidiera que vinieras ahora.

―Aunque me entristecerá no poder verte más.

Jajaja, escuchó una risa a través de la línea. Era la risa más débil que había oído de Yunmelngen hasta entonces.

―Seré entronizado en lugar de mi padre, ya que aún está en coma. Incluso en este estado, si me convierto en el Señor, tendré mucho más poder.

―¿Estarás bien?

―Haré que otra persona vaya en mi lugar para las apariciones públicas.

―Dijiste algo sobre los Ocho Grandes Ancianos. ¿Cómo va tu lucha con ellos?

―Todavía estamos muy en desacuerdo. Pero, ¿a quién le importan?

Si puedo convertirme en Señor, debería ser capaz de hacer algo.

—….. Ya veo.

Huirían del Imperio. Los contaminadores necesitaban escapar de la persecución primero. Pero el miedo y el odio a las brujas seguiría arraigado en todo el Imperio.

…Eso debe resolverse más tarde.

…En otras palabras, estamos dejando todo el trabajo a Yunmelngen.

¿Era eso realmente lo correcto?