Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 11

Recuerdo Iluminado 4: Plan Para Huir Del Imperio

Parte 3

Eso es lo que había estado pensando en los últimos seis meses. O más bien, había utilizado el pensar en ello como una forma de posponerlo hasta ahora.

―Crow, prométeme una cosa.

―¿Qué será?

―Una vez que me convierta en Señor, si soy capaz de detener toda persecución a las brujas… cuando llegue ese momento, ven a visitarme,

¿quieres?

―…

―Si puedes prometer eso, realmente seré capaz de darlo todo.

―Invítame cuando quieras ―no dudó en responder Crossweil. Comparada con la resolución de Yunmelngen de quedarse solo en el Imperio, la petición del príncipe era modesta y fácil de cumplir―. Me aseguraré de volver al Imperio. Aunque sea dentro de años o décadas.

―……Okay ―La respuesta de Yunmelngen seguía siendo un poco escueta―. Nos vemos, Crow. Espero que te vaya bien fuera del Imperio.

―A ti también.

La asamblea Imperial.

Debido a la destrucción causada por la Gran Bruja Nebulis, la mitad del edificio había sido destruido, y estaba constantemente a punto de derrumbarse.

En los escombros de una sala subterránea…

―Un intento de fuga.

―Ver al último criminal apresado mientras cae el telón será de lo más hermoso.

La luz de ocho monitores brumosos…

Allí se mostraban ocho hombres y mujeres, jóvenes y viejos.

―Un plan de escape que las brujas y hechiceros han ideado. No es una gran escapada. Es un acto de rebelión contra la capital disfrazado en la discordia que vendrá con un escape. Y podemos suponer que posiblemente sea un ataque contra Su Excelencia y el Príncipe Heredero.

―¿No es así, Drake?

―Levanta la cara, Drake In Empire.

―…

El resplandor de los focos se derramó sobre Drake desde arriba.

Bajo los grandes monitores que mostraban figuras humanoides rectas, el joven se mordió el labio. Era casi como si fuera testigo de un tribunal. Parecía muy preocupado.

―Eres un delincuente.

―Después  de  todo,  planeaste  quemar  la   capital  imperial  hasta  los cimientos siguiendo el plan de la Gran Bruja Nebulis dentro de tres días.

―¡No! Sólo estamos dejando el-

―Simplemente tienes que hacer el testimonio. Eso es todo.

―¡Huh! ―Los ojos del chico se abrieron de par en par.

Lo habían llevado ante los Ocho Grandes Ancianos, los oficiales del Estado Mayor del Señor, sin tener idea de qué y cómo lo interrogarían.

―Un trato. En lugar de meterte en prisión, te permitiremos vivir tus días pacíficamente en el Imperio. Eso se aplicará tanto a ti como a tu familia. A cambio, sólo necesitas testificar para nosotros.

―Que el verdadero objetivo de la Gran Bruja Nebulis es apoderarse del Imperio.

―Con el poder que tiene, ¿no le sería fácil convertir la capital en un mar de llamas?

―Entonces, ¿no quieren que confiese lo del plan de fuga?

Había sido demasiado ingenuo. Las autoridades supremas del Imperio no buscaban una confesión, sino un falso testimonio de un crimen aún mayor.

―¿Pero qué conseguirán obligándome a hacer eso…?

Los ancianos no respondieron. El largo silencio le dijo que no necesitaba saberlo.

―Piénsalo bien, Drake. ¿Adónde irás una vez que abandones el Imperio?

— Brujas y hechiceros son temidos en todo el mundo. Aunque te vayas, ningún país te aceptará. Vagarás por las fronteras, sufriendo el frío y el hambre.

―…..Uh. Yo…

Lo engatusaron, apuntando directamente a sus debilidades. Los ancianos sabían esto, y que era la verdad.

―Es culpa de la Gran Bruja Nebulis, no tuya.

―Y lo mismo se aplica para Musha. Planeamos ponerla bajo nuestra protección. Pero la Gran Bruja atacó nuestro salón de actos y mutiló a docenas de inocentes.

―No puedes permanecer en el Imperio sólo por las acciones de la Gran Bruja Nebulis.

―No tienes ninguna razón para simpatizar con ella. Deberías romper lazos con ella.

Las baldosas del suelo se partieron con un fuerte sonido metálico. Un dispositivo de grabación portátil se levantó del suelo.

―El Imperio es tu patria.

―Sólo te expulsan de ella por culpa de la Gran Bruja. ¿No la detestas?

―…Ngh.

Eran como susurros del diablo para él. Aunque sabía que no debía hacerlo, su brazo alcanzó el aparato que tenía delante de los ojos.

―Ahora, déjanos oírlo, Drake.

―Cuéntanos tu testimonio para vengarte de la Gran Bruja Nebulis, la razón por la que no puedes quedarte en el Imperio.