Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Capítulo 8: Batalla de Encuentro

Parte 2

Había algo un poco extraño en el Príncipe Cian.

“Carla. ¿Podrías cuidar a los niños por mí un momento?” “Claro, déjalo en mis manos, Liscia.”

El Príncipe Cian y la Princesa Kazuha son los hijos del lord al que sirvo — los herederos apropiados de la Casa Real de Elfrieden, y lo más importante, los hijos de mi querida amiga Liscia. Al haberlos cuidado como doncella desde que nacieron, eran increíblemente valiosos para mí.

Alrededor de los dos años de edad, se produjo un incidente, en la época en que aún no sabían hablar, pero podían andar a trompicones cuando jugaban en el patio.

“Whah… ¡Whaaaa!”

Cian, que había estado jugando felizmente con la princesa Kazuha hasta ese momento, de repente rompió a llorar. Luego abrazó fuertemente a la princesa Kazuha y trató de impedir que fuera a ninguna parte.

Esto era inusual para el normalmente introvertido Cian. Pero Kazuha, que se parecía a su marimacha madre, se soltó, como si le dijera que estaba siendo un estorbo, y luego salió corriendo.

El príncipe Cian cayó, y luego se enrolló como una pelota, llorando.

“¿Se encuentra bien, Lord Cian?” pregunté, corriendo hacia él.

Al mismo tiempo, la princesa Kazuha se subió al borde de la fuente del patio y comenzó a caminar por ella.

De repente… ¡Sploosh! Perdió el equilibrio y se precipitó al agua. “¡¡¡Wahhhh!!!”

Recogí al príncipe Cian y lo puse bajo mi brazo, luego me apresuré a sacar a la princesa Kazuha del agua.

La princesa Kazuha me miró fijamente durante un rato, pero luego se dio

cuenta de lo que había sucedido y empezó a llorar contra mi pecho. Al oírla, el príncipe Cian también empezó a llorar, y yo no sabía qué hacer al respecto.

Incidentes similares sucedieron una y otra vez.

Cada vez que la princesa Kazuha se ponía en peligro y resultaba herida, el príncipe Cian se ponía a llorar antes de que ocurriera, e intentaba detenerla. La mayoría de las veces fallaba, pero después de ver que sucedía tan a menudo, empecé a pensar : ¿El príncipe Cian sabe cuándo la princesa

Kazuha estará en peligro?

Con esa sospecha, empecé a observar a los dos más de cerca.

Cuando la princesa Kazuha resultaba herida, el príncipe Cian lloraba justo antes de que ocurriera. A la inversa, hubo varias veces en las que pude proteger a la princesa Kazuha observándola de cerca después de que el príncipe llorara.

¿Puede el príncipe Cian ver el futuro?

Era inusual que alguien manifestara magia a una edad tan temprana, por lo que era tradicional en este país esperar a que fueran mayores antes de investigar qué tipo de magia tenían. Sin embargo, si el príncipe Cian ya había manifestado magia, y era algún tipo de precognición o magia profética, eso explicaría el extraño comportamiento que había estado observando.

Entonces, justo el otro día, el Príncipe Cian trató de impedir que el Rey Souma fuera al Dominio del Señor Demonio.

“No volverás.”

Eso fue lo que dijo. Si esta era una predicción hecha por su magia, entonces la vida de mi maestro podría estar en peligro. Por eso me ofrecí a

acompañarlo en esta expedición, para poder estar a su lado y protegerlo.

¡Ra-tat-tat-tat!

Por eso… pude defenderlo del ataque del gigante.

Sentí que mi conciencia se desvanecía antes de poder sentir el dolor del impacto que me atravesó el pecho. Pero al ver la cara de sorpresa de mi maestro, me sentí aliviada de haber podido protegerlo.

Porque… se supone que debo matarte… cuando te conviertas en un tirano… No puedo dejar que mueras aquí.

Estos pensamientos resonaban en mi mente mientras mi conciencia se desvanecía.

***

Mi mente se quedó en blanco mientras veía a Carla desplomarse.

Fue como si todo el sonido hubiera desaparecido de mis oídos — todo el ruido que había llenado el mundo se desvaneció de golpe. No supe qué decían Aisha o Naden, que estaban a mi lado, mientras corría al lado de Carla y la acunaba en mis brazos.

“¡Por qué túúúúú!” “¡Grahhhh!”

Hal y Ruby cayeron del cielo y se estrellaron contra Jangar.´

El sonido volvió poco a poco a mis oídos. Una copiosa cantidad de sangre

salía del pecho de Carla, y la vida se estaba agotando en su rostro. La muerte se acercaba a ella. Podía sentirla.

“¡Mi Señor!”

“¡Souma!”

Pero las voces de Aisha y Naden no me permitían dejar de pensar.

Si dejaba de pensar ahora, la muerte llovería sobre Aisha, Naden y tantos otros también. Me di un puñetazo en la frente y dejé el cuerpo de Carla en la cubierta.

Luego me giré para mirar a Excel, que estaba de pie, sin palabras, y le dije: “Excel. Cuida de Carla. Y haz que la flota se retire.”

“Entendido, pero ¿qué hará usted, mi señor?”, preguntó.

Miré hacia los cielos, donde Ruby estaba en medio de una batalla campal con Jangar.

“Me persigue. Lo alejaré”, dije. “¿Qué quieres decir…?”

“Naden, ayúdame.”

Cuando dije eso, Naden pareció volver a sus cabales. “¡Entendido!”

“¡Mi Señor! ¡Voy contigo!” Dijo Aisha, manteniendo su gran espada preparada.

No sería capaz de manejar los proyectiles entrantes… Supongo que no tenía más remedio que hacerla venir.

“Cuento contigo, Aisha.” “¡Déjalo en mis manos!”

“¡Mi Señor!” Excel intentó detenernos, pero levanté una mano para que la detuviera en su lugar.

“Si nos pasa algo, cuida a Liscia y a los demás.”

“Entendido…” Dijo Excel, asintiendo. Sabía que no había tiempo para discutir.

Si esa cosa me perseguía, probablemente no perseguiría a la flota en retirada una vez que yo estuviera muerto. Mi desaparición no impediría que Liscia,

Roroa y los demás que sobrevivieran dirigieran un país sano. Así que, por esa razón… lo importante era asegurarse de que nadie más que yo muriera aquí.

Me subí a la espalda de Naden con Aisha, y bailamos hacia el cielo. Jangar nos siguió, como había esperado. No prestaba atención a la flota. Parecía que los cañones vulcans de su pecho no podían usarse en vuelo debido a su postura, así que nos apuntaba con su arma de rayos.

——————!!!

“¡A la derecha!” “¡Entendido!”

La luz asesina voló hacia nosotros, pero Aisha había predicho la trayectoria a partir de la dirección a la que apuntaba el cañón y le dijo a Naden hacia dónde debía girar para apartarse.

Mientras volábamos, Aisha lanzaba cuchillas de aire, Naden disparaba golpes eléctricos, y Hal y Ruby y la caballería wyvern utilizaban ataques de fuego, pero Jangar no mostraba signos de detenerse.

Miré a la flota de abajo. Parecía que estaban avanzando en la evacuación de los Souryuu inmovilizados y en el rescate de la tripulación de los barcos hundidos que flotaban en el agua. Tenía que seguir ganando tiempo… “¡Mi Señor!” La voz de Aisha me devolvió a la situación actual.

El Jangar se giró y descargó sobre nosotros sus cañones vulcans. No apuntaba con cuidado, pero la lluvia de balas alcanzó a Ruby y a los wyverns, haciéndoles perder altura.

“¡Guh…!”

“¡¿Naden?!”

Uno de los disparos había alcanzado a Naden en su pie trasero. “Estoy bien… Sólo me rozó.”

O eso dijo, pero el dolor parecía estar afectando a su equilibrio.

Jangar giró el cañón de su arma de rayos hacia nosotros mientras luchábamos por mantenernos en el aire. Oh, mierda, pensé, recordando la guerra con el Principado de Amidonia, cuando Gaius se acercaba a mí. Ese momento en el que me había preparado para la muerte.

Al momento siguiente, mis ojos se llenaron de una oleada de luz… Y sin embargo, estábamos bien.

Otra luz, mucho mayor que la del arma de rayos que estaba a punto de ser disparada contra nosotros, se estrelló contra el meca, haciéndolo volar.

Lanzado por los aires, el Jangar quedó chamuscado y echando chispas de tal forma que era evidente que había recibido grandes daños.

Nos giramos en dirección a la nueva luz, y allí estaba…

Un dragón blanco, enorme como una montaña, con cuernos de oveja. “¿Lady… Tiamat?” Naden murmuró dentro de nuestras cabezas.

Era la majestuosa forma de la Madre Dragón Tiamat, que había visto en la Cordillera del Dragón Estelar.

La madre de todos los dragones que residían en la Cordillera del Dragón Estelar. El dios del culto a la Madre Dragón.

Esa Tiamat soltó un rugido como el grito de una ballena. Luego, habló hacia las nubes que colgaban bajas en el cielo.

“¿Pretendes matar al familiar que tanto has esperado?”

Cuando lo hizo. El enorme cubo negro que había visto antes descendió de las nubes.