Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Capítulo 1: Los Productos Especiales Son lo Que Uno Hace de Ellos

Parte 1

Durante la guerra entre el Reino del Gran Tigre de Haan y el Gran Imperio del Caos, la República de Turgis, una nación situada en el extremo sur del continente, había aprovechado la confusión. Invadieron el Estado

Mercenario Zem, aliado del Reino del Gran Tigre, y tomaron tres ciudades que estaban cerca de sus propias fronteras.

Sin embargo, aunque las ciudades fueron tomadas por la fuerza, la mayoría de los mercenarios de Zem habían estado fuera luchando junto al Reino del Gran Tigre — difundiendo sus defensas. La República tenía aún más fuerzas reunidas para el empuje hacia el norte esperando en las ciudades cercanas.

Como resultado, la República no enfrentó mucha resistencia.

Cuando la guerra terminó, sólo devolvieron la más septentrional de esas tres ciudades, la que era vital para la defensa de Zem, mientras que las otras dos fueron incorporadas al territorio de la República. Esto ocurrió debido a tres razones principales. La primera es que, después de declarar la victoria, Fuuga quería centrarse en estabilizar su territorio recién expandido, y no ocuparse de los problemas de sus estados vasallos. La segunda, porque el jefe de la República, Kuu Taisei, se obstinó en negociar. Y por último, porque Souma había sido arrastrado a mediar como líder de la Alianza

Marítima.

“¡Ookyakya! Por fin hemos conseguido ir al norte, ¿eh?” dijo Kuu,

sonriendo mientras observaba sus nuevas ciudades desde la distancia. “Es muy audaz por parte de Fuuga Haan hacernos devolver sólo una ciudad y dejarnos conservar el resto.”

“¿Quizás piense que está bien dárselas a ustedes por ahora, ya que no podrán retenerlas de todos modos?” Sugirió Nike Chima, que estaba a su lado, encogiéndose de hombros.

Este joven y capaz comandante que blandía una lanza era amigo y confidente de Kuu.

“Seguro que sí”, dijo Kuu con una sonrisa irónica. “Cualquiera que conociera la historia de la República pensaría eso. Ya hemos tomado

ciudades en un intento de expandirnos hacia el norte, pero al final siempre hemos tenido que abandonarlas.”

La República no tenía rival en los combates de invierno, donde se suprimía el poder de las fuerzas aéreas como los wyverns. Pero como su clima frío les prohibía criar wyverns, no tenían fuerza aérea propia. Cuando las cosas se

calentaron, y el enemigo pudo enviar sus wyverns, la República acabó inevitablemente en desventaja. Además, la República estaba encerrada en la nieve y el hielo en pleno invierno, lo que impedía la comunicación entre la patria y las ciudades que habían tomado. Por eso era tan difícil mantener sus conquistas.

Fuuga también debía saberlo. Supuso que, aunque dejara de negociar con la devolución de una sola ciudad, podría recuperar el resto más adelante de todos modos.

Kuu sonrió con audacia. “¡Ookyakya! Pero así era la República antes. Demostrémosle que ese razonamiento no se aplicará a la República que vamos a crear.”

Los ojos de Nike se abrieron de par en par ante esta confiada declaración. “Veo que te sientes bastante seguro de ti mismo. ¿Tienes alguna razón para pensar que podemos ganar?”

“¡Ja! He aprendido un par de cosas viendo a mi hermano Souma gobernar. He estudiado cómo ganar los corazones y las mentes de la gente en el territorio bajo nuestro control.”

“¿Te refieres a la forma en que el sir Souma se anexionó Amidonia?” preguntó Leporina, la segunda esposa de Kuu, inclinando ligeramente la cabeza. Estaba de pie frente a Nike, y también estaba aquí como guardaespaldas de Kuu, por lo que sus orejas de conejo se movían en alerta. “Ha emitido un programa de música, ¿verdad? ¿Va a hacerlo, maestro Kuu?”

“¡Ookyakya! No del todo. Ofrecer programas de difusión para el

entretenimiento es sólo un método, pero la esencia de ganarse a la gente es más profunda, más simple que eso.”

“¿Es… simple?”

“Sí. Para resumirlo rápidamente — se trata de presentarles algo nuevo.”

Tras decir eso, Kuu señaló hacia lo que tenían delante con la barbilla. Había docenas de personas de las dos ciudades y sus alrededores reunidas allí. Eran granjeros adinerados, grandes comerciantes y ex mercenarios que se habían retirado a la vida como lores — los que tenían poder, básicamente. Hoy los habían convocado en nombre de Kuu, y ahora estaban temblando, rodeados de soldados de la República.

En ese momento, estaban todos reunidos al pie de una montaña. Todos estos personajes influyentes estaban preocupados por la posibilidad de ser masacrados aquí, y de que sus cuerpos fueran arrojados a las montañas, para que no pudieran obstaculizar su gobierno. Nadie les había explicado el motivo de la reunión, así que no se les podía culpar por pensar así.

Mientras miraba a esos hombres, Kuu le dijo a Leporina: “Estos tipos son como la República de antes. Tienen un sentido de los valores que han

construido a lo largo del tiempo, y las tradiciones que han cultivado hacen que les cueste aceptar las cosas que vienen de fuera. Si alguien tiene los dedos en los oídos, ninguna cantidad de palabras melosas lo persuadirá.

Primero hay que sacar esos dedos. Hay que crear un momento de vulnerabilidad.”

“¿Y eso es lo que hace el presentarles algo nuevo?” preguntó Nike.

“Sí”, respondió Kuu asintiendo. “Cuando la gente ve algo que no había imaginado, la sorpresa deja su corazón vulnerable. Hace desaparecer por un momento todas sus tradiciones y valores establecidos. Si puedes aprovechar esa apertura para presentarles algo tentador, seguro que aceptan lo increíble que es.”

Kuu dio una palmada. El sonido reunió todas las miradas en él.

“El hermano utilizaba programas de transmisión para ello, pero esto es lo que utilizaré”. Kuu levantó su garrote, girando sólo la cabeza. “¡Hazlo, Taru!”

Con eso, balanceó su garrote hacia abajo.

¡Bang! Se oyó el sonido de una explosión en las montañas, y luego…

¡Rumble, rumble, rumble! El suelo tembló, y los pájaros de las montañas levantaron el vuelo.

“¡¿Esto es un terremoto?!”

“¡No me digas que es un derrumbe!” “¡¿No deberíamos correr?!”

La multitud reunida miraba confundida, pero Kuu se mostró decididamente tranquilo mientras les decía: “¡No hay nada de qué preocuparse! Tengo algo que quiero enseñarles.”

A continuación, señaló la cara rocosa de la montaña con su garrote.

Moler, moler, moler… La pared rocosa se derrumbó ante sus ojos, revelando una enorme máquina cilíndrica. Esta máquina, que masticaba roca y tierra por igual, era el producto del proyecto de investigación conjunto de la

República de Turgis, el Reino de Friedonia y el Gran Imperio del Caos — el taladro.

Durante los dos últimos años, Kuu había estado construyendo su propio taladro para perforar túneles. Después, cuando decidió tomar las ciudades de Zem, empezó a cavar túneles lentamente a través de las montañas a lo largo de su frontera.

“¡El agujero detrás de esa máquina llega hasta el corazón de la República!” dijo Kuu a los agentes del poder reunidos ante él. “Hasta ahora, cada vez que la República se apoderaba de tierras fuera de la región de Turgis, nos costaba mantenerlas cuando la nieve del invierno dificultaba la comunicación. Pero

con este túnel, viajar de un lado a otro será mucho más fácil. Una vez dentro de la República, tenemos muchas monturas que pueden soportar la nieve. El suministro de mercancías a esta zona debería ser mucho mejor…

¡Ookyakya! ¡Así! ”

Con eso, un grupo de personas montadas en numoths y yaks de nieve con cestas comenzó a salir del túnel. Era una caravana de comerciantes de la República de Turgis.

Kuu les pidió que expusieran las cosas que habían traído para que la gente de Zem las viera. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vieron lo que contenían las cestas —pescado fresco. También había mariscos, y aún

estaban vivos.

“Ahora, echen un vistazo. Tenemos marisco fresco, capturado hoy en los puertos de Turgis. Ustedes son un grupo de habitantes del interior, así que probablemente no tienen pescado fresco a menudo. Me he esforzado en mi logística, al igual que el Reino de Friedonia”, presumió Kuu. Cogió una botella de alcohol de su primera esposa, Taru, la mejor tecnóloga de la

República, que se había reunido con ellos tras dirigir el equipo de perforación. La levantó para que la gente la viera. “¡Ahora, a beber y a comer pescado! ¡Podemos dejar la charla aburrida para más tarde!”

La multitud rugió con aplausos ante esta declaración. Se imaginaban que iban a ser asesinados y enterrados. Pero no sólo se les permitía vivir, sino que se les mostraba esta novedosa máquina de perforación, se les invitaba a comer marisco fresco e incluso a beber con él. La liberación del miedo,

combinada con esta excitación, embotó su capacidad de decisión. Ya nadie pensaba en Kuu y su gente como invasores. Estas influyentes figuras habían caído en su trampa.

“¡Bien, todos! ¡Vámonos a festejar y atiborrémonos de comida hoy!

¡Salud!”

“¡Salud! ¡Por Lord Kuu y la República!”

Cuando el telón de la noche empezó a caer, se celebró un gran banquete

entre los militares de la República y las figuras influyentes de las antiguas

ciudades de Zemish, y sus familias. Colocaron una simple cortina en la parte delantera del túnel y dispusieron la comida y las bebidas traídas de la

República detrás de ella para crear un espacio para la ocasión. Kuu estaba en el centro de la fiesta, hablando del futuro con una copa de vino en una mano.

“¡A partir de ahora, ustedes también son gente de la República! ¡Traeremos más y más mariscos a través de este túnel! ¡Pero eso no es todo! Esta cálida tierra se convertirá en un importante puente entre la República de Turgis, el Reino de Friedonia y el Gran Caos — o, espera, ahora son el Reino de Euphoria, ¿no? ¡Bueno, será un puente importante entre los tres países! ¡La gente y los bienes se reunirán, lo que significa que puedes contar con un gran desarrollo!”

“””¡Si!””””

“¡El continente está ahora dividido entre la Alianza Marítima y el Reino del Gran Tigre. Incluso si Fuuga llama a la puerta, no tenemos que preocuparnos! ¿Tiene una máquina impresionante que pueda atravesar estas montañas? ¡No! ¡Sólo los países de la Alianza Marítima la tienen! ¡Si Fuuga ataca, vendremos a través de este túnel para correr al rescate!”

“¡Wow! ¡Eres tan genial, Lord Kuu!” “¡Ookyakya! ¡Gracias!”

Cuando Kuu saludó al borracho que aplaudía, estalló una ronda de aplausos. Taru, Leporina y Nike lo miraban desde una corta distancia, comiendo y bebiendo ellos mismos.

“Toma, Nike. Es vino caliente.”

“Oh, gracias.” Nike hizo una cortés reverencia a Leporina mientras le servía un trago.

Aunque lo bebió para entrar en calor, no soltó su lanza. Si alguien intentaba hacer daño a Kuu, iba a estar preparado para atravesarlo en cualquier momento.

Mientras seguía observando a Kuu, Nike susurró: “Parece que se está emborrachando y alborotando, pero en realidad está sobrio, ¿no?”

“Por supuesto”, respondió Taru. “La leche que está bebiendo el maestro Kuu no está fermentada, es leche normal.”

“Actúa como si hubiera bajado la guardia para que se abran a él, pero no ha bajado la guardia en absoluto”, explicó Leporina. “Está dispuesto a hacer un acto ridículo para ganarse sus corazones. Eso demuestra que opera en otro nivel.”

Taru asintió. “Como gobernante, se lleva toda la puntuación. Como marido, tengo que quitarle cinco puntos.”

“¿Hm? ¿Por qué?” preguntó Leporina, pero Taru apartó la mirada con malicia.

“Está metido en su trabajo y deja solas a sus dos lindas esposas.”

“Ah, ja, ja… En eso tienes razón. Por cierto, ¿cuántos puntos es una puntuación completa?”

“Cien.”

“¿Incluso después de marcarlo, sigue puntuando noventa y cinco? Estás de cabeza, ¿no?”

Se notaba, por la forma en que hablaban sus esposas, que lo entendían. Kuu seguía luchando. Y estaba seguro de que ganaría.

Al percibir la confianza entre los tres, Nike pensó: Al verlos, me dan ganas de tener una esposa propia…