Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Prólogo: La Genio Vuelve a Casa

Antes de la guerra entre el Gran Imperio del Caos y el Gran Reino del Tigre, en la sala con la joya de transmisión de voz del Castillo de Parnam…

“¡¿Eh?! ¡¿No vuelvas?!” La hermana pequeña de la emperatriz María, Trill Euphoria, prácticamente gritó.

Y es que la persona que estaba al otro lado de la emisión, su otra hermana, Jeanne, había insistido en que no volviera al país. Hasta ahora, Trill siempre había sido amenazada con ser arrastrada de vuelta al Imperio cada vez que causaba problemas a sus queridos Genia y Ludwin. ¿Qué le digan que no vuelva? Esta era la primera vez.

La proyección de Jeanne asintió solemnemente.

“Ya me has oído, Trill… El Gran Reino del Tigre tiene sus ojos puestos en nuestro país. Esperamos una gran guerra en un futuro próximo. Tengo la intención de arriesgar mi vida para defender a nuestra hermana, pero… las cosas podrían salir mal. Quédate en el Reino, bajo su protección.”

“¡No podría! ¡Quizá no pueda hacer nada para volver, pero detesto la idea de quedarme aquí a salvo mientras mis hermanas luchan! ¡Ah! ¡Ya sé!

¡Recurramos a Sir Souma para que nos ayude! Estoy seguro de que él—”

“¡Trill!” gritó Jeanne. “No podemos meter a otro país en nuestros problemas. Incluso tú debes saberlo.”

“¡Sigo sin poder aceptarlo! ¿No formamos una alianza con Friedonia precisamente para que pudieran ayudarnos en momentos como éste?” preguntó Trill, con lágrimas en los ojos. “Posiciones, deberes, sangre —

¡nada de eso importa! ¡Sobrevivir es lo más importante! ¡Si todo lo que hace el país es atarlas a ustedes dos, que se lo lleven los que quieran tenerlo!”

“Trill… La verdad es que me gusta bastante tu forma de pensar”, dijo

Jeanne, sonriendo suavemente. “Y cómo eres así, quiero que vivas la vida al máximo. Estoy segura de que nuestra Hermana estará de acuerdo. No se trata de asegurar la supervivencia de nuestro linaje; es porque quiero que lleves la vida que quieres llevar. Quiero que tengas las libertades que nosotras no tuvimos, ¿de acuerdo?”

“¡No puedes hablar en serio!” “Adiós, ahora… Trill.”

Con eso, la llamada se cortó. El silencio de la sala fue ensordecedor. Trill se quedó de pie, boquiabierta durante un tiempo, pero finalmente, grandes lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.

“¡Wah… Wahhhhhhhh!”

Trill salió corriendo de la habitación, llorando a mares. Mientras corría, sin siquiera limpiarse los ojos, corrió por los pasillos del castillo hasta su

carruaje, que la llevó inmediatamente al taller de mazmorras de la familia Maxwell-Arcs. Horas más tarde, una vez que llegó, encontró a Genia dentro de la casa de madera que se había construido allí y saltó a sus brazos.

“¿Eh? Tri— ¡Blargh!”

“¡¡¡Hermana mayor Genia!!!”

Genia no tuvo respuesta. El abrazo volador de Trill la había dejado sin luz. Durante un tiempo, Trill siguió sacudiendo violentamente a Genia.

Finalmente, Ludwin llegó — demasiado tarde — y sacó a Trill.

Treinta minutos después…

“Lo siento, hermana mayor, Lord Ludwin. No debería haber dejado que me vieras actuar así.”

Finalmente se calmó, Trill se disculpó con los dos mientras bebía el té que Ludwin había servido. Había llorado a mares y parecía abatida. La desconexión entre esto y su habitual y alegre persona preocupó a Genia y Ludwin.

“Eh, claro”, dijo Genia.

“Entonces, ¿qué demonios paso?”, preguntó Ludwin. “Bueno, verás…”

Trill les contó la conversación que había tenido con Jeanne. Después de escuchar, Genia no sabía qué decir a la abatida Trill. Ludwin, mientras tanto, parecía estar pensando en algo.

“Ya veo… Eso explica por qué Su Majestad…” “¿Lord Ludwin?”

“¡Ah! Oh, no es nada, señora Trill”, dijo Ludwin, poniendo una mano en su hombro. “Esto puede sonar como una tranquilidad vacía, pero… estoy

seguro de que Madame Maria y Madame Jeanne estarán bien. Hay mucha gente que quiere ayudarlas.”

“¡Ah! ¿Este país ya está haciendo algo?”

¿Se estaban moviendo para salvar a María? Trill estaba a punto de preguntar, pero Ludwin levantó una mano para detenerla.

“Cualquier conocimiento que tenga es confidencial, así que no puedo decir nada.”

“Ya… ya veo.”

“Sin embargo, haré todo lo que esté en mi mano para que no acabe en un resultado que te haga llorar. Estaré fuera de la casa durante algún tiempo,

así que eres bienvenida a quedarte aquí en mi ausencia”, dijo Ludwin antes de ponerse en pie. “Genia.”

“Sí, sí.”

“Me dirijo al castillo ahora. No volveré hasta dentro de un rato. Cuida de la casa y de Madame Trill mientras estoy fuera.”

“Claro. Haz lo mejor que puedas allí, Hermano Mayor Luu.”

Ludwin hizo una salida dramática mientras su pequeña esposa lo despedía. Trill derramó lágrimas de gratitud al verlo partir, ahora segura de que había gente que lucharía por sus hermanas.

***

Ahora, volvemos al presente. Algún tiempo después de que el Gran Imperio del Caos y el Reino del Gran Tigre libraran su guerra…

“Entonces, ¿por qué sigues aquí?” Dijo Genia, inflando las mejillas.

“Porque quiero estar contigo, por supuesto, Hermana Mayor”, respondió Trill, sin inmutarse.

Cuando la guerra terminó y se confirmó que María y Jeanne estaban a

salvo, Ludwin regresó a casa y el Gran Imperio del Caos se reorganizó para convertirse en el Reino de Euphoria, pero Trill seguía quedándose en casa de Genia. Hasta que supo con certeza que María y Jeanne estaban a salvo, Trill se había comportado de forma dócil y tímida, pero ahora, ya había vuelto a sus antiguas travesuras.

“Sir Ludwin me dijo que me quedara en esta casa.” “Era sólo mientras él estaba fuera, ¿verdad?”

“Oh, Dios. ¿Fue así?” Trill pasó su brazo por el de Genia y sus mejillas se juntaron. “Hee hee, Hermana Mayor~♪”

“Suficiente. Hermano mayor Luu, ayúdame.” “Déjela ya, Madame Trill.”

Mientras Ludwin observaba a los dos, con una sonrisa irónica en su rostro… Hubo un repentino golpe en la puerta de la casa de madera.

“¿Un invitado?” dijo Genia, ladeando la cabeza.

Casi las únicas personas que los visitaban aquí abajo eran Merula, los compañeros de investigación de Trill, o los miembros de la familia de Souma. Y si se trataba de la familia de Souma, les habrían avisado con antelación.

“¿Hm? Sí, pasa.” “Disculpe.”

La puerta se abrió para revelar a una hermosa mujer. Era María Euphoria,

antigua emperatriz y futura tercera reina secundaria, que se había cortado el pelo rubio. Trill soltó el brazo de Genia cuando sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa.

“¡¿Hermana mayor María?! ¿Qué te trae por aquí?” “He oído que podía encontrarte aquí.”

María se acercó, con una sonrisa en la cara, y se detuvo frente a su hermana. La cara de Trill se crispó al tener un vago mal presentimiento con esa sonrisa.

Las comisuras de la boca de María se levantaron aún más. “Ahora bien, Trill.”

“¿Qué puede ser, hermana mayor María?”

“¡Es hora de ir a casa!” le dijo María, sonando como el altavoz de un pueblo al atardecer.

Trill parpadeó. “Erm… Con eso, ¿quieres decir… a mi casa en Parnam?” “No. A Valois, la ciudad donde naciste.”

“¡¿La capital imperial?!”

“Ahora somos un reino, así que es la capital real.”

María le estaba ordenando volver al Reino de Euphoria.

“El proyecto de investigación conjunto para crear un taladro ha dado resultados, y tu compañera de investigación, Taru, también ha vuelto a casa. Ya es hora de que vuelvas a Valois. Necesitamos a alguien que enseñe a la gente del Reino de Euphoria a utilizar las nuevas tecnologías desarrolladas.”

“¡Eso no es justo…! ¡Ah! ¡Lo sé! Tengo que atender mis deberes como embajadora del Reino…”

“Yo me encargaré de ese trabajo.” María cortó cualquier otro argumento antes de que Trill pudiera formularlo. “Hemos adoptado lo que es

efectivamente un acuerdo de ‘dos países, una nación’. Puedo hacer de puente entre ellos.”

“Pero, ¿no está tu ocupada, hermana mayor María?”

“Cuando esté ausente, la esposa de Sir Ginger, Madame Sandria, me

sustituirá. Ella vino originalmente del Imperio, y todavía tiene familia en el Reino de Euphoria.”

Parecía que no había escapatoria. Después de todo, María había dirigido el Imperio durante mucho tiempo. Trill nunca iba a poder vencerla en una discusión como ésta. Cuando se quedó callada, sin palabras, María le cogió la mano con una suave sonrisa.

“¿Hermana mayor María?”

“Vamos, Trill. Es hora de tu regreso triunfal. A partir de ahora apoyarás a Jeanne.”

“¡No es justo! ¡Hermana Mayoooorrrr!”

Trill buscó desesperadamente la ayuda de Genia, pero…

“Sí, sí, tu hermana mayor está aquí . Y tienes otra en Valois”, dijo María, llevándola de la mano mientras salía de la casa de Genia.

Las hermanas Euphoria llegaron de repente y se fueron por el mismo

camino. Genia y Ludwin observaron, estupefactos, como todo se fue al traste.

“No sé qué decir… Es como si acabara de pasar una tormenta”, murmuró Ludwin una vez que volvió el silencio.

Genia sonrió irónicamente ante esa expresión. “Seguro que lo es. Pero ahora…”

“¿Genia?”

Genia se apretó contra el brazo de Ludwin. Debido a su pequeña estatura

comparada con la de él, tuvo que usar todo su cuerpo para rodear su brazo.

“Heh-heh, ahora los dos podemos finalmente disfrutar de un tiempo a solas.”

“Eh… S-Sí, supongo que sí, ¿eh?”

El apuesto segundo al mando de la Fuerza de Defensa Nacional asintió, poniéndose de un tono rojo intenso.