Watashi, Nouryoku Wa Heikinchi De Tte Itta Yo Ne! (NL)

Volumen 13

Capítulo 96: El concurso.

Parte 1

“¡Muchas gracias!”.

Ese día en concreto, el botín de Pacto Carmesí consistía en algunas hierbas medicinales raras que habían recolectado, junto con algunos animales pequeños que recogieron a lo largo de su ruta, así que, en lugar de dirigirse al cobertizo de desmontaje de la parte trasera, habían entregado su presa en la ventanilla de intercambio del interior del salón gremial.

Estas hierbas no sólo eran raras, sino que tendían a estropearse rápidamente tras la cosecha. Como resultado, Pacto Carmesí, que tenía la ventaja tanto de la magia de búsqueda de Mile como de cierto inventario (en el que no pasaba el tiempo), era imbatible cuando se trataba de este tipo de tareas.

Por supuesto, había muchas razones para que los dependientes y otros cazadores sospecharan de las explicaciones del grupo de que habían “encontrado las hierbas justo antes de volver” o “regresaron a la ciudad tan rápido como pudieron mientras las conservaban con magia de hielo”. Sin embargo, no había ningún empleado del gremio ni un compañero cazador que pusiera en duda sus habilidades. Todos valoraban demasiado sus propias vidas y reputaciones.

Entonces, justo cuando Pacto Carmesí estaba a punto de irse.

¡Ding-a-ling!

El familiar sonido de la campanilla de la puerta del

gremio resonó, y… “¡Oh!”.

“¡Aah!”.

“¡¡¡Aaaaaah!!!”.

“¡¡¡Te encontramooooos!!!”.

Tres gritos resonaron en el salón gremial.

Y entonces…

“¡Miss Marcela! ¡Miss Monika! ¡¡¡Miss Aureana!!!”.

En efecto, Wonder Trio, que había salido hacia el este tras el rastro de Mile, y que había tomado un gran desvío, finalmente la había encontrado.

***

“¡¿Qué?! ¿Regresaste aquí apenas unos días después de que nosotras nos fuéramos? ¡¿¡¿Y nuestro largo y doloroso viaje fue para nadaaaaaaa?!?!”, gritó Marcela con una voz que no parecía pertenecer a una dama.

Después de escuchar a Mile, Monika y Aureana dejaron caer sus hombros con desaliento.

Por supuesto, Trio sabía que sus viajes en realidad no habían sido en vano; después de todo, habían acumulado muchas nuevas experiencias como cazadoras. Aun así, quizás era inevitable que consideraran ligeramente todo el tiempo y energía gastados como un desperdicio.

Marcela se repuso y dijo: “Sé que no eres responsable de eso, Miss Adele. Aun así, supongo que no puedo evitar quejarme un poco al pensar en las dificultades que nos hemos buscado por no quedarnos unos días más”.

Mile asintió. Era comprensible. De hecho, las tres miembros de Trio se veían harapientas y sucias. Probablemente llevaban tiempo sin lavarse el pelo.

“Su pelo, piel y ropa están tan sucios… Debe de haber sido realmente duro…”, dijo Mile solemnemente, sin pensar…

“No… pero quiero decir… ¡es normal!”.

“Siguen viéndose muy bien como para ser cazadoras que han estado de viaje, ¿verdad?”.

“¡Si esto es suficiente para ser llamadas sucias, ¿qué le depara el futuro al resto de damas?!”.

Uno tras otro, los cazadores masculinos de alrededor cacareaban su apoyo a Trio.

“¿Eh? Pero quiero decir, nosotras siempre… ¡Ay!”. Las palabras de Mile fueron cortadas por un golpe en la cabeza del bastón de Reina. Se giró para ver una mirada aterradora en el rostro de la misma.

“O-Olviden lo que dije…”.

De hecho, Pacto Carmesí era el único grupo de caza que podía permanecer completamente limpio durante un viaje o una larga excursión.

Los grupos normales carecían de la capacidad de caminar con lavabos portátiles a sus espaldas. Los grupos normales nunca serían tan estúpidos como para gastar toda la magia de sus magos en algo tan frívolo como duchas calientes. Los grupos normales no tenían magia con la que limpiar sus cuerpos y ropas. Los grupos normales no solían tener espacio ni siquiera para una muda de ropa entre sus provisiones. Lo que los cazadores podían llevar en sus mochilas tenía un límite, así que no había espacio para nada más una vez que se tenían en cuenta las armas de repuesto, el equipo de acampada, las raciones y otras necesidades. Además, los grupos sin magos tenían que cargar con su propia agua, lo que suponía otro estorbo añadido.

Gracias a que Wonder Trio se ceñía principalmente a las carreteras principales y pasaba el setenta u ochenta por ciento de sus noches en posadas en lugar de bajo las estrellas, podían arreglárselas. Aunque también había cazadores que vivían como vagabundos, con bolsillos demasiado escasos para las posadas, y pasaban todas las noches acampando mientras atravesaban los bosques en busca de plantas y caza, estas jóvenes no se contaban entre ellos.

“B-bueno, ¿quizás deberíamos continuar esto en la posada?”-

Obviamente, era un poco problemático estar de pie gritando en medio del salón gremial. Y así, las siete se trasladaron a la posada de Lenny…

***

“¡Vaya, vaya! Nos han traído nuevos huéspedes, ¡qué maravilla! ¡Espero que sigan aplicándose con tanta eficacia en el futuro!”, Lenny elogió a las miembros de Pacto Carmesí.

“¡¿Y por qué tú eres la que se pone a hablar como si

fuera la dueña?!”, replicó Reina.

Por supuesto, el tono de Lenny había sido a modo de broma, no había querido ser condescendiente con sus cazadoras favoritas. O eso dijo Mile, con la esperanza de aplacar a Reina…

“¿Eh? No, hablo en serio. Por favor, ¡sigan trayéndonos

más huéspedes!”, interrumpió Lenny.

“¡¿¡¿Así que hablabas en serio?!?”.

Mile se quedó tristemente sorprendida.

De todos modos, Wonder Trio alquiló una habitación y las siete chicas se reunieron allí.

“¡¿Qué?! En realidad, ahora que lo pienso, tiene sentido…”.

Una vez que entraron en la habitación, Reina le explicó a Mile exactamente por qué eran el único grupo que podía permanecer tan limpio en la carretera. Al principio, Mile se sorprendió, pero después de pensarlo un poco, acabó aceptando la realidad de la situación. Aunque Wonder Trio se había alojado principalmente en posadas, sólo tenían una muda de ropa y ropa interior, y si caminaban todo el día, era de esperar que acabaran sucias y empapadas de sudor. En la mayoría de las posadas no había baños, sólo toallas y platos de agua con los que los huéspedes podían limpiarse. Por supuesto, Trio podía producir tanta agua como necesitara y, como eran chicas jóvenes, no tenían que preocuparse por dejarse crecer la barba, así que eso era realmente todo lo que necesitaban en términos de higiene.

“¡Correcto! ¡Las cosas no son como lo eran en la escuela!”, dijo Marcela, sonrojándose ligeramente. Al parecer, Wonder Trio había decidido que su relativa falta de higiene había sido un efecto secundario de sus viajes a la intemperie, pero que Mile lo mencionara lo hacía algo vergonzoso. Sin duda alguna, en la academia, se solían bañar dos veces a la semana, con duchas siempre a su disposición.

Por supuesto, ducharse con verdadera comodidad había requerido bastante capital para dar propina a alguien que sacara el agua, lo que suponía un gasto duro para los estudiantes más pobres, es decir, los becarios como Aureana. Sin embargo, los que no disponían de fondos siempre podían sacar su propia agua. Al fin y al cabo, el pozo estaba justo al lado de la casa de baños.

Por eso, Mile (o, como la conocían, Adele) nunca había enseñado sus técnicas mágicas de limpieza a Marcela y a las chicas, ni la de limpiar su ropa ni la de limpiarse a sí mismas. Por supuesto, nunca había esperado que las tres se convirtieran en cazadoras y viajaran por el mundo, así que nunca se le había pasado por la cabeza.

“De todos modos, ¡eso no viene al caso! ¡Debemos terminar la tarea para la que hemos venido!”.

De hecho, tenía que haber alguna razón de peso para que tres chicas jóvenes e inexpertas viajaran solas hasta un país extranjero. Al darse cuenta de ello, las cuatro miembros de Pacto Carmesí esperaron pacientemente, con expresión tensa, a escuchar lo que Marcela tenía que decir.

Y así, Marcela contó la historia de su viaje, terminando en:

“Miss Adele, ¡te unirás a nuestro grupo y viajarás hacia el este junto a nosotras! Este lugar está demasiado cerca de Brandel— ¡es peligroso para alguien como tú! Creo que las cuatro estaremos bien durante los próximos cuatro o cinco—no, seis o siete, no quizás diez—años. Para entonces, tendremos veintitrés, así que… En todo caso, ¡las cuatro viviremos una espléndida vida juntas! Una vida en la que serás verdaderamente libre, hasta que regresemos a casa y seamos obligadas a casarnos. ¡Y, por supuesto, tú nos acompañarás, Miss Adele!”.

“¡Adele!”. “¡Querida Adele!”.

Una por una, las chicas juntaron sus manos, mirándola fijamente, sus ojos apasionados y llorosos.

“P-Por supuesto…”.

“¡¡¡TIENE QUE SER UNA BROMA!!!”, gritaron las otras tres miembros de Pacto Carmesí. Incluso la normalmente tranquila Mavis tenía una vena pulsando en su frente.

“¡Lárguense y llévense sus tontas propuestas con ustedes!”.

“¡Si escuché bien lo que acaban de decir, será mejor

que de verdad estén locas!”.

“Mile le pertenece a Pacto Carmesí. ¡Ustedes no tienen derecho a entrometerse!”.

Las otras tres miembros de Pacto Carmesí no podían estar más enfadadas.

E-Esto…

Estaban a punto de que iniciara una guerra sin cuartel, y había algo que Mile necesitaba decirles a todos los presentes. Así pues, se preparó y abrió su boca.

“¡Chicas! ¡¡¡Ya no se peleen por mí!!!”.

¡Si! ¡Por fin pude decir la número tres de mi “Lista de cosas que siempre he querido decir”! Me acabo de gastar toda la suerte de mi vida…

Mile exhaló con satisfacción.

Entonces, un profundo y extenso silencio cayó sobre el grupo, antes de que las seis chicas se giraran hacia ella y gritaran: “¡¡¡No actúes como si esto no te concerniera!!!”.

Estaban furiosas.