Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 10

Capítulo 4: El Planeta, El Recipiente Y El Oratorio Del Alma

Parte 5

INTERMISIÓN: EL ÚNICO CABALLERO Y BRUJA DEL MUNDO 

“La Primera Princesa Elletear Lou Nebulis IX.

Mientras sigues inconsciente en este frasco gigante, diré esto. No, supongo que no es una confesión sino un arrepentimiento. Me deshago de ti por ser un fracaso.

Eras el tipo de pura sangre más débil.

Tu poder astral Voz… Bueno, es ridículamente débil.

Pero a cambio, tu cuerpo tiene un potencial oculto aterrador.

Nadie habría imaginado que seguirías conservando tu ego incluso después de fusionarte con él.

Eres peligrosa. Estoy de acuerdo con los Ocho Grandes Apóstoles. Si eres capaz de combinarte completamente con la cosa del núcleo del planeta, el mundo perecerá.

Así que debo deshacerme de ti.”

Esas fueron…

…las últimas palabras que Kelvina le dijo cuando todavía estaba en la cisterna de agua.

―Lo siento, ¿sabes?

Ella soltó una risita.

Una pequeña habitación con luz mortecina. Elletear apoyó la mano en el marco de la ventana de la habitación y murmuró como si tararease para sí misma mientras veía la luna.

Elletear Lou Nebulis IX.

Su cabello ondulado era de un increíblemente hermoso color esmeralda con tintes de oro.

Su aspecto era tan encantador como el de una diosa, y su seductora y voluptuosa figura podría seducir a cualquier hombre del mundo. Si su belleza superior podía llamarse magia, entonces no había nadie más apropiado para llamarse bruja que la Primera Princesa.

―Te escuché alto y claro incluso en el tanque, Kelvina. Mientras estaba inconsciente, oía tus murmullos desde dentro de mi cuerpo.

Por eso mismo, tuvo que escapar.

Porque los Ocho Grandes Apóstoles, que temían su poder, planeaban eliminarla. Por otra parte…

En este momento, Elletear era la prisionera del Imperio, y estaba de nuevo bajo la vigilancia de estos ocho líderes de la asamblea imperial.

Incluso habían preparado esta pequeña habitación para ella.

―…

Miró la cámara de vigilancia del techo. Se preguntó qué debían sentir los Ocho Grandes Apóstoles mientras la miraban. ¿Sentían que estaban viendo a una mujer tan hermosa como una diosa?

No.

Probablemente sentían que estaban observando a una bestia desconocida, preguntándose en qué clase de monstruo se convertiría.

―Sólo un poco más…

También ahora, una cascada de sudor seguía cayendo por la cara de Elletear.

Los constantes escalofríos y el vértigo roían su cuerpo. Casi sentía que iba a perder el conocimiento. Para ser más precisos, sintió como si su mente estuviera siendo poseída. Su cuerpo estaba sufriendo una metamorfosis.

Una vez que su belleza sin precedentes fue eliminada, el monstruo más temible del mundo podría hacer su debut. Un monstruo que avergonzaría tanto a la bruja Vichyssoise como al ángel caído Kelvina.

…Pero esto…

…Esto es algo que quería, que perseguía y acepté para mí.

La cosa que trascendía el poder astral, la cosa que dormitaba en el núcleo del planeta. Como aceptó su poder, su cuerpo comenzó a transmutarse en algo inhumano.

―¡Uf!

La asaltaron unas terribles ganas de vomitar mientras se doblaba.

Pero no había nada que vomitar. No había bebido agua, y mucho menos comido algo, durante toda una semana. Su estómago estaba vacío.

… Sé, más o menos …

…que esta noche es la última.

Este era su último día como humana. La razón por la que lo sabía era que los escalofríos, los mareos e incluso las náuseas la reconfortaban. Estaba muy contenta de que su cuerpo fuera manipulado. Por fin había llegado.

La noche en que finalmente se convertiría por completo en un monstruo.

―Lo siento, madre… ―dijo a la lejana reina de la Soberanía Nebulis.

La mayor de las tres hermanas carraspeó con agonía.

―Madre… tu Soberanía… caerá. Con este poder… una vez que el poder dentro de mí sea totalmente mío… ya no tendré miedo de nada… Ni de ti, ni de Alice… ni siquiera si la mismísima Venerable Fundadora se enfrenta a mí…

Ella superaría a todos los magos y brujas astrales. Ella superaría todo el poder y la autoridad y todos los poderes astrales.

―Aunque haga del mundo entero mi enemigo, lo manipularé en lo que deseo.

Clack.

Escuchó pasos fuera de su puerta. Cuando adivinó quién podía ser, una pequeña sonrisa se dibujó lentamente en su rostro. No era la sonrisa de desprecio que había tenido antes. Era su sonrisa de diosa, la expresión que sólo mostraba a la persona que había dejado entrar en su corazón.

―No me importa. Puedes entrar, Joheim.

La puerta se abrió. El alto y delgado caballero de pelo carmesí se inclinó y caminó hacia Elletear. El Discípulo Santo del primer asiento, el “Relámpago”

El caballero Joheim. También era el protector del Señor. Sobre todo, era el hombre que la había empalado cuando protegía a la reina.

“La Primera Princesa Elletear, que protegía a la reina, fue cortada por la espada del Discípulo Santo”.

Ese mismo espadachín…

…ahora estaba solo junto a Elletear. Se arrodilló ante ella. Era casi como si…

…fuera un caballero protegiendo a una princesa.

―…

―Qué raro que visites mi habitación de noche, Joheim ―Elletear le invitó a acercarse con una gentil sonrisa―. Gracias.

Puso una mano sobre el espadachín arrodillado ante ella y le acarició la cabeza.

―Mi plan ha llegado hasta aquí porque tú estás conmigo. Si no hubieras estado allí cuando escapé del palacio, las cosas no habrían salido tan bien.

―…

―Su Majestad sospechaba ligeramente que yo era la traidora de la familia Lou. Así que necesitaba ese espectáculo. Protegí a la reina, y tú me cortaste. Eso me libraría de toda sospecha, ¿no es así?

―…

―Oh, pero por favor, quédate tranquilo, ya me curé de la herida que me hiciste.

Elletear colocó una mano sobre el fino camisón que le cubría el pecho.

―¿Lo ves?

No había ni un rasguño ni una cicatriz.

La espantosa herida, que parecía fatal, se había curado sin dejar rastro.

―Sé que no querías hacerlo, pero…

―Lady Elletear.

Seguía arrodillado. El caballero mantuvo la cabeza inclinada mientras continuaba en voz baja:

―Mi señora, por favor, no olvide el dolor de un humilde sirviente al que se le pide que hiera a su amo.

―…

―Nunca volveré a seguir una orden como esa. Vine aquí para decírselo.

―… ―Ella parpadeó sorprendida.

Pero entonces, una sonrisa agridulce se formó en el rostro de la bruja de pelo esmeralda.

―Gracias, Joheim. Su voz era tierna, sin artificios. Los cálidos ojos de la princesa eran la mayor prueba de su gratitud. ……Sí, esa batalla debe haberte pasado factura.

En el palacio Nebulis que fue asaltado por las fuerzas imperiales, Elletear planeaba ser golpeada por una espada. El Discípulo Santo había perseguido a la reina, y al protegerla y ser abatida por ello, Elletear pudo disimular con éxito su viaje al Imperio como una consecuencia natural de ser secuestrada.

Sólo tres personas conocían el complot. Ella, Joheim y la bruja de los Hydra, Vichyssoise.

“Ahora váyase. Tengo un papel importante que desempeñar pronto”.

“¡Ja! Ser herida duele, aunque tengas un cuerpo como el mío. Estoy segura de que dolerá aún más si lo hace un Discípulo Santo”.

Todo fue parte del plan de Elletear.

La reina fue engañada junto con la Segunda Princesa Aliceliese.

La chica no pudo perdonar a las fuerzas imperiales por haber matado a su hermana mayor, y con ese único pensamiento, Alice volvió a luchar contra Iska a pesar de no querer hacerlo.

―Gracias a eso, pude desertar al Imperio. Quería dejar la Soberanía, por cualquier medio. Después de todo, no quería que mi madre viera cómo su propia hija se convierte en un monstruo.

―…

―Joheim, por favor ponte de pie.

El Discípulo Santo hizo lo que ella le pidió. Mientras tanto, Elletear se sentó en el borde de la ventana. Observó el rostro del hombre que la miraba fijamente.

―Creo que será esta noche. En una o dos horas, estoy segura de que ya no seré humana. Ni siquiera yo sé qué forma grotesca adoptaré.

―Sí.

―No me arrepiento. Estoy haciendo esto para lograr nuestras dos visiones.

Para obtener ese poder.

―Sí.

―Pero… ―Elletear dudó. Se mordió el labio como si estuviera conteniendo un sollozo que sacudiría sus hombros―. Todavía… tengo miedo de que… te asustes después de verme……

―…

―Puedes reírte cuando me veas. Incluso puedes odiarme desde el fondo de tu corazón. Pero por favor… no te asustes de mí, ¡es todo lo que pido!

La habitación se quedó en silencio. Elletear no se movió lo más mínimo. Su escolta la abrazó con fuerza.

―Lady Elletear.

―…

―Yo soy su escudo. Si es la bruja definitiva del mundo, le prometo que me convertiré en el caballero definitivo del mundo para protegerla.

El Discípulo Santo del primer asiento, el Caballero “Relámpago” Joheim.

¿Por qué el hombre que normalmente residía en los aposentos del Señor, que normalmente nunca se separaba del lado del Señor ni siquiera un instante, visitó a una bruja encarcelada en lo profundo de la noche?

Eso fue porque…

…ella es su verdadera ama.

En este mundo, sólo se servían mutuamente. El caballero Joheim Leo Armadel sólo servía a Elletear, y la princesa Elletear sólo tenía un caballero: Joheim. Siempre.

Los dos únicamente habían luchado por el otro todo este tiempo.

―Nací en la Soberanía, y debido a mi débil poder astral, no pude unirme al ejército astral. En la nación donde reina el poder astral, sólo hubo una persona que me habló. Que me dijo que éramos iguales. Sólo tú sonreíste y me ofreciste tu mano.

―…

―Elletear, por eso lucho por usted.

―…

―Nunca dude de mí. Crea en mí. Utilíceme. Ordéneme. Mientras sea usted, seguiré siendo su caballero.

—….. Oh, tú. Qué terco eres.

La hermosa bruja cerró los ojos.

No había bebido nada en más de una semana. Aunque su piel estaba reseca como las arenas de un desierto… sentía como si algo fuera a fluir de ella -algo que no podía detener- si no cerraba los ojos.

―Joheim.

―Sí.

―Destruyámoslo juntos. Entonces contruyamos un verdadero paraíso en este planeta junto a los demás. Un paraíso donde nadie será discriminado, sin importar lo débil que sea un humano o un mago.

―Sí.

―El Imperio se interpone en el camino. Al fin y al cabo, persiguen a los magos.

―Y la Soberanía también. Los magos fuertes reinan sobre los débiles, y los magos astrales débiles miran con desprecio a los que no tienen poderes.

―El Señor, también.

―Y la Fundadora.

―Y los Lou.

―Y los Zoa.

―Y los Hydra.

―Y los Ocho Grandes Apóstoles.

―Y la familia real Nebulis.

―E incluso los poderes astrales.

―Los destruiré a todos. Por eso me convertiré en la bruja definitiva del mundo.

Esa noche.

En las afueras de la capital, se escuchó un grito angustioso que no parecía de este mundo.

Y horas después…

…resonó el cantar deleitado de algo inhumano.