Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

En las profundidades del bosque, un joven con una armadura y una chica con un traje de artista se enfrentaban: Suguru Yazaki, el General, y Sora Akino, la Idol. Detrás de Yazaki había otros cuatro: un chico con traje de negocios, el Consultor Haruto Ootori; una chica con un traje similar, la Coordinadora de Belleza Asuha Kouriyama; una chica con traje de animadora, la Animadora Yui Ootani; y por último una chica con un grueso delantal, la Modista Runa Harufuji. Todas ellas llevaban espadas, y estaban de pie en una formación encabezada por Yazaki.

“Parece que te has montado un harén, ¿verdad?”. se burló Sora. “No me habría imaginado que pudieras reunir un grupo tan grande en una batalla campal como ésta”.

“Estos cuatro han apostado su vida por mí”, respondió Yazaki.

Ninguno de los que le apoyaban tenía mucha capacidad de combate por sí mismo. Pero con la habilidad de mando de grupo de Yazaki, había una posibilidad de que pudieran sobrevivir juntos. Solos, no podrían enfrentarse a los demás, así que ¿por qué no apostarlo todo a un líder natural?

Haruto les había metido la idea en la cabeza. Para estas chicas, que no se atrevían a matar a sus compañeras y casi se habían rendido, sus palabras eran exactamente la salida que buscaban. Al menos, sus posibilidades de sobrevivir a la primera hora mejorarían. Aunque no resolvía el problema final al que se enfrentaban, al menos les daba más tiempo.

“Mientras sobrevivamos, tendremos la oportunidad de fortalecernos”, continuó. “Entonces podremos intentar acabar con el Sabio. Si vamos a morir de todos modos, más vale que vayamos a por todas. Eso es lo que hemos decidido, de todos modos”.

“En ese caso no debería importar a quién matas, pero te desviviste por mí. ¿Tan amargado estás por tenerme a cargo de la clase?”

La habilidad de resolución de problemas de Haruto le permitía acceder a un archivo de toda la información alojada en este mundo. Como tardaba en descomprimir la información que recuperaba, no podía utilizarla para saber cosas en tiempo real, así que localizar la ubicación exacta de sus compañeros era imposible. Pero limitando la información que extraía de la base de datos, podía al menos hacerse una idea general de dónde estaban.

“Si quieres cooperar con nosotros, no te mataremos”, ofreció Yazaki. “Eres más que bienvenida a unirte a nosotros. Tu habilidad del Juramento sería bastante útil”.

“Entonces, ¿pensabas añadirme a tu harén? Por desgracia, tendré que rechazarla”.

“Es una pena”.

Al romperse las negociaciones, Yazaki ordenó a sus subordinados que atacaran. Los cinco se movieron para rodear a Sora, perfectamente sincronizados gracias a las habilidades de la clase General.

“¡Formación de asedio!”

“Oh, ¿realmente vas a rodear al enemigo esta vez?”

La Formación de Asedio era una variación de la habilidad de Formación que poseía la clase General. Incluso sin rodear al oponente, les daba el beneficio de haberlo hecho, forzando a sus enemigos a permanecer dentro de un área limitada. Además, potenciaba los ataques de área de efecto de los soldados dentro de la formación, lo que les permitía luchar contra un gran número de oponentes a la vez.

La lucha era de cinco contra uno. Era poco probable que alguien con una clase como Idol tuviera mucha capacidad de combate, así que supusieron que sería un encuentro corto, pero los soldados del ejército de Yazaki se congelaron de repente.

Sora no estaba sola. Habían aparecido varias más, rodeándola, una multitud tan grande que era imposible creer que hubieran estado allí de antemano.

“Oh, ¿creíais que estaba aquí deambulando sola? A una ídol la hacen sus fans, ¿recuerdas?” Sora nunca había participado en un combate directamente, pero aun así siempre había tenido la máxima confianza en sus habilidades. Haruto había imaginado que ella tenía algún tipo de truco bajo la manga, y claramente éste era. No conocía los detalles, pero parecía que ella podía convocar instantáneamente a sus “fans”. El hecho de que Haruto no pudiera ver la verdadera naturaleza de su habilidad indicaba el alto nivel que realmente tenía.

“¡¿A quién le importa?! ¡Los derribaremos contigo! El objetivo de la Formación de Asedio es luchar contra varios enemigos a la vez!” gritó Asuha, atacando a la multitud que rodeaba a Sora.

Los que habían recibido el Don tenían el mínimo de fuerza necesario para sobrevivir en este mundo. Incluso las clases de apoyo presumían de una fuerza física mucho mayor que la de cualquier persona normal, y habían adquirido automáticamente una destreza básica con las armas. Así que, aunque su clase era la de Coordinadora de Belleza, una persona normal no tenía ninguna posibilidad de enfrentarse a Asuha. Su espada cortó los fans de Sora como si no fueran nada. No parecían tener ninguna habilidad especial.

Pero, de repente, Asuha se encontró sujeta por detrás. Haruto miró a su alrededor y descubrió que eran ellos los que ahora estaban rodeados. Su grupo de cinco había rodeado a Sora, pero sus admiradores se habían colocado alrededor de los cinco a su vez.

“¡Todavía podemos con ellos! Somos lo suficientemente fuertes como para manejar esta cantidad!” gritó Yazaki en señal de ánimo.

Tenía razón. Aunque la habían cogido por sorpresa, Asuha debería haber sido capaz de deshacerse de los fanáticos que la retenían sin problemas. Pero antes de que pudiera hacerlo, explotaron.

Al estar en contacto físico con ellos, Asuha no tenía forma de evitar la explosión. Cuando el chorro de sangre se disipó, la mitad superior de su cuerpo se había desvanecido junto con las personas que la sujetaban.

“¡Tú! ¿Has obligado a tus propios aliados a autodestruirse?”

“Son mis fans, ¿no? Es natural que den su vida por mí”.

Esto era malo; mucho peor de lo que Haruto había sospechado al principio. A este paso, no parecía que seguir con Yazaki fuera la opción correcta. Había pensado que lo mejor era quedarse con el grupo durante un tiempo para ver cómo se desarrollaban las cosas, pero eso ya no sería prudente. Debería retirarse.

Con ese pensamiento, miró a Yazaki, pero la visión le cogió completamente por sorpresa. La mitad derecha del cuerpo del General había desaparecido. O, mejor dicho, faltaba todo, desde el hombro derecho hasta la cadera.

Haruto volvió a mirar a Sora, pensando que era otro de sus ataques, pero ella también estaba siendo consumida por una especie de masa semitransparente. La masa había salido disparada hacia ella, borrando todo a su paso. Ni siquiera su escudo de carne de fans la había frenado en lo más mínimo.

“¡Nooo! ¡Ayudadme! ¡Haruto!” Yui gritó cuando otra de las manchas se acercó y se la tragó a ella también.

Había varios de ellos alrededor. Runa creó inmediatamente una armadura para sí misma, pero fue consumida junto con las otras igualmente. Ninguna habilidad defensiva parecía importar contra esas cosas. Una tras otra, aparecieron más masas que devoraban todo lo que encontraban a su paso. Comían sin distinción, desde el propio bosque hasta Sora y sus fans, pasando por Yazaki y su formación. Succionaban todo lo que tocaban, disolviendo y absorbiendo.

Haruto saltó al aire. Haciendo brotar alas de su espalda, voló en línea recta tan alto como pudo. Aparte del Don de los Sabios, éste era su propio as en la manga. Una vez que se elevó lo suficiente por encima de la carnicería, miró el mundo que le rodeaba. Las masas de manchas se derramaban desde el centro del Inframundo, surgiendo de la oscuridad para consumir todo el paisaje. Desde donde estaba, podía decir que aún no eran muchos, pero por muy esporádicas que fueran sus apariciones, su número estaba definitivamente creciendo.

“¿Qué demonios son esas cosas? ¿Qué está pasando?” Haruto estaba desconcertado por la impactante y surrealista visión.

◇ ◇ ◇

Su respiración era agitada y desigual. Su corazón se aceleraba. Temblaba y sudaba profusamente, y sus pies eran inestables. Todo esto era el resultado del puro miedo.

Yogiri Takatou. Para Romiko, él era aterrador. Ni siquiera entendía por qué. No tenía ni idea de por qué le daba tanto miedo. Estaba allí de pie, sin hacer nada; nada en su apariencia era lo más mínimo intimidante. Su única habilidad era matar insectos, no era especialmente musculoso, ni tampoco especialmente atlético. Con el poder de Mokomoko, debería haber sido capaz de matarlo en un instante.

Pero era aterrador. Un miedo violento inundaba su mente, hasta el punto de sentir que se estaba volviendo loca. No tenía ni idea de lo que él haría, pero de alguna manera comprendía que su vida estaba firmemente agarrada en sus manos. Quería huir tan rápido como pudiera, pero su cuerpo no respondía. Sus piernas estaban congeladas, su horror la arraigaba al lugar.

Mientras maldecía a su propio cuerpo por tener una reacción tan absurda, finalmente comprendió. Ese era el miedo que sentía Mokomoko. Pero ella no sabía por qué el fantasma tendría miedo en primer lugar. Aunque se habían fusionado, ella sólo estaba tomando prestado el poder del espíritu. Sea lo que sea lo que le ocurra a Romiko, no debería tener ningún efecto sobre el propio fantasma. Sin embargo, un terror apocalíptico se desbordaba de ella.

Los espíritus bajo su control como Nigromante no podían resistirse a su voluntad, así que era imposible que esto fuera el resultado de que Mokomoko intentara defenderse. Simplemente estaba sintiendo los efectos secundarios del miedo de Mokomoko.

Romiko había perdido por completo la noción de lo que estaba haciendo. Su objetivo inicial había sido evitar hacer cualquier trabajo duro, pero una vez que se había convertido en un battle royale, había estado haciendo lo que fuera necesario para asegurarse de que sus posibilidades de supervivencia aumentaran. Por esa razón, se había acercado a Tomochika y había tomado a Mokomoko para ella. En este punto, debería haber tenido una ventaja abrumadora, pero en su lugar se enfrentaba a una insoportable sensación de temor. Sentía que la aplastaban bajo una desesperación que ni siquiera comprendía.

El miedo era una respuesta al peligro. Era un instinto para evitar las cosas que podían amenazar la propia existencia, por lo que era crucial para la propia supervivencia. Pero la capacidad de pensar de Romiko había quedado paralizada. El miedo había superado todos los demás pensamientos y sentimientos, privándola de cualquier forma de decidir un curso de acción. Cuando sintió que su conciencia comenzaba a desvanecerse y empezó a aceptar que el fin había llegado, escuchó una voz.

¿Quieres poder?

Al principio pensó que era una alucinación, y de hecho no estaba muy lejos de la verdad. Era una voz que la llamaba desde lo más profundo de su ser.

Este no es el límite del poder de un Nigromante.

Y entonces se dio cuenta. Despertar. Esto debía ser de lo que había hablado Sion, un repentino crecimiento explosivo del poder de un Sabio potencial para escapar del miedo y la desesperación.

Ahora, libera la fuente de tu miedo.

Ante la insistencia de la voz, Romiko se dio cuenta de que si quería liberarse del miedo, sólo tenía que soltar a Mokomoko. Con el terror que dominaba su mente, una solución tan sencilla había estado más allá de ella.

Con una simple orden mental, el espíritu se liberó. Inmediatamente, el miedo desapareció. Como si todo hubiera sido una mentira, su corazón se calmó rápidamente y su visión de túnel se amplió. El mundo casi parecía brillar.

En lugar del miedo surgió un abrumador sentimiento de superioridad, una conciencia de su propia fuerza, un aumento de sus poderes que hizo que el control de los muertos pareciera nada. Antes era incapaz de verlo, pero ahora podía utilizar incluso los débiles remordimientos de los difuntos. Podía reconstruir los poderes de los que habían muerto en este lugar y utilizarlos para sí misma. Más de un millón de almas.

Reuniéndolas todas, despertó como un ser capaz de controlarlas a todas. Y esa prisa, esa sensación de omnipotencia, la llevó a cometer un error fatal.

◇ ◇ ◇

Yogiri había decidido comenzar su búsqueda desde la muralla. La última vez que había estado en contacto con Mokomoko, ella le había dicho que era allí donde se escondían. Si no se habían movido, los encontraría con relativa rapidez, y si no estaban allí, aún podría encontrar una pista sobre dónde habían ido.

Mientras caminaba por el bosque, escuchó un fuerte ruido, como el de la caída de un árbol. Decidió comprobarlo primero. Y cuando lo hizo, encontró a Tomochika y Romiko Jougasaki discutiendo. No conocía bien a Romiko, pero algo parecía extraño en ella. Hablaba exactamente igual que Mokomoko.

“Oh, lo siento. Desafortunadamente, todavía tengo el control total de la armadura. ¡Purga!” Unas líneas recorrieron de repente el cuerpo blindado de Tomochika.

Al darse cuenta de lo que estaba a punto de suceder, Yogiri dio un rápido golpe a Hanakawa. Su infeliz compañero no había visto venir el ataque. Al recibir el golpe directamente en los ojos, Hanakawa soltó a David y cayó al suelo, cubriéndose la cara. Aunque probablemente no era para tanto, Yogiri tenía cierto reparo en dejar que Hanakawa viera lo que estaba a punto de ocurrir.

“Tápate los ojos un poco. Si intentas mirar, te mataré los ojos”. No estaba seguro de poder cumplir la amenaza, no tenía intención de intentarlo. Una amenaza era todo lo que era.

“Oye, ¿qué quieres decir con ‘buen trabajo’?”

Yogiri sentía que debía disfrutar al máximo de este tipo de situaciones, pero ante la respuesta de Tomochika, decidió que elogiar a Mokomoko quizás era ir un poco lejos. Entregando su chaqueta a Tomochika, miró a Romiko. Parecía dispuesta a atacar a Tomochika. A juzgar por la situación, de alguna manera había tomado el control del espíritu Dannoura.

“Es Mokomoko, ¿verdad?”

“Me sorprende que lo hayas adivinado”.

“Me di cuenta por su forma de hablar. No sé qué está pasando aquí, pero si va a atacarnos, tendré que matarla”.

Ahí es donde Mokomoko caía en la lista de prioridades de Yogiri. No tenía ningún deseo de deshacerse de ella de forma proactiva, pero si intentaba hacerles daño, no dudaría. Si usaba su poder en respuesta a un ataque de Romiko, Mokomoko probablemente moriría junto con ella. Al no haber tratado nunca de matar a una persona poseída por separado del fantasma que llevaba dentro, no tenía ni idea de si tal cosa era posible. Había situaciones en las que podría valer la pena intentarlo, pero no creía que eso fuera aplicable en este caso.

“Oh, dije que te enviaría al otro mundo si me quitabas el traje de esa manera, ¿no es así?”. Tomochika soltó un chasquido, con una expresión frígida. Parecía molesta. Yogiri supuso que probablemente lo perdonaría aunque matara a su ancestro.

Romiko no se movió. No emitía ninguna intención de matar, y era difícil saber si los estaba mirando. Yogiri decidió esperar a ver qué pasaba, pero no tardó mucho, ya que Mokomoko volvió a salir de ella de repente.

Hmm, sobre eso. No esperaba que ocurriera algo así, así que mis defensas eran bastante escasas. Todo ocurrió antes de que pudiera responder. Ya no tenía la capacidad de resistirme.

“¿A quién le importa? ¿Puedo recuperar mi ropa, por favor?”

Los fragmentos dispersos del traje de batalla flotaron inmediatamente desde el suelo y la cubrieron de nuevo.

“Entonces, ¿qué está pasando aquí?” preguntó Yogiri. Mokomoko parecía desesperada por suavizar las cosas.

Parece que ha despertado algún nuevo poder. Eso puede ser precisamente lo que el Sabio esperaba.

Romiko había vuelto a sus cabales. Mientras que antes apenas parecía consciente de su entorno, ahora los miraba directamente.

Una enorme sombra apareció detrás de ella. Mientras seguía creciendo -supuestamente una especie de colección de espíritus-, daba una evidente impresión de muerte. Como un conjunto de huesos que se ensamblan o carne podrida que se cose, adquirió la forma de una persona. Su superficie mostraba numerosos rostros retorcidos por la angustia, cada uno de ellos aullando de rabia. Negra, grande, ominosa y deformada, la aparición se volvía más vil a cada segundo.

“Oye, Tomochii, ¿lo entiendes? Esto se siente muy bien”, dijo Romiko con una sonrisa peligrosa. “Es como si el mundo entero se arrodillara a mis pies. Incluso esto no es nada”. Levantando su brazo lentamente, señaló a Yogiri.

“Muere”.

Pero su oponente fue más rápido. Antes de que la aparición pudiera hacer su movimiento, Romiko cayó como un peso muerto. Su monstruo se disipó rápidamente, sin dejar rastro de su existencia. Debía estar planeando matar a Yogiri sólo para mostrar sus nuevos poderes, pero él se le había adelantado.

Sin embargo, esperaba ver lo que ella haría…

“Si hubiera esperado más tiempo, ella nos habría matado”.

“Mikochi…”

Romiko había sido la amiga de Tomochika, pero eso también era poco importante para Yogiri. Ella no había sido lo suficientemente importante como para que él pensara en una solución que no implicara la muerte instantánea.

“Bueno, no había nada más que pudieras haber hecho”, suspiró Tomochika. “Sigamos adelante”.

Yogiri no estaba seguro de que sus palabras expresaran sus verdaderos sentimientos, pero al menos no parecía interesada en culparle por lo que había hecho.

“¡Pero Tomochika! ¿Qué clase de comportamiento es ese para una heroína?”

“¿Qué? ¿Hanakawa? ¿Por qué estás aquí?” Finalmente se dio cuenta de que su otro compañero de clase estaba con ellos.

“¡Tienes que ser más suave! Diciendo cosas como, ‘¡Esto es terrible! Esto es demasiado! ¡Así es como una heroína normal reaccionaría a la situación! Y entonces sería cuando las cosas empezarían a ponerse difíciles entre vosotros dos, y empezaríais a distanciaros, lo que llevaría a un desencuentro que me abriría la oportunidad de colarme”.

“Pase lo que pase, nunca habrá una oportunidad para ti”, respondió Tomochika con una expresión plana.

“¡Aww! Pensé que estaría bien que abriera los ojos ahora, ¡pero estás usando ropa de nuevo! En realidad, un traje ajustado también está bien, a su manera”.

“Creo que debería matar sus ojos después de todo”.

“¡Por favor, ten piedad!”

“¿Y por qué está ese pervertido aquí, de todos modos?”

“No sé por qué, exactamente, pero estaba en el séptimo nivel, así que lo traje conmigo. Tiene acceso a algo parecido a un ascensor del inframundo, así que pensé que sería útil”.

Ahora que nos hemos reunido, ¿qué piensas hacer?

“Actúas como si todo estuviera bien, pero aún no te he perdonado”.

¡Me disculpo! ¡Puede que me haya metido demasiado en el asunto!

“Guárdalo para más tarde. Hanakawa entró en la batalla de selección una vez que llegamos a este nivel, así que creo que todos deberíamos abandonar la zona. Si intentamos huir, Sion aparecerá, ¿verdad?”

Ya veo. Eso nos permitiría completar nuestro objetivo principal.

“Ya que no entramos en la batalla nosotros mismos, tenerlo cerca sería conveniente, ¿no?” Tomochika reflexionó.

“¡Tomochika! ¿Podrías dejar de decir esas cosas? ¡No puedo creer que estés de acuerdo con una estratagema tan cruel! Como heroína, ¡sería más apropiado que propusieras una solución humana!”

“Estará bien. Probablemente”, dijo ella, desviando la mirada. Por muy cruel que fuera, a ella le parecía un plan sólido.

“Espera, espera, espera, no tengo ningún problema con que saques a la Sabia, ¡pero no hay garantía de que sobreviva al encuentro! Después de todo, yo seré su objetivo, ¿no? ¡Ustedes dos ni siquiera son parte del concurso!”

“No te preocupes. Me vengaré de ti”.

“¡¿Así que estás planeando que muera desde el principio?!” El desagradable grito de Hanakawa resonó en el bosque.