Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Tal vez el tranquilizante que había tomado antes seguía surtiendo efecto, ya que Ryousuke Miyanaga se las arregló para mantener la calma. Aunque quería huir gritando, sabía que cualquier acción imprudente aquí sería su fin. No podía permitirse ni un solo error. Tenía que mantener la calma.

Si Yogiri hubiera querido, podría haberle matado en cualquier momento, pero no lo hizo. Eso debía significar que no pensaba matarlo de inmediato. Alguien había intentado matarlo justo en ese momento, pero no había sido el chico.

Ryousuke inspeccionó su entorno. Estaban en medio de la calle. Había grandes grietas que se extendían por las piedras desde donde su cabeza había impactado contra el suelo. Aparte de Yogiri y sus acompañantes, no había nadie alrededor.

Sólo el día anterior había ocurrido un desastre a gran escala con muchas víctimas. Con eso fresco en la mente de todos, la mayoría de la gente cercana se apresuró a huir a la primera señal de peligro. Parecía haber una gran conmoción a poca distancia, pero probablemente se trataba de las consecuencias de la caída de su avión.

Ahora había dos personas frente a él. Una era Yogiri Takatou, cuyo rostro había visto en numerosas ocasiones y que nunca confundiría con el de otra persona. La camisa blanca y los pantalones del chico significaban que probablemente todavía llevaba su uniforme escolar. Hablaba con un teléfono inteligente, pero Ryousuke no prestaba mucha atención a la conversación.

A su lado estaba la chica que le acompañaba. Antes llevaba ropa normal para una adolescente, pero en algún momento se había puesto un traje negro ceñido, probablemente algún tipo de atuendo de batalla. Debió de ser ella quien lo arrancó del aire y lo hizo caer al suelo. Por suerte, no tenía heridas persistentes. Le había dolido, por supuesto, pero se había curado casi al instante. Ryousuke llevaba varios dispositivos de autocuración, así que las experiencias cercanas a la muerte no eran nada de lo que preocuparse.

Y había una forma más junto a la pareja. Era difícil llamarla persona, ya que flotaba alrededor de los estudiantes. Debía ser algo así como un espíritu guardián. Llevando un kimono blanco que recordaba a la era Heian, parecía una mujer sorprendentemente robusta. Ryousuke poseía algo llamado Ojos Puros, que había fabricado personalmente a partir de los de su propio mundo. Le permitían ver seres fantasmales.

“Espera, ¿desde cuándo estás charlando tranquilamente con eso?”, preguntó la chica a Yogiri, que acababa de darse cuenta de que estaba hablando por teléfono.

“Bueno, tenía que ponerme en contacto con Ninomiya y los demás de alguna manera”.

“¿Pero cómo es que funciona aquí?”

Estoy actuando como un relé. Podrías llamarlo una estación virtual. Puedo recibir las señales de los teléfonos, decodificarlas y transmitirlas de vuelta! dijo el espíritu con orgullo, sorprendiendo a Ryousuke. Había pensado que era el único en este mundo capaz de utilizar la electrónica de esa manera.

“La pobre Mokomoko se está convirtiendo en una antena celular…”, murmuró la chica, mirando al fantasma con ojos de lástima.

¡Idiota! ¡Esa actividad es básica entre las básicas! ¡Y deja de hacer observaciones tan tontas!

“De todos modos, ¿deberíamos continuar con esta conversación?” intervino Yogiri, guardando el teléfono y volviéndose hacia Ryousuke. “Ha habido tantos incidentes últimamente que parece que la gente de aquí no se arriesga, así que estamos solos. Tú eres el que me ha estado vigilando últimamente, ¿verdad?”.

“¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Quiénes son ustedes?! Fui atacado de la nada. ¿Fueron ustedes?” Ryousuke gritó, con la esperanza de mentir para escapar. Si admitía que los había estado observando, las cosas se complicarían muy rápido. Eso lo relacionaría directamente con la gente que estaba cazando a Yogiri, así que no tenía más remedio que fingir que no tenía nada que ver. Si Yogiri no pretendía matarlo de inmediato, existía la posibilidad de que lo dejara ir si pensaba que Ryousuke no estaba involucrado personalmente.

Hm. Supongo que declararlo culpable sólo porque subió a un avión es un poco injusto, por muy cuestionable que fuera ese momento.

“Bueno, ¿y ahora qué?” Yogiri frunció el ceño. “Pensé que podríamos resolver las cosas fácilmente si lo encontrábamos, pero…”

No tenían muchas pruebas. Si ese era el caso, Ryousuke tenía una oportunidad. Si no intentaba defenderse, es posible que no muriera. Todavía había una posibilidad de que pudiera escapar. Sólo tenía que escapar antes de que Yogiri decidiera matarlo.

Todavía tenía a la Princesa de los Espíritus de su lado. Con su magia, debería ser capaz de salir con vida. Ser forzado a depender de su poder era algo que generalmente prefería evitar a toda costa, pero no le quedaban muchas opciones.

En ese momento se le ocurrió una idea. Era extraño que la princesa no hubiera aparecido todavía con todo lo que estaba pasando. Normalmente, ella siempre estaba rondando por ahí, adulándolo. No era posible que se quedara sin hacer nada mientras su vida estaba en peligro.

¿Buscas esto? preguntó Mokomoko, sosteniendo otra forma etérea por el cuello. Era Elysium, la Princesa de los Espíritus. A pesar de lo hermosa que era, parecía algo patética colgando sin fuerzas en la mano del otro fantasma, con el cuello doblado en un ángulo extraño. Y aunque un espíritu no era algo que pudiera compararse con los humanos, estaba claro que se había quedado sin fuerzas.

“¿Qué estás haciendo?” Tal vez incapaz de ver la segunda figura agarrada por el fantasma, la chica dirigió una mirada curiosa hacia ella.

Un espíritu extraño nos atacó, así que me ocupé de él.

“Vaya, es la primera vez que escucho que haces algo que realmente suena como lo que debería hacer un espíritu guardián”, respondió la chica con desagrado, siguiendo adelante como si nada.

“P-Por qué… esa es la Princesa de los Espíritus, el espíritu máximo que gobierna sobre todos los demás…” Murmuró Ryousuke sorprendido.

¡Ja! ¡No hay espíritus que puedan aspirar a superarme! El camino de Dannoura busca la batalla incluso después de la muerte. ¡No hay ninguno que pueda esperar superarnos en la guerra espiritual!

“Vaya. Supongo que te sientes bien porque por fin has hecho algo útil, pero ¿tienes que enseñorearte tanto con él?”.

Y si ésta es la “Princesa de los Espíritus”, ¿significa que éste es el rey? Mokomoko estiró su mano izquierda, agarrando a otro ser fantasmal por el cuello. Aunque parecía poseer algún tipo de poder divino, una vez que Mokomoko apretó su agarre sobre él, también se quedó inmóvil.

“No sé exactamente qué estás haciendo, pero ¿podrías no ir por ahí recogiendo un montón de cosas al azar?”

Una vez que derroté a la mujer, ¡vino a buscar venganza! Era un poco más fuerte que ella, pero como dije, ¡el camino de Dannoura es inigualable!

“Uh oh, parece que su ego está empezando a inflarse”.

Mokomoko apretó sus dos manos, aplastando a sus dos cautivos hasta convertirlos en un amasijo de niebla. Ryousuke no sabía si eso equivaldría a la muerte en su reino, pero al menos aseguraba que no podrían ayudarle en ese momento.

La atención de Yogiri, sin embargo, se había desplazado hacia Mokomoko. Ryousuke sabía que si iba a hacer un movimiento, ésta era su oportunidad. Buscando algo útil en su mente, creó una granada de humo, un objeto lo suficientemente pequeño como para poder replicarlo al instante. Sin dudarlo, tiró de la anilla y la lanzó hacia los demás, haciendo que una espesa nube de humo llenara inmediatamente la calle.

Ryousuke había utilizado todos los métodos disponibles para fortalecer su propio cuerpo hasta el límite, desde potenciadores basados en drogas hasta refuerzos mágicos o mecánicos. Poniendo toda esa fuerza sobrenatural en sus piernas, estaba a punto de despegar cuando oyó una voz.

“Si corres, te mato”.

Esas palabras lo clavaron en el sitio. Sabía que debía correr de todos modos. Si Yogiri no planeaba matarlo, podría dejarlo ir. Pero no podía moverse. El precioso tiempo que había ganado con su granada de humo se desperdició mientras se quedaba parado esperando a que el humo se disipara.

“No has corrido, así que probablemente conoces mi poder, ¿verdad?” preguntó Yogiri tras ver que Ryousuke había hecho lo que le habían dicho. No había esperanza de que el asesino hablara de su salida ahora.

“¡Fenrir!” gritó Ryousuke desesperadamente. Ese era el nombre que le había dado a una bestia cuadrúpeda asesina de dioses que había conocido durante sus viajes. De algún modo, había conseguido domesticar a esa encarnación de la violencia y la crueldad, y atarla a sí mismo. Cuando la monstruosa criatura apareció sin hacer ruido, también cayó al instante al suelo sin hacer ruido.

“Si tienes más como ésa, adelante, sácalas todas”, propuso Yogiri con calma. “Me ahorrará la molestia de explicar mi poder”.

“¡Reina de los muertos, Yama! ¡Sálvame! Estoy claramente entre la espada y la pared”.

“¿No te parece apropiado visitar solo cuando te llamen? Incluso yo me sentiría herida si me dijeran que estoy siendo molesta al forzar mi presencia a los demás”. Una delgada mano blanca se posó en su hombro. Al darse la vuelta, vio una belleza impecable con un vestido negro de pie detrás de él. Era una mujer que había conocido en una ciudad subterránea por la que había entrado accidentalmente hacía tiempo. Por alguna razón le había gustado, pero él la había rechazado.

“¡Por favor! Ayúdame”.

“¿Significa que estás dispuesto a convertirte en mi compañero?”

Se quedó en silencio. Si aceptaba, sin duda quedaría atrapado en la ciudad subterránea y no volvería a ver la superficie. ¿Valdría la pena ese destino para sobrevivir a la situación actual? Sobre todo porque aún no sabía si Yogiri planeaba matarlo.

“Bueno, no importa. Sería bastante grosero por mi parte exigir tu mano en matrimonio a cambio de salvarte la vida”.

Ryousuke sintió una oleada de alivio. Ahora no se lo llevarían a ese horrible lugar aunque Yama tuviera éxito. Ahora que lo pensaba, probablemente habría sido mejor pedirle que matara a Yogiri en primer lugar, pero antes todo había sido un juego para él. Hasta ese momento no había pensado en Yogiri como alguien a quien había que matar a toda costa.

Ryousuke estaba seguro de que Yama podía hacerlo. Ella era la reina inmortal que gobernaba la vida y la muerte. Para ella, no existía la muerte. Y como alguien que no podía morir, el contraataque de Yogiri no significaría nada, lo que a su vez significaba que él era como un humano ordinario para ella. Deshacerse de él sería un juego de niños.

“¡Ja, ja! ¡Este es el fin! ¡Yama no tiene el concepto de la muerte! No hay manera de que pueda…”

” Muere”.

Yama inmediatamente se quedó sin fuerzas. Cayendo en un charco de oscuridad, se dispersó rápidamente, sin dejar nada atrás.

“Sabes, toda la gente que ha dicho que no puede morir, o que ya está muerta, o que no tiene el concepto de la muerte… todos ellos han muerto hasta ahora”.

“Umm, Takatou. Parecía una persona bastante importante. ¿No crees que deberías haberlo pensado un poco más antes?” A pesar de sus palabras, la chica no parecía demasiado sorprendida. Aterradoramente, parecía más harta que otra cosa.

“No importa. No me importa quiénes sean”. Estaba claro que ahora pensaba en Ryousuke como un enemigo.

Si Yama no podía matarlo, no quedaban opciones. En el fondo de su mente, Ryousuke escuchó un mensaje de su androide. Se dirigía hacia él. No sabía qué pensaba que podía conseguir, pero no le importaba lo suficiente como para detenerla.

Al poco tiempo, llegó una chica con un vestido y guantes rojos.

“¡Aléjate de mi amo!”, gritó ella, lanzando el cuchillo que tenía en la mano.

No hay manera de que eso funcione. Eso fue lo primero que pensó Ryousuke, pero pronto se dio cuenta de que algo iba mal. Ella había lanzado el cuchillo. Tratándose de Yogiri, incluso eso debería haber sido imposible. Debería haber muerto en el momento en que se movió para hacerlo. Esa debía ser la norma. Pero Yogiri la miraba mudamente, sin hacer nada para detener el ataque.

“¡Takatou, qué estás haciendo!”, gritó la chica que estaba a su lado, presa del pánico, mientras agarraba el cuchillo del aire en el último segundo.

Ryousuke se quedó helado ante el increíble espectáculo. ¿Qué había pasado? ¿Por qué habían fallado las defensas automáticas del chico?

“Oh, lo siento. Sólo me sorprendió. Enju, cambia al modo de mando de administrador”. Mientras hablaba, Yogiri se acercó al androide.

Enju. Ese era el nombre en clave de la chica robot. ¿Cómo podía saber eso, por no hablar de su activación del Modo de Comando Administrador? Ryousuke conocía ese truco, por supuesto, pero no debía ser utilizable por nadie más que el propio Administrador.

“Desactivar”. Ante las palabras de Yogiri, el androide se desplomó en el suelo. La agarró mientras caía, tumbándola suavemente.

“Takatou, uhh… ¿qué está pasando?”

“Es complicado. Te lo explicaré más tarde”, murmuró antes de volverse hacia Ryousuke. “Muy bien, ¿ya tienes ganas de hablar?”

Ryousuke había perdido la última pizca de voluntad para resistirse.

◇ ◇ ◇

Haruto se encontraba en el segundo piso de la Florería del Jardín Oscuro. Había venido a averiguar lo que los asesinos habían averiguado sobre Yogiri. Parte del contrato consistía en que le transmitieran todo lo que descubrieran.

No le resultó difícil localizar los documentos. Se podría haber supuesto que Haruto podría utilizar simplemente su habilidad para encontrar la información por sí mismo, sin tener que ir hasta allí en persona, pero como sólo podía acceder a datos sobre el pasado que ya estaban archivados, no podía obtener información sobre el presente inmediato.

Haruto revisó rápidamente los documentos. Como era de esperar, Yogiri había percibido todo tipo de ataques y los había interceptado todos. A primera vista, parecía invencible.

” ¿Pero lo es realmente?”

El primer pensamiento de Haruto fue que era extraño que Yogiri hubiera sido traído a este mundo en primer lugar. Si podía contrarrestar cualquier ataque, el hecho de que estuviera aquí parecía poco probable. No había matado a la persona que lo había invocado, y había sido transportado junto con todos los demás. En resumen, si alguien no tenía intención de matarlo, aún podía trasladarlo por la fuerza.

A continuación, sus poderes. Podía matar cualquier cosa, y percibir cualquier intención de matar. Entre esas dos habilidades, parecía ciertamente invencible. Hasta ahora, no había habido nadie a quien no hubiera podido matar, y había evitado todos los atentados contra su vida.

“Entonces, ¿qué pasaría si se apuntara a sí mismo con ese poder?” Se preguntó Haruto. ¿Qué pasaría entonces? ¿No moriría sin más? “Tendríamos que hacer que se equivoque de objetivo… o llevarle al suicidio”.

Tomar un rehén para amenazarlo parecía la peor opción posible. Usando su habilidad de Muerte Instantánea, podía simplemente matar cualquier obstáculo para recuperar a la persona en cuestión. Así que si querían que se suicidara, tenía que hacerlo por su propia voluntad.

“Parece bastante distante e impasible, pero ¿es realmente así?”

Yogiri no era una máquina. Aunque no mostrara mucho sus sentimientos, su naturaleza no parecía muy diferente a la de un estudiante de secundaria normal.

“Sí, tratamos de seguir con eso…”

Haruto había aprendido la mayor parte de lo que necesitaba de los experimentos de los asesinos. Cambiar el alcance o la naturaleza del ataque contra Yogiri probablemente no funcionaría. Tendría que llevar las cosas en una dirección completamente nueva.