Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 11

Capítulo 2: El viejo sabio, la investigadora mágica y el vigilante

Parte 3

Frikiya se rio ante su reacción antes de continuar. “Las leyendas y las conclusiones que saqué del hechizo son todo lo que tengo para continuar, pero creo que es algo que las tribus utilizaban para reforzar su influencia. Decir que éramos vástagos de esos grandes jinnia y de los cuatro héroes… Probablemente fue un intento de reclamar algún tipo de magia lineal y ser reconocidos por nuestros países vecinos como realeza. Sin embargo, como se puede ver en nuestra historia, fue en vano. Sin embargo, nuestros antepasados fueron persistentes y continuaron sus infructuosos esfuerzos para crear ese hechizo ahora perdido. Lo llamaban invocación de jinnia”.

Frikiya estaba repasando alegremente la algo embarazosa historia de sus antepasados. Su alegría le hizo pensar a Zenjirou que podría tener algún prejuicio contra su familia, pero al menos no parecía estar disfrutando maliciosamente del relato.

Aunque no podía asegurarlo, decidió que probablemente era la alegría de desenterrar una historia oculta. Mientras Zenjirou consideraba eso, Espiridión había comenzado a cuestionar el hechizo con interés.

“Hmm, ¿Así que presumiblemente ese hechizo nunca fue funcional?”.

Frikiya negó con la cabeza. “Aunque no puedo asegurarlo, por lo que he podido determinar, lo era”.

Ahora era el turno de Zenjirou de expresar sus dudas. “Parece bastante extraño. Aunque ahora se haya perdido, si el hechizo se usó en el pasado, seguramente es una prueba de que el objetivo del hechizo, estos jinnia, existieron en el pasado”.

Al fin y al cabo, acababa de descartar su existencia. Eso parecía ser exactamente lo que estaba esperando. Su sonrisa se amplió mientras continuaba su explicación.

“En efecto. Para ser más precisos, existía un hechizo llamado invocación de jinnia, pero en realidad no invocaba jinnia. En primer lugar, la ceremonia utilizada para el hechizo consistía en que varios magos trabajasen de forma concertada. El líder tenía que ser descendiente directo de esos jinnia, e incluso podía llevar a cabo la ceremonia en nuestro idioma normal, no en el idioma de la magia”.

“Una historia probable”, resopló el viejo mago.

Tenía razón. No había ejemplos de varias personas que unieran sus fuerzas para lanzar un solo hechizo. Lanzar un hechizo sin el lenguaje de la magia tampoco era más que fantasía.

“El hechizo de invocación era en realidad un complejo entramado de hechizos de creación, manipulación y animación. La prueba de ello es que había muchos casos en los que una persona con grandes cantidades de maná y dominio de la magia participaba en un papel de apoyo, a pesar de estar ostensiblemente más capacitada que una persona de la familia del jefe que lanzaba en nuestra lengua normal”.

“Ah, así que así es como lo hicieron”.

Su explicación fue suficiente para que Zenjirou pudiera ver cómo funcionaba realmente la “invocación”. Era básicamente una versión mágica del sketch de las manos amigas.

El líder de la ceremonia estaría al frente, diciendo algo grandioso en su idioma habitual como: “Oh gran jinnia de los antepasados de nuestros antepasados. Atiende la llamada de nuestra sangre y responde a mi llamada”, lo que atraería toda la atención hacia ellos.

Mientras la atención se centraba en ellos, el verdadero mago utilizaba el lenguaje de la magia para lanzar el hechizo real. El razonamiento era sencillo. Este mundo tenía un efecto de traducción automática extremadamente conveniente llamado el alma del lenguaje. Debido a eso, un tercero sería capaz de darse cuenta en un instante de que la “invocación de jinnia” no era en realidad tal cosa. Después de todo, los conjuros traducidos iban brutalmente al grano.

Dado que Frikiya lo había llamado una combinación de hechizos de creación, manipulación y animación, era probable que fuera algo parecido a “Agua en el aire, reúnanse aquí, tomen la forma de una doncella y luego muévanse según mi voluntad”. No había lugar para malas interpretaciones.

Era un poco grosero, pero le hizo sonreír un poco, imaginando a sus antepasados haciendo eso mientras parecían mortalmente serios. Reprimió las ganas de reír mientras continuaba.

“¿Quieres decir que el verdadero hechizo utilizado entre bastidores se perdió? ¿Quizás junto con el ‘hechizo’ de cara al público y la ceremonia de grupo?”.

Suponiendo que aún existiera, sería una pieza importante de la historia de la tribu. Frikiya lanzó una mirada de conflicto antes de capitular.

“Bueno… por desgracia, gran parte del ritual público ha llegado hasta aquí. El de la tribu El’Haryuko en particular parece haber pasado de generación en generación casi intacto. Shura está intentando resucitar la tradición”.

Zenjirou agudizó el oído, seguro de que ella había estado a punto de decir “esfuerzo inútil”, pero no era tan grosero como para señalarlo aquí.

“Ya veo. Es una lástima. Creo recordar que Lady Shura, de esa familia, también tiene una buena cantidad de maná”, dijo Zenjirou, recordando cuando conoció a las cuatro bellezas.

Sólo en términos de maná, Shura era fácilmente la más dotada. Por el contrario, Frikiya era la menos dotada con diferencia.

Shura era la hija mayor de la familia principal. Frikiya, sin embargo, procedía de una rama familiar y se había ganado ser adoptada por la rama principal gracias a sus conocimientos de magia.

Naturalmente, había una diferencia.

“Debido a cómo sucedieron las cosas, muchas de las personas de las familias -particularmente de las familias El’Haryuko y Ryarfon- realmente creen en la ceremonia. Shura es la que más se esfuerza en su recreación, pero ese es el caso de las dos familias que he mencionado, junto con los El’Mentaqat e incluso mis propias familias”, dijo con una mueca en los labios.

“Ya veo, así están las cosas”, asintió Zenjirou con comprensión.

Si había un gran número de personas que creían en la ceremonia y trataban realmente de recrearla, podía entender por qué la investigación de Frikiya no era ideal para publicarla.

Significaría que en realidad no había jinnia, y que el hechizo en realidad sólo reunía cualquiera de los elementos y los hacía comportarse de esa manera. Por muchas pruebas que aportara, nunca serían aceptadas. El hecho mismo de que su investigación hubiera “llegado a un callejón sin salida” se refería a la replicación del hechizo. Investigar manteniéndolo en secreto sería ineficaz. Aun así, era increíble que obtuviera los resultados que obtuvo.

“Entonces, si están seguros de que el hechizo era originalmente un engaño, ¿Han conseguido replicarlo?”, preguntó Zenjirou, el único de los tres que no había leído la investigación en cuestión.

Frikiya asintió con confianza. “Como ha discernido, lo he hecho. Está significativamente minimizado y simplificado, pero logré lanzar el hechizo”.

“¿Espiridión?”, preguntó Zenjirou, buscando la confirmación del hombre. El mago se encogió de hombros y negó con la cabeza.

“Sólo puedo decir que es probable. El conjuro debería producir ese efecto, pero aún no he conseguido lanzarlo. Bueno, los otros dos conjuros fueron éxitos, pero ese aún me elude”.

Probablemente, el fracaso había herido su orgullo, por lo que había sentido la necesidad de añadir esa información superflua. La lengua del oeste del Continente del Sur, la lengua del centro e incluso las lenguas de los Continentes del Norte carecían todas de caracteres para registrar con precisión la pronunciación de la lengua de la magia. Era como mostrar la diferencia entre una “R” y una “L” inglesas utilizando hiragana. Había una ligera diferencia en la pronunciación, pero había que utilizar el mismo carácter para ambas. Pero esto era a una escala mucho mayor.

Un mago del calibre de Espiridión podría, en el caso de hechizos sencillos, mirar la pronunciación registrada y utilizar sus propios conocimientos para determinar una pronunciación probable, pero la invocación simplificada de la jinnia era aparentemente imposible de replicar de ese modo incluso para él.

“Si quieres, puedo lanzarlo aquí”, se ofreció Frikiya.

Invadido por la curiosidad, Zenjirou se volvió hacia Espiridión para pedirle permiso, y sólo le preguntó su nombre. El hombre se lo pensó un rato. “Debería estar bien. Estoy seguro de que no es peligroso”.

Para empezar, el hechizo que se iba a lanzar no era peligroso, y si Frikiya estaba tramando algo desagradable, debería ser más que suficiente para defender a Zenjirou. Con ese permiso, Zenjirou se dispuso a satisfacer su curiosidad.

“Si quieres, entonces, Frikiya”.

“Por supuesto. ¿Podría pedirle ayuda con mis preparativos?

Necesito dos cuencos más o menos de este tamaño”, dijo haciendo un gesto. “Uno debe estar lleno de agua y el otro vacío. ¿Me prestas también una taza de este tamaño?”. Empezó sonriendo, pero cambió a un tono más avergonzado.

“Ah, el conjuro que preparaste no contenía nada para la creación.

Así que a eso te referías con ‘simplificado’”. “En efecto”.

Zenjirou no le siguió del todo, pero Espiridión parecía hacerlo, así que debía de ser así.

“Muy bien; así se hará”, dijo Zenjirou antes de girarse para llamar a las sirvientas y a los soldados tras la puerta.

Algún tiempo después, en la mesa en la que estaban sentados había un cuenco de plata con agua, otro cuenco vacío del mismo tamaño y una taza de plata.

“Esto debería funcionar. Discúlpeme”, dijo Frikiya, excusándose de su asiento y cogiendo la taza para sumergirla en el agua.

“Eso… es un poco demasiado…”, dijo, recogiendo un poco de agua del cuenco antes de devolverla, midiendo cuidadosamente la cantidad. “Esto debería funcionar”, dijo finalmente.

A continuación, coloca la taza medio llena sobre la mesa. Después, se colocó delante de la mesa y metió el dedo índice derecho en el agua, justo hasta la primera articulación.

“Agua en este recipiente, sigue mis comandos y toma forma de persona. Como compensación, presento doscientas tres ofrendas de maná a los espíritus del agua”.

El efecto fue inmediato. El agua se quedó en pie dentro de la taza.

Tal vez la mejor manera de decirlo es que estaba tan deformado como podía estarlo sin dejar de ser reconociblemente humanoide. Tenía extremidades visibles, un torso y una cabeza, pero no tenía dedos, y su cabeza era lisa y no tenía cabello. Su cabeza ocupaba aproximadamente un tercio de su altura.

Se había hecho con un vaso de agua, así que era lo bastante grande como para colocarlo en la palma de la mano. Aun así, era inmensamente impactante de ver.

“¡Oh!”, se maravilló Zenjirou, inclinándose hacia delante inconscientemente.

Frikiya pareció complacida con su reacción y esbozó una sonrisa al levantar la taza. Como podían sugerir sus proporciones, la figura no tenía mucho sentido del equilibrio, así que rodó por la taza.

A Zenjirou le sentó mal, aunque le pareció simpático, pero la fundidora no pareció sentir nada, simplemente lo volcó en el cuenco vacío. La figura se tambaleó durante un rato, pero finalmente consiguió ponerse de pie en medio del cuenco. Estar de pie debía de ser su estado por defecto.

Mientras los dos hombres miraban con interés, Frikiya dio una pequeña orden. “Avanza”.

La pequeña figura empezó a caminar por el fondo del cuenco. Por supuesto, incluso para un muñequito hecho de agua, el cuenco era pequeño, así que pronto llegó al borde y resbaló. Sin embargo, se puso en pie con dificultad y volvió sobre sus pasos, caminando y cayendo de nuevo.

Probablemente no llevaba ni un minuto haciéndolo. El efecto había seguido su curso y perdió su forma, salpicando una taza de agua en el fondo del cuenco.

“Hasta ahí he llegado. Parece que requiere órdenes específicas en el lenguaje de la magia, y sólo he conseguido ponerlas en práctica por adelantado”, dijo con pesar.

Sin embargo, el interés de Espiridión parecía haberse despertado por completo, y se dirigió hacia Frikiya con una rapidez que contradecía su edad.

“Interesante. Muy interesante. La cuidadosa medida inicial era eliminar la parte del hechizo que ajusta la cantidad automáticamente para reducir el gasto de maná, ¿No? El enunciado de ‘sigue mis órdenes’ sugiere que debería haber una gran libertad en sus acciones con el enunciado adicional adecuado. Tomaré prestado esto un momento”.

Mientras hablaba, Espiridión prácticamente la apartó del cuenco para colocarse allí él mismo. Introdujo su arrugado dedo índice en el agua que hasta hacía un momento había sido humanoide y pronunció un conjuro.

“El agua de este recipiente, se reúne en mi dedo y adopta brevemente la forma que deseo. Como compensación, presento ciento cincuenta y seis ofrendas de maná a los espíritus del agua”.

“Impresionante, Sir Espiridión”.

Había recitado con fluidez el hechizo de manipulación del agua, lo que había impresionado a Frikiya de alguna manera. Zenjirou no lo sabía, pero, al parecer, era posible saber si alguien dominaba la magia escuchando su pronunciación.

El agua encantada se acumuló en su dedo antes de que la mancha se transformara en una figura humanoide.

“Hm”.

Luego, con una orden mental del hombre, empezó a caminar con paso firme por el cuenco. A primera vista, parecía una recreación perfecta del hechizo de Frikiya. Sin embargo, era diferente si se miraba más de cerca. La invocación simplificada de Frikiya había sido totalmente independiente, pero la magia de manipulación de Espiridión había conectado la cabeza de la figura a su dedo mediante un fino hilo de agua.

“Eso debería bastar para la imagen”, dijo, casi murmurando para sí mismo mientras le ordenaba que se moviera hacia la taza.

Perdió su forma y se derramó como un fluido viscoso, pasando rápidamente a la taza desde el cuenco. Una vez hecho, cortó el hechizo y retiró el dedo de la taza.

“Voy a probarlo. ¿Frikiya?”.

“¿Sí?”, respondió ella, enderezándose ante la repentina dirección.

“Deseo probar varias cosas con el hechizo que has demostrado. Si notas algo, infórmame de ello, ¿Quieres?”.

“Por supuesto, Sir Espiridión”.

Los dos se habían convertido en alumnos y profesores con una rapidez asombrosa.

“Entonces allá voy. Primero ajustaré la construcción…”. Volvió a meter el dedo en el vaso de agua y lanzó el hechizo.

“Agua en este recipiente, sigue mi voluntad y toma forma de persona.

Como compensación, presento doscientas tres ofrendas de maná a los espíritus del agua… Hmm, eso hubiera sido demasiado conveniente”.

El hechizo no había funcionado, pero Espiridión no parecía excesivamente molesto, limitándose a encogerse de hombros.

“Cambiaste los comandos por la voluntad. Eso sería ciertamente una mejora dramática si funcionara. Supongo que incluso cambiando ligeramente la construcción también cambia la cantidad de maná necesaria”. Frikiya sugirió, sus ojos brillando.

Sin embargo, Espiridión siguió mirando la copa. “Eso es eminentemente posible. Sin embargo, el lenguaje es inmensamente delicado y complejo. Sustituir órdenes por voluntad bien podría haber causado algún efecto contradictorio en el resto del hechizo. Vale la pena considerarlo, pero volveré a lo básico por ahora. Agua en este recipiente, sigue mis órdenes y toma la forma de una persona. Como compensación, presento doscientas tres ofrendas de maná a los espíritus del agua”.

Esta vez, el hechizo era tal y como Frikiya lo había lanzado originalmente. Como tal vez cabía esperar, funcionó a la perfección. El agua de la taza volvió a adoptar una pequeña forma humanoide.

“Señor Zenjirou, esto mojará la mesa”.

Zenjirou asintió ante su advertencia. “No me importa. Haz lo que quieras”, respondió, sintiendo curiosidad por la experimentación mágica.

“Muy bien”. Espiridión volcó la taza, no en el cuenco, sino sobre la mesa. Una vez que la figura se hubo puesto de pie sobre la superficie plana, dio una orden clara. “Avanza”.

La orden era la misma que antes, pero ahora en un lugar distinto.

En lugar de estar en un cuenco constrictivo, la figura comenzó a caminar, ahora sin impedimentos para su avance. Mientras continuaba con su andar un tanto cómico, el anciano dio otra orden.

“Alto”.

“¿¡Oh!?”, exclamó Frikiya al detenerse en el acto.

Espiridión se acarició la barba con cierto orgullo ante su mirada impresionada y dio otra orden.

“Date la vuelta. Hmm, supongo que no”.

Había intentado que diera media vuelta, pero se limitó a girar la cabeza para “mirar” a Espiridión con sus rasgos suaves.

“¿Cómo cambiar su dirección?”, reflexionó, guardando silencio durante un rato. “¿Quizás esto? Volver”. La figura simplemente se estremeció, pero no hizo nada más. “Hmm … ¿Qué causó eso?”.

“¿Quizás no puede entender, Sir Espiridión?”.

“Ya veo. Supongo que no puede recordar a dónde tiene que ‘volver’. Qué hacer, entonces…”.

“¿Así que estos son los límites de mi versión simplificada?”.

“Es demasiado pronto para decirlo, Frikiya. Tener en cuenta sus capacidades es lo correcto, pero tampoco hay que perder de vista la optimización de los comandos. De hecho, podría decirse que eso es aún más importante en lo que respecta a la investigación del lenguaje de la magia”.

“Es como usted dice”.

Mientras el nuevo alumno y el profesor hablaban, el hechizo alcanzó su límite de tiempo y se deshizo sobre la mesa con un chapoteo.

“Oh, ¿Ya? Apenas hay tiempo para probar”, dijo, con las cejas blancas fruncidas.

Un corto periodo de efecto era uno de los defectos de la magia de este mundo. Incluso Zenjirou lo sabía; después de todo, era lo más básico. Pero entonces se le ocurrió una idea.

“Frikiya, ¿Las cuatro tribus consiguieron que la familia Sharou convirtiera el hechizo en una herramienta mágica tras la fundación del país?”.

La forma más fácil de resolver el inconveniente del límite de tiempo era mediante la magia lineal de la familia Sharou. Las llamas estáticas utilizadas como calefacción e iluminación en el palacio apenas bastarían para calentar ligeramente el agua si tuvieran que utilizarse como hechizo. Mientras que la invocación de jinnia normal no era más que un truco de salón, convertirla en una herramienta mágica mejoraría su utilidad a pasos agigantados. Se convertiría en uno de los pilares de la ficción fantástica: un golem.

Frikiya sacudió la cabeza con una sonrisa apenada mientras respondía a la pregunta -y oculta preocupación- de Zenjirou. “Por desgracia, no existe tal cosa. Las cuatro tribus mantuvieron el hechizo en secreto para la familia Sharou incluso después de la fundación del país, así que no habría forma de fabricarlo”.

Crear una herramienta mágica a partir de un hechizo requería lanzarlo varias veces delante del encantador. Afirmar que podías lanzar el hechizo porque descendías de la jinnia mientras el hechizo tenía frases como “adopta forma humana” o “sigue mis órdenes” lo desenmascararía por completo.

“Además, no tendría ninguna utilidad. Incluso mi versión simplificada consume mucho maná; me da miedo pensar cuánto más consumiría una versión completa. Calculo que tardaría al menos diez años en completarse. Además, como acabas de ver, la ‘jinnia’ no puede seguir órdenes complejas, así que tampoco tiene sentido”.

“Ya veo. Supongo que sí”, aceptó, aunque con un sudor frío recorriéndole la espalda.

El tiempo que se tardaría en fabricarla, junto con la imposibilidad de seguir órdenes complejas, significaba que no había razón para seguir fabricando una herramienta mágica. En otras palabras, si se pudiera acortar ese tiempo o hacer que las órdenes fueran más complejas, sería una historia completamente diferente.

El tiempo de fabricación se solucionaría con las canicas, actualmente en desarrollo, mientras que los complejos comandos parecían poder suponer algún avance si la pareja seguía investigando como hasta ahora… en cuyo caso, bien podría haber una herramienta mágica para invocar jinnia… o para fabricar gólems de los cuatro elementos.

Aunque tuvieran habilidades limitadas, si eran baratas y abundantes, bien podían merecer la pena. La investigación actual de Frikiya se basaba en su especialidad, la magia del agua, pero al parecer también había jinnia para el fuego, el viento y la tierra.

Una jinnia de tierra podría trabajar en la mina que preocupaba a Taraye sin problemas. Si funcionaba eficientemente, podría incluso utilizarse en lugar de los dragones para atravesar zonas sin franjas de alimentación o de riego.

Una jinnia de fuego sería inestimable en el campo de batalla.

Utilizarlas en primera línea reduciría el número de heridos de su bando y aumentaría el del enemigo. Una jinnia de viento podría usarse para contrarrestar a los grandes dragones voladores que asolan a la gente en los viajes largos.

Incluso un pequeño pensamiento le permitió pensar en varios casos de uso válidos. Los mármoles sólo eran conocidos por las familias Capua y Sharou, por lo que Frikiya se despreocupó de ello ya que no sabía nada de ellos, pero si finalmente lograba reproducir el hechizo en su totalidad, la familia Sharou se enteraría de ello. Con lo mucho que el Rey Bruno y el Príncipe Heredero Giuseppe querían fortalecer su país, no había forma de que dejaran de pensar en lo que Zenjirou tenía.

Tal vez deberíamos poner fin a esto ahora, pensó, manteniendo una sonrisa en su rostro mientras observaba a los otros dos interactuar.

“Esta fue una reunión bastante productiva. Tienes mi agradecimiento, Frikiya”.

“Igualmente. Ha sido un honor recibir su instrucción. Siento que he logrado tanto hoy como en los últimos tres años por mi cuenta.

Muchas gracias”.

El viejo sabio y la joven investigadora intercambiaron brillantes sonrisas.

Esa noche, Zenjirou se enteró de que por fin era posible producir en masa canicas adecuadas para herramientas mágicas.