Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 17: Estrellas Y Una Diosa

Parte 1

◇   Dreamy✰Chelsea

Un cadáver de aspecto lamentable yacía en el edificio principal, en el pasillo… donde antes había estado el pasillo. A su lado yacía un bastón que parecía un caramelo. Parte de la pared había sido destruida, había agujeros en el suelo y el techo colgaba hacia abajo. Si se miraba desde la pared rota hacia el exterior, una extensión de tierra de unos setenta metros cuadrados había sido excavada, probablemente con un hacha. Al captar toda la escena de un vistazo, Chelsea se decidió por un tema.

Evadió la trayectoria de la hoja en zigzag, dando un pequeño salto sobre su decoración estelar mientras ésta giraba a gran velocidad. El sonido del aire cortado llegó a sus oídos mucho después del corte. Le arrancaron diez cabellos de la cabeza, y le dolió cuando salieron volando. No era que la hubiera cortado la hoja. La presión del viento los había arrancado de raíz.

Pero Chelsea seguía manteniéndose de puntillas. Cuando se cruzaron en el aire, miró fijamente a la diosa chica mágica. Ella estaba sonriendo a Chelsea. Chelsea ni siquiera tuvo tiempo de devolverle la sonrisa. Tras ese cruce momentáneo, saltó para esquivar el corte que se le venía encima mientras salía volando, y luego dio dos palmadas bajo la barbilla hacia la derecha. No era una provocación. Lo hizo para tomar ritmo.

Girando cada vez más, movió su estrella a derecha e izquierda. Un chorro rojo voló por el aire. Notó el dolor medio segundo después. Había fallado un esquive y le habían afeitado algo de carne. Un poco por encima del codo derecho. No había llegado al hueso ni al tendón. Tampoco había alcanzado ningún vaso sanguíneo grueso. Chelsea disimuló el daño y el miedo con una sonrisa y dio una palmada.

El concepto fundamental de Dreamy✰Chelsea era “ir por libre”, y no lo cambiaría ni aunque su madre la presionara para que lo hiciera, utilizando los aperitivos como escudo. Pero a menudo se decidía por una dirección antes de hacer nada. Elegía un tema dependiendo del momento y la situación, como el coraje, la pureza o los buenos tiempos de la era Showa. Su libertad no era caótica, sino que le daba una universalidad flexible.

Esta vez el tema era el ritmo y el tempo. Además, añadía movimientos encantadores.

Su madre la había regañado por el ritmo y el tempo. Decía que sus movimientos se volvían monótonos y que así era más fácil leerla. Y luego, para demostrarle lo contrario, había sujetado a Chelsea por la muñeca y la había tirado al suelo sin oponer resistencia, bloqueando la articulación del codo para empujarla al suelo. Cuando Chelsea intentó apartarla de un puntapié, su madre también le bloqueó la pierna, y cuando intentó forcejear con el hombro y la cabeza, se los sujetó y le impidió moverse en absoluto. Con los brazos y las piernas enredados, ya no sabía qué hacer. Sólo sentía dolor y sufrimiento. Atrapada en una original técnica conjunta que tenía menos de chica mágica y más de lucha libre profesional sobrehumana, Chelsea se había lamentado en protesta de que “esto no es algo propio de una chica mágica”, a lo que su madre había hecho caso omiso con frialdad, diciendo: “Entonces, hazlo bien.” No era algo que debiera decir una madre que había obligado a su hija a un combate no deseado.

Desde entonces, Chelsea había dejado de hacer del ritmo y el tempo lo principal.

Ahora volvía a centrarse en el ritmo.

Al aterrizar, pisó el suelo con fuerza. El impacto hizo rebotar innumerables guijarros, de los que eligió un número que podía aceptar como estrellas y los golpeó con los dedos para que dieran vueltas por la zona. Chelsea saltó sobre ellas, saltando de una estrella de guijarros a otra, esquivando un ataque mientras daba dos palmadas bajo la barbilla hacia la izquierda y, juzgando que estaba bien añadir algo un poco burdo como acento, después de dar una voltereta, golpeó su propio trasero contra el enemigo un par de veces. Lo importante ahora mismo era el ritmo y el tempo, y la evasión por medio de eso.

La diosa era diferente de su madre. A diferencia de su madre, que la sujetaba e intentaba calmarla, la diosa seguía los movimientos de Chelsea. Y así como la diosa la leyó, la diosa hizo lo que Chelsea había previsto.

Como su primera condición era evitar cualquier herida grave, Chelsea se movió, apenas pisando esa línea. Ya había comprobado que las patadas y los golpes apenas herirían a la diosa. Por otro lado, un toque del hacha y Chelsea estaría herida de muerte. Ahora mismo no le quedaba más remedio que seguir evadiendo mientras sentía escalofríos en el corazón por cada golpe. Chelsea estaba segura de tener razón al juzgar que no conseguiría nada con un ataque frontal.

El hacha de la diosa atravesó el cielo para cortar ferozmente la tierra. El cuerpo que probablemente era el de Rareko se agitó como una marioneta rota. La diosa aprovechó el impulso de su rápida esquiva para lanzar una patada giratoria, y Chelsea relajó todo su cuerpo como si fuera líquido para agarrar esa pierna, sólo para ser sacudida en un instante. Cuando el dedo del pie de la diosa se clavó en ella, Chelsea evadió doblándose en un puente hacia atrás, y luego, tras rebotar de nuevo con la fuerza de su cuello, saltó de una roca a otra a buen ritmo. Daba palmadas sobre la cabeza a derecha e izquierda, y luego se agachaba para dar unos lindos saltos continuos como de conejita. No dejaba sentir ni un ápice del sudoroso esfuerzo que implicaba este ejercicio en particular, y en realidad observaba los movimientos de su cuerpo con calma. Tenía aplastada la articulación del dedo meñique derecho. Se la había roto al agarrarse a la pierna de la diosa y había salido despedida por la velocidad y el impulso. Pero su mano derecha seguía moviéndose.

Sus manos pasaron de imitar las largas orejas de un conejito a su cintura y, aún agachada, cambió de marcha hacia movimientos cómicos: meneó el trasero a la derecha, luego a la izquierda, después se dio la vuelta y se detuvo. Chelsea estaba en la posición superior, la diosa debajo de ella. Mirando hacia abajo, Chelsea sonrió. Gracias a fijar el ritmo y el tempo como eje principal, de algún modo había conseguido seguir evitando los golpes. Por aterrador que pareciera, los movimientos que habían hecho fueron rasguñando la tierra fueron dibujado la bonita forma de una estrella. Por supuesto, no se trataba de una coincidencia. La diosa había hecho que pareciera que blandía las hachas al azar, cuando en realidad estaba expresando su creatividad sobre la tierra. Lo había hecho mejor que Chelsea, que había estado muy ocupada corriendo.

Aunque en privado, Chelsea sudaba frío, nunca dejó que su sonrisa flaqueara. Si perdía la compostura, también perdería el ritmo.

Cuando miró de cerca la estrella dibujada en la tierra, vio que faltaban quince centímetros en el último lado. Hizo volar una de sus estrellas para cavar en la tierra y conectar las dos líneas para completar el pentagrama. Mientras la tierra excavada era lanzada al aire, la mirada de la diosa no se apartaba de Chelsea, con una sonrisa en el rostro.

La diosa se puso de pie sobre las manos y balanceó las piernas como en capoeira o break dance, luego giró verticalmente en el aire tres veces para aterrizar en el centro de la estrella que había dibujado. Luego giró hacia un lado, tallando en el suelo con las hachas de ambas manos, dibujando un círculo alrededor de la estrella para formar un pentagrama. Era como un sigilo mágico. Mirando a Chelsea con las manos abiertas, la diosa parecía orgullosa. Chelsea levantó el dedo índice delante de su cara para responderle con un “Tsk, tsk, tsk.” Le estaba diciendo que aún no era suficiente, al tiempo que marcaba el ritmo con sus palabras.

Chelsea saltó sobre su decoración estrella.

Dio dos palmadas bajo la barbilla a la derecha y dos a la izquierda, y la diosa respondió golpeando sus hachas con un sonido metálico. Chelsea ordenó a la decoración estelar sobre la que se encontraba que volara a toda velocidad hacia el suelo. La diosa se preparó. Se había excavado tanta tierra que el olor a tierra flotaba por toda la zona. El olor a quemado del fuego empezó a unirse a ese aroma a medida que la estrella surcaba el aire. Chelsea podía sentir el calor bajo sus pies.

Se lanzó en picado desde lo alto del cielo, se detuvo de repente y el polvo se levantó a su alrededor, antes de salir disparada de nuevo. Con ambas hachas en alto, la diosa se acercó rápidamente. Aunque sólo fuera por la sacudida de las hachas, Chelsea volaría por los aires y, en el peor de los casos, moriría. Y si la réplica era tan fuerte, un golpe directo le destrozaría todo el cuerpo y la convertiría en trozos de carne.

Chelsea sonrió ampliamente. Se acercó al límite, lo bastante como para que un poco más y quedase a rango de ataque, y luego giró en un ángulo repentino. Las hachas de la diosa la persiguieron pero no la alcanzaron. Resistió la presión del viento, girando la trayectoria de su estrella en ángulo recto. Cambió de dirección en un intento de alcanzar a la diosa por detrás, pero la diosa giró su espalda de forma imposible para encontrarse con el golpe de Chelsea cuando ésta estaba justo detrás de ella, y Chelsea saltó de su estrella y dio una voltereta para pisar el suelo roto del edificio principal. Mientras observaba por el rabillo del ojo cómo su estrella decorativa seguía avanzando para volar hacia el bosque, Chelsea se preparó para escapar utilizando su propio cuerpo. Su ritmo era cada vez más rápido, lo que indicaba que se acercaba la fase final.

La diosa giró hacia abajo, giró hacia arriba, giró hacia abajo, giró hacia arriba, giró hacia abajo y barrió horizontalmente. Su combinación parecía una esfera con la diosa en el centro, atacando a Chelsea, y las paredes, la puerta y el tejado del edificio principal se hicieron pedazos. Chelsea saltó y saltó, y la suela de su zapato derecho se desgarró y brotó sangre, y la carne de su mejilla sufrió profundos cortes, y el dobladillo de su falda se rasgó. Ignoró todo el dolor concentrándose al máximo en la diosa mientras seguía moviéndose. De vez en cuando daba palmas o golpeaba el suelo con los tacones como en un claqué, todo ello mientras tarareaba su canción de inserción original de Dreamy✰Chelsea, Elegante y Valiente, y las hachas de la diosa la seguían con su ritmo y violencia. Como si fuera una termita blanca gigante que devora madera a su paso, la destrucción de la diosa talló un gran pasillo a través del edificio principal.

Hasta ahora, Chelsea había hecho hincapié en el ritmo y el tempo. Al igual que un conjunto que interpreta una partitura única, la diosa y Chelsea se combinaban y superponían para crear una armonía. Por supuesto, la diosa leía los movimientos de Chelsea. Chelsea estaba cayendo en el estado que había descrito su madre: sus movimientos se volvían monótonos y su secuencia fácil de leer. Cuando los dedos de Chelsea tocaron una sartén, la azotó contra la diosa, y ésta abatió el trozo de hierro que venía volando hacia ella a gran velocidad sin siquiera mirarla. Una pequeña pausa pasó entre ellas, sólo brevemente, menos de una fracción de segundo. En la cocina semidestruida, las dos chicas mágicas se miraron fijamente.

Chelsea sintió un frío muro de piedra a su espalda. Mezclado con el olor del polvo del muro de piedra destrozado, llegó a su nariz el familiar aroma de la sopa. Era la sopa que Shepherdspie les había preparado.

Sr. Pie… préstame un poco de fuerza.

Chelsea puso las manos delante de ella. Extendió los dedos y tocó los pulgares con el dedo corazón. La diosa levantó sus hachas. Hubo una pequeña pausa. ¿Estaba recelosa por este nuevo gesto de Chelsea?

¿O es que alguna parte de su mente había pensado en la oponente con la que había estado haciendo esta melodía y había dudado pensando que este ataque sería un desperdicio?

Las hachas se balancearon hacia abajo. Los ojos de Chelsea se abrieron de par en par. Todo empezó a retrasarse como si fuera a cámara lenta. Saltó hacia la derecha a lo largo de la pared, chasqueando los dedos de ambas manos al mismo tiempo. El hacha destruyó la pared, las cuchillas se volvieron hacia Chelsea y fueron tras ella. Chelsea puso una mano en la tradicional estufa de carbón y saltó, dando una vuelta para poner los pies en el techo, y echó a correr. Esquivó las hachas mientras la perseguían, pero no logró evitar los escombros y recibió un golpe en la costilla. Al oír crujir una costilla, saltó hacia donde estaba antes y se encaró con la diosa. Con los escombros cayendo a su alrededor, acertó a la perfección. Su ritmo también fue impecable. Las acciones ideales de Dreamy✰Chelsea en su mente coincidían con las de la Chelsea real.

Había aprendido de Shepherdspie que cuando chasqueabas los dedos en el edificio principal, las cosas salían volando de alguna parte.

La diosa esbozó una sonrisa. Cortó el recipiente de plástico de gas que se le acercaba por detrás y lo tiró, y un líquido transparente con un fuerte olor se esparció a su alrededor. A continuación, salió volando un taburete, que ella derribó con la otra hacha, pero cuando estuvo de nuevo frente a Chelsea, ya era demasiado tarde. Chelsea había dado un paso silencioso hacia delante, sin advertir su presencia, para tocar la muñeca de la diosa con un gesto casual. La forma en que esta chica avanzaba sin revelar ningún ritmo o gesto le traía problemas. No había malicia en ella, y era alocada y repentina, su cuerpo actuaba por su cuenta antes de que su cerebro pudiera pensar, por lo que no podía predecirse en absoluto, y nadie podía detenerla. Así se movía Pastel Mary.

En su cabeza, le dijo a la diosa: La magia de Shepherdspie es increíble, ¿verdad? Las cosas salen volando con sólo chasquear los dedos. La forma en que May-May se mueve es asombrosa, ¿verdad? Ni siquiera Chelsea puede detenerla.

Con una fuerza y una velocidad increíbles, la diosa intentó arrancarle la mano, pero Chelsea no se lo permitió. Con las técnicas de su madre, podía incluso vencer a alguien más fuerte que ella. Con ritmo, tempo, sincronización y un poco de fuerza que iba de su palma a la muñeca de la diosa, Chelsea consiguió que la diosa perdiera el equilibrio y se tambaleara hacia delante.

La primera razón por la que el Chelsea había hecho más hincapié en el ritmo y el tempo era para evitar ataques. La segunda razón era hacer que el ritmo se rompiera justo al final y aterrizar un ataque.

Con una sincronización perfecta y totalmente calculada, rompió la ventana y su decoración estelar entró volando en la habitación. Se había separado de ella justo antes de entrar en el edificio principal y salir de la vista de la diosa, y Chelsea le había dado suficiente impulso y aceleración, además de girar al máximo. Este fue el resultado. Girando con intenso ímpetu, la estrella pasó zumbando por el lado de la diosa para destruir la pared, rompiéndola en pedazos y alejándose unos diez metros de más antes de detenerse. Chelsea soltó la muñeca de la diosa y, con una combinación de giros, volteretas de carro y saltos mortales, saltó por encima de lo que quedaba del muro y, con tres giros y medio finales, aterrizó en el aire encima de su estrella decorativa detenida.

La diosa intentó levantar las hachas, se tambaleó y se detuvo. Un segundo después, su cuello, que había sido rebanado al pasar —la herida era tan grande que daba ganas de apartar la vista—, se abrió y chorreó sangre como un grifo roto, a una altura suficiente para mojar el techo.

Chelsea nunca podría haber vencido a este oponente por sí sola. Había podido ganar porque no estaba sola. Tomando prestadas cosas como la magia de Shepherdspie, la forma en que Mary se movía y la técnica de su madre, finalmente había conseguido ganar.

Gracias a todos.

Chelsea bajó de un salto de su decoración de estrella, separó las piernas a la altura de los hombros y apretó ligeramente la mano derecha y se la llevó a la cintura mientras empujaba la derecha hacia delante para clavar el pulgar en el aire. La diosa seguía chorreando sangre. Se balanceó hacia la derecha, hacia la izquierda y, al cabo de un rato, cayó lentamente hacia delante.