Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 13: ¿Por Nuestros Poderes Combinados…?

Parte 2

◇   Ragi Zwe Nento

Chelsea cabalgaba sobre una estrella que había hecho arrancando una roca, Mary montaba a horcajadas sobre una oveja y Ragi se aferraba a Chelsea mientras los tres se dirigían al lugar donde se guardaba la fruta gris. Dijeron que era un escondite primitivo, sólo un agujero excavado para guardar la fruta gris, con hojas encima. Los ojos de Ragi se posaron en los pies de Chelsea. Ella debía de estar conteniéndose un poco, pero, siendo mago, a él le parecía que volaban a una velocidad increíble. Esto no era una alfombra, protegida por el poder mágico para ser absolutamente segura, ni siquiera un avión, que tenía alguna garantía basada en la tecnología: el peso de dos personas estaba siendo soportado por una bola de roca de un tamaño más pequeño que el puño de Ragi. Chelsea tenía que haber elegido este método de viaje, ya que estaba segura de su equilibrio, pero apenas la había conocido el otro día, Ragi no sentía más que dudas sobre si debía confiar en ella hasta ese punto.

“Eh.” Le ladró.

“¿Qué pasa?”

“¿Por qué elegiste hacer una bola tan pequeña para montar? Tienes tu estrella de decoración. ¿No montabas antes en ella? Una forma de estrella plana es más estable que una roca en forma de bola. Y el objeto de una chica mágica también será más duradero.”

Chelsea le dirigió una mirada amarga y Ragi se asustó. “¡De frente!

¡¿Cuántos obstáculos crees que hay en el bosque?!”

Chelsea miró hacia delante de mala gana, pero su expresión no cambió. “Bueno, eso no es de Chelsea.”

“¿No lo es?”

“Eso debería ser obvio. Si fuera originalmente mío, no tendría que ponerle cinta mágica transparente. Es porque no es mío que usé la cinta para pegarlo.”

Ragi oyó murmurar a Mary: “Pensé que era parte de su estética.” Fue lo suficientemente alto como para que Ragi la oyera, así que era imposible que Chelsea no lo hubiera oído, pero Chelsea no tocó ese tema y continuó.

“Era de una amiga de mi madre, ya sabes, y esa generación son todas unas entrometidas. Aunque en realidad no la necesito, me la dio diciendo que me vendría bien tenerla. Pensé que debía dejarla en el armario, pero mi madre me daba la lata y me decía: Te ha hecho un regalo muy bonito, así que aprovéchalo.”

Ragi pudo oír murmurar a Mary: “Creo que fue muy conveniente.” Chelsea la ignoró.

“Mira, Dreamy✰Chelsea es una chica mágica, linda, elegante y fantástica. Chelsea no quiere añadir ningún elemento que huela tanto a vida real, como ‘un recuerdo que me dio una amiga de mamá’. Por eso Chelsea.” Mostró la estrella decorativa y volvió a guardársela en el bolsillo. “Quiere evitar usar esto en la medida de lo posible. En cuanto al diseño, está bien, así que no hay problema en que lo saque para posar y esas cosas. Además, hoy Chelsea ha decidido usarla cuando las cosas se pongan realmente peligrosas.”

“Así que al final la vas a usar, ¿eh?” Mary murmuró un poco más alto que antes —debió de pensar que el whoosh del viento haría que no la oyeran—, pero Chelsea hizo caso omiso.

Cuando Chelsea estaba siendo controlada, a Ragi le recordaba a una gata en celo. Pero ahora le hacía pensar en un perro cuyo territorio había sido invadido. De cualquier manera, ella era un animal. Las obsesiones de Chelsea eran animalescas e insensatas, pero mucha gente no podía abandonar sus obsesiones, por insignificantes que les parecieran a los demás. Ragi empezó a tener un destello de perspicacia, y cerró los ojos. Cubrirse la vista le hizo sentir aún más el viento. Se había metido la barba en la ropa, pero su cabello seguía ondeando al viento.

Fijación. Eso era. Algunas personas no podían dejar de lado sus pequeñas fijaciones. Eso era común para las chicas mágicas. También era común en los magos. Un experto técnico alabado como un genio podía incorporar fórmulas ineficaces, a pesar de lo objetivamente inútiles que eran, hinchando el pecho sobre su perfección.

Ragi pensó en los grandes proyectos de investigación que había realizado Sataborn. No había sido un trabajador del todo eficiente, y en algunas áreas se había dedicado a sus manías. La sociedad le perdonaría ser un excéntrico si pudiera producir resultados. Y nadie negaría que Sataborn era un excéntrico con talento. Aunque hubiera aceptado el apoyo del Laboratorio, este lugar era la finca de Sataborn. Las inclinaciones de Sataborn serían las principales prioridades.

Así que eso significa… “¡Ahhh!” “¡¿Huhhhh?!”

Los pensamientos de Ragi se vieron interrumpidos por los gritos de Chelsea y Mary. Cuando abrió los ojos, la estrella en la que se encontraban ya se había detenido. Parecía que se había concentrado tanto que no se había dado cuenta de que el viento ya no soplaba en su cara. No muchos jóvenes mequetrefes de hoy en día serían capaces de concentrarse así, pensó Ragi con un bufido mientras agitaba su capa como un joven para aterrizar en el suelo. Los gritos no le habían interrumpido por falta de concentración. Simplemente habían sido muy estridentes y dolorosos para los oídos.

“¿Qué pasa?” Preguntó Ragi.

“¿Qué    quieres    decir?    Toda    la    fruta    que    escondimos    ha desaparecido.” Dijo Chelsea.

“Creo que… Ren-Ren y las demás debieron tomarlas antes que nosotros.” Dijo Mary.

“¡Esas imbéciles! ¡Agh! ¡Siguen haciendo cosas desagradables una y otra vez!”

Las ramas y hojas que se habían colocado sobre el agujero se habían desplazado a un lado, y lo único que quedaba era el agujero, sin nada dentro. Lo habían vaciado hasta el fondo, y no quedaba ni un solo tallo ni una gota de zumo de fruta. Los hombros de Chelsea cayeron exageradamente como los de una caricatura, y Mary suspiró con tristeza.

La anchura del agujero era una cabeza mayor que la altura de Ragi, mientras que su profundidad era la mitad de su altura. Era un agujero grande, así que el grupo de Agri debía de haber almacenado bastante. Probablemente también seguían recolectando frutos grises a medida que los encontraban. Desde luego, debían de pensar que era algo perfectamente natural, ya que eliminaban la posibilidad de que la fruta fuera a parar a otros, al tiempo que aumentaban el número que poseían. Ragi dudaba de que Agri y las chicas mágicas que la acompañaban se hubieran dado cuenta de que recoger más fruta gris aceleraba el ritmo de consumo; en otras palabras, que esto estaba estrangulando a todos los habitantes de la isla. Si todos iban a robarse unos a otros y a cosechar hasta lo último, estaban abocados a la destrucción mutua.

Había fracasado en su intento de escapar utilizando la fruta gris.

¿Qué debía hacer ahora? ¿Debería presionarles para conseguir la fruta gris a pesar de todo y cumplir su objetivo inicial? ¿O cambiar de dirección?

Tal vez porque había estado actuando como un joven, sentía como si sus pensamientos se movieran más rápido y con mayor claridad.

Siempre era en momentos así cuando se le ocurrían buenas ideas. Pero para eso necesitaba material, es decir, información. Si iba a haber un cambio de planes, de momento se concentraría en esto.

“Hay algo que quiero preguntar.” Dijo.

Chelsea, con los hombros caídos, se dio la vuelta, las manos en las caderas, con las mejillas infladas. “Me siento mal, así que deberías consolarme.”

“Esto es más importante.” “Bien. ¿Y?”

“Cuéntenme lo que vieron y aprendieron mientras las controlaban.”

Chelsea se volvió hacia Mary, que se cruzó de brazos e inclinó la cabeza.

“Sólo hablen conmigo.” Insistió Ragi. “Sobre cualquier otra cosa. Ya sé, háblenme de cuando estaba inconsciente. Puede que ya lo sepan, pero mi memoria es vaga alrededor de cierto tiempo, así que cuéntenmelo todo.”

“Estás extrañamente ansioso por esto.” Dijo Chelsea. “Esto es importante. Afecta a si vivimos o morimos.”

Los tres se sentaron frente a frente. Ragi las incitaba, Chelsea hablaba y Mary corregía. O Mary hablaba mientras Chelsea señalaba cosas. Había mucha información que Ragi no había podido adquirir porque había estado inconsciente: información sobre el lugar, las chicas mágicas y los acontecimientos. Calculó hasta dónde había llegado Sataborn con sus intereses y cómo había interferido el Laboratorio, ordenando las cosas en su cabeza. Cuando Ragi pidió a las chicas que le contaran cualquier cosa que hubieran notado, Pastel Mary habló de cómo, cuando había ido a repartir las invitaciones a los herederos, muchos habían expresado dudas sobre las condiciones para venir a la isla: la condición de traer chicas mágicas, específicamente. En efecto, era sospechoso, pero Ragi también lo había dejado pasar, pensando: “Bueno, estamos hablando de Sataborn.” Pero ahora era muy sospechoso. ¿Era esto también parte de un experimento para el que habían querido conseguir varias chicas mágicas como muestra? Era una idea muy poco escrupulosa, pero también pensó que el Laboratorio era apto para hacer algo así. Pero como las chicas mágicas eran tan rampantemente únicas que cada una podía llamarse de un tipo diferente, aunque se consiguiera un número de muestras, nunca se podrían hacer estadísticas a partir de ellas. Era imposible que Sataborn y el Laboratorio no lo supieran, así que resultaba difícil imaginar que el objetivo de esta convocatoria hubiera sido un experimento.

Entre charla y charla, comían fruta gris, experimentando personalmente que el ritmo de consumo de energía se aceleraba. Con la fruta cosechada, los árboles absorbían energía para producir más fruta. ¿Cuánto sabía Navi Ru sobre los efectos secundarios de la fruta gris? Dijeron que también se había desmayado, pero aun así, no se podía asegurar que no lo supiera. Las chicas le dijeron que la violencia de Chelsea había hecho que cayeran muchas frutas de los árboles, y no parecía que Navi Ru hubiera tenido nada que ver con eso. En cualquier caso, no había que hacer suposiciones sobre la posición o los objetivos de aquel hombre. Lo mejor era pensar que todo era posible.

No debo ceder.

No sabía a quién se enfrentaba, ni siquiera si era Navi Ru o no. Pero no quería salir perdedor. Le habían metido en un trabajo sin futuro, e incluso en ese puesto había sido incapaz de cumplir con su deber y le habían robado información. Era humillación tras humillación. Su orgullo de mago no permitiría una tercera humillación. Para eso estaba su intelecto, para eso estaba su magia.

La conversación derivó hacia las meteduras de pata de Mary. Chelsea evitaba sus propios errores en la medida de lo posible, o trataba de actuar como si no hubieran ocurrido, pero entraba en detalles sobre los errores de Mary. Se emocionaba especialmente cuando hablaba de la vez que un rebaño de ovejas se había tragado a Navi Ru, tumbándolo al suelo y zarandeado… o, mejor dicho, lo contaba como si fuera una anécdota divertida, mientras Mary gritaba en señal de protesta.

“¡No es justo actuar como si yo fuera la única que lo estropea todo!” Gritó Mary.

“Pero hiciste un boo-boo allí, ¿verdad?” Se burló Chelsea.

Ragi no estaba seguro de si había oído hablar de esto antes o si era nuevo para él. Sus recuerdos de aquella época eran terriblemente vagos.

“P-Pero, bueno, mira, empezó por ti, ¿verdad, Chelsea?”

“Ahh, aquí vas echándole la culpa a los demás. Así que eres ese tipo de chica mágica, ¿eh?”

“¡Deja de olvidar lo que tú misma hiciste! ¡Es porque arruinaste esa pared!”

“Eso no fue deliberado.”

“Bueno, sí, tal vez eso sea cierto… pero incluso si no lo fuera, no es como si debieras simplemente escapar…”

“Alto ahí.” La montaña de información se partió y brilló la luz. Ragi hizo un gesto con la mano derecha hacia Chelsea. “Empezó porque Chelsea estropeó la pared… ¿qué quieres decir con eso?”

“Chelsea destruyó el muro.” Explicó Mary. “Y entonces el Señor Navi se llevó una gran decepción.”

“Se trata del edificio principal, ¿correcto?” “A-Ah, sí.”

Chelsea protestó, pero Ragi no la escuchó. Chelsea había destruido un muro y Navi se había decepcionado. Ragi no podía ver la conexión. Esto era sospechoso. ¿Por qué iba a sentir pesar sólo porque alguien destruyera el muro de la residencia? No era como si fuera a recibir el muro como herencia.

¿Había algo ahí?

Era algo importante para Navi. Herencia. La investigación de Sataborn. Algo que Navi sabría.

Sataborn era un investigador empedernido tan dedicado a su trabajo que ni siquiera había aceptado un puesto profesional. No quería lujos ni una posición social. Simplemente quería investigar. Y en una granja de investigación que originalmente había estado allí dirigida por ese tipo de idiota —es decir, en esta isla— había hecho una instalación donde llevaba a cabo investigaciones que no podían hacerse públicas. Por supuesto que el Laboratorio sabría dónde estaba esa nueva instalación. Era imposible que Navi Ru no lo supiera. Mientras imaginaba a Navi Ru siendo engullido por un rebaño de ovejas, las comisuras de los labios de Ragi se torcieron. Chelsea y Mary habían dejado de discutir y ambas miraban a Ragi: Chelsea con curiosidad y Mary con desconcierto.

“Ya lo veo.” Murmuró Ragi. “¿Ves qué?” Preguntó Chelsea.

“Ese loco de la investigación, Sataborn, debía de estar pensando que quería poner el centro de investigación en su propio espacio vital. Llegar allí usando una puerta o una alfombra llevaría tiempo. No querría perder ni siquiera ese tiempo. También llevaría tiempo trasladar las cosas que necesitaba para su estilo de vida a esa instalación. Tampoco quería perder ese tiempo. Mandó hacer la nueva instalación en el edificio principal, que era su base… muy probablemente en el sótano. Si uno tuviera ojo para la seguridad, nunca la construiría cerca de su propia casa, pero él apenas pensaba en la seguridad.”

“Lo siento, no entiendo muy bien de qué estás hablando.” Dijo Chelsea.

“No sería extraño que Navi Ru supiera dónde está. También tiene sentido que se sorprendiera al verlo derrumbarse. La instalación estaba justo debajo, o el derrumbe pasó justo por encima de la entrada… Es gratificante sólo imaginar cómo debió sentirse.”

Ragi no estaba seguro de que fuera cierto, pero habló como si todo esto hubiera ocurrido de verdad. Tenía que hablar con confianza, o las chicas mágicas no le seguirían. Ragi se levantó y golpeó el suelo con su bastón. Hizo salpicar barro, pero no podía molestarse por eso.

“Vamos a volver al edificio principal. Debería haber una instalación oculta. Desenterrar la zona que Chelsea hizo colapsar.” Declaró, y estaba a punto de ver sus reacciones cuando las expresiones de las chicas mágicas de repente se desvanecieron. No sólo sus expresiones, todo se desvaneció. Su campo de visión dio un vuelco, y entonces alguien lo atrapó, y el chillido de Chelsea y el grito de Mary le dieron ganas de taponarse los oídos, pero no pudo, y entonces su visión empeoró como si se hubiera mezclado tinta pálida en ella, y los escalofríos brotaron de su interior. Su cuerpo recordaba estos síntomas. Pensando que tenía que comer fruta gris, recordó: Oh sí, acabo de comer la última. Incluso el sol que brillaba justo encima de él se desvaneció gradualmente y finalmente se apagó.