Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 24: Luz En Medio Del Caos

Parte 3

◇   Miss Marguerite

Marguerite había tenido muchas oportunidades de guiar a los demás, desde que era una niña. Durante muchos años, sus profesores le habían dicho: “Puedo sentirme tranquilo cuando te lo dejo a ti, Rokugou”, y todos sus compañeros habían dicho: “Kaoruko es tan de fiar”. Se había metido en problemas por el bien de otra persona más a menudo que por algo que ella hubiera hecho, y eso no había cambiado ni siquiera después de convertirse en una chica mágica. Incluso sin Annamarie, al final—

Su conciencia se había ido desvaneciendo, pero ahora volvió. Abrió los ojos y examinó a los que la rodeaban.

El sonido de algo estallando provenía de las balas de aire de Tepsekemei. La voz que cantaba era la de la diosa, ¿y también la de Pastel Mary? ¿Lo hacían para causar confusión, o tenían alguna otra razón?

Cuando vio a Touta dirigirse hacia ella, casi perdió la cabeza. Recordaba haber vagado entre el sueño y la realidad y haber sido golpeada por una luz intensa. Tal vez su debilidad había sido afortunada, ya que sus ojos se habían cerrado antes del destello. Por esa razón, sus ojos no se habían quemado directamente.

Al poco tiempo, todo a su vista recobró la claridad. Pastel Mary tenía sus brazos firmemente alrededor de la cintura de la diosa, 7753 también se aferraba a ella, y las ovejas hacían lo que podían, a pesar de la disminución de su número. Nephilia golpeaba a la diosa con una expresión de desesperación, Ragi presionaba su garganta ensangrentada, Yol apoyaba a Ragi y entonaba un conjuro, Tepsekemei disparaba continuamente proyectiles invisibles desde el aire, y la diosa mágica seguía sin caer, a pesar de estar cubierta de heridas.

Y luego estaba Touta, a quien Marguerite había estado mirando justo antes de cerrar los ojos. Su visión no se había recuperado. La sangre manaba de sus párpados cerrados, y aunque se balanceaba sobre sus pies, estaba claro que avanzaba. Estaba cerca de las chicas mágicas.

Marguerite se sobresaltó, y luego se preocupó, y al mismo tiempo se escandalizó. Tenía unas agallas increíbles, era lamentable que no fuera más que un niño. Con ese carácter, si Marguerite estuviera en activo, habría querido meterlo en el Departamento de Inspección. Intentó espirar y se atragantó con sangre caliente.

Empezó a contar todas las heridas de su cuerpo y rápidamente desistió de intentar acabar y de moverse.

¿Qué podía hacer? Touta estaba caminando. No había habido tiempo suficiente para hablarle de los sentidos de la diosa: ¿algo le había llevado a descubrirlo? Todas las chicas mágicas aparte de Tepsekemei seguían cegadas. No, sólo la diosa se había recuperado. Estaba mirando directamente a Tepsekemei. Tenía que estar pensando en cómo alcanzarla en el aire, o en eliminar primero a las otras que se interponían.

¿Por qué, a pesar de que Marguerite sólo la veía de espaldas, parecía que la diosa había recuperado algo de energía? ¿Había algo que pudiera haber causado eso? Esto iba más allá de estar energizada porque había cantado. Algo había sucedido. Había intentado sacar y tragar aquellas cosas en forma de píldora, probablemente medicinas, y había fracasado. No parecía que pudiera haber obtenido mucha energía de eso.

Marguerite escupió sangre, y un suspiro la acompañó.

No, no era eso. Había menos pastillas derramadas por el suelo. Estaba segura de que antes había más en la hierba y el suelo. Ahora casi no había ninguna.

¿Había recuperado la medicina de alguna manera? Si era así, no tenían más tiempo. La mirada de Marguerite se arrastró por el suelo hasta detenerse en un punto. Una píldora había caído a dos tercios de su altura. Ella no podía llegar tan lejos casualmente. Pero allí estaba.

Touta estaba tratando de alcanzar a la diosa. Pero sus dedos no estaban en la posición correcta para alcanzar su objetivo.

Si la razón por la que Marguerite había fracasado era que la atención de los demás se había centrado en ella, lo que llevó a la diosa a deducir la presencia de un asesino invisible, entonces ahora mismo, cuando todos estaban cegados, era su oportunidad. Touta podría cumplir su objetivo sin que nadie se diera cuenta. Pero a este paso, no sería capaz de agarrar la empuñadura de la espada. ¿Siquiera, en principio, entendía correctamente qué arma debía usar? El estoque de Marguerite o el engranaje no servirían. Tenía que ser la extraña espada como un cuchillo de mantequilla, o no sería capaz de sacarla y apuñalar con la fuerza de un humano.

Marguerite confirmó una vez más su propio estado. Se estaba muriendo. No le quedaban fuerzas. No confiaba en poder hablar con una voz audible. Pero si se transformaba en una chica mágica, eso sería otra cosa. Incluso podría llamarse la habilidad especial de una chica mágica, exprimir la última de sus fuerzas al final.

Se impulsó contra el árbol en el que estaba apoyada y cayó hacia delante. El impacto y el dolor del contacto con el suelo estuvieron a punto de hacerla desmayar, pero se mordió el labio y aguantó, arrastrándose como una oruga y extendiendo luego la lengua para empujar la pequeña píldora y pegarse a ella. La tragó junto con la saliva y la sangre. Ahora no podía preocuparse por este dolor punzante.

Sintió fuerza. Pasó del interior de su boca a su garganta y desapareció dentro de su cuerpo. Su fuerza era leve. Pero ahora mismo, estaba lo suficientemente agradecida como para poder llorar.

La impotente moribunda —Kaoruko Rokugou— se había transformado en la chica mágica Miss Marguerite. Inspiró y, mientras salpicaba sangre, gritó con fuerza, asegurándose de que todos los presentes la oyeran: “¡Cinco centímetros a la derecha! ¡Ocho centímetros arriba!”

Todos la miraron, incluida la diosa. Eso significaba que la posición de la espada clavada en ella cambiaba cuando se movía, pero eso era justo lo que Marguerite había previsto. Siguiendo las instrucciones de Marguerite, Touta corrigió la posición de la mano que extendía. Lo comprendió.

“¡Derecho, así! ¡Diez centímetros adelante!”

Mientras daba instrucciones, utilizó todas las fuerzas que le quedaban para mantener el equilibrio sobre las rodillas. Te derribaré, pensó, destrozándose el labio con los dientes en su determinación de matar mientras se enfrentaba a la diosa. La diosa tenía una capacidad de aprendizaje excepcional. Debería ser capaz de percibir la intención asesina de Marguerite, ya que la había recibido muchas veces. Y si su conciencia estaba en eso, entonces no se daría cuenta de Touta, a quien ni siquiera podía sentir.

“¡Y con esa espada! ¡Apuñálala!”

Sacó la voz. Creyó que era lo bastante alta. Las ovejas, Pastel Mary, 7753, Nephilia, Yol, Ragi, toda su atención estaba puesta en ella. Ni una sola persona prestaba atención a Touta mientras se acercaba a la diosa.

Golpeada como estaba por la intención asesina de Marguerite, a la diosa se le pusieron los pelos de punta. Sacó el estoque de Marguerite, haciendo brotar de ella un gran volumen de sangre, e, ignorando las balas aéreas de Tepsekemei, lo lanzó. Originalmente no era un arma arrojadiza, pero Marguerite ya no tenía fuerzas para esquivarla. Le dio en el pecho. Su sombrero cayó y ella se dobló hacia atrás, clavándose en el tronco del árbol en el que había estado apoyada. Su cabeza quedó colgando.

Marguerite tenía los ojos casi cerrados, pero podía sentirlo. Touta sacó la espada y apuñaló a la diosa. Mientras lo alababa en su corazón

—“Lo has hecho bien”—, la boca de Marguerite se torció.

Podía ver algunas cosas, incluso con los párpados cerrados. Annamarie estaba a su lado con expresión de disculpa. Marguerite sonrió y luego, pensando que no era propio de ella, puso un semblante más serio.

***

◇   7753

Con sus ojos que ahora veían borrosamente, vio lo ocurrido.

Primero, el chico sacó la espada. Era como si hubiera aparecido allí de repente. 7753 se sorprendió y sintió pánico, pero la diosa estaba más allá de eso.

La diosa reaccionó cuando tocó la espada, pero una oveja la mordió, y Pastel Mary empujó, y Nephilia se aferró a su brazo izquierdo y 7753 al derecho con todas sus fuerzas, y encima algo invisible estalló contra el engranaje, y la diosa dejó de moverse durante un instante. Ese algo invisible eran las balas de aire de Tepsekemei.

El resultado de todo esto fue que antes de que la diosa pudiera blandir su brazo, la espada fue blandida hacia abajo. Touta se movió tan lentamente que impacientó a 7753, pero con la espada apuntándole, la diosa también se movió lentamente, como una rana bajo la mirada de una serpiente.

La espada se clavó y quedó enterrada en la cabeza de la diosa, que había aguantado los ataques de las chicas mágicas como si nada. La sangre le brotó de los ojos y la nariz, y la espada le atravesó la cuenca ocular hasta salir por la parte posterior de la cabeza, y la sangre le brotó por la boca, abierta de par en par, mientras emitía un sonido parecido al de una gallina estrangulada.

La fuerza la abandonó. La temperatura de su cuerpo bajó. El hacha que latía en su pecho dejó de moverse y su piel palideció. Alguien lanzó un gran suspiro.

Nephilia corrió hacia Marguerite. Ragi estaba de rodillas, pero empujó a Yol por la espalda. Yol corrió hacia el Touta caído, le ayudó a levantarse y empezó a lanzar un hechizo.

Pastel Mary seguía aferrada a la diosa y no se despegaba. Seguía con los ojos cerrados y cantaba a voz en grito, por lo que no entendía la situación. Las ovejas se reunieron a su alrededor, agarrando el dobladillo de su ropa con la boca y tirando de ella para despegar a su dueña.

7753 no soltó a la diosa. Esto se debía a que la información de la diosa le llegaba a través de las gafas. Todos pensaban que había terminado, pero aún no había terminado.

Aquella vez con Pukin, había asumido que se había acabado, pero en realidad no se había acabado en absoluto. Si 7753 hubiera mantenido la guardia alta hasta el final, tal vez Funny Trick y Kuru- Kuru Hime habrían sobrevivido. Muchas, muchas veces había pensado que quería volver a esa época, quería volver y hacer las cosas de la manera correcta hasta el final, quería decirle a todo el mundo que el villano seguía vivo.

No volvería a cometer el mismo error. “Ella todavía está—”

Antes de que pudiera gritar, la diosa echó a correr. Nadie pudo reaccionar. Las ovejas salieron volando. Pastel Mary aún tenía sus brazos alrededor de ella, pero ya se había aflojado, y no era más útil que un peso.

Si la dejaban ir ahora, no tendría sentido. ¿Cuánta gente había sido asesinada en esta isla por la diosa? Acabaría igual que el incidente que había ocurrido una vez en Ciudad B. Esa vez también habían muerto muchas personas. 7753 había vivido guardando ese remordimiento.

Había jurado en su corazón que nunca dejaría que las cosas se pusieran así de nuevo.

7753 se movía. Todavía agarrada al brazo de la diosa, iba por delante de ella.

A partir de toda la información relativa a la diosa —la ubicación de sus heridas, sus patrones de comportamiento, las habilidades que había aprendido, el terreno que les rodeaba, la posición del enemigo—, 7753 predijo su movimiento. Estaba herida sobre todo en la parte superior del cuerpo, pero si se cubría las heridas al moverse, su pierna derecha se movería con lentitud. Y además, sería menos probable que un contrataque cayera desde ese lado. Con una mirada, 7753 calculó su punto débil y el momento oportuno, y golpeó con su hombro el lado izquierdo de la diosa, que era un punto ciego debido a la posición de Pastel Mary.

La diosa perdió el equilibrio. Sus heridas eran demasiado graves para recuperarse fácilmente. 7753 hizo fuerza con la pierna derecha y luego con la izquierda, torciendo el cuerpo. Cayó junto con la diosa y Pastel Mary, y delante estaba el disco de energía resplandeciente. Ragi había reunido energía allí para la ceremonia. Había explotado en un destello de luz, pero seguía allí con la misma forma.

La mano derecha de la diosa surcó el aire. 7753 saltó del suelo con su pierna derecha. Enredadas, las tres chicas mágicas chocaron contra el disco de energía acumulada.

***

◇   Ragi Zwe Nento

Era natural suponer que destruir el cerebro haría que dejara de funcionar.

Pastel Mary no se había soltado porque no había estado mirando a su alrededor, y 7753 probablemente no se había soltado porque podía ver el estado de Francesca a través de sus gafas mágicas.

Era como una pesadilla hecha realidad. La cabeza de Francesca fue atravesada con la espada, pero ella seguía moviéndose. El grito agudo de 7753 hizo que Nephilia se detuviera y se diera la vuelta, pero no llegaría a tiempo. Pastel Mary, que aún tenía los dos brazos alrededor de la cintura, fue zarandeada, y 7753 atrajo hacia sí el cuello de la diosa con su mano derecha y golpeó con el hombro a Francesca. Las tres, enzarzadas, chocaron contra el disco y fueron absorbidas al instante.

Nephilia extendió la mano hacia el campo de fuerza, pero se detuvo antes de tocarlo. Lanzó a Ragi una mirada suplicante que no le convenía, y Ragi escupió sangre mientras agitaba la mano derecha, enviándola a correr hacia Marguerite.

Aunque la magia curativa de Yol le había ayudado a recuperarse, Ragi seguía en un estado peligroso. Pero seguía estando mejor que Marguerite. Aunque estuviera gravemente herido, los restos de poder que había obtenido del hechizo aún permanecían en su cuerpo. Esto no iba a matarlo de inmediato.

Y Marguerite no era la única gravemente herida. También estaba Touta. Tenía un aspecto tan lamentable que no se podría pensar que había realizado un servicio tan distinguido. Tan pronto como había apuñalado a Francesca, había caído al suelo y se había hecho un ovillo, y seguía así.

Ragi dejó a Marguerite con Nephilia y envió a Yol con Touta. Si no fuera por este chico, no habrían podido derrotar a Francesca. Le habían hecho cargar con una gran responsabilidad que no debería haber tenido y le habían herido gravemente. Las heridas del chico se debían a la incompetencia de Ragi. Tenía que curarle por completo de todas las heridas, o ni siquiera el seppuku sería suficiente para compensarle, por no hablar de dejarle morir. Entonces una docena de cuchillos en las tripas no serían suficientes.

Yol sujetó a Touta en brazos y levantó la mano derecha. Las cartas se clavaron entre sus dedos y, con un conjuro, cada patrón desapareció. La elección de las fórmulas y la rapidez y fluidez de sus cánticos se llevaron una nota aprobatoria.

El problema está aquí.

Ragi se apretó la garganta y tragó sangre y, mientras luchaba contra el dolor, giró todo el cuerpo en otra dirección. El campo de fuerza seguía allí, sin cambios. No, había cambiado: era más grueso y denso. Haber absorbido a dos chicas mágicas y a la base de una encarnación lo había hecho más fuerte.

Las ovejas se reunieron alrededor del disco para balar tristemente. Ragi intentó abrirse paso entre las ovejas y tropezó al dar el primer paso, y como el bastón al que intentaba agarrarse estaba roto, cayó de rodillas y agachó la cabeza.

Tenía que lidiar con esa acumulación de energía. Acababan de entrar, y Ragi había sido el que creó este disco, así que podría sacar a las dos chicas mágicas. Al igual que Touta, ambas eran héroes. Si no fuera por ellas, no podrían haber derrotado a Francesca. Deberían ser recompensadas. Al menos, no estaba bien que murieran aquí.

Pero los pies de Ragi no se movían. De alguna manera se puso de rodillas, pero aún quedaba un largo camino después de eso. E incluso si se levantaba y se acercaba a la reunión de energía, su garganta había sido aplastada. Había un límite a lo que podía hacer con fórmulas básicas utilizando un canto abreviado. Pero no podía rendirse sólo por sus límites.

Ragi puso fuerza y rabia en las esquinas exteriores de sus ojos. Haría lo que debía hacer. No le quedaba más remedio que emplearse a fondo como mago y arreglárselas de algún modo con eso. Para empezar, había vivido demasiado. No había necesidad de que siguiera viviendo en la decadencia.

Esta vez se movió con cuidado para no caerse, apartando las ovejas con las manos. De pie frente al disco, levantó su bastón roto delante de él—

“¡El enemigo! ¡¿Dónde está el enemigo?!”

Entonces Mana y, un compás después de ella, Navi aparecieron del bosque.

El tenso hilo de su corazón se relajó de repente. Ragi se tambaleó, pero Mana se precipitó hacia delante con una velocidad inhumana para atraparlo. Le puso una pastilla en la boca y le pegó una especie de tirita en la garganta. Eso le recordó que ella había dicho que su especialidad era la farmacéutica.

Mana entonó un hechizo, y Navi se hizo eco de su magia con una mirada engreída en su rostro. Aunque Ragi pensó: “No quiero que me salve alguien como tú”, no quiso decirlo. No era sólo que no podía hablar porque su garganta estaba aplastada, sino también que ahora mismo, tenía que seguir adelante sin importar qué tipo de poder usara.

“¡7753 y Pastel Mary han sido absorbidas por la reunión de poder!

¡Las voy a salvar! ¡Ayúdame!” Rociando sangre, dio instrucciones.

***

◇   Nephilia

Nephilia supuso que había permanecido allí menos de un segundo, ya que su desafío de dar lo mejor de sí misma aún no había terminado. Aunque no pudiera entender lo que había sucedido, le bastaba con saber que ahora el enemigo había desaparecido por completo. Siguiendo las instrucciones de Ragi, se dio la vuelta y, con el pensamiento autocrítico de que parecía que iba de un lado a otro confundida, como un payaso bailando, se dirigió hacia Marguerite.

El estoque, roto a poca distancia de la empuñadura, se clavó en el torso de Marguerite. Incluso intacto, no habría servido para lanzarlo. Incluso le impresionó que el enemigo lo hubiera lanzado con tanta fuerza y precisión. El estoque penetró en Marguerite hasta el tronco del árbol que tenía detrás, clavándola en él mientras permanecía sentada. Nephilia sacó el estoque del árbol, pero en consideración a la hemorragia, no lo sacó del torso de Marguerite, y la tumbó en el sitio. Sacó una fruta gris de su bolsillo, la aplastó y goteó el jugo en la boca de Marguerite.

La boca de Marguerite estaba relajada, sin rastro de la dignidad que siempre tenía, estuviera o no transformada. Nephilia se mordió el labio y sacó una segunda fruta gris, la aplastó y añadió más zumo.

Marguerite no se movió en absoluto. Nephilia estaba a punto de sujetarla de la muñeca, pero frunció el ceño. Su mano dominante estaba aplastada. Ser consciente de ello hacía que le doliera más. Fingió no darse cuenta y sujetó la muñeca de Marguerite con la mano contraria.

No tenía pulso. El pulgar de Nephilia se movió rápidamente, frotando su muñeca.

“¡Y con esa espada! ¡Apuñálala!”

Miró la cara de Marguerite con ojos desorbitados. No se movía en absoluto. Su voz había salido de la boca de Nephilia justo en ese momento. Su magia se estaba activando.

“¡Derecho, así!”

Su voz era aguda y fuerte, y se oía bien. Hacía oscilar la hierba alta y atravesaba el denso bosque, y tal vez se pudiera oír al otro lado del bosque. Por lo que sabía Nephilia, nadie más podía gritar con tanta fuerza justo al borde de la muerte.

“¡Cinco centímetros a la derecha! ¡Ocho centímetros arriba!”

Después de que esa llamada saliera de ella, le dio otra fruta gris. Marguerite no se movió. Nephilia pasó la mano por la mejilla de

Marguerite. El calor de su cuerpo se iba. Nephilia ya comprendía que estaba muerta. De la comisura de sus labios goteaban jugos de fruta translúcidos. No se lo estaba bebiendo. Sólo entraba en su boca.

Nephilia exhaló un largo suspiro.

Hace poco, cierta chica mágica había estado completamente muerta y luego había vuelto, regresando del estado en el que la magia de Nephilia se activaría. Según la experiencia y el conocimiento de Nephilia, esa era la excepción de las excepciones. Pero aunque sabía que eso había estado más allá de la lógica, se encontró pensando: Tal vez. Marguerite ni siquiera era de su gusto o preferencia; si hubieran estado en la misma clase, Nephilia dudaba que hubieran podido ser amigas. Ese era el tipo de persona que era, pero aun así se encontró deseando que fuera un error, deseando que volviera.

Apoyó la cabeza en el regazo de Marguerite, se llevó la mano a la mejilla y volvió a mirar la cara de Marguerite. Los labios que había notado laxos parecían sonreír.

No te conformes, estúpida chica mágica. Aún queda trabajo por hacer, ¿cómo vas a irte? Maldijo en voz baja para que sólo ella pudiera oírlo, y luego sonrió, pensando que por fin había recuperado su mala sangre. Nephilia dejó en el suelo el cadáver de Marguerite y se levantó, frotándose los ojos con la base de la muñeca. El reto de Nephilia de dar lo mejor de sí misma no había terminado aún. Se dio la vuelta y corrió hacia donde estaban los demás. Metiendo la mano en el bolsillo, frotó las plumas de Ren-Ren y, al oír las palabras de Ren-Ren saliendo de su propia boca, se echó a reír.

Ksh-shh.