Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 22: Ha Llegado El Final

Parte 3

◇   Navi Ru

Todo había empezado con la muerte de Sataborn en un accidente.

Si conocieras a Navi y el Laboratorio, podrías sospechar un asesinato, pero Navi sabía mejor que nadie que su muerte había sido sin duda un accidente.

¿Había metido la pata en los procedimientos debido a un envejecimiento inadvertido, o simplemente había manejado las cosas peligrosamente por costumbre, ya que estaba acostumbrado, como “siempre hago esto”? Al no ser Sataborn, Navi no sabía cuál había sido la causa. Pero era un hecho que había muerto en un accidente, y la prueba de ello era que el viejo mago yacía allí como si estuviera durmiendo.

Navi no estaba nada contento con esto. Había dejado morir al creador antes de que el objeto solicitado —la base para la encarnación— estuviera terminado, a pesar de que estaba a punto de completarse. Como Navi debía encargarse de los trabajos ocasionales, además de vigilar al anciano, su responsabilidad quedaría en entredicho.

Pero Navi no había cumplido con su deber. Es decir, no había denunciado el incidente inmediatamente. No por razones desesperadas: no lo posponía para evitar que se cuestionara su responsabilidad.

Este accidente era un contratiempo demasiado grande para el Laboratorio. La culpa caería directamente sobre los hombros de Navi, y se le haría asumir la responsabilidad de ello abandonando su puesto. Todos sus esfuerzos acumulados en aras de su objetivo personal se esfumarían, y ni siquiera se le daría la opción de volver a empezar desde cero.

Era una situación digna de desesperación, pero Navi había hecho una pausa allí. Aunque esta situación era todo contratiempos, se preguntaba si, con sólo un poco de esfuerzo, en realidad podría salirle bien.

Se limitaba a hacer las cosas añadiendo un destello repentino de perspicacia y una situación inesperada a lo que ya había estado planeando. No era nada más que eso.

Como encargado de los trabajos extraños de Sataborn, Navi había sido el único al que se le había confiado la organización de las cosas almacenadas en la isla. También sabía que Sataborn poseía ilegalmente un legado del Primer Mago. Se había estado preguntando si no podría robarlo de alguna manera, pero Sataborn era un experto entre expertos, y el mecanismo de defensa de la isla que Sataborn había establecido impediría cualquier robo furtivo. Pero ahora que el maestro había fallecido, siempre que estuviera dispuesto a tomarse el tiempo y el esfuerzo necesarios, había dos maneras de conseguirlo.

Una idea era pasar por los procedimientos formales de herencia y sacar la reliquia de la isla. Pero si Navi le enseñaba a alguien el equipo y se daba cuenta de lo que era, lo perdería todo, así que no iba a utilizar este método.

La segunda idea era la siguiente: El objeto era percibido actualmente como un engranaje roto, pero si podía repararlo para convertirlo en un engranaje, eso evitaría el código de percepción. Si pudiera lograrlo, sería perfecto. Si Navi conseguía sacar el equipo de Sataborn de la isla, su fracaso quedaría anulado y, de hecho, se consideraría un logro.

Navi también sabía dónde estaba el testamento mejor que el propio Sataborn. Navi lo sacó de la estantería y revisó rápidamente el contenido, pero, por supuesto, nada de lo que había escrito beneficiaba a Navi. Naturalmente, el tipo de los trabajos extraños / supervisor nunca iba a tener algo, ni siquiera las sobras. E incluso si le resultaba inconveniente, se le había echado magia a para que no pudiera reescribirse fácilmente. Pero Navi también sabía qué tipo de magia era esa.

No se podía borrar ni cambiar. Pero se podían añadir cosas. Navi pegó una película mágica transparente y ultrafina con algunos elementos adicionales escritos en ella. Por supuesto, la magia vinculante del testamento no se aplicaría a esos artículos adicionales, pero sólo tenía que engañar a los lectores.

Navi se incluyó a sí mismo y a Yol entre los herederos e impuso como requisito que fueran acompañados por chicas mágicas, con un máximo de dos, para atraer a Maiya y Rareko. Rareko era necesaria para reparar el equipo de la isla. Sólo había dos chicas mágicas en la casa de Yol, así que inevitablemente Rareko vendría a la isla. Maiya también vendría. Ella había sido el mayor obstáculo para ganarse el favor de Yol. Si hacía uso de la instalación de seguridad de la isla, Francesca, entonces podría ser capaz de apartar a Maiya de su camino. Sin Maiya, podría manejar a una aristocrática protegida de alguna manera. Y si podía colarse en esa casa, estaría un paso—no, tres pasos enteros más cerca de su objetivo.

Eso apaciguaría la ira del Laboratorio y también le reportaría grandes beneficios. El plan sería, literalmente, convertir la mala fortuna en buena.

El plan había ido bien durante un tiempo. Francesca, operando como dispositivo de seguridad fuera de la vista del anfitrión y los invitados, había sido más útil de lo esperado.

Había tomado a una de las diez Francesca a las que se había hecho patrullar la isla como prueba de la operación y había cambiado todo su patrón de comportamiento. Navi la había puesto en modo X, lo que no debería haber ocurrido. Como Navi también andaría por la isla, había preparado un código para evitar ser atacado por Francesca.

Aunque se suponía que estaba incompleta, entre su habilidad para destruir la puerta para encerrar a todos los intrusos y su fuerza para acabar con Maiya, Navi no tenía ninguna queja. Si hacía uso de la característica instalada que le impedía atacar a un objetivo en un espacio reducido, podría incluso garantizar la seguridad de aquellos a los que quería hacer sobrevivir. La destrucción y la salvaguarda normalmente no se solaparían así, pero ambas encajaban perfectamente con el objetivo de Navi.

Pero seguía sin tener ni idea de qué había provocado que los poderes de las chicas mágicas desaparecieran. Era espeluznante. No podía entender lo que había pasado. Y para colmo, Dreamy✰Chelsea había derribado parte del edificio principal, destruyendo la puerta de emergencia, la cual solo conocían Sataborn y el Laboratorio. Fue un contratiempo inesperado.

Navi nunca había imaginado que Shepherdspie, la imagen de un hombre corriente, reacio a los conflictos y que inclinaba constantemente la cabeza, contrataría a una chica mágica mercenaria tan capaz.

Habría tenido que desembolsar bastante dinero para pagar a un especialista en violencia con esas capacidades de combate. Era imposible que hubiera contratado a ese tipo de personal sólo para realizar trabajos esporádicos y atender a la gente; en otras palabras, Shepherdspie sospechaba algo. O incluso si no era del todo una sospecha, podría haber tenido una semilla de duda. Fue una suerte para Navi que Francesca lo matara al principio.

A pesar de sufrir dos accidentes —el consumo y debilitamiento de la energía y la destrucción de la puerta de repuesto para huir cuando llegara el momento—, Navi había conseguido salir adelante de alguna manera. Ahora que había logrado el asesinato de Maiya, el primero de sus objetivos personales, ya no había nadie que pudiera atacarle por acercarse a Yol. Además, Shepherdspie, que estaba destinado a convertirse en un problema, había muerto. En cuanto a la muerte de Agri, no importaba si ella estaba presente o no, pero, bueno, era mejor que no estuviera. Navi seguía endeudando a Ragi y protegiéndolo, ya que planeaba utilizar al hombre como vehículo para avanzar, y protegía a Mana, ya que sería un fastidio si moría, mientras hacía que Rareko reparara el equipo en la confusión. Ahora sólo tenía que hacer que Clarissa acabara con Francesca, y Navi Ru adquiriría lo que necesitaba y eliminaría lo que sería malo dejar atrás, pasando a ejecutar sus planes posteriores al evento… o eso era lo que se suponía que iba a ocurrir.

Estaba claro que las cosas no iban como Navi quería. El ruido procedente del edificio principal indicaba que la lucha aún no había terminado. Clarissa había sido entrenada formalmente, y tenía lo que él llamaría bastante historial en combate real. Lo sabía todo sobre la funcionalidad de Francesca, y si a eso le añadías la herramienta que había conseguido en el almacén, los accidentes imprevistos no deberían ocurrir nunca. Pero por alguna razón la lucha no se había calmado; de hecho, parecía volverse más feroz.

¿Habían interferido de algún modo Ren-Ren y las otras chicas mágicas? Tal vez no habían obstaculizado directamente, sino que Clarissa las había visto en apuros y había ido a salvarlas y luego ella había resultado herida. No quería pensar en una situación así, pero era posible. Era dura y una profesional, pero seguía siendo una chica joven. No podía asegurar que nunca se dejara llevar por las emociones, pero, teniendo en cuenta la personalidad de Clarissa, no parecía probable.

¿Acaso Francesca se había descontrolado de algún modo que no podían predecir? ¿Había ocurrido algo que ni siquiera su creador, Sataborn, había imaginado? Pero Francesca había estado sometida a tantos niveles de estricta seguridad que resultaba difícil imaginar que se descontrolara.

¿O había algo que Sataborn no había puesto en la documentación: tenía alguna habilidad oculta? Pensándolo bien, cualquiera de las dos cosas era posible. Esto era, de todas las cosas, un plan para crear una base para una encarnación, ordenado por el Laboratorio. Esto no era sólo acerca de la Facción Osk. No era exagerado decir que todo el futuro del Reino Mágico pendía de un proyecto tan importante, y aquí no se podía hacer ninguna travesura quitando uno o dos tornillos.

Pero Sataborn hacía cosas que uno creía imposibles. No importaba cuántas veces Navi intentara borrar el pensamiento de su cabeza, pensando: Imposible, es imposible, no podía librarse de los malos pensamientos.

Mierda…

No debería estar especulando ahora mismo sobre lo que debería haber hecho. Ahora mismo, al menos, decir: “Debería haber hecho esto, debería haber hecho lo otro” no era más que lamentarse y quejarse, no era mirar al futuro. Al principio, podría sonar productivo reflexionar sobre sus errores para convertirlos en una lección para el futuro, pero eso era una excusa. No era más que una manifestación de malestar emocional. Aunque el tiempo apremiaba, había otras cosas que debía hacer.

Dejaría de lado la seguridad de Clarissa por el momento. Si estaba a salvo, sólo se estaba haciendo daño a sí mismo preocupándose por ella, y si no estaba a salvo, entonces no tenía sentido. Aunque lógicamente comprendió que debía seguir inmediatamente este curso de acción, le llevó un poco de tiempo ponerse en marcha.

Iba a eliminar todo rastro de la puerta destruida y a borrar el historial de entrada en el almacén.

Cuando estaba a punto de pasar de la zona rocosa al bosque, a Navi le dio un espasmo en la ceja derecha. El peso de la alfombra que había enviado al cielo se había reducido. No podía saber ahora exactamente cuándo se había reducido, pero como mínimo, esa disminución no se había producido antes de que Clarissa se hubiera marchado.

No hay mucho que pueda provocar algo así accidentalmente. Era más probable que alguien le hubiera hecho una travesura.

No había sido Clarissa. Aparte de ella, la única persona que conocía su escondite era Rareko, pero las probabilidades de que hubiera sobrevivido eran extremadamente escasas y, además, no tenía ningún método para llegar al cielo.

La cara que le llegó a la mente como la que tenía la motivación, al mismo tiempo que parecía que podía conseguir la información, era la de Nephilia. Si ella pensaba que podía utilizarlo para negociar, entonces él sólo tenía que corregir su malentendido. Aplastaría su arrogancia por pensar que podía ser ella quien lo utilizara, usando la ley y los contratos como sus herramientas. Ésa era el área en la que Navi era más fuerte. Era cien, mil veces mejor en eso que en reflexionar, lamentarse, preocuparse y rechinar los dientes y sentirse frustrado.

“¿Ocurre algo?” Le preguntó Mana.

Esbozó una sonrisa y se volvió hacia ella. Los ojos de Mana se entrecerraron mientras lanzaba una larga mirada a Navi, sin intentar ocultar sus sospechas. Normalmente, Navi estaría pensando: “Eh, Srta. Departamento de Inspección, cuanto más sospechas de alguien, más amable deberías ser”, mientras le sacaba la lengua mentalmente, pero ahora tenía demasiadas cosas en la cabeza para eso.

“Ah, bueno. Parece que alguien está alborotando el edificio principal.”

Sin pestañear siquiera, con los ojos clavados en él como si fuera pecado apartar la mirada, asintió un poco. Navi contuvo el impulso de chasquear la lengua. Había un montón de cosas que quería hacer, pero los ojos de Mana le estorbaban.

***

◇   Mana

Con los ojos clavados en Navi, Mana le dedicó una leve inclinación de cabeza.

Podía oír los sonidos de una intensa batalla desde el edificio principal. En el pasado, Mana se habría apresurado a ir. Eso se debía a que su criterio había sido Hana Gekokujou. Hana nunca podría quedarse de brazos cruzados, así que Mana también correría hacia allí, aunque eso significara ignorar la cuestión de qué podía hacer ella.

Ahora, Mana era diferente. Hana Gekokujou no se quedaría de brazos cruzados, pero Hana y Mana eran personas completamente diferentes, y Mana sabía bien que no tenía sentido que actuara igual que Hana.

Mana quería saber si 7753, Tepsekemei, Miss Marguerite y todas las demás chicas mágicas y magos estaban a salvo, pero lo que debía hacer ahora mismo era no ceder a sus emociones y salir corriendo.

No es que Hana Gekokujou hubiera desaparecido de su corazón. Siempre estaba dentro de Mana. Ahora mismo estaba apoyando su mano en el hombro de Mana, diciéndole que no actuara imprudentemente.

“Agh, ¿qué demonios están haciendo?” Navi Ru sacudió la cabeza, molesto. Mana se acercó a su punto ciego, a sus espaldas, y, sin apartar los ojos de él, sacó una fruta gris y la mordió. Masticó y siguió vigilándolo.

Sus dudas sobre este hombre se profundizaban aún más. En tenía la sensación de que había algo raro en el testamento, y además él había estado actuando de forma poco natural desde que se separaron de 7753 y Tepsekemei, pareciendo extrañamente imperturbable por todo… todo era sospechoso. Pero ella percibió en ese aire imperturbable que vislumbraba en su actitud que ni siquiera le molestaba su sospecha. Tuvo la sensación de que no se trataba tanto de “¿A quién le importa que alguien como Mana sospeche de mí?”, sino más bien de que en su fuero interno no veía como un problema que sospecharan de él y lo investigaran.

Lo más probable es que, o bien pudiera bloquearle el paso por medios políticos, o bien sus sospechas no llevarían a ninguna parte porque no había dejado ninguna prueba. Pero eso era sólo lo que Navi pensaba, y Mana no sabría si tenía razón hasta que lo intentara. Si 7753 la ayudaba, podría usar sus gafas para investigar. Si ocurría algo político, Mana podría utilizar el poder de su padre, y si lo hacía a través de su padre, tendría contactos en las altas esferas. Había pocas cosas que odiara más que ser acusada de nepotismo, pero aún más que eso, odiaría usar eso como razón para ceder.

Mana fulminó con la mirada la espalda de Navi.