Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Volumen 4

Capítulo 8: Incidente Del Secuestro, Parte II

Parte 1

El gato negro llegó al gremio sin aliento y fue atrapado por Milia justo cuando saltó a la puerta.

—¡ Oh! Es el gato del Señor Roland. ¿Has venido hasta aquí buscando a tu dueño, gatito?

Rila ignoró a Milia y se dirigió hacia mí.

Ya había adivinado más o menos lo que había pasado.

Esa elfa idiota me había dicho con confianza que no dudara de ella, y aquí estábamos. Ella no había impedido el secuestro en absoluto.

La verdadera Maylee observaba el trabajo del personal del gremio como parte de su formación en ciencias sociales.

—¿ Puedes mostrarme dónde está este lugar ? — Pregunté.

Rila asintió.

Me levanté de mi asiento y le dije a Iris que me iría un rato.

Una vez que salí del gremio, Rila se sentó en mi cabeza y me dirigió.

— La base del enemigo está en una casa a las afueras de la capital. Debemos darnos prisa o pueden cambiar de ubicación.

—Y a lo sé.

—¿ Sabes qué ha sido de Roje, bribón?

—D ebería haber estado contigo, vigilando a Maylee.

—N o puedo encontrarla.

—… Ella debe haberte perdido.

—N os trasladamos desde el interior del castillo a esa casa inmediatamente. Es probable que ocurriera entonces.

¿Se habían ido del palacio a una casa fuera de la ciudad?

Incluso corriendo a toda velocidad, no habría sido capaz de lograrlo.

—P arece que el secuestrador es bastante hábil — comenté.

—M m-hmm. No noté ninguna magia cuando nos trasladaron…

—H ay habilidades que impiden que los demás reconozcan cuando una persona lanza un hechizo. Esa puede ser la razón.

—M m-hmm… Ya veo. También se ha dado cuenta de que no soy un animal corriente… y parece convencida de que soy un monstruo.

—¿ Qué probabilidad hay de que esta persona siga en la casa?

—E s posible, aunque confesó que su trabajo era sólo secuestrar a Maylee. Alguien más podría estar vigilando.

Pedir a Rila que acompañara a la falsa Maylee había sido la elección correcta.

En s u forma de gato le permitía engañar a los demás y entrar y salir de los lugares a voluntad. Además, Rila era sensata y tomaba buenas decisiones en el momento.

—E s información más que suficiente —dije .

Si el secuestrador se ha ido, entonces esto no sería un gran problema.

—E stá ahí — afirmó Rila. Divisé una vieja casa teñida de naranja por el sol poniente — . D ejaré que te ocupes de los villanos y volveré a casa.

—D e acuerdo — respondí.

Rila había escapado por una ventana, por lo que no conocía la distribución del edificio. Una vez junto a la casa, me escondí entre las sombras de los árboles y observé.

—… Dejando de lado la falsa Maylee, el precioso Bunnyton de Maylee está ahí dentro. ¿Serías tan amable de recuperarlo ? — Rila preguntó.

—¿ Pensé que el tsunorabi era tu rival?

—E stá bien. Aunque es silencioso, entiende el habla.

Algo debe haber sucedido después de haber sido capturados.

Rila se bajó ágilmente de mi cabeza.

—S i lo consideras necesario, podría investigar la disposición — se ofreció.

—E so sólo sería necesario si fuera algo parecido al castillo del Señor Demonio — respondí.

—E ntonces parece que no me necesitas — Rila se rió y luego se alejó.

Todo en la estructura sugería que era una casa normal. No podía ver a nadie desde donde estaba, pero intuía que había varias personas dentro.

Sólo uno de ellos era un mago.

El maestro del gremio, Tallow, había planteado la idea de un gremio clandestino. Tal vez esa organización existía en conjunto con la Compañía Welger. O tal vez “el gremio clandestino” era simplemente la forma en que la Compañía Welger se refería a sí misma.

—… Pensar en ello no cambiará nada.

He activado mi habilidad discreción .

Una vez que salí de la sombra de los árboles, me acerqué a la casa a toda velocidad.

Apunté a los pilares y las paredes que estarían fuera de la vista mientras llegaba rápidamente al segundo piso.

Envolviendo mi dedo índice en maná, golpeé el cristal de la ventana cuatro veces.

Se quebró débilmente y, para evitar que los fragmentos hicieran ruido, los atrapé en la punta de mi zapato.

Metí la mano por la ventana y la abrí desde dentro, y luego me colé. Era un dormitorio.

En el interior, un hombre de mediana edad, que parecía formar parte del grupo de secuestradores e ignoraba mi presencia, estaba en pleno coito con una joven que llevaba una marca de servidumbre.

Estaba tan indefenso que no pude contener mi suspiro. Esto era tan burdo para alguien que acababa de secuestrar a una princesa, falsa o no.

Supongo que no esperaba un rescate tan rápido.

—L o inesperado puede ocurrir durante cualquier plan; eso debería ser de sentido común para un villano.

Me acerqué al hombre que empujaba con seriedad y giré su cabeza ciento ochenta grados para que pudiera ver lo que había detrás de él.

—E spera sorpresas mientras estás en medio de las cosas.

No sabía qué hacer con la mujer, pero parecía que su mente había desaparecido. Su respiración era agitada y murmuraba incoherencias. Evidentemente, sólo la habían traído para satisfacer el apetito carnal del hombre.

Dejé a la mujer, tomé una espada cercana y la desenfundé.

Al eliminar a mis oponentes uno por uno, no se enterarían de que estoy allí, por lo que no huirían.

Sin embargo, lo más importante es que estaba acostumbrado a matar sigilosamente.

— ¿ H eeey? ¿Ya has terminado? ¡Sabes que estoy esperando! Será mejor que no hagas varios turnos.

Alguien llamó a la puerta para acelerar las cosas. Agarré el pomo de la puerta y la abrí lentamente, luego me escondí en la sombra de la puerta.

—O h, está abierto… ¿Qué? Al menos contesta…

El hombre dio un paso, luego otro. Entonces se dio cuenta de que algo iba mal con su amigo desnudo.

—¿ H-hey…? ¿Estás bien?

Cerré la puerta. —S iento haberte hecho esperar. Ahora es tu turno.

Invocando mi habilidad Discre ción , agarré la mandíbula del hombre por detrás y le atravesé el corazón.

— ________

Gritó en silencio y murió antes de que pudiera contar hasta tres.

Rodé su cadáver ensartado en la cama, revisé sus pertenencias y encontré una daga.

Esto funcionará mucho mejor en interiores.

Puse la oreja en el suelo y escuché los sonidos de abajo.

—D os voces… ambos hombres.

La persona que había secuestrado a la falsa Maylee tenía que ser un buen profesional.

A pesar de su torpeza, Roje había sido jefa de la guardia imperial. Era la responsable de la unidad que protegía al Señor Demonio . Cualquiera que pudiera burlarla era alguien con quien había que tener cuidado.

—…

No pude escuchar lo que los hombres estaban discutiendo, pero parecían muy relajados para estar en medio de una operación.

Tal y como me había dicho Rila, la que sabía lo que estaba haciendo probablemente ya se había ido.

Oí una voz cada vez más débil, y luego el sonido de unas botas en las escaleras.

Seguramente alguien se estaba registrando porque sus compañeros no habían vuelto a bajar.

Un hombre se acercó, sus pasos resonaron en el pasillo. Si eliminaba a este tipo, sólo quedaría uno.

Recurrí a mi habilidad y lo tomé por sorpresa, atacando al hombre directamente.

—¿ Por qué no ha vuelto nadie? …¿divirtiéndose en grupo, tal vez?

Ni siquiera se había dado cuenta de que tenía una daga clavada en el pecho mientras cacareaba para sí mismo.

—¿ Eh…? ¿Qué? ¿Una espada … sangre…?

Agarré al hombre cuando sus rodillas cedieron, y lo coloqué suavemente en el suelo para que no hiciera ruido.

Una vez que confirmé que estaba muerto, saqué la daga. La sangre de color rojo oscuro goteó al suelo del pasillo.

—… queda uno.

El último tipo, sin duda, ni siquiera había considerado la posibilidad de que sus compañeros estuvieran muertos en el segundo piso.

Bajé las escaleras y lo encontré descansando en un sofá con los pies en alto. Antes de entrar en el edificio, había reconocido que una persona del interior era un mago. Este era él.

—¿ Oh? Parece que tenemos una visita — comentó con displicencia al notar mi presencia.

—S í. Espero que me muestre algo de hospitalidad.

—B asándome en tu aspecto… supongo que has matado a todos mis socios.

—¿ Te refieres a los otros miembros de la Compañía Welger?

—T al vez sea eso lo que quiero decir.

Actuaba con mucha calma para alguien con un asesino delante. Ni siquiera intentó sentarse. Tampoco percibía trampas a su alrededor.

—S upongo que no debería haber asumido que hablarías fácilmente. Odio usar la fuerza bruta, pero si debo hacerlo … — Me acerqué al hombre y le ataqué con la daga, que empuñé con el revés.

Sin embargo, algo detuvo la punta de la hoja.

Por un momento fugaz, vi que una onda multicolor se extendía desde la punta del arma, bloqueando mi golpe.

—¿ Lo entiendes ahora? No puedes tocarme.

—… Hmm. Interesante.

—L laman a mi habilidad Invencible.

No había observado mis movimientos, ni siquiera me había mirado.

—… Así que es una defensa automática, entonces — comenté.

—E xactamente. Me sorprende que te hayas dado cuenta después de verlo sólo una vez. Te diré mi nombre por respeto a tu capacidad de análisis — El hombre finalmente se puso de pie. Era joven y apuesto, muy diferente a los demás.

—S oy Víctor Orlgins. Estoy seguro de que has oído hablar de Victor Muro de Hierro. Ese soy yo. Extendió los brazos dramáticamente como si fuera un actor de teatro.

—E s la primera vez que oigo hablar de ti.

Su calma vaciló por un momento.

—N o dejará que nada, físico o mágico, me afecte. Mi habilidad es suprema.

Si eso era cierto, entonces había ganado el premio gordo.

Conocía varios tipos de habilidades defensivas que se activaban involuntariamente, y sabía cómo lidiar con ellas. Sin embargo, ésta los superaba a tod a s.

—A hora entiendo por qué estás tan relajado.

—E s cierto. No importa cómo me ataquen, nunca funcionará. Ni siquiera el Señor Demonio podría hacerme daño.

Si nadie pudiera tocarlo…

—E n ese caso, debes seguir siendo virgen — Cuando dije eso, la cara de Víctor se endureció — . … ¿Estoy en lo cierto?

—N o, me has toma do por sorpresa. No esperaba que dijeras eso.

—N o pongas excusas. Estoy seguro de que has tenido que consolarte, ya que siempre estás tan sol o .

—¡ He dicho que te equivocas!

Basándonos en la conversación, Víctor parecía tener mucha confianza en sí mismo… Una habilidad ganadora como la suya haría que cualquiera fuera engreído.

—Y ahora el virgen ha secuestrado a una niña. Me hace llorar .

—E s sólo un trabajo. Mis empleadores reconocen el talento.

Víctor desenvainó su espada y me acuchilló.

Esquivé e intenté atacarle de nuevo, pero el escudo multicolor seguía ahí, naturalmente, y bloqueó la daga.

—Y a lo he dicho varias veces. ¡Ningún ataque funcionará conmigo!

—S í. Me di cuenta de eso.

—¡ ¿Qué has descubierto ?!

Fwoom, fyoom. Víctor agitó su espada por todas partes.

—M uchas cosas. Ahora sólo necesito rezar para que no seas virgen.

—Q ué golpe tan barato. ¡Pero pronto te cortaré en pedazos! Guh, ¡no puedo atraparte…!

—T ienes buena musculatura para el combate con cuchillas, pero eso no es suficiente para tocarme.

—¡ Ja-ja-ja, esto es entretenido! ¡Veamos si tu defensa barata puede superar a mi Invencible!

Aclaré mi mente, luego me deslicé cerca de Víctor y giré la hoja de mi daga hacia él. Se detuvo justo delante de su nariz y sus ojos.

—¡ ¿Qué?! ¡¿Cómo has llegado tan cerca…? ! — Víctor retrocedió alarmado.

—P arece que me he acercado a ti. Lo sabía. Tu Invencible no llega a mucho.

—¡ No tienes ni idea de lo que estás hablando!

—E so fue suficiente para decirme que no eres virgen.

—¡ ¿Por qué divagas continuamente sobre cosas estúpidas?!

—S ólo piensas que es una estupidez.

Volví a apartar mis emociones y mantuve mi mente vacía. Apartando los ataques de Víctor, me acerqué, esta vez para alcanzarlo.

—¡ ¿Fguh?!

Le agarré por el cuello y lo levanté. Parecía angustiado y se golpeó contra mi brazo, agitando las piernas al hacerlo.

—P arece que te estás preguntando por qué ha pasado esto… ¿De verdad creías que tu habilidad no tenía aperturas?

Víctor se estaba poniendo rojo oscuro, y sus ojos se abrieron de par en par por un momento.

—¿ Crees que nadie puede tocarte? Por supuesto que no. Porque no eres virgen. Tu habilidad reacciona ante la animosidad y las malas intenciones de los demás. Tu Invencible se interpondría en el camino del sexo, si no.

—… ¡Tsk ! — No estaba usando todas mis habilidades para apretar su cuello, así que todavía podía hablar — . T-Todo a la vista . Te diré… te diré todo lo que sé…

Como alguien que ha confiado toda su vida en la protección que le proporciona su habilidad, es probable que Víctor no sea muy resistente cuando se ve acorralad o .

Lo tiré en el sofá. Tosió y respiró varias veces antes de calmarse.

—E res la primera persona que me ataca con éxito… Eres increíble…

Me encogí de hombros. —S implemente borré cualquier deseo de hacerte daño. Eso fue todo.

—P ero realmente lograste herirme. No puedo creer que puedas descartar tus emociones mientras luchas…

—S olía trabajar como asesino .

—¿ Un asesino…?

—¿ A quién crees que mata primero un asesino?