Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Volumen 4

Capítulo 2: Comisión De Asesinato

Parte 2

—Bueno —dije—, hasta que no sepa quién es el remitente, no podré asesinarlo de todos modos.

Me dirigí a la cocina para preparar nuestra comida.

Teníamos todos los utensilios necesarios, así que empecé a preparar las plantas que habíamos recogido en las montañas de camino hacia aquí y el conejo con cuernos que habíamos capturado.

—¿Cocinas esta noche, bribón?

—Es algo que solía comer en su día. Pero no esperes que sepa bien. ¿Disfrutaste de tu picnic?

—Estoy agotad a , pero me alegro de haber aprendido algo sobre ti que no sabía. Parece que realmente eres humano. Es reconfortante saber eso.

—¿Qué otra cosa podrías haber pensado que era?

Rila apoyó la cabeza en su mano en la mesa que Roje había limpiado. Me miraba con una sonrisa en la cara.

—Estoy seguro de que este estilo de vida suyo debe haber sido agradable.

—Tal vez lo fue.

Sin embargo, no tenía planes de dejar mi trabajo en el gremio. Mientras tenía ese pensamiento, aparecieron en mi mente muchas más caras que antes. Estaban Milia, Iris y todos los aventureros. Me sorprendió pensar que confiaban en mí para otras cosas que no fueran el asesinato.

Roje finalmente regresó de su limpieza.

—¡Bastardo… estás juntando puntos con Lord Rileyla cocinando! ¡Sinvergüenza!

No entendí de qué iba, pero parecía que no le gustaba que yo estuviera a cargo de la comida de esta noche. Colocamos en la mesa el vino y el pan que había traído Rila, así como la cena que había preparado.

Mi carne de monstruo a la sal fue bien recibida.

—La gordura y el condimento son excelentes, y las plantas silvestres salteadas que usaste como guarnición están en perfecta combinación. Al comer las verduras entre cada bocado de carne, la contundencia de la grasa se atenúa y hace que todo tenga un sabor más delicioso. — Rila elogió largamente mi trabajo.

—Maldita sea. Está delicioso… —Roje tenía una mirada conflictiva mientras devoraba la comida.

Una vez que terminamos, nos acostamos pronto por lo agotador que había sido el viaje. Decidimos quedarnos cada una con una de las habitaciones, pero Rila se coló en la mía. Hablamos un rato sobre lo que Roje podría decir por la mañana, pero Rila se desmayó rápidamente.

Escuché su suave respiración mientras miraba el techo. Venir aquí me había traído recuerdos de los que podría prescindir…

—Esto no es lo que había planeado.

Sucedió el año en que cumplí quince años. Mi Maestra había reconocido que me había hecho mayor, aunque todavía no sabía por qué lo había decidido de repente. No era rival para ella, y tampoco había realizado ningún trabajo difícil todavía.

—Has resultado ser un asesino sorprendentemente bueno — Me dio una palmadita en la mejilla y sonrió. —Si sigues trabajando duro y te mantienes ambicioso, estoy segur a de que te convertirás en un hombre capaz de derrotarme en otra década.

—…estoy seguro de que estaré muerto para entonces. Incluso si estuviera vivo, no podría imaginarme ganándote.

—Ah-ha. Ahora te sientes así, pero si no lo haces, no sabré qué hacer conmigo.

—…¿Por qué?

—Porque es mi sueño.

—¿Qué?

En algún momento, había crecido más que ella. Podía esquivar cuando intentaba golpearme después de cometer errores. Cuando me abrazaba, ya no acababa enterrado en su pecho.

Me había abrazado y acariciado la espalda, quizá como forma de despedirse.

—Si estoy a tu lado, no crecerás. Si sigues aprendiendo de mí, sólo te convertirás en una versión menor de l a asesin a que soy.

—…Probablemente tengas razón.

—La misma falta de encanto, veo. Ja, ja. No necesitas convertirte en otra cosa. Sólo profundizar. Crece en ti mismo.

No había entendido su significado en ese momento, pero esas fueron las últimas palabras que me dijo. Tras un beso en mi mejilla, desapareció. O tal vez yo no había sido capaz de verla partir.

Nunca se me ocurrió que podría vivir otra década después de eso.

◆

Después de leer la carta, el Rey Randolf dijo, sin la menor sorpresa en su voz: —Bueno, esperaba que unos cuantos empezaran a odiarme. Ahora sí. Todo lo que hice fue darles su merecido por sus crímenes. Por eso a nadie le gustan los aristócratas… —Suspiró, claramente frustrado.— Si este otro asesino es tan bueno como tú, no tendría sentido defenderme, pero rezaré para que sea un enemigo al que pueda hacer frente y tomaré las contramedidas necesarias.

—Espero que tus preparativos aguanten contra el que te enfrentas —respondí.

—Bueno, seguro que te has puesto sentimental.

—”Quise decir eso como uno de tus amigos cercanos.

El Rey Randolph sonrió—. …Realmente has cambiado, Roland.

Una vez que Rila, Roje y yo salimos del bosque, me separé de ell a s. Es a s dos probablemente estaban avanzando hacia Lahti ahora mismo.

—Esto puede ser innecesario, pero… —Le entregué al Rey una nota que había escrito la noche anterior.

—¿Qué es esto?

—Son los métodos de operación habituales de un asesino. Los detalles no son en absoluto infalibles, pero es mejor que no saber.

—Oh-ho. Hmm… Parece que tu forma de vida normal te ha enseñado a ser amable”.

—No te burles de mí —dije, lo que hizo reír al Rey Randolf.

Sin nada más que discutir, empecé a irme, pero el Rey me detuvo—. Roland, ¿cuánto sabe el Gremio de Aventureros sobre ti?

—¿Por qué me preguntas eso de repente?

—Lady Leyte del Ducado de Bardenhawk se ha interesado recientemente por la organización.

Al parecer, este asunto había surgido cuando ella visitó mi casa.

—¿Te refieres a la madre de Maylee…? ¿Cuál es el problema?”

—Antes de la Guerra Humano s – Demonios , Bardenhawk no tenía un sistema de gremios, pero ahora está planeando adoptar uno. Sin embargo, no tiene a nadie que gestione la operación ni que le diga cómo debe ser un aventurero. Ha pedido que le presten a un tipo fornido que pueda ayudar. ¿Qué dices, Roland?

—Le advierto que, aunque soy muy bueno para hacer más eficiente un sistema, no soy adecuado para construir algo desde cero.

—No estarás solo. Me gustaría enviar gente para entrenar al personal y algunos aventureros para que sirvan de ejemplo también —dijo el Rey Randolph. Según él, Tallow, que había estado presente cuando Lady Leyte había planteado esta idea, ya la había aprobado—. Creo que Tallow te llamará más tarde, pero ya estás aquí, así que he pensado que podría decírtelo. Hablamos de a quién enviaríamos, y tú fuiste la primera persona que se me ocurrió. Tallow estuvo de acuerdo.

—Parece que el Señor Argan, el trabajador del gremio, se ha ganado una buena parte de su confianza.

—Vamos, no seas tan sarcástico. Puede que seleccionemos a las personas que van, pero también existe la posibilidad de que te dejemos el asunto a ti.

—Tengo derecho a negarme, ¿no?

Una mirada tensa apareció en el rostro del Rey Randolf. —Eh, bueno… supongo que sí, pero… tú tienes tus propias conexiones con el ducado, ¿no? Realmente esperaba que me echaras una mano…

—Entonces, si yo fuera a Bardenhawk, ¿qué pasaría?

—¡¿Hmm?! ¡Oh, sí! ¿Qué es lo que te gustaría? —El Rey Randolph había asumido que yo rechazaría la oferta, así que cuando mostré el más mínimo interés, rápidamente se aferró a ella.

—No tienen que ser todos, pero me gustaría llevar a algunas personas concretas conmigo. Eso incluye aventureros y trabajadores del gremio.

—Mm-hmm. Informaré a Tallow.

—Todo esto es hipotético, por supuesto, sólo una posibilidad —le recordé.

El Rey Randolf parecía insatisfecho con eso—. No me des eso — estaba escrito en su cara.

—…me gustaría hablar con alguien primero. Te daré mi respuesta en función de cómo vaya esa conversación… ¿Por qué sonríes?

—Pensar que una vez fuiste un asesino a sangre fría, y ahora necesitas discutir tus planes con alguien… Je, es una mujer, ¿no? —Comentó el Rey Randolf.

—Piensa lo que quieras.

—Oh, no seas tan tímido.

Me pinchó. En el momento en que su dedo se encontró con la palma de mi mano, lo aparté.

—¡Yee-ouch! Me has hecho un esguince en el dedo.

—No le des tanta importancia a una simple lesión.

—…no puedo creer que dañes el d edo de un Rey…

—Si quieres que te trate como un gobernante, entonces lo haré la próxima vez.

El Rey Randolf sopló en su dedo. —…No, está bien. Sólo sé el mismo de siempre, por favor.

—¿Cuál es su objetivo real con el envío de trabajadores del gremio? —Pregunté—. No eres del tipo que hace trabajos filantrópicos.

—Me estoy ganando el favor mientras puedo. Quiero que todo el mundo nos considere un país amigo, tanto a nivel nacional como internacional. Algo así, en todo caso.

—Ya me lo imaginaba. Tienes un lado oscuro.

—¡Y la razón más grande de todas es que Lady Leyte es una mirona! —admitió el Rey con una carcajada.

Qué viejo tan astuto. Después de eso, hablamos un rato más, y luego me fui.

—¿De eso hablabas?

Cuando le expliqué a Rila mi encuentro con el Rey Randolph, sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa.

Cuando volví, ella y Roje ya estaban en casa. En ese momento, estábamos cenando, por cortesía de Roje. No estaba mal, pero tampoco sabía especialmente bien.

—¿Cómo es, humano? Ahora ves de lo que soy capaz —Roje, con un delantal y un cucharón en la mano, se rió mientras me miraba con suficiencia.

Parecía que sentía la necesidad de probarse a sí misma porque mi cocina había sido bien recibida. De vez en cuando miraba a Rila con la esperanza de que la elogiara, pero el antiguo Señor Demonio estaba ocupado con otros asuntos.

—Hmm. Ya veo —dijo, ignorando completamente a Roje. —El país de Maylee…

—Si tienes alguna objeción, podría viajar por la Puerta solo.

—No, eso no es lo que me preocupa. ¿Qué te parece, bribón?

—Sería un trabajo interesante, aunque requeriría mucho esfuerzo. Además, Maylee fue la primera persona a la que enseñé mis técnicas. Mentiría si dijera que no quiero verla.

Rila sonrió. —Efectivamente. Entonces… ¿qué debo hacer?

—¿Qué quieres decir?

—Bueno… es… —murmuró Rila. Por una vez, no estaba diciendo lo que pensaba.

Yo también me quedé sin palabras.

—¡Idiota! —Roje intentó darme un cabezazo, pero la aparté de un manotazo.

—No te engañes pensando que puedes hacerme daño. Ahora, ¿qué es lo que te pasa de repente?

—¡Lord Rileyla quiere decir que quiere ir con usted!

Cuando la miré, Rila volvió la cara.

—Roje Sandsong, no ha dicho nada de eso —afirmé.

—¡Por eso eres un tonto! Un zoquete.

—R-Roje, está bien. Me avergonzarás si lo declaras tan abiertamente…

—¡Ves! ¡Has hecho que Lord Rileyla se sienta incómod a !

La elf a intentó golpear mi cabeza varias veces con el c ucharón , pero lo bloqueé con la mano.

—No grites. Tú eres la razón por la que ella está avergonzada —respondí.

—¡Sólo quiere oírte decir ‘ven conmigo’!

Otro golpe de cazo llegó volando, así que robé el arma de Roje y le di un golpe en la cabeza.

—¡Ay!

—…¿Es eso cierto, Rila? —Pregunté.

Su voz es un susurro, y respondió: —También tengo curiosidad por saber cómo le ha ido a Maylee. Aunque fue por poco tiempo, vivimos junt a s.

—En ese caso, puedes venir conmigo.

—¡Oye, humano, ya te he dicho varias veces que eso no es lo que quiso decir! Lord Rileyla quiere decir…

Temblando, Roje salió de la habitación, pero volvió inmediatamente y me lanzó un libro.

—¡Lord Rileyla leyó esta novela romántica, y resonó con ella! Hay una escena similar a esta, y ella quería la misma experiencia, entonces hoy fue exactamente eso-

Ahora que lo pienso, Rila había obtenido algo de Milia en secreto. Evidentemente, éste era el objeto misterioso.

La cara de Rila se puso escarlata y gritó: —¡Basta! ¡Ya está bien! Vete. ¿Cómo te atreves a decírselo?

—Hmph. Parece que se ha cansado de ti, humano.

—Creo que se refiere a ti —corregí.

—¿Qué

—¡Fuera!”

—Señor Rileyla, ¿por qué me obliga a irme? ¡Le he explicado todo a este humano desde que eres tan modest a ! ¿Qué he hecho para merecer un castigo?

—¡Sólo vete!

Roje parecía un perro abandonado mientras Rila la empujaba hacia la puerta. Una vez hecho esto, Rila se aclaró la garganta y tomó asiento.

—Entonces, ¿vienes conmigo? —Pregunté.

¿Era eso todo lo que quería?

—Mm. Ya veo. Entonces te acompañaré… —Rila asintió con la cabeza, y su rostro volvió a sonrojarse ligeramente.