Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 8: Diosa

Parte 5

◇   John Shepherdspie

Mana estaba constantemente de mal humor. Estaba de los nervios sólo por caminar. Además, no se molestaba en tratar de ocultar su irritación, haciendo que incluso Shepherdspie, que no tenía nada que ver con la causa de su mal humor, se sintiera incómodo.

7753 tenía los hombros caídos como si hubiera perdido toda su energía. Se culpaba a sí misma, haciendo que la culpa fuera suya por ser completamente inútil porque había perdido las gafas.

Pero por lo que pudo ver Shepherdspie, 7753 no era la causa principal de que el estado de ánimo de Mana fuera decaído. 7753 era probablemente una tercera parte, pero Mana estaba más enfadada con Marguerite. Mana seguía sacando a relucir cómo había dejado escapar a Chelsea, asumiendo que Marguerite habría podido ganar si hubieran tenido una pelea de verdad. Y cuando Marguerite se lo tomó con suavidad, Mana se enfadó con ella y le dijo: “Basta de excusas.” Marguerite había dicho: “Puedo luchar contra ella si me permiten matarla”, pero si ese era el caso, no podían dejarla luchar.

Tepsekemei estaba ocupada olfateando a la cabeza del grupo, sin prestar atención a su conversación. Aunque, para empezar, parecía que era una chica mágica de pocas palabras, así que probablemente no habría intentado participar aunque hubiera podido.

7753 sólo se desplomó de corazón, así que no iba a decir nada.

Esto obligó a Shepherdspie a ser quien arreglara las cosas. Cuando Mana trató de sacar el tema de nuevo, él cambió de tema, haciendo un esfuerzo por redirigir su ira tanto como pudo. A pesar de estar hambriento para empezar —y el hambre es el mayor mal de todos— se vio obligado a hacer el esfuerzo. Cuando Mana empezó a decir: “Allá atrás…” La interrumpió diciendo: “Ah, sí, entonces…”

Una voz tranquila desde atrás le indicó: “Adelante.” Suspirando mentalmente de alivio, con un “Perdón”, Shepherdspie continuó, “hace bastante tiempo que el sol se ha puesto.”

“Es cierto.” Respondió Mana con mal humor.

Al oír eso, Marguerite siguió con: “No debería faltar mucho para el amanecer.”

Shepherdspie asintió. “A diferencia de las chicas mágicas, yo no puedo ver en la oscuridad. Así que estaré muy agradecido cuando llegue la mañana. Y también podré ayudar a buscar fruta… Por lo que valga mi esfuerzo.”

Seguir justo detrás de Marguerite y caminar sobre sus pasos evitaba que Shepherdspie tropezara. Pero no había manera de que pudiera estar atento en todas las direcciones para buscar la fruta gris mientras caminaba.

“Muchas gracias.” Respondió Marguerite.

Su agradecimiento le hizo sentirse incómodo, ya que, para empezar, no había hablado con tanta sinceridad. Tenía muchas cosas en la cabeza. Tengo hambre. Déjanos descansar de una vez. Quiero ir a casa. Quiero dormir bien. Deseo que todo sea un sueño. Sólo quiero morir. Llévame a un lugar seguro. Todo era fundamentalmente preocupación por él mismo y nada que pudiera decir en voz alta y ser escuchado.

“Bueno, hmm, sin embargo realmente, realmente, no contará mucho…” Dijo Shepherdspie.

“Entonces, como iba a decir.” Cortó Mana, y mientras Shepherdspie se exasperaba en privado, pensando: Así que lo vas a decir…, obviamente no la interrumpiría por segunda vez.

“En primer lugar.” Continuó Mana. “Suponiendo que vayamos a recoger fruta gris, ¿qué haremos después? No creo que todo el mundo se reúna.”

“¿Hmm?”

“Chelsea claramente no está en su sano juicio. Parece como si estuviera siendo controlada por alguien. Tampoco hay garantía de que los demás no estén siendo controlados, ni de que no sean ellos los que controlan. Si al menos hubiéramos podido capturar a Chelsea, podríamos haber aprendido algunas cosas.”

Al final, ella volvería a eso de nuevo. Eso hizo que Shepherdspie quisiera suspirar, pero lo contuvo a medio camino de su garganta. Suspirar ofendería a Mana, y también haría que Shepherdspie tuviera hambre innecesariamente. No traería nada bueno. Si pudieran volver al edificio principal, entonces Shepherdspie podría hacer uso de sus habilidades culinarias —debería quedar un poco de comida— y llenar sus estómagos, y eso también aliviaría el corazón de Mana. Pero si proponía tal cosa, podría ser el siguiente en recibir un regaño de Mana.

“No era el tipo de situación en la que pudiera…” Marguerite se interrumpió a mitad de camino y se quedó paralizada. Shepherdspie se dio cuenta de que su mano derecha estaba preparada en su estoque, sus ojos aterrados mientras miraba al frente.

Unos diez pasos más adelante, más allá de los espesos matorrales, había un estanque. El olor del agua llegaba hasta ellos, seguido de los sonidos del agua: el sonido de un chapoteo en la superficie, el sonido de algo hundiéndose y el sonido del agua cayendo. Como estaba oscuro, trató de captarlo con los oídos y no con los ojos, pero no pudo distinguir lo que sucedía.

Entonces la superficie del agua se rompió. Los ojos de Shepherdspie se abrieron de par en par. Era una silueta con forma humana.

¿Del estanque? ¿Por qué? ¿Quién?

La figura se movía tan suavemente como si no hubiera resistencia al agua, y la parte superior de su cuerpo surgía del estanque.

Cada una de sus manos sostenía un objeto brillante. Shepherdspie entrecerró los ojos. Esos objetos, que brillaban bajo la luz de la luna, eran hachas, del tipo que tendría un leñador.

El brillo de las hachas iluminó el rostro de la figura. Era una niña, o no, era una diosa. Frases como ‘cabeza hueca’ u ‘ojos soñadores’ serían adecuadas para describir la expresión vacía de sus rasgos faciales, impecablemente dispuestos, y ni siquiera estaba claro si estaba concentrada en lo que tenía delante. Su toga blanca y lisa flotaba ligeramente, mientras sus exuberantes cabellos dorados fluían sedosamente al viento. Su cabello parecía ligero. A pesar de haber salido del agua, no estaba mojada.

Un hacha brillaba en oro, la otra en plata. La que las sostenía se parecía a la ‘Diosa de la Primavera’ de los cuentos. Cuando Shepherdspie era pequeño, había leído el cuento sobre el honrado leñador que recibió un hacha de oro en una biblioteca del Reino Mágico. Había un libro ilustrado de cuentos infantiles y de Esopo de varios mundos, y en él se representaba a la hermosa diosa que llevaba el hacha como algo tan hechizante, que le había dejado una intensa impresión de niño. La historia en sí no había sido tan impactante como la ilustración. Sólo había sentido envidia del leñador por conseguir cosas gratis, en lugar de la lección de que la honestidad es una virtud.

“¿El hacha que has dejado caer es el hacha de oro?” Preguntó de repente la diosa. Su voz atravesó la oscuridad del bosque. Su calidad vocal no sólo era clara, sino también transparente, delicada y dulce.

La diosa levantó ligeramente la barbilla, los miró de frente y dijo:

“¿O es el hacha de plata?”

La mirada de sus ojos seguía siendo vacía, como si no se pudiera saber hacia dónde miraba, pero estaba claro a quién se dirigía. Su corazón se aceleró.

Los ojos de Shepherdspie no se apartaron de la diosa. Ni siquiera parpadeó. Pero la mano izquierda de la diosa vaciló ligeramente, y se oyó un sonido como si algo fuera repelido. Sin siquiera tiempo para pensar, la parte superior del cuerpo de Tepsekemei desapareció.

El estanque surgió, reventó y salió rociado. Los dos brazos de la diosa vacilaron, y un instante después, la parte inferior del cuerpo de Tepsekemei también desapareció. Luego, Marguerite se desvaneció, el suelo se abrió y varios árboles se desprendieron al mismo tiempo. Todo sucedió a la vez. Shepherdspie se quedó allí, sin poder decir nada, sin poder siquiera desplomarse o hundirse en el suelo.

Algo fue repelido. El hacha de plata se volvió azul y la de oro, roja. Con un sonido como de descarga eléctrica, fluyeron. Se escuchó otro sonido. Algo revoloteó de derecha a izquierda, y un montón de árboles fueron derribados a la vez. Las hojas muertas se convirtieron en jirones, y un torbellino azotó la tierra y la arena al tiempo que perforaba profundamente el suelo. Llovió un chorro de agua. Mientras los árboles destruidos caían desde arriba, todo se movía lentamente por alguna razón. La diosa bloqueó un estoque con su hacha izquierda mientras giraba su hacha derecha hacia arriba. El chillido de 7753 y el grito de Mana se distanciaron.

Shepherdspie extendió ambos brazos. No se había movido porque intentaba hacer algo con la situación. Medio latido después, se sintió asustado por sus propias acciones, pero también tenía un extraño sentido. La diosa tenía la misma expresión vacía mientras inclinaba la cabeza y bajaba su hacha.

***

◇   Love Me Ren-Ren

El equilibrio que se mantenía entre Chelsea y Mary era aún más delicado de lo que Ren-Ren había pensado. Agri le había pedido casualmente ‘una o dos más, si es posible’, pero si había más personas, todo quedaría fuera del control de Ren-Ren. No era que no pudiera controlarlos más; era una certeza que no tendría control sobre ellos. El comportamiento de Chelsea era repentino e idiosincrático, para bien o para mal, y para empezar había sido imprevisible. Y además, estaba dotada de una violencia increíble. Incluso con la fuerza de todas las chicas mágicas presentes, no serían capaces de contener a Chelsea si realmente perdía la cabeza.

“Bueno, qué se le va a hacer.” Dijo Agri. “Quería unos pocos números más, pero si no se puede, eso significa que haremos lo que tenemos que hacer sin esas manos extras.”

“Lo siento.” Dijo Ren-Ren.

“Está bien; no tienes que disculparte. No es que sea tu culpa. Chelsea por sí sola vale por dos o tres personas, ¿no? Incluso consiguió…” Agri levantó las gafas a la altura de la cara y sonrió. “… estas cosas para nosotras.”

“No están haciendo un gran alboroto por ello, ¿verdad?” “En cierto modo, incluso si lo hiciesen, no sería tan malo.”

Ren-Ren podía imaginar a 7753, a quien le habían robado las gafas, así como a la maga y a la chica mágica que estaban con ella, pero lo único que podía hacer era disculparse en su corazón.

“Bueno, ya sabes. No hace falta que pongas esa cara de circunstancia.” Agri la golpeó amablemente en la espalda, y Ren-Ren la miró. Agri había parecido divertirse bastantes veces desde que llegó a esta isla, pero nunca había sonreído con tanta diversión como ahora. A un paso y medio detrás de Agri, Nephilia se reía, aún más divertida. Ren-Ren era la única que se mostraba sombría, como decía Agri.

“Pero… es un delito.” Protestó Ren-Ren.

“Mira, esto es un negocio. Es para hacerse rico.”

“Pero esto es… Espera un momento.” Al captar algo que se movía en la esquina de su visión, Ren-Ren clavó una flecha en su arco y se puso delante de Agri. Un trozo de papel blanco salió volando de la profunda oscuridad del bosque a la velocidad de un niño que camina despreocupadamente. Tal vez no estaba volando del todo. Era más exacto decir que se movía de forma poco natural.

De pie frente a Agri, Ren-Ren lo apartó suavemente, pero Agri arrancó el papel de sus manos.

“Eso es peligroso.” Advirtió Ren-Ren. “Podría estar envenenado, o podría explotar.”

“No, es sólo una carta.” Agri abrió el trozo de papel doblado en cuatro y, al leer el contenido, sonrió sólo con los bordes de los labios. “Es una invitación. Voy a salir un rato. Cuento contigo para vigilar las cosas.”

Agri se alejó de inmediato, y Ren-Ren se asustó y miró detrás de ellas. Mary parecía preocupada por ellas, pero Chelsea no se inmutó en absoluto mientras seguía hablando. Ren-Ren lanzó una mirada de contención a Mary para que no se acercara, mientras que a Nephilia le dijo: “Por favor, ocúpate de las cosas aquí.” Antes de seguir a Agri sin esperar a que Nephilia le devolviera el gesto.

“¿A dónde vas?” Preguntó Ren-Ren.

“¿Tú también vienes?” Dijo Agri. “Aunque la carta decía que quería que fuese sola.”

“¿Sola? No, eso es demasiado peligroso.”

“No creo que sea un problema… Bueno, pero… supongo que tal vez sea mejor que tú también estés al tanto de las cosas. Dudo que sea lo que él quiere, pero probablemente eso me facilite las cosas.” Agri asintió como si eso tuviera sentido para ella, y luego se dirigió en la dirección de la que había salido la carta.

Ren-Ren siguió intentando que se detuviera muchas veces, diciendo: “Es demasiado peligroso” y “hablemos primero”, pero Agri no hacía más que reírse y no escuchaba ni se detenía.

Caminando por el oscuro bosque, cuando Agri tropezó con una gruesa raíz que sobresalía del suelo, Ren-Ren acudió a su lado para apoyarla. “Uy, gracias.”

“No es nada, pero lo más importante es que…”

“Está bien, está bien. Bueno, tal vez no soy muy diestra para caminar en la oscuridad, pero parece que no tenemos que caminar más de todos modos.”

Se oyó el crujido de una pisada en la tierra desde lo más profundo del bosque, seguido del sonido de pies pateando y de alguien maldiciendo. Entonces, un mago que Ren-Ren también reconoció — Navi Ru— apareció a la vista. Tal vez porque la dirección de la que venía no tenía camino, las hojas espinosas se clavaron en la capucha de su túnica.

Tenía el mismo aspecto de siempre y no parecía muy cansado. Se movía con brío y parecía realmente lleno de energía. Sólo el sudor grasiento y la espesa sombra de las cinco de la tarde en su rostro, además de las marcas de sangre seca, expresaban el paso del tiempo. Agri y Navi se colocaron a ambos lados de un estrecho sendero de animales mientras se enfrentaban.

“Tú enviaste esta carta, ¿verdad?” Le preguntó Agri.

“Sí, lo hice.” Navi dirigió a Ren-Ren una mirada que sería difícil de calificar de amistosa, y Agri agitó una mano para interrumpir eso.

“No te preocupes por Ren-Ren. Ella es básicamente como mi otra mitad.”

“Estoy seguro de que así lo ves.”

“Si no la aceptas la discusión será más difícil.”

Esta vez, su expresión se volvió más claramente amarga. Por la forma en que se cruzó de brazos y miró a Agri con desprecio, no parecía otra cosa que un miembro de una organización criminal, y probablemente estaba acostumbrado a utilizar su aspecto para presionar a los demás.

Pero a Agri no le funcionó en absoluto, e ignoró la mirada de Navi con esa misma sonrisa divertida. “Está bien, está bien. No hay que preocuparse, entiendo.”

Navi fue el primero en apartar la mirada. Murmuró “Oh, bueno” en voz baja, como para sí mismo, y luego sacó un paño enrollado de su manga y lo abrió. Extendida, la tela se mantuvo flotando unos veinte centímetros sobre el suelo, y Navi se sentó en un lado. Era una alfombra de siete centímetros de ancho y veinte de largo. “Bien. Entonces es hora de hablar.”

“Esperaba que vinieras más rápido. Me causa problemas cuando no estás siendo muy cooperativo.”

“¿Estabas esperando que viniera a ti?”

“Sabía que había cosas de las que querías hablar. Es imposible que no vengas. En parte porque no quieres que saquemos nada para provocar problemas, y también porque quieres que trabajemos contigo, si es posible.”

“Huh, parece que has estado pensando mucho en esto. Tienes razón; quería verte. Estás haciendo demasiado para que lo deje pasar.”

“Estaba a punto de no poder esperar más; pensé que tal vez no podrías encontrarnos. Estaba pensando que te haríamos el favor de ir a verte.”

“¿Es eso cierto? Bueno, siéntate.” Navi le dio una palmada en el espacio que había a su lado, y Agri se subió ágilmente. Ren-Ren no soltó su arco, observando a los dos magos que tenía delante. Aunque Agri no había tenido la oportunidad de acicalarse el cabello o la piel, su aspecto era prácticamente el mismo que el de la mañana anterior.

“Parece que has estado recogiendo fruta gris.” Dijo Navi.

“Lo hemos hecho.” Reconoció Agri.

“¿Y has convertido a Mary en tu lacaya?” “También a Chelsea.”

“¿Podría decirme por qué está tratando imprudentemente de empeorar las cosas?”

Agri hizo un mohín como si esa no fuera su intención, encogiéndose de hombros. “¿Empeorar las cosas? Me siento ofendida. Estoy tratando de ayudarte. Dije que me aseguraría de que guardáramos los secretos del otro y todo eso para evitar que las cosas problemáticas se expusieran a la gente equivocada. ¿No es así? Trajimos a Nephy cuando nos conocimos para hacer un contrato en que dice precisamente eso. Ese contrato es vinculante para ambas partes. Tú también lo entiendes, ¿no?”

“Sí, perfectamente.”

“Y no se trata sólo de ti y de mí. Cuenta para todos tus subordinados, así como para mis amigos. Así que Ren-Ren y Nephy no serán golpeadas o pateadas por ninguno de los tuyos.”

Navi tocó las yemas de los dedos índice y pulgar de su mano derecha y las acarició a lo largo de su mandíbula para pellizcar su barba y arrancar un pelo. Parecía doloroso, pero el hombre no parecía sentirlo, su atención en otra cosa. Miraba a un árbol con una expresión que no había tenido antes, como si su mirada estuviera en algún lugar lejano. “¿Qué está tratando de hacer aquí, señora? No hagamos nada demasiado escandaloso. Hay un viejo amigo mío en esta isla, así como nuevos amigos.”

“Bueno. Tampoco quiero ser imprudente. Tú sientes lo mismo,

¿verdad, Ren-Ren?”

Al ver que la discusión se dirigía a ella, Ren-Ren se apresuró a asentir. Su gesto fue repentino pero sincero. No quería que Agri fuera imprudente.

Agri hizo una sonrisa que esperarías de Nephilia y asintió. “Estaba pensando en ceder algunas frutas grises a cualquiera que diga que tiene que tenerlas. Son artículos valiosos en esta isla, y no hay suficientes, así que habrá mucha gente así, ¿no? Por supuesto, también recibiré un agradecimiento. Puedo hacer contratos, así que incluso si no pueden pagar aquí en esta isla, puedo conseguir que lo hagan una vez que salgamos.”

“¿Lo que quieres es dinero?” “Mira, estás poniendo esa cara.”

Navi se acarició la cara. La sangre seca pegada a su frente se desprendió y salpicó hacia abajo. “¿Qué cara?”

“Una cara que dice: ¿Asumes todos esos riesgos por algo tan insignificante como el dinero?” Sólo por un instante, la sonrisa se borró del rostro de Agri. Llevaba una expresión como si estuviera mirando algo que no podía conseguir, y a pesar de saber que nunca lo conseguiría, no podía dejarlo. La envidia, los celos, la amargura y la frustración se mezclaban, y encima estaba la determinación de que iba a tenerlo, pasara lo que pasara.

“¿Estás en deuda o algo así?” Le preguntó Navi.

“No. Voy a ser rica.” Lo dijo como una niña, con clara determinación.

La mano sobre la frente de Navi se cerró, y él se masajeó las arrugas de su frente antes de sacudir la cabeza. “Lo que buscas no es tan grande. Aunque un esclavo ahorre dinero poco a poco para comprar el derecho de ciudadanía, nunca se convertirá en un verdadero ciudadano. Sólo es un esclavo liberado. Todos los ciudadanos susurrarán: He oído que esa persona era originalmente un esclavo. Ni siquiera pensarán en ello como una murmuración maliciosa. Sólo hablarán de que alguien que es diferente a ellos es diferente. Así es como piensan.”

“¿Y?”

“Digo que aunque reúnas el dinero para entrar con los ricos, serás la única que piense que eres una de ellos. ¿Crees que te gustará que hablen a tus espaldas, en plan ‘es una tipa advenediza sin clase, hija de una amante’? No soporto ese tipo de cosas. ¿No es de mejor gusto que te reconozcan a través de algún logro claro?” Navi gesticulaba animadamente mientras hablaba. Por cómo hablaba, claro que no estaba sinceramente preocupado por Agri, pero parecía que quería que ella cambiara de opinión, como mínimo. Cuando terminó de decir su parte, Navi examinó la expresión de Agri.

Ella sonreía. “Pensaré si lo disfrutaré o no después de hacerlo.”

Incluso Ren-Ren pensó que la risita ksh-shh propia de Nephilia significaba que estaba yendo demasiado lejos, pero le convenía.

“Eres demasiado para tratar.” Murmuró Navi, y su expresión habló más fuerte que sus palabras. “Haciendo negocios cuando un asesino anda por ahí, estás loca.”

“¿Un asesino?” Respondió Agri. “Vamos, eso no es lo que está pasando. La que mató a Maiya fue tu chica mágica, ¿no?”