Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 5: De Problema En Problema

Parte 3

◇   Mana

Una vez que trató de hablar con él, Ragi no le pareció una mala persona, y tampoco Shepherdspie. Eran magos peculiares, pero Mana no podía criticar a los demás por su peculiaridad.

Al ser el anfitrión y pariente de sangre del fallecido, Shepherdspie estaba en la mayor posición de control sobre la isla, pero no tenía el aire de alguien que haría tal cosa. Tampoco parecía una persona intrigante que le estuviera tomando el pelo con una actuación increíble.

Pero aun así, la situación era sospechosa, y eso molestaba a Mana.

Después de ver a Shepherdspie desaparecer tras una esquina, abrió la puerta de la sala de dirección que Ragi estaba investigando. Las bisagras no estaban bien engrasadas y crujían desagradablemente. Al asomarse, la diminuta habitación de unos tres metros cuadrados sólo contenía una silla, un escritorio y un terminal con cables que salían de él. No había ventanas y estaba polvoriento. Cuando alargó la mano hacia el terminal, unos pinchazos recorrieron momentáneamente sus dedos. Mana retiró la mano y se frotó los dedos. Se trataba de un tipo de “advertencia” habitual. Si ignoraba la contraseña y el procedimiento establecido e intentaba acercarse de nuevo, no se libraría sólo con una advertencia.

Dejó escapar un silencioso resoplido. Este no era el tipo de cosas en las que un aficionado podía entrometerse.

Cerrando la puerta tras ella, dejó escapar otro resoplido por la nariz.

No le gustaba nada de esto.

Empezó a caminar, sumida en sus pensamientos. Tenía una montaña de cosas que considerar.

La exigencia de la carta de traer a una chica mágica la molestó como una espinita de pescado atascada en la garganta. Aunque antes lo había descartado básicamente, pensando que debía ser para proteger a los herederos de los animales salvajes, las cosas eran diferentes ahora. Básicamente no se habían encontrado con ningún animal salvaje desde que llegaron a esta isla, y no tenía más que dudas sobre si las chicas mágicas eran realmente necesarias. Y entonces sus pensamientos volaron a cómo cada uno de los herederos trataba a las chicas mágicas. Todos ellos no eran más que bichos raros.

Navi y Agri habían estado hablando de que Shepherdspie tenía una chica mágica como amante. Y ahora que lo habían señalado, Chelsea se había comportado, en efecto, como una amante, estando descaradamente en bata en aquella situación. También había algo dudoso en el hecho de que llamara a su empleador Sr. Pie, y por la forma en que se había enfadado con Ragi, diciéndole que no hablara mal de Shepherdspie, parecía que había un poco más de sentimiento allí que una relación conectada puramente por el dinero y el contrato. Y como anfitrión, Shepherdspie había reconocido la personalidad de las chicas mágicas, haciendo todo lo posible para que fueran bienvenidas. Y su cocina era buena.

Yol había desplegado una especie de cartas de un juego y mantenía una entusiasta conversación con Touta. Estaba claro que había caído en los encantos de la cultura extranjera. Mana también había pasado por una fase así. A esa edad, todo era tan nuevo e irremediablemente divertido. Yol no se mostraba especialmente arrogante ni siquiera con Touta, que no sabía usar magia, y Maiya, la chica mágica vinculada a su casa, también parecía atenderla con absoluta sinceridad. Su familia debía reconocer y valorar a las chicas mágicas.

Agri también parecía tener relaciones amistosas con las chicas mágicas. Dijo que les había pagado para que vinieran con ella, pero su relación no parecía tan calculada. Era fácil y generosa con ellas. La hija de una ama generalmente lo pasaría mal, así que tal vez por eso era generosa con la gente de abajo.

Al principio, Ragi parecía un mago desagradable, pero parecía que su enfado provenía de una posición de considerar a las chicas mágicas como iguales. En primer lugar, cuando las chicas mágicas se atrevieron a intentar el robo de información, debería haberlas tratado de la manera adecuada: obteniendo sus registros y denunciándolas a las autoridades. Su decisión de enfrentarse a ellas personalmente fue muy infantil, pero al mismo tiempo deportiva, al reconocer a esas chicas mágicas como retadoras. ¿Siempre había sido así, o se había vuelto así por trabajar como jefe del Departamento de Gestión?

Respecto a Navi, en cuanto a su currículum, era una auténtica élite a la que alguien como Mana nunca podría aspirar a alcanzar, pero no era en absoluto arrogante. Incluso cuando su subordinada Clarissa se burlaba de él, se reía. No la reprendió por ello. Y con las demás chicas mágicas también —aunque podía ser un poco grosero— hablaba, sonreía y les daba palmaditas en los hombros como el tío amable de la familia. Mana había oído que la Facción Osk era dura con las chicas mágicas; ¿no eran todos así, o era él el que trazaba una línea clara entre los negocios y su vida personal?

Para empezar, Touta ni siquiera era un mago. Pero aun así, al ver que una chica mágica del calibre de Marguerite lo custodiaba con seriedad, Mana pensó que debía tener bastante buen carácter, aunque fuera un niño. Marguerite no se pondría tan seria sólo porque estuviera relacionado con Death Prayer.

Se preguntó si estaba pensando demasiado en esto. Shepherdspie había dicho que pronto podrían volver a casa. Eso era correcto. Tenía razón. Pero Mana aún no podía dejar de pensar en ello. Una persona normal vería esto como algo innecesario. Pero aunque lo fuera, pensar en ello hizo que un escalofrío recorriera su columna vertebral. El no saber la causa la inquietaba aún más.

Desde entonces, había sido así. Después de ese incidente, Mana siempre se sintió ansiosa por las cosas que sucedían por razones desconocidas para ella.

Sabía por qué estaba así: por el incidente en Ciudad B.

Algo había pasado. Pero todavía no había conseguido entenderlo. Cuando estaban atrapadas en esa barrera, si hubiera podido acercarse aunque fuera medio paso a algo parecido a la verdad, ¿no habrían resultado las cosas de otra manera? Mana había dado muchas vueltas en la cama con pensamientos como ese antes de irse a dormir. Había resuelto el incidente de Ciudad B en sus sueños más de un par de veces, con Hana a su lado diciéndole: “Ha sido duro, eh”, y luego se despertaba.

El mero hecho de pensar en cosas así le hacía apretar la mandíbula en un intento de digerir su arrepentimiento y frustración. Pero Mana seguía viva, y los remordimientos y la frustración de los muertos tenían que ser aún peores. Sus muertes pesaban sobre ella una tras otra, y para poder soportar su peso, tenía que apretar los dientes y seguir adelante.

Las voces procedentes del exterior hicieron que Mana volviera a la realidad. Eran gritos y chillidos.

Mirando hacia abajo y por la ventana del pasillo, vio que la gente se agolpaba. Parecía que estaban rodeando a alguien. No era sólo una persona la que estaba enfadada. También pudo escuchar llantos.

Corrió. Corriendo por el pasillo de piedra, saltó ocho escalones, pero no soportó el impacto del aterrizaje y se tambaleó. De algún modo, se apoyó en la barandilla, pero cayó de rodillas. No podía ceder al dolor ahora. Regañando sus piernas, Mana se levantó y volvió a correr.

Las voces se acercaban cada vez más. Asegurándose de no tocar el muro en ruinas, salió al exterior. Ragi y Shepherdspie ya estaban delante. Ragi parecía haber tragado algo amargo mientras apretaba su bastón. Shepherdspie estaba tan alterado que Mana se sintió mal por él.

Shepherdspie debió oírla llegar, ya que se volvió. En cuanto vio la cara de Mana, gimió: “Ahhh. Es terrible. Ha ocurrido algo terrible.” Su voz se quebró.

Mana bajó la voz, con la intención de calmarlo a él y a ella misma.

“¿Qué ha pasado?”

La mirada de Shepherdspie no se detenía, moviéndose inquieta a la derecha, a la izquierda y luego hacia atrás. Mana miró más allá de su obesa figura hacia donde estaba su atención: un grupo de personas. Agri, Nephilia, Navi, Clarissa, Clantail y 7753 estaban de espaldas a ellos. Ren-Ren estaba de pie, sin hacer nada, junto al agujero abierto en la pared del edificio principal. La que estaba desplomada en el centro, ¿era Rareko? Marguerite se puso a un lado con una expresión de asombro. Yol se aferraba a Rareko y sollozaba, mientras Touta frotaba la espalda de Yol.

“Entonces…” Comenzó Mana.

“Maiya está… cómo decirlo… ha fallecido.” Dijo Shepherdspie, haciendo que la cara de Mana se pusiera rígida, y volvió a mirar a Shepherdspie. Se tambaleó al retroceder, con la mirada perdida antes de mirar al suelo. “Um, según Rareko y Miss Marguerite, las puertas también han sido destruidas… Ahhh, oh vaya, ¿por qué—cómo ha sucedido algo así?”

“¿Las puertas? ¿Las dos?”

“No, um… sí. La del sur y la del norte, ambas han sido destruidas.”

Dreamy✰Chelsea asomó la cabeza desde el edificio principal para ver qué pasaba. Intentó hablar con el grupo, pero nadie le daba explicaciones. Ren-Ren estaba más cerca, así que la presionó para que le diera información; entonces escuchó las noticias.

Mana respiró profundamente. Se bajó el ala del sombrero para ocultar su rostro y dejó escapar una exhalación más larga que su inhalación. Una vez que estuvo segura de que los latidos de su corazón habían disminuido un poco, se levantó el ala del sombrero y mostró su rostro. “¿Dices que Maiya ha fallecido?”

Shepherdspie tardó unos segundos en darse cuenta de que le estaba hablando a él. Sus ojos volvieron a mirar a su alrededor y luego, con una mirada de sorpresa, como si acabara de recordar que había sido él quien había hablado con Mana, asintió. Mana se mordió el labio inferior mientras esperaba pacientemente.

Unos segundos antes de que Mana llegara al límite de su paciencia, Shepherdspie empezó a hablar. “Ah, sí. Dijeron que Maiya… fue asesinada.”

“¿Fue un asesinato?”

Shepherdspie tardó unos segundos más en responder. Probablemente no era que no quisiera responder o que estuviera siendo cuidadoso con sus palabras, sino que simplemente estaba confundido. “Ahhh, sí. Me dijeron  que la habían abierto de un tajo y estaba sangrando…”

“¿No fue atrapada por una instalación de seguridad en la isla o algo así?”

“Ah, sí… quiero decir, no. No hay nada que pueda apuñalar a una persona. O mejor dicho, no hay nada que pueda matar a alguien, simplemente no hay nada que pueda dañar a una persona.”

El que administraba la isla decía que no era un sistema de seguridad. La única otra opción que se le ocurría a Mana eran los animales salvajes que aparentemente había en la isla, pero ningún animal salvaje podía matar a una chica mágica. En otras palabras, había muerto de una manera que no podía ser otra que un asesinato.

Pero a pesar de que su presentimiento se demostró correcto, Mana no se atrevió a pensar: Mira, te lo dije. Todo lo que pensó fue: ¿Por qué tenía que pasar esto? Las cosas que no querías que ocurrieran solían ocurrir. Para eso existía el Departamento de Inspección.

Mana miró por turnos a las chicas mágicas y a los magos del grupo. 7753 estaba tan alterada como Shepherdspie, con los ojos vagando en todas direcciones. La mano derecha de Navi Ru estaba sobre la mitad superior de su cara con la barbilla vuelta hacia el cielo, mientras que Clarissa le miraba con una expresión como si hubiera tragado plomo. Agri se había puesto pálida y estaba interrogando a Rareko sobre algo, mientras que Ren-Ren, que ya había terminado de dar explicaciones a Chelsea, intentaba consolarla. Yol no hacía más que llorar, y Touta también parecía estar a punto de llorar mientras acariciaba la espalda de Yol. Ragi estaba cansado hasta los huesos, sentado pesadamente en los escalones de piedra, mientras Clantail estaba a su lado. La única que estaba igual que siempre era Tepsekemei, que iba a la deriva en el cielo mientras Dreamy✰Chelsea le gritaba: “¡Deja de flotar!”

Mana se tocó la cara. Probablemente ella también tenía una expresión miserable.

Nephilia hablaba con Marguerite, que parecía agria al responder. Marguerite parecía tener dificultades para escuchar lo que decía Nephilia. Se acercó una oreja e intercambiaron algunas palabras, y cuando volvió a levantar la vista, sus ojos se encontraron con los de Mana. Las dos se miraron durante unos segundos como máximo. Mana fue la que desvió la mirada y se giró para mirar detrás de ella, alejándose del grupo y caminando unos pasos antes de volverse de nuevo para mirar a todos.

Nephilia hablaba con Agri. Marguerite, que había estado a su lado, se había ido.

Mana se llevó la mano al bolsillo para sujetar la pequeña piedra que tenía en la palma. La multitud seguía sumida en la confusión y el tumulto, sin que nadie pudiera dar instrucciones decentes. Pero siempre era bueno asegurarse doblemente. No se podía estar segura de que ninguno tuviera un oído atento.

Mana golpeó tres veces con el dedo corazón en el centro de la piedra, en la parte que estaba ligeramente mellada. La conmoción del grupo que estaba allí se amortiguó de repente. Era como si oyera sus voces a distancia. Ahora tampoco la oirían a ella.

Dicen que estas rocas se habían utilizado originalmente entre los aristócratas. Habían sido convenientes para conversaciones privadas en bailes o fiestas. Hoy en día circulan de forma generalizada, y el Departamento de Inspección las utiliza regularmente como elemento mágico. Cambiaban el flujo del aire y hacían que las voces no se escaparan.

“Maiya fue asesinada de frente.” Desde detrás de Mana y a un lado llegó la voz de Marguerite. En un momento como este, el hecho de que ambas vinieran de Inspección haría más eficiente este proceso. Ella sabía lo que Mana quería preguntar.

“¿Era fuerte Maiya?” Preguntó Mana.

“No sé si hubiera podido vencerla en una pelea.” Respondió Marguerite.

“Eso es significativo. ¿Podría alguien aquí haber vencido a Maiya en una pelea justa?”

“Nunca se sabe qué camino tomará una pelea entre chicas mágicas.”

“¿Es posible que Rareko la haya matado?”

“Maiya fue probablemente la maestra de combate de Rareko. Me parece que todavía no ha superado a su maestra, pero…”

“Nunca se sabe qué camino tomará una pelea entre chicas mágicas.”

“Exactamente.”

Mana suspiró. Que una pelea podría haber ido en cualquier dirección era una información inútil. Así que volvió a empezar y preguntó por la puerta. “¿No podemos reparar la puerta? ¿Cómo se rompió?”

“Fue destruida físicamente. Al parecer, se llevaron algunas partes.” “¿Partes? ¿Qué quieres decir?”

“Alguien realmente trató de reparar la puerta una vez. Rareko. Su magia para arreglar cosas rotas sería perfecta para esta situación, pero dice que no puede reparar la puerta porque toda la parte que se conecta a la energía ha desaparecido. Su magia no puede crear un dispositivo de la nada.”

“¿Y si el culpable quería las piezas…? No, eso es imposible. Ningún ladrón cortaría su propia huida. ¿Significa eso que alguien que conocía la magia de Rareko la rompió para que no se pudiera arreglar?”

“O lo hizo la propia Rareko.”

“¿Fue un forastero el que hizo esto? ¿O uno de nosotros? ¿Qué piensas, Marguerite?”

“Si fue uno de nosotros, deben haber hecho algo bastante extraño. Todos estaban aquí cuando Maiya fue asesinada. Rareko fue la única que fue a la puerta con Maiya.”

“¿Entonces alguien que no conocemos?”

“Tampoco podemos estar seguros de eso. Se llama magia porque hace lo imposible.”

Mana abrió las comisuras de la boca, dejando salir un suspiro lentamente, para que nadie se diera cuenta de su suspiro. Marguerite dejó de hablar entonces, así que tal vez sí se dio cuenta después de todo.

Una pregunta se escapó de los labios de Mana con lo último de un suspiro. “¿Entonces no podemos afirmar nada?”

“Cuando se trata de chicas mágicas o de magos, sólo se puede consentir y decir: ‘Así son las cosas’. Tú también deberías saberlo.”

“Sí, sí, lo sé. Lo sé.” Tras una pausa, Mana continuó. “Hagamos que 7753 investigue.”

“¿Con sus gafas? ¿Piensa hacer lo mismo que antes?”

“Cambiamos la configuración, por supuesto. Por el asesinato de Maiya y la destrucción de la puerta. Y…” Los labios de Mana se cerraron. Ella se cruzó con los ojos del viejo mago que las miraba. Mana movió rápidamente los dedos en su bolsillo, devolviendo el flujo de aire a la normalidad. La voz de Ragi se hizo audible. El anciano hablaba en voz bastante alta.

“… es. Entonces debemos hacer que 7753 use su magia. Si vamos a investigar estos asuntos, primero debemos asegurarnos de que ninguno de nosotros está tramando algo.”

Mana recordó que el anciano era el jefe del Departamento de Gestión. No era de extrañar que supiera cuál era la magia de 7753. Los ojos de Mana pasaron de él a los demás. Todos las miraban. 7753 también le dirigía una mirada suplicante. Mana quiso suspirar, pero con todos esos ojos sobre ella, no podía hacer algo tan indecoroso.