Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 4: Chicas Mágicas Con Ropa Normal

Parte 4

◇   Rei Koimizu

Rei regresó por el camino que había recorrido como chica mágica, ahora en forma humana. Aunque debía ser el mismo camino y las mismas vistas, todo parecía diferente. El viento levantaba la tierra y el polvo, y el sol golpeaba poco a poco más fuerte. Las grandes hojas que sobresalían de las ramas de los árboles parecían afiladas, como si fueran a cortar si se las tocaba. El camino no estaba asfaltado y le parecía que iba a tropezar con las piedras y los desniveles del suelo. Además, había animales salvajes. Había visto pájaros volando en el aire y peces nadando en el estanque, pero los únicos animales grandes que vio fueron ovejas. Aunque lo cierto es que no había visto ningún animal grande, y eso no significaba que no los hubiera. A los invitados se les había dicho explícitamente que trajeran chicas mágicas, así que naturalmente supondría que había algo. Todos los demás también lo pensaban.

Un paseo por este sendero era un paseo casual para una chica mágica, pero no para un humano. El avance del grupo fue lento. Maiya, con una palanca, iba en cabeza, mientras que Nephilia, con una pala, vigilaba la retaguardia. Rei iba en segundo lugar, mientras que Rareko caminaba por delante de Rei. Constantemente oía quejas por delante, como “¿De verdad está bien esto?” y “Agh, ¿por qué está pasando esto?” Había suspiros. Aproximadamente una de cada cinco veces, un regaño voló desde la delantera a voz de: “Cállate, Rareko.”

Hacerlo en forma humana era más estresante. El viento y el sol eran amables con las chicas mágicas pero duros con los humanos. ¿Cuántos de los presentes tenían algo para evitar las quemaduras del sol? La mayoría llevaba un maquillaje mínimo o ninguno. Pero había una amenaza lo suficientemente acuciante para sus vidas como para que esas cosas no importaran. No sabían lo que estaba pasando, pero igual tenían que salir para dirigirse a la puerta. Esto era como un escuadrón suicida, en cierto modo.

Rei siguió observando cómo hablaban y actuaban todos. Eran diferentes de cuando eran chicas mágicas. Si las confundía, podría resultar herida.

¿Resultar herida?

¿Qué clase de daño sería ese? ¿Cómo llegó a esa suposición? Ya tenía su respuesta, pero podía fingir que no se había dado cuenta. ¿Qué querría Agri en esta situación? ¿Estaba bien que ella hiciera lo que Agri quería?

Hubo un golpe en su espalda. Sin dejar de caminar, Rei se giró para ver a la chica de cabello castaño —Nephilia— que la miraba con curiosidad. Preguntándose de qué se trataba, Rei volvió a mirar hacia adelante, y entonces hubo un golpe a lo largo de su columna vertebral. Ahora estaba segura de que no era su imaginación. Rei se volvió para mirar a Nephilia a los ojos. Ella no parecía culpable en absoluto, inclinando la cabeza.

“¿Qué?” Le preguntó Rei.

“¿Cómo que qué?” Hablaba con más claridad que cuando era una chica mágica. Pero Rei no entendía lo que pretendía.

“Acabas de tocarme la espalda, ¿verdad?” “No.”

Rei volvió a mirar hacia delante. Antes de que tuviera tiempo de preguntarse de qué se trataba, las yemas de los dedos golpearon su espalda sucesivamente, y Rei se dio la vuelta. “¿Qué es?”

La expresión no cambió en absoluto, Nephilia murmuró: “De todos modos.” Declarando básicamente que iba a cambiar de tema, y Rei frunció el ceño. “Es un uniforme muy bonito. ¿Estás en la escuela media?”

“No, estoy en la escuela secundaria.” Respondió Rei.

“Huhhh. Tu piel es tan bonita que pensé que estabas en la escuela media.”

“Bueno… gracias.” “¿Primer año?”

“Estoy en segundo año.”

“Así que tenemos la misma edad. Sorprendente. Tienes una cara de bebé tan bonita.”

Esto no era necesariamente un cumplido. Rei le dedicó una vaga sonrisa. Dudó, preguntándose si debía volver a mirar al frente o no, y volvió a mirar a la otra chica. Aunque parecía que Nephilia le estaba hablando de forma bastante amistosa, estaba completamente inexpresiva. Su aspecto era pulcro y recatado, con pliegues pronunciados en la falda. Su cabello estaba teñido desde la raíz, sin que el negro se introdujera en él. Sus cejas eran gruesas — normalmente eso daría la impresión de un aseo descuidado o de una disposición emocional y de sangre caliente—, pero en su caso, le daba un aire de elegancia como el de la nobleza de la corte del periodo Heian. Mirando el conjunto, era aún más inescrutable que la chica mágica Nephilia.

“Oye, dime tu LINE.” Dijo Nephilia.

“¿Eh?”

“¿O estás usando las redes sociales de las chicas mágicas?

¿Magitter? ¿MINE? ¿O Lightningram? Eso también funciona.” “Realmente no…”

“¿No usas ninguna?”

“No es eso, ahora no es el momento.”

“Pero parece que las cosas se pondrán más ocupadas después.”

Su charla susurrada debió de ser percibida, ya que una llamada de “Tú, deja de hacer el tonto” les llegó desde la delantera, y Rei volvió a mirar al frente. Al oír la risa ahogada de ksh-sh desde atrás, pensó:

“Ah, ciertamente es Nephilia.” Eso la tranquilizó.

Manteniéndose alerta a su alrededor, el grupo se abrió paso, deteniéndose ante ligeros ruidos sólo para aliviarse de que fuera el murmullo de un río o el susurro de las hojas, mirando al sol que golpeaba con irritación mientras se dirigían a las puertas. Tardaron el triple del tiempo que habían tardado en llegar. Atravesando las húmedas tierras bajas, ascendieron por una suave colina, y cuando miraron hacia abajo desde su cima, un objeto marrón y cuadrado era visible más allá de los árboles. Alguien soltó un débil haaa. Ese objeto era la puerta. Todas las demás, además de la que había hecho ese sonido al llegar por fin, también suspiraron.

Conteniendo el impulso de sus pies de apresurarse y reprendiendo la tendencia de sus corazones a acelerarse, reanudaron su marcha lenta y gradual. Relajaron un poco su atención, sólo por el hecho de que su objetivo estaba justo delante. Diez minutos después.

Cuando finalmente llegaron a la puerta, no funcionaba.

“¡¿Qué significa esto?!” Maiya estaba enfurecida, moviendo su palanca de un lado a otro, pero no resolvía la situación.

Rareko dijo que sabía “poco más que absolutamente nada” de estas cosas, y probó a tocar el panel y a golpear las piezas del aparato, luego se tumbó en el suelo boca arriba con una caja de herramientas a su lado, haciendo ruido y traqueteando mientras toqueteaba las cosas como un mecánico de vehículos, pero cuando se levantó, su expresión seguía siendo sombría, y sacudió la cabeza sin decir nada. Según su explicación, ninguna de las piezas parecía estar rota, y pensó que sólo era que no había suministro de energía. También dijo que no podía repararlo. Maiya se enfadó de nuevo, pero a pesar de todo, no era algo que pudiera arreglarse.

Había dos puertas en esta isla: la que había atravesado el grupo de Ren-Ren y la puerta del otro lado, la del sur. El grupo decidió que si ésta no funcionaba, intentarían ir al otro lado y así se dirigieron en dirección contraria. Sus pasos eran más pesados que antes. Aunque Rei supuso que esto no iba a funcionar, la siguió sin oponerse. No tenía ningún plan alternativo.

Viendo la situación, tenía sentido que no se suministrara energía a la puerta. Las chicas mágicas no podían transformarse, y los magos se quejaban y no podían levantarse. Parecía poco probable que sólo la puerta sur estuviera intacta dada la situación, pero de todos modos tenían que comprobarlo.

Nephilia hacía travesuras como un niño de primaria: le tocaba el cabello a Rei, le levantaba la falda, siempre elegía algún objetivo nuevo o intentaba alguna cosa nueva, pero Rei la ignoraba. En parte porque ahora tenía otras cosas en las que pensar, pero también porque no quería que Maiya le gritara más de lo que ya lo había hecho.

Normalmente, se podría ver la conexión entre la forma humana de alguien y la forma de chica mágica. Eran la misma persona, así que no habría un cambio dramático de personalidad. Las cosas podrían ser diferentes si se tratara del raro caso de un animal o un chico que se convirtiera en chica mágica, pero Ren-Ren nunca había conocido a una chica mágica así. Los casos raros no deberían tenerse en cuenta para nada.

Maiya era estricta consigo misma y con los demás. Su musculatura, increíblemente gruesa y ágil para una mujer de su edad, era visible incluso a través del traje. Sus piernas también eran gruesas y musculosas. En otras palabras, también se entrenaba como humana, no sólo como chica mágica. La forma en que blandía la palanca tampoco era de aficionada. Puede que fuera emocional, pero su cuerpo había sido entrenado. E incluso esa emotividad, Rei podía imaginar que provenía de la grave situación de Yol; en otras palabras, era profesionalidad.

En cuanto a Rareko, sorprendentemente, podía utilizar un arma. A diferencia de Nephilia y Rei, la manejaba como si supiera derrotar a un enemigo con ella. Hablando con propiedad, les habría gustado dejarla con Yol, pero si era capaz de manejar el sistema de puertas, no había razón para no llevarla. Dicho de otro modo, eso significaría también confiar en Marguerite, que parecía ser una vieja conocida de Maiya. Cuando había hablado con Marguerite justo antes de irse, tuvo que ser para decirle que protegiera a Yol, o algo parecido. Rei pensó en lo avispada y vigilante que había parecido Marguerite y soltó un pequeño suspiro.

El grupo volvió por donde había venido, y una vez que llegaron a la colina donde los anexos y el edificio principal estarían a la vista si ascendían, las dos que iban en cabeza se detuvieron. Rei miró al frente, preguntándose qué había pasado, pero sólo estaba el camino por delante, y no había nada en particular. Mirando a Maiya, su cabeza estaba inclinada hacia arriba. Como Ren-Ren estaba detrás de ella y no podía verle la cara, lo único que pudo pensar fue que ‘parecía que estaba mirando hacia arriba’. Rei siguió la mirada de Maiya. Había una figura. Ella conocía esa figura. Le parecía recordar que había estado en el edificio principal. Pero había desaparecido antes de ser presentada. Era la chica mágica vestida con un traje de bailarina.

“¿Qué estás haciendo?” Preguntó la chica.

“Esa es mi línea.” Replicó Maiya, casi interrumpiéndola, con el arma preparada.

Pero aunque levantara su arma, no era como si pudiera hacer algo a una chica mágica. Parecía una tontería, pero Rei sintió que también tenía que hacer algo. Todas levantaron sus armas y apuntaron a la chica mágica —Rei pensó que se llamaba Mei—. Era extraño que fuera capaz de mantenerse en forma de chica mágica en esta situación. Rei también pensó que era muy natural suponer que ella sabría algo de la situación, cuando era la única transformada cuando nadie más podía hacerlo.

Mei se acercó tranquilamente al suelo, y el grupo retrocedió, rodeándola en un círculo. Rei observó. Mei no mostraba desconfianza ni sonreía sádicamente; permanecía fría como un pepino, masticando algo. Su boca masticaba y luego tragaba. “Mei acaba de conseguir una cerca.”

“¡¿Por qué estas transformada?!” Preguntó Maiya.

“Este es un alimento valioso.”

“¿De qué estás hablando? Estoy preguntando por qué estas transformada.”

“Mei es amable. Eso es lo que dijo Weddin. Así que Mei también salvó a las hormigas. Y a las arañas. Esta vez, Mei también decidió salvar a los pájaros. Si Mei ve a Toshishun, él también se salvará.”

Maiya dejó de intentar hablar con ella. Todo lo que obtenía eran tonterías y algo de las historias de Akutagawa. Estaba claro que Maiya sospechaba que esta persona estaba mal de la cabeza. Era irremediable para alguien que podía matarlas a todas ellas casualmente si quería desbocarse. Nephilia se cubrió la boca, con los hombros temblando. Esto era lo suficientemente aterrador como para que incluso ella intentara contener la risa.

La cara de Mei era extremadamente difícil de leer. No intentaba comunicar de forma no verbal lo que pensaba. Era diferente a todos los humanos que conocía Rei. También era diferente a cualquier chica mágica que conociera Rei. No importaba clasificarla, Rei ni siquiera podía buscar a alguien similar.

“En otras palabras.” Esa no fue Maiya. Nephilia, con los hombros temblando, abrió la boca. El tono y la inflexión de su voz eran tranquilos y calmados. “Eres amable, ¿así que nos ayudarás?”

Mei asintió. Haber logrado comunicarse con ella, incluso ligeramente, era como un milagro. Flotó hacia ellas. Esta vez, ninguna de ellas trató de retroceder. En cambio, se acercaron tímidamente y miraron la caja metálica que Mei sacó como si estuviera tratando de mostrarles —era una lata de galletas— que estaba repleta de fruta gris…

“¡Mei!”

En la cima de la colina. Rei pensó que era un mago, pero resultó que no lo era. Era 7753, que se había quedado en el edificio principal. Antes llevaba un pijama, pero ahora llevaba una túnica de mago y una capa. Debió pedirlas prestadas porque no quería estar siempre con ese atuendo tan embarazoso. Probablemente se las dio Mana.

“¡Estás bien! ¡Qué alivio!” Prácticamente gritó. Casi dando tumbos por la colina, se precipitó por la pendiente, extendiendo los brazos para abrazar a Mei, pero entonces pasó a través de ella. El grito de 7753 se convirtió en un aullido, y como Maiya y Rareko se apartaron sin problemas, no había nadie para atraparla, y cayó y fue rodando más abajo, levantando polvo a su paso.

Esta vez, Nephilia no se tapó la boca mientras se reía a carcajadas.