Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 10: Todo Es Un Lodazal

Parte 3

◇   Clarissa Toothedge

El sol de la mañana se filtraba entre las hojas de arriba para mojar el suelo de abajo. Clarissa pensó sinceramente que era bonito. El aire de la mañana era frío, y la humedad no era demasiado agresiva. Pero no podía decir que todo le pareciera bien. Un par de objetos caídos la hacían decaer, por lo que no era una mañana agradable.

Con un estado de ánimo sombrío que no encajaba con una mañana tan fresca, se acercó a esas cosas y recogió una. La cosa estaba mojada, probablemente por el rocío matutino que goteaba de las ramas. Hizo girar el sombrero puntiagudo en un semicírculo sobre su mano para sacudir el agua y encontró una pequeña marca en el ala. Por supuesto, sabía qué era esa marca oculta en una arruga. Era la marca de la mordedura de Clarissa, que había puesto allí mientras Ragi estaba inconsciente.

Se agachó para recoger un trozo de tela manchada de barro con hierba pegada. Era del puño de Ragi. También tenía la marca de la mordedura de Clarissa.

Clarissa conocía la posición de todo lo que había mordido. Esta magia era conveniente en muchos sentidos. Pero sólo conocía la información posicional relativa de los objetos mordidos, y no sabría por qué Ragi había tirado su sombrero y parte de su ropa. Clarissa había acudido a Ragi porque había pensado que se había desmayado, pero en realidad había sido su sombrero y un trozo de tela lo que había tirado. No hacía falta ser Clarissa para entender que esto no era nada bueno.

Estaba tratando con un mago veterano y astuto. Tal vez él había notado su magia.

Para excusar que su magia fuera descubierta, podía decir que había usado su magia en él para garantizar su seguridad. Pero perder el control de la posición de Ragi fue un gran error de una jugada estúpida.

Nadie habría tenido problemas si se hubiera quedado escondido como Clarissa le había dicho; el hecho de moverse le estaba causando problemas encima de más problemas. Maldiciendo en silencio por ser un viejo abuelo tan inútilmente activo, levantó la vista hacia la luz que se filtraba entre los árboles sin ninguna razón en particular y entrecerró los ojos.

Clarissa debía operar de acuerdo con los deseos de Navi Ru, siendo además adaptable a las necesidades del momento, moviéndose libremente, sin trabas, y con control y versatilidad. Dicho de la manera más genial, ella era una unidad de comando. Ahora que se había esforzado al máximo por eliminar la mayor molestia de su lista de tareas, la seguridad de Ragi era una prioridad bastante alta. Seguiría el rastro de Ragi, lo encontraría por las malas sin usar magia y lo aseguraría. Tenía que asegurarse de que no pudiera escapar, esta vez con seguridad. ¿Debía dislocarle las articulaciones mientras decía lo hago por tu bien? Tuvo la sensación de que el anciano podría salirse con la suya. Entonces, ¿qué debería hacer?

Clarissa Toothedge llevaba mucho tiempo trabajando a las órdenes de Navi Ru. Y muy de vez en cuando le imponían trabajos peligrosos. Era lo suficientemente profesional como para que, incluso mientras pensaba, mantuviera la atención en todo momento, y estuviera preparada para un ataque que viniera de cualquier parte.

Cuando oyó la rotura de una rama en el interior del bosque, dio un salto hacia atrás, sujetando el sombrero y el trozo de tela con la mano derecha. Le siguió el sonido de unos pasos. No eran pasos humanos. También eran diferentes a los de una chica mágica. Las orejas puntiagudas y felinas de Clarissa se movieron minuciosamente al captar los movimientos del objetivo. El animal de cuatro patas estaba cerca. Estaba cerca; pero no era eso. Habían notado la presencia de Clarissa. Clarissa podía saber básicamente de qué presencia se trataba, y al ver la forma que asomaba por el bosque, confirmó que sus oídos habían acertado.

Era Clantail. La parte inferior de su cuerpo ya no era un caballo, ahora se había convertido en un gran felino con rayas negras sobre el pelaje dorado. No había nada raro en su apariencia, combinada como un collage para dotarla de la gracia flexible del animal original.

Clarissa se mojó los labios con la punta de la lengua. Clantail había intentado caminar en silencio. Se movía como si fuera a atacar a alguien. Su expresión parecía algo oscura. Tenía los labios apretados. Tenía un aire diferente al de la última vez que se vieron. ¿Se había peleado ya con alguien? Clarissa no pudo ver ninguna herida. Dudaba que pudiera estar completamente ilesa después de luchar con Francesca, pero tal vez sólo había tenido algún tipo de riña con los lacayos de Agri.

Clarissa puso una expresión ligera y levantó el brazo de forma divertida mientras gritaba alegremente: “Parece que estabas a salvo, Clantail.”

Incluso cuando Clarissa trató de calmar la cautela de Clantail, la chica no se movió. Le devolvió la mirada, sin mover las mejillas ni las cejas.

“¿Qué pasa? Ahora mismo las dos somos chicas mágicas de tipo gato, ¿no? Ayudémonos mutuamente.”

No se movió. Las ramas se mecían con el viento y el sol de la mañana las atravesaba. Aunque la luz del sol molestaba a Clarissa, mantuvo la misma expresión, en parte porque quería mantenerla para que Clantail se mostrara menos recelosa y también porque no quería parpadear por descuido y ofrecer una ligera apertura.

“Clarissa y Clantail, incluso nuestros nombres suenan como una buena combinación, ¿no crees?” Dijo Clarissa.

Clantail levantó el brazo derecho y señaló hacia delante con el dedo índice. Clarissa midió automáticamente la distancia que las separaba. Eran ocho metros hasta las patas delanteras de Clantail y siete hasta su dedo índice. Quizá un poco más.

Debería acercarse más para poder darle una palmada en el hombro y decir “hey, hey”, pero quería mantener la distancia suficiente para poder correr si era necesario. Para evitar que Clantail se diera cuenta de que estaban demasiado lejos para una simple charla, preguntó en un tono no demasiado alto pero que se entendía bien: “Entonces, ¿qué pasa?”

“Eso.” La voz de Clantail era baja y tranquila. El agudo oído de Clarissa podía captarlo con facilidad, pero el comentario no parecía un prefacio para una conversación. “Ese sombrero.”

“Oh sí, ¿esto? Acabo de encontrarlo. Esto es un sombrero de mago, eh. Si está aquí tirado, significa que… Bueno, dudo que el dueño lo haya olvidado.” Era un hecho que acababa de encontrarlo. Esa parte no era una mentira.

Pero la expresión de Clantail no se relajó; de hecho, se endureció aún más. “Intentaste ocultarlo.”

“¿Perdón?”

“Me impediste ver ese lado del sombrero.”

Clarissa no dejó de sonreír. Pero por dentro, maldijo. Mierda.

Había girado el sombrero para que Clantail no pudiera ver la marca del mordisco. Clarissa repitió el movimiento en su mente. No se había movido de forma descuidada porque hubiera subestimado a Clantail, pensando que nunca se daría cuenta de un movimiento tan pequeño. Clarissa se las había arreglado para hacerlo de forma despreocupada, pero Clantail igual se había dado cuenta.

Clantail no sólo actuaba con cautela. Observaba con perspicacia y atención. No hacía mucho tiempo que se conocían, pero Clarissa se daba cuenta de que ahora era claramente diferente. Cuando salió corriendo, diciendo que iba a buscar fruta gris, había sido mucho más descuidada que ahora. ¿Algo había despertado su cautela? ¿Ese algo la había convertido en una chica mágica atenta a un campo de batalla?

Si alguien había hecho una estupidez, había muchos idiotas que podían ser ese alguien. Viendo que no había signos de batalla en ella, tal vez alguien le había dado ideas. Eso era realmente improcedente.

“¿Crees que estaba tratando de ocultarlo? De ninguna manera.” Dijo Clarissa.

Por la forma en que Clantail estaba actuando ahora, probablemente se daría cuenta de algunas cosas sólo con ver la marca de la mordida. Si Clarissa revelaba su magia con sinceridad y explicaba que había mordido las prendas para conocer la posición de Ragi, ¿funcionaría? Clarissa estaba pensando en lo que debía decir a continuación, a punto de abrir la boca, cuando el sonido de algo que zumbaba en el aire le hizo vibrar los oídos. Dejó caer el sombrero y el trozo de tela que sostenía a su lado en el acto, y se precipitó hacia delante antes de mirar siquiera hacia atrás para esquivar el tronco que venía volando hacia ella. El tronco rebotó en lo alto, salpicando barro, y luego rodó hacia el bosque, aplastando la corta vegetación que había debajo.

No había volado hacia ella como si le hubiera apuntado. Tampoco hubo un ataque posterior. Alguien, en algún lugar, estaba luchando, y teniendo en cuenta que no había oído ningún ruido, probablemente era Francesca, y probablemente eran los efectos secundarios de la batalla los que llegaban a Clarissa. Pero su problema no era ése. Cuando se movió para evitar el tronco, acabó acercándose a Clantail. Había dos metros entre ella y Clantail, que estaba de pie con el bosque a su espalda. Estaban cerca. Clantail levantó las patas delanteras y la miró fijamente. Eran los ojos de una chica mágica con experiencia en matar. A Clarissa le penetró de la cabeza a la cola la sensación de que la iban a matar. Dejó que el impulso la llevara hacia adelante y levantó la pierna en el ángulo de una patada circular. A la altura de la patada, la dejó caer en un intento de apartar la patada trasera de Clantail, pero ésta la esquivó ágilmente.

Esta vez, no pudo evitar maldecir en voz alta. “Pedazo de mierda.” Había pensado que no tenía intención de atacar. Su médula espinal había reaccionado por reflejo a la mirada de Clantail, y su cuerpo se había movido, pensando que tenía que atacar primero. Su intención penetrante y asesina había obligado a Clarissa a moverse. Seguro que ahora Clantail no escucharía excusas. Clarissa dio un manotazo como si intentara mantener a raya a Clantail. Entonces, justo antes de que Clantail bloqueara, retiró las manos y las garras. El enemigo tenía garras más gruesas y largas. ¿Qué pasaría si un tigre de Bengala y un gato serval se enfrentaran cara a cara sin trucos adicionales? Hasta un niño sabría quién ganaría.

Y además, estaba la magia de Clantail. Lo que había sido una yegua cuando estaban en la llanura se había convertido en un leopardo cuando se adentró en el bosque, y ahora era un tigre. Clarissa debía suponer que se transformaría para adaptarse a la situación. Probablemente su magia consistía en transformar la parte inferior de su cuerpo en animales.

Clarissa dio pequeños pasos a la izquierda y a la derecha, manteniendo a su oponente en vilo. Fingiendo un placaje deslizante, hizo en cambio un giro hacia delante, cambiando la dirección de su fuerza justo delante de Clantail para saltar hacia un lado.

Clarissa se quitó los zapatos con ese salto y los abandonó para dejar al descubierto las garras de sus pies. Saltando de cabeza hacia el bosque, con cuidado de no destruir los árboles con la fuerza de sus miembros de chica mágica, trepó, saltó, brincó y evadió los ataques por detrás por un margen mínimo. Algunos pelos rezagados suyos bailaban en el aire. Cuando Clarissa volvió a girarse, la parte inferior del cuerpo de Clantail era ahora un felino moteado. Tuvo que pensar que eso le daría todas las fuerzas que tenía Clarissa: resorte felino, reflejos y garras afiladas.

No es así. Si estaban luchando en los árboles, Clarissa tenía la ventaja.

Si Clantail iba a transformarse en un gran gato, Clarissa tenía que derribarla. El peso del cuerpo y la delicadeza necesarios eran diferentes de cuando se estaba en el suelo. Si se enfrentaba a la clase de peso ligero o medio, como un leopardo o un gato salvaje en lugar de un tigre, un león o un gato con dientes de sable, entonces Clantail no podía bloquear sus ataques sólo con su carne, su pelaje y sus huesos. Clarissa tenía un motivo felino integrado, y mucho más tiempo con él que Clantail, que no siempre se transformaba en la mitad inferior de un gato. Si Clantail elegía algún otro animal arbóreo, como un mono o un ratón de campo, también estaba bien. Clarissa estaba segura de que un gato era el más fuerte de los árboles.

Además, Clarissa tenía la ventaja de su magia. No era la primera vez que entraba en este bosque. Era la segunda. Clarissa no había estado vagando por la isla en busca de frutos grises. Si marcaba la corteza de un árbol con su mordida, tendría una idea de su posición. Ya había estado en este bosque, así que ya había mordido los árboles. Clantail no se había dado cuenta, pero este era el territorio de Clarissa.

Clarissa giró alrededor de una rama y sacó el cuchillo metido en la manga en un ángulo que Clantail no podía ver. No importaba si Clantail se perdía de vista. Cuando Clantail se movía de un árbol a otro, el contacto hacía que los árboles se balancearan. Cuando se balanceaban, por poco que fuera, cambiaba la posición del árbol y alertaba a Clarissa de su posición. Clantail saltó de un árbol a otro y luego volvió a saltar, deteniéndose en diagonal y a la derecha de Clarissa. Sin mirarla ni una sola vez, Clarissa conocía cada uno de sus movimientos.

En el momento en que Clantail saltó, Clarissa giró y lanzó el cuchillo. La pata delantera del felino lo apartó, pero Clarissa lo había previsto. Clantail saltó hacia ella a toda velocidad, pero Clarissa también saltó. Las dos chicas mágicas se observaron en el aire. Estaban lo bastante cerca como para respirar la una sobre la otra. Clarissa se giró. Evitó una colisión frontal y se acercó al flanco de Clantail. La potencia era una cosa, pero Clarissa era más rápida.

A distancia cero, Clarissa clavó su rodilla en el torso del felino, clavándola entre las costillas. Sin comprobar si había causado algún daño, levantó la espinilla y apuntó a la parte superior del cuerpo. Clantail bloqueó la espinilla de Clarissa con su brazo humano e intentó rodearla con ambos brazos, y Clarissa giró el tobillo para sujetar el cuchillo repelido con los dedos de los pies. Intentó arañar los ojos de Clantail con la hoja del cuchillo, pero fue bloqueada, no por su brazo, sino por su pierna.

Era como si no tuviera articulaciones; incluso parecía dudar de que fuera un cuerpo sólido, ya que giró su columna vertebral con la flexibilidad característica de un gato para golpear con su pata trasera. El cuchillo atrapado en sus garras se hizo añicos y rebotó en las ramas y las hojas al caer.

Antes de que Clarissa pudiera sorprenderse, la parte que no estaba transformada, la parte superior del cuerpo humano, la había agarrado por la muñeca. Clantail la hizo girar hacia arriba y luego hacia abajo. Golpeó la columna vertebral de Clarissa contra el tronco de un árbol, haciéndolo saltar en astillas, manteniendo un firme agarre de su muñeca todo el tiempo. Su agarre tenía tanta fuerza que parecía que los huesos de Clarissa iban a romperse. No sólo la parte inferior de su cuerpo era poderosa. Clarissa maldijo en silencio: Perra loca y fuerte.

Clantail volvió a lanzarla hacia arriba, más alto que antes. Clarissa extendió el brazo izquierdo, apuntando al punto más alto del balanceo para intentar arañar la muñeca de Clantail, pero esta vez fue arrojada lejos, y su mano izquierda golpeó el aire en vano.

Mientras rompía ramas con su espalda, Clarissa clavó sus garras en los troncos de los árboles para frenar su caída, y luego saltó hacia abajo. Se cruzó con Clantail, que saltó hacia arriba, y chocaron sus garras. Las garras de Clarissa crujieron al desviar el ataque, y empujó las articulaciones de Clantail con el codo para abrir el interior de sus patas delanteras en un intento de dar una patada. Pero antes de que su patada pudiera conectar, Clantail lanzó una patada hacia atrás para contrarrestarla en un ángulo absolutamente absurdo, que Clarissa evadió, y las dos chicas mágicas se separaron.

Aterrizando en una gruesa rama, esta vez Clarissa saltó hacia arriba. Intentó dar una patada a Clantail mientras cambiaba de dirección, pero otra patada hacia atrás la obstruyó. Agarrando un tronco de árbol con sus garras, Clarissa cambió a la dirección diagonal derecha, pasando junto a Clantail mientras saltaba hacia abajo, y luego se agarró a una rama de árbol para detenerse.

Clarissa miró a la chica mágica con la parte inferior del cuerpo de un felino manchado, que miraba a Clarissa con ojos aterradoramente fríos.

Vaya…

Clantail estaba acostumbrada a la batalla. No mostró ni rastro de miedo, ni siquiera después de que le dirigieran un cuchillo a los ojos. No había debilidad en su postura ni en el movimiento de sus ojos. No sólo dominaba el cuerpo de un felino, sino que la parte superior de su cuerpo era más que poderosa: era más fuerte que Clarissa.

Se trataba de la misma chica mágica que, cuando Ragi se había derrumbado, había entrado en pánico, ignorando las voces que le pedían que se detuviera para salir corriendo sola. Clarissa había asumido por esa exhibición que Clantail era una aficionada. Sin embargo, esa subestimación avergonzaría a cualquiera a estas alturas. Era una guerrera que podía luchar sin problemas en una situación potencialmente letal. Y aunque tenía que haber visto la forma pre transformada de Clarissa, parecía que no bajaría la guardia por ser joven. ¿Se había hecho daño antes contra una niña?

Aun así… aunque me está mirando de ese modo, no parece que esté planeando matarme. ¿Entonces va a capturar?

El hecho de que su oponente ni siquiera fuera a matar hizo que Clarissa se estremeciera. Este combate era lo suficientemente fácil como para considerar que podía capturar sin matar. Clantail ya podía decir que era mucho más fuerte.

Clarissa hizo doblar una rama y aprovechó el rebote para saltar. Corrió por las copas de los árboles. Por el sonido y la sensación de su presencia, supo que Clantail la seguía de cerca.

Tras varias consideraciones, Clarissa llegó a una conclusión: Clantail era demasiado para ella en un mano a mano. Clarissa no era sólo dientes y colmillos. No es que no tuviera trucos en la manga, pero no iba a utilizarlos contra alguien que era básicamente un forastero con el que por un mera casualidad había terminado luchando.

Los árboles se fueron adelgazando poco a poco. La luz brillaba a través de ellos. El bosque estaba llegando a su fin. Incluso en el bosque que debería haber sido la base de Clarissa, estaban igualadas jugando al pilla-pilla. Si Clantail podía transformar la parte inferior de su cuerpo dondequiera que fuera para la superficie que fuera, ya fueran campos, rocas, colinas o el océano, Clarissa no podría igualarla.

Es una auténtica mierda, eh.

Probablemente era la influencia de Navi la que le hacía pensar en esas maldiciones en momentos como éste. Pensarlas significaba que, si no tenía cuidado, también saldrían de su boca. Por mucha obligación y buena voluntad que tuviera hacia Navi, no quería llegar a ser como el viejo, y trataba de contenerse cada vez que las palabras soeces surgían en su mente, pero su autocontrol nunca había durado mucho.

Clarissa dio una patada a un árbol con toda su fuerza, astillándolo por el impacto, y esparciendo trozos de madera tras ella, saltó con la forma de una nadadora de competición. Haciendo un giro, aterrizó usando todo su cuerpo y se puso en pie a la carrera. El sonido de los pasos la siguió desde atrás. No eran el sonido de cascos. Si no era un caballo, probablemente era un guepardo o algo así. Este era un enfrentamiento entre felinos. Debía suponer que su oponente quería terminar esta pelea rápidamente.

En realidad, no quería hacer este movimiento, porque no era un movimiento que realmente la salvara. Pero Clarissa no podía pensar en otra cosa. No se podía ser exigente en una emergencia. Organizando la información posicional que le proporcionaba su magia, se dirigió en esa dirección.

Clarissa inhaló una bocanada de aire y luego la expulsó en un grito.

“¡Ayuda! ¡Rareko!”

Los pasos detrás de ella se ralentizaron. Una chica mágica vestida con una túnica salió del largo tramo rocoso a cincuenta metros de distancia, con un bastón en la mano. Se movía más rápido de lo esperado. Clarissa lo agradeció.

Clarissa conocía la información de posición de cualquier cosa que hubiera mordido. Y si se trataba de un humano o de un mago —o de una chica mágica poco observadora como 7753 o Pastel Mary—, era bastante fácil dejar una marca de mordisco sin que se notara. Aparte de excepciones como Yol, que tenía constantemente a Rareko a su lado, o Agri, que siempre tenía a Ren-Ren o a Nephilia pegadas a ella, Clarissa había mordido disimuladamente un muesca en la ropa de todos los magos de esta isla.

Sabía dónde estaba Touta, y si corría hacia él, obviamente Rareko también estaría allí. Clarissa habría podido solicitar refuerzos con más facilidad si hubiera sido Agri, pero Touta era el más cercano, así que le pareció bien. No estaba en condiciones de ser exigente.

“¡Ve a comer la fruta gris que compartí contigo! ¡Tendrás problemas si te des transformas mientras luchas!” Gritó Clarissa, las palabras iban más dirigida a Clantail que a Rareko. Si Clantail entendía que Clarissa y Rareko tenían una relación en la que se prestaban fruta gris, eso debería reducir las opciones de Clantail. Aunque Clarissa había llegado a la conclusión de que no podía vencer a Clantail en un mano a mano, era diferente si tenía un aliado de confianza para luchar con ella. Clantail también era consciente de ello. Clarissa creía en la fuerza de Clantail, ya que había evaluado las habilidades de Clarissa en tan poco tiempo. Ella tomaría la decisión correcta.

Los pasos detrás de ella se detuvieron y luego corrieron en otra dirección. Clarissa maldijo en silencio: Piérdete de una vez, imbécil, mientras respiraba aliviada.