Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 14

Capítulo 10: Todo Es Un Lodazal

Parte 2

◇   Ragi Zwe Nento

Ragi iba a escapar de esta isla, pero necesitaba su magia para ello. Haría una puerta muy básica y saldría por su cuenta. Buscaría ayuda. Y luego volvería con ayuda del exterior. Pero incluso una puerta básica requeriría una ceremonia para su creación, así que reuniría fruta gris como sustituto de las gemas mágicas, y también necesitaría un mago para trabajar con él.

Intentó simplificar las cosas para explicárselas a las ignorantes chicas mágicas, pero Dreamy✰Chelsea y Pastel Mary no le escuchaban en absoluto.

“¡Sr. Pie!” Chelsea se lamentó. “¡¿Por qué?! ¡Esto tiene que ser un error!”

“No lo entiendo; no lo entiendo… pero las cosas que no entiendo son… ¿Cómo eran? Um…” Pastel Mary se interrumpió.

“No importa el peligro.” Intentó explicarles Ragi. “Necesitamos ayuda. ¿Me equivoco?”

“Esto no puede estar pasando; no está bien.”

“Lo que no entiendo… Oh sí, que es peligroso. Las cosas que no entiendo son peligrosas. Quiero decir, básicamente siempre ha sido así. Tengo que ir a salvar a Ren-Ren, o ella…”

“¡¿A dónde vas, May-May?! ¡¿A quién le importa Ren-Ren?!”

“Debemos trabajar juntos para superar esto.” Resopló Ragi. “No es el momento de dedicar tus esfuerzos a vender fruta gris.”

“Espera, pero…”

“¡No puedes ir por ahí cuando las cosas son tan peligrosas!” “Pero, pero, pero…”

“En verdad es Ren-Ren, eh, May-May, tú la a—”

“¡Escuchen, tontas! ¡Este no es el momento de pelear!” Ragi apretó los dientes. Estaba claro como el día lo que les impedía escuchar en absoluto. Tanto Dreamy✰Chelsea como Pastel Mary estaban siendo controladas mentalmente por algún tipo de magia. Aunque ambas apuntaban en direcciones diferentes, ninguna de las dos era una chica mágica muy brillante para empezar. Sin embargo, podría jurar que no habían sido tan malas.

La conmoción por la muerte de Shepherdspie sólo duró un breve momento, y luego estuvieron dando vueltas en círculos preocupándose por alguien y sintiendo celos. Incluso conociendo la causa, Ragi no podía arreglarlo. Si intentaba hechizar a una chica mágica, sufriría por ello. Lo mejor que podía esperar era que se contuvieran; si le daban un puñetazo o una patada, eso podría poner en peligro su vida. Las dos chicas mágicas no parecían tan villanas, pero les habían lavado el cerebro. Nunca se sabía lo imprudentes que podían ser.

La noche ya estaba amaneciendo. Ya no podía oír el canto de los insectos ni ver la luna. Si se entretenía, llegaría el día. No, el día podría no llegar. El día nunca llegaría para John Shepherdspie. La amargura de Ragi se reflejaba en su rostro, pero a pesar de ello llamó a las dos chicas. “Cálmense. Primero, cálmense y escuchen.”

“¡¿De qué estás hablando?! ¡Es imposible que Chelsea este calmada!”

“Ah, vaya, tengo que darme prisa; tengo que volver ahora mismo.” “¡May-May! ¡Cálmate!”

Ni siquiera se dieron cuenta de que lo que salía de sus bocas era incoherente. En términos legales, estaban en un estado de incompetencia mental. Tragándose su rabia hacia quien las había puesto así, Ragi reflexionó. Las dos chicas tenían menos capacidad de pensamiento de lo normal. Tampoco eran capaces de pasar de una idea a otra. Visto desde otro ángulo, esto era algo que podía utilizar. Había medios de engaño que podía utilizar ahora, y ellas no verían a través de sus intentos.

¿Qué debía hacer? ¿Qué tenía que hacer para que le escucharan y le hicieran caso? Mientras reflexionaba sobre esto, las dos chicas continuaban su discusión sin sentido y sus gritos, y era tan irritante que hubiera preferido taparse los oídos. Ragi levantó su bastón y lo clavó en el suelo. Pronunció las pocas palabras de un hechizo, hizo brillar el extremo de su bastón y apuntó al cuerpo de Shepherdspie. La luz salió de su báculo para acariciar las horribles heridas del cuerpo para finalmente desvanecerse y fundirse en él. Las dos chicas mágicas pusieron su discusión en pausa para mirar, tragando. Había conseguido hacerles cerrar la boca y llamar su atención.

“¡Lo he oído!” Ragi gritó.

Las dos chicas mágicas le miraron como diciendo: “¿Está bien ese viejo?” Era una provocación, pero no era el momento de enfadarse.

“¡Deben haberlo oído! ¿No es así?” Preguntó.

“Oído… ¿Oído qué?” Chelsea ladeó la cabeza.

“La voz de Shepherdspie. Tuviste que haberla oído. No puedes decir que no fuiste capaz de oírla.”

“Creo que… ¿quizás la he oído?” Dijo Pastel Mary.

“Hmm…”

“Pudiste oírla. Es absolutamente necesario.” Insistió Ragi.

“No sé…”

“¡Puedo decir con certeza que lo has oído! ¡Es imposible que no lo hayas hecho!”

“Ahora que lo mencionas… tengo la sensación de haber oído algo…” Chelsea empezó a ceder.

“H-Hmm… No estoy segura, pero como que…”

“Lo han oído, ¿verdad? Shepherdspie estaba sufriendo.” Les dijo Ragi.

“Bueno, sí. Lo estaría.” “Sí, lo estaría…”

“Debemos enterrarlo. ¿Van a dejar a Shepherdspie así? Al menos dejémosle descansar en paz.”

“Um, de acuerdo.” “Sí, por supuesto.”

Aunque las dos chicas mágicas parecían inquietas, Ragi consiguió de alguna manera que le hicieran caso. Pastel Mary creó unas ovejas que cavaron un agujero, mientras Chelsea llevaba el cuerpo mutilado de Shepherdspie para depositarlo en el fondo del agujero. Cuando Chelsea tocó a Shepherdspie, parecía terriblemente apenada mientras murmuraba: “Está tan frío.” Con lágrimas goteando de sus mejillas. Ver eso hizo que Ragi apretara los dientes con más amargura. Estaban ocurriendo demasiados acontecimientos extraños. El cuerpo de Shepherdspie estaba brutalizado, como si hubiera sido aplastado por una gran masa. La sangre empapaba de rojo no sólo su ropa, sino también la tierra y la hierba de los alrededores, adhiriéndose también al traje de Chelsea. Ragi apagó el miedo que le brotaba con la ira y pasó a la siguiente etapa.

Primero, mientras trabajaban, habló. Lo sentía por Shepherdspie, pero el trabajo en sí no era lo importante. Lo importante era que mientras trabajaban, se veían obligadas a escuchar a Ragi hablar.

“Escúchame. Ustedes tienen gente que quieren proteger, ¿no? No, no. No hay que discutir. Quiénes son esas personas no es un problema. Lo único que importa es que hay gente que a la quieren. Para proteger a los que les importa, necesitamos ayuda. Y para eso, necesitamos magia. Trabajar duro por su cuenta no funcionará. Nosotros, necesitamos fruta gris y a los magos. Sí, necesitamos trabajar juntos. Se los diré una vez más. Normalmente no me gusta repetirme una y otra vez, pero escuchen bien. Hay un intruso en esta isla que está haciendo algo muy tonto. Debemos buscar ayuda del exterior.

¿Entienden? No es el momento de vender fruta gris. Lo entienden,

¿verdad?”

“Bueno…” Pastel Mary levantó la vista y enseguida volvió a bajar la cabeza. “Entonces iré a decírselo a Agri. Ya que tiene fruta gris por allí.”

Ragi se dio cuenta de que su expresión agria se estaba relajando y asintió. “Muy bien por entenderlo. Oh sí, quiero que le digas esto: Debemos darnos prisa.”

“Sí, claro. También tengo que decírselo a Ren-Ren… ya que estoy preocupada.”

Hubo un fuerte chapoteo de barro. Ragi miró para ver a Chelsea pisando fuerte. “¡Otra vez nombraste a Ren-Ren!”

“Pero estoy preocupada…”

“¡¿Otra vez van a volver a hablar de eso, tontas?!” “¡Quiero decir, ella dijo Ren-Ren!”

“Pero estoy muy preocupada…”

“¡Dejen ya ese tema! ¡Déjenlo ya, tontas!” “¡Pero!”

“Quiero decir…”

Se oyó un crujido de hojas. Las dos chicas mágicas se volvieron hacia el sonido, y un instante después, Ragi también miró hacia allí. El matorral se agitó, luego se abrió, y una chica mágica emergió. Ragi entrecerró el ojo derecho. No la conocía. Tenía una larga y abundante cabellera dorada, y llevaba una toga cubierta de suciedad como salpicaduras de barro y marcas de quemaduras. Con una sonrisa vacía en su rostro, sostenía un gran hacha levantada en cada mano.

La chica mágica de las hachas ladeó la cabeza y preguntó: “¿El hacha que has dejado caer es un hacha de oro? ¿O es…?”

***

◇   7753

Tepsekemei detuvo su vuelo por el aire, y 7753 y Mana, que la seguían, también se detuvieron.

“¿Qué pasa?” Preguntó 7753.

Tepsekemei se estremeció. Sólo era una sexta parte de su forma original, pero nada más había cambiado en ella, aparte del tamaño. Ella no se detendría sin razón.

Tepsekemei tembló dos veces más y luego murmuró: “Parte de Mei murió.”

7753 se sonó la nariz y miró a Mana. Mana se mordió el labio y le devolvió la mirada. Sus labios se separaron lentamente y se volvió hacia Tepsekemei. “¿Qué ha pasado con Marguerite?”

“Mei sólo sabe que su parte murió.”

Tepsekemei tuvo que volver a fusionarse con una ‘parte’ para saber lo que había visto y oído. Sus sentidos no estaban constantemente conectados.

7753 examinó a Mana con una mirada de reojo. Mana se quitó el sombrero de la cabeza y lo sujetó con ambas manos.

Las tres se habían detenido. Ninguna de ellas insinuó que debían ponerse en marcha de nuevo. Habían corrido para alejarse de la diosa. Y no habían estado simplemente huyendo. También había sido para no interponerse en el camino de Tepsekemei y Marguerite. 7753 y Mana no eran realmente luchadoras, y su presencia perjudicaría a Marguerite y Tepsekemei al obligarlas a protegerlas y ayudarlas. Eso les impediría vencer incluso a un oponente al que fueran capaces de derribar. Así que el grupo había huido activamente para apoyar la lucha.

La noticia de que la parte de Tepsekemei había sido asesinada golpeó lo suficiente como para reconfirmar que tales consideraciones habían sido un puro autoengaño. Aunque sólo hubiera sido un tercio de ella, era impresionante haber destruido una parte de Tepsekemei. Tepsekemei estaba hecha de viento y no podía ser tocada por una chica mágica que sólo tenía ataques físicos.

Pero la diosa había derrotado a Tepsekemei. Eso significaba que Marguerite estaba sola. 7753 y Mana ni siquiera sabía si estaba viva o no.

“Pero…” Empezó 7753, pero Mana no hizo ningún movimiento. 7753 inhaló, exhaló y se golpeó el puño contra la rodilla. “Marguerite es fuerte, ¿verdad?”

Mana levantó la barbilla. Una expresión de enfado era la que tenía Mana por defecto.

“Ella es fuerte, así que estará bien, ¿verdad?” Dijo 7753.

“… Por supuesto. Era la profesora de Hana.” Mana se golpeó el sombrero para fijar su forma, se lo puso en la cabeza y dejó escapar un suspiro. “Si tienes algún tipo de plan, entonces dilo.”

“Mei quiere fruta.” Dijo Tepsekemei.

“Toma.” Mana le entregó una de las frutas grises que habían encontrado mientras corrían. Al ver a Tepsekemei morderla, las arrugas talladas en el ceño de Mana se desvanecieron un poco.

7753 se llevó una mano a la frente y, al recordar que sus gafas no estaban allí, se limpió la mancha con el dorso de la mano para cubrir el gesto. “Creo que no deberíamos volver.” Hiciera lo que hiciera Marguerite, no serían útiles si volvían. “Sin embargo, si el sacrificio de Tepsekemei le permitió vencer a la diosa, eso es diferente.”

“No debemos tomar decisiones basadas en el optimismo.”

“Pero no tiene sentido seguir adelante… No es que tengamos ninguna meta, y tampoco tenemos muchas opciones.”

“Supongo que podemos esperar que nos encontremos con algo.” “Um… podríamos encontrarnos con esa cosa, así que…”

Mana se tapó los ojos con el ala de su sombrero y miró a su alrededor. No había más que árboles, tierra y hierba. Con un pequeño suspiro, miró a Tepsekemei, que seguía comiendo su fruta gris. “Tengo una petición, Tepsekemei.”

“Mei escuchará tu petición.”

“Ve por encima de los árboles para mirar alrededor, y dime qué camino es hacia el edificio principal. Asegúrate de no volar demasiado.” Tepsekemei flotó por encima de las ramas.

7753 frunció el ceño. “¿Volvemos al edificio principal? ¿No es peligroso?”

“Sólo porque sea donde nos atacaron por primera vez no significa que siga siendo peligroso. O mejor dicho, cualquier lugar de esta isla es igualmente peligroso ahora mismo. No va a ser realmente seguro no importa donde vayamos.”

“¿Pero qué sentido tiene ir allí ahora…? ¿Tienes alguna idea?”

“Si tengo que ser sincera… es apenas mejor que vagar sin rumbo, pero…” Tras ese tímido prefacio, Mana exhaló un suspiro por la nariz y retomó su habitual expresión de enfado. “La herencia que se iba a repartir está en el edificio principal.”

Ahora que lo mencionaba, esa era la razón por la que habían venido a la isla en primer lugar. La razón por la que habían venido en primer lugar estaba olvidada en este momento.

“Eso también debería incluir algunas herramientas con poder mágico. Como son el tipo de cosas que estarían en una herencia, asumo que son artículos con alto valor artístico o implicaciones académicas, antigüedades o algo fácilmente revendible o artículos excepcionalmente raros… básicamente cosas sin mucho uso práctico.

Pero no sabemos con seguridad que no tengan poderes útiles para sacarnos de esto.”

Si el Sr. Shepherdspie estuviera allí, tal vez habría podido echar un vistazo al catálogo, añadió. Después de decirlo, se mordió el labio como si se arrepintiera. Cuando habían sido atacados por la diosa, 7753 sólo había tenido la presencia de ánimo para recoger a Mana. Más exactamente, ni siquiera había tenido la presencia de ánimo para recoger a Mana, pero ésta, por suerte, había estado en su campo de visión. En ese momento, lo único que podían hacer era rezar por su seguridad, por Shepherdspie, y por Marguerite, y por todos los demás magos y chicas mágicas.

Mana miró a 7753, que asintió con la cabeza, tratando de ser mínimamente alentadora, y luego bajó Tepsekemei. Tanto si había estado escuchando como si no, miró a las dos y asintió, y al menos superficialmente, los tres se asentían mutuamente alentándose.