Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 9

Capitulo 3: Los Problemas de una Estudiante Universitaria Compartiendo Apartamento Con Dos Mentes Creativas

“Hola, ya vine—Oh, otra vez no…”.

Una noche de mediados de marzo, Miyako regresó a su apartamento desde su trabajo de medio tiempo en el departamento editorial de GF Bunko sólo para suspirar una vez que vio el estado del apartamento desde la puerta principal. Había ropa y prendas íntimas esparcidas por el pasillo y charcos visibles en el suelo.

Recogiendo tranquilamente las prendas y arrojándolas a la lavadora junto al cuarto de baño, Miyako tomó una toalla de baño y limpió el pasillo.

En el salón, encontró a Nayuta tirada en el suelo completamente desnuda. Estaba boca abajo, empapada de pies a cabeza y rodeada de un charco de agua.

“Ahhh Myaaaa, bienvenida de nuevoooo”, gritó con tono perezoso al darse cuenta de que Miyako estaba allí.

“No me vengas con eso”, replicó Miyako bruscamente mientras se dirigía a ella. “¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Tienes que secarte cuando acabes de bañarte”.

Nayuta levantó la vista, con los ojos desorbitados y sin disculparse en absoluto. “Nyahhh, lo siento… Me acaloré demasiado, y ya sabes…”.

“Sólo sécate. Te vas a resfriar”. Con un suspiro, Miyako tomó una toalla nueva del cuarto de baño, levantó a Nayuta del suelo y le secó el cabello y el cuerpo.

“¡Nya-ja-ja! Me haces cosquillas Myaa”. “Quédate quieta un momento, por favor”.

Mientras Nayuta se retorcía como una gata y Miyako le frotaba violentamente el cuerpo, la segunda se preguntaba: ¿Qué estoy haciendo…?

En ese momento…

“¡Te estaba esperando, Myaa!”.

La puerta se abrió de golpe y Kaiko entró en el salón desde el otro lado. Seguramente estaba trabajando mucho, porque llevaba puestas unas pantis a modo de antifaz y a través de los agujeros de las piernas se le veían unas profundas ojeras.

“Uh… ¿Necesitas algo más?”, preguntó Miyako desconfiada.

Kaiko asintió con intensidad. “¡Sí! Necesito que modeles para mí otra vez.”

“Awww…”.

Miyako hizo una mueca. Kaiko estaba dibujando la versión manga de Todo sobre mi hermanita de Itsuki Hashima, pero como Miyako tenía un tipo de cuerpo similar al de la heroína de ImoSube, Ichika Akatsuki, a menudo la utilizaban como modelo para poses complicadas.

“…¿Y de qué se trata esta vez? ¿Pantis? ¿Desnudos?”. La voz de Miyako era monótona, pero no mostró ningún interés en rechazar su petición.

“Nada más que un sostén”, explicó Kaiko. “Uhmm, tus manos apoyadas en la pared y empujando tus pechos contra ella mientras sacas el trasero hacia fuera”.

“…¿De esta manera?”, Miyako se quitó ágilmente la ropa y las pantis, mientras seguía las instrucciones de Kaiko.

“Sí. Ahora, por favor levanta tu pierna derecha y mantenla estirada”.

“Mm, de acuerdo”.

“¡Aw, gracias Myaa! ¡Tu cuerpo es muy flexible!”.

“Nngh… Esto—esto es un poco duro…”, Miyako esbozó una sonrisa tensa. Desde que entró en la universidad, no había pasado tanto tiempo haciendo ejercicio. Las clases de gimnasia habían pasado a la historia cuando empezó su tercer año de instituto. Miyako tenía claro que había perdido gran parte de la flexibilidad que había tenido unos pocos años atrás.

“¡Mantente así, por favor!”, Kaiko se apresuró a volver a su habitación para recoger un marcador y papel. Al instante empezó a dibujar.

“¡Vaya Myaa, eso es bastante audaz!”.

Nayuta se acercó a Miyako, mirándola de arriba abajo de forma abiertamente morbosa. Las mejillas de Miyako ardieron por la vergüenza.

“Oye. ¡Deja de mirarme tan fijamente, Nayu!”.

“Hyahh, este ángulo es realmente increíble. ¿Puedo tomar una foto?”.

“¡De ninguna manera!”.

“¡Por favor no te muevas, Myaa!”.

“Ugh…”.

Las venas de los ojos de Kaiko resaltaban mientras reprendía a Miyako, quien ahora empezaba a llorar. Mantuvo esa postura durante unos cinco minutos más, con la pierna derecha cada vez más dolorida.

“Oye, ¿cuánto tiempo más necesitas esto? Esta pose me está cansando mucho… por no decir que me avergüenza…”.

“¡Ya casi está! ¡Oh, pero quiero probar un par de composiciones diferentes, así que dame unos quince minutos más, por favor!”.

“¡¿Ehhhh?!”, Miyako gritó ante las despiadadas instrucciones de Kaiko, empezando a temblar.

***

Hermanita

“Ufff…”

Terminada la sesión de modelado para el manga, Miyako decidió ir directamente al baño. Suspiró profundamente mientras se hundía en la bañera.

Había pasado cerca de un mes desde que empezó a compartir el apartamento con Kaiko y Nayuta. Al principio se habían comportado con más moderación, ya que compartían hogar y todo eso, por lo que el salón, la cocina, el baño y la bañera se mantenían en buenas condiciones. Sin embargo, una vez que los muebles estuvieron en su sitio y empezaron a sentirse más como en casa, las cosas se relajaron.

Nayuta era la principal culpable, por supuesto. No sabía hacer ninguna tarea, su ciclo de trabajo y sueño fluctuaba desenfrenadamente y a menudo aparecía temprano por la mañana, recién llegada de pasar la noche en casa de Itsuki. Generalmente estaba desnuda dentro de la casa, se quitaba la ropa junto a la puerta y la dejaba allí, incluso caminaba sin secarse después de darse un baño. Y no cerraba la puerta del baño al salir. En resumen, podría haber existido una compañera de piso peor, pero sería difícil encontrarla.

Kaiko por su parte, se había preparado para la vida lejos de sus padres con un poco de práctica en la cocina y la limpieza. Tenía unas habilidades bastante decentes, pero su trabajo en la revista a menudo la hacía estar demasiado ocupada para contribuir a las tareas domésticas. Su horario era incluso menos estable que el de Nayuta; en una ocasión se pasó tres noches  seguidas  sin  dormir  y  luego  durmió veinticuatro horas seguidas después de cumplir su fecha límite. A menudo se la oía gritar desde su habitación mientras dibujaba manga a altas horas de la noche.

Como resultado de esto, con el tiempo, Miyako se había convertido en la responsable de lavar la ropa, limpiar, cocinar, sacar la basura y prácticamente todo lo demás. No eran habilidades para las que estuviera especialmente dotada, pero en el último mes había mejorado bastante. Estaba claro que esta no era la mejor situación para una compañera de apartamento, pero Miyako seguía estando contenta. A diferencia de sus compañeras, que pagaban el alquiler con el dinero que ganaban, los padres de Miyako cubrían sus gastos—y era imposible que ella sola pudiera permitirse un lugar tan bonito. Pensándolo así, las tareas domésticas no eran ningún problema.

Además…

Si yo no estuviera aquí, Nayu y Kaiko estarían en grandes problemas.

No cabía duda de que las otras dos la necesitaban. Eran dos genios con talentos excepcionales, pero sin la estudiante universitaria promedio con la que vivían, no había forma de que pudieran mantenerse alimentadas y protegidas. Miyako sentía una especie de oscura satisfacción al respecto, por mucho que la llenara de odio hacia sí misma.

…Soy tan mala persona. Soy tan patética. Soy horrible.

Desterrando sus emociones negativas, Miyako tomó un poco de agua con las manos y se la echó en la cara.