Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 9

Capitulo 14: Chihiro Discute su Vida

Habían pasado dos semanas desde que Chihiro interrumpió sus visitas periódicas al apartamento de Itsuki. Desde entonces, pasaba alrededor de una hora al día merodeando por el vecindario de Gift Publishing y por las calles, parques y demás zonas en las que se había cruzado antes con Setsuna, pero nunca lograba encontrarlo. Esta ciudad era demasiado grande y su población demasiado numerosa como para ir en busca de alguien sin ninguna pista—ni siquiera estaba segura de que Setsuna se encontrase en Tokio ahora mismo.

(Suspiro)… ¿Qué estoy haciendo con mi tiempo?

La impotencia era tal que casi sintió que se le saltaban las lágrimas. Por lo que se sentó en un banco del parque, cerca de donde él se había unido al grupo a contemplar los cerezos en el pasado, y suspiró. Dos meses atrás, los cerezos de los alrededores estaban llenos de brotes de color rosa brillante; ahora estaban cubiertos de hojas verdes. Todo estaba cambiando.

¿Acaso el intentar no cambiar estaba destinado siempre al fracaso?

Mientras miraba sombríamente las hojas nuevas, de repente oyó una voz.

“¿Chihiro?”.

“¡¿Hyah?!”.

Se dio la vuelta rápidamente y se encontró con que Haruto Fuwa estaba junto al banco.

“Fuwa…”.

“¿Qué estás haciendo por aquí? Escuché que dejaste de ir al apartamento de Itsuki…”.

Chihiro sonrió vagamente a Haruto, quien parecía preocupado. “Um… Como venía por costumbre a este vecindario, y ya que estaba aquí pensé en dar un paseo para refrescarme”.

“Oh”.

Era una excusa bastante forzada, pero Haruto se limitó a sonreír en lugar de insistir, sentándose junto a Chihiro. “¿Tengo entendido que te preocupa tu rendimiento escolar?”.

“Um, sí”, asintió Chihiro. No era mentira. Lo que más le preocupaba era Setsuna y la posibilidad de que le revelara su secreto a Itsuki, pero era cierto que también le preocupaban los malos resultados de sus exámenes.

“Sí, bueno, es tu último año de preparatoria… Ciertamente toda la preparación para los exámenes de la universidad debe ser dura”.

“Universidad…”, susurró Chihiro. “Um, ¿Fuwa?”. “¿Hm?”.

“¿Para qué va la gente a la universidad…?”.

Haruto puso cara de sorpresa. “Ja-ja… No imaginé que tú me preguntarías eso, Chihiro”. Esbozó una ligera sonrisa, y Chihiro sintió como si estuviera burlándose de ella. Así que frunció un poco el ceño.

Cuando los resultados de Chihiro en las pruebas de aptitud quedaron por debajo de lo esperado, y sus padres y profesores se preocuparon por ella, sus preocupaciones no eran del tipo “Estoy impactada por estos resultados”, “Tengo que esforzarme más” o “Estoy preocupada por los exámenes de la universidad”. Sus preocupaciones eran mucho más fundamentales: “¿Y qué importa si no saqué buenas notas?” y “¿Para qué estoy estudiando?”. Había sido una estudiante aplicada toda su vida, consideraba que ese era el camino obvio a seguir y había obtenido resultados brillantes. Pero ahora, por primera vez, Chihiro tenía las mismas preocupaciones que cualquier estudiante de primaria o secundaria. Intentaba encontrar un lugar como persona.

“¿Qué quieres hacer en el futuro, Chihiro?”, preguntó Haruto.

Chihiro reflexionó un momento. “…No tengo nada en mente”.

“Entonces creo que deberías ir a la universidad y encontrar allí algo que quieras hacer”.

“Sí”, se quejó Chihiro. “Pero si voy sin ningún objetivo real en mente, ¿no sería una pérdida de tiempo y dinero?”.

“Mejor cuida lo que dices”, dijo Haruto riendo. “Es probable que hieras los sentimientos de aproximadamente cuatro quintas partes de los estudiantes universitarios de Japón al decir eso”.

“Lo sé, pero mi hermano dejó la universidad bastante rápido… O sea, si voy a intentarlo sólo a medias, quizá sea mejor trabajar y ganar dinero por mi cuenta, como lo hace Itsuki…”.

“Te entiendo. Sí, si tienes a alguien cercano que es menos tradicional, te hace pensar ¿no? Entonces,

¿quieres trabajar nada más salir de la preparatoria?”.

“No es que me incline realmente por eso… pero una parte de mí piensa que eso sería mejor que seguir las instrucciones de mis profesores y padres y seguir estudiando…”.

“Chihiro, creo que tener un vago deseo de encontrar trabajo es prácticamente lo mismo que tener un vago deseo de seguir estudiando”.

La observación sorprendió a Chihiro. “¿Tú… crees?”.

“Sí. Además, a menos que seas escritor o algún tipo de artista, un universitario siempre va a ganar más dinero en promedio que alguien con un diploma de preparatoria. También te da más opciones sobre dónde trabajar. Si no ves el camino tan claro como lo hace Itsuki, no está nada mal ir a la universidad y ver qué pasa”. Tras exponer su opinión, Haruto añadió con algo más de serenidad, “…Pero, ya sabes, como alguien que fue a la universidad más o menos como seguro para el futuro, es sólo una opinión”.

“… ¿Te graduaste, Fuwa?”.

“Con el tiempo, sí. Me enteré de que había ganado el premio de nuevos escritores en el verano de mi último año de preparatoria, pero no existían garantías de que pudiera dedicarme a ello, así que decidí seguir con la universidad. Dejé por completo de escribir novelas hasta que terminé los exámenes de ingreso, para poder estudiar”.

“Suena como si realmente lo tuvieras todo controlado. Incluso en ese entonces”.

“Nah, sólo fui un cobarde”, dijo, reprendiéndose por el cumplido de Chihiro. “Pero una vez que entré, empecé a trabajar nuevamente en mi borrador de Caballero del mundo absoluto. Me uní a ese club de juegos RPG de mesa. Me divertí mucho. Y cuando aún estaba en la universidad, me hablaron del anime de Chevalier, así que no me molesté en buscar otro trabajo. Pensé que podría trabajar como escritor a tiempo completo. Pero aun así saqué mi diploma”.

Había un atisbo de nostalgia en la voz de Haruto.

“… ¿Te resulta útil lo que aprendiste en la universidad?”.

“Mmm… Bueno, los cursos de historia y alemán que tomé como parte de mis requisitos de educación general me ayudaron un poco, pero no tanto, no. Si me preocupara demasiado por cómo funciona el mundo real, la verdad es que no podría escribir nada. Y menos novelas ligeras. En todo caso, los RPG y los juegos de cacería de monstruos en equipo a los que jugué me ayudaron más”.

“Oh. Así que, si así es como te sientes como novelista profesional, tiene que ser igual para cualquier oficinista, ¿no?”.

“Bueno, creo que algunas personas encuentran trabajos que realmente les permiten utilizar sus especializaciones, pero… Sí. Apuesto a que la gran mayoría no entra en ese caso”.

Entonces, ¿quizás la universidad sea una pérdida de tiempo…?

Haruto sonrió suavemente mientras Chihiro reflexionaba.

“Pero fue divertido”. “¿Eh?”.

“…Fue difícil encontrar el equilibrio entre los estudios y la escritura, y las actividades en las que participé… bueno, algunas de ellas me fastidiaron mucho. Pero mirándolo en retrospectiva, realmente fue divertido. Mis clases, mis clubes, salir con mis amigos…”.

“… ¿Y eso qué importa?”, susurró la poco convencida Chihiro.

“Muchísimo”, declaró Haruto. “Sé lo serio que eres con todo lo que haces, Chihiro. Y es importante saber si algo te ayudará en el futuro, sí, pero creo que está bien elegir algo en función de lo divertido que sea. Aún eres joven; tienes todo el tiempo del mundo para probar algo distinto si metes la pata. Así que no creo que sea necesario que limites tus opciones… Empiezo a parecer un anciano, ¿verdad? Yo también sigo siendo joven…”.

Haruto soltó una risita tímida. Chihiro, mientras tanto, procesaba las palabras.

“Por cierto, Chihiro, ¿qué especialidad tienes en la escuela? ¿Las artes? ¿Las ciencias?”.

“Ciencia”.

“Oh. ¿Qué te hizo elegir eso?”.

“…Porque me dijeron que me ayudaría a encontrar un trabajo”, respondió con sinceridad. “Además”, añadió suavemente, “me gustan los robots, así que…”.

Haruto se echó a reír.

“¡N-no te rías de eso!”, protestó Chihiro, con la cara enrojecida.

“Perdón, perdón”, dijo Haruto. “¡Pero los robots están bien! Escribo novelas de fantasía, pero están llenas de robots, así que a veces también me gustaría haberme centrado más en las clases de ciencias”.

“…Pero describes a los robots de tus novelas en términos muy realistas. Creía que tenías más formación científica”.

El mundo fantástico de Caballero del mundo absoluto presentaba espadas, lanzas y otras armas que se transformaban en robots gigantes. Pero los robots transformados, así como sus armaduras y otras características, tendían hacia el realismo, algo que Chihiro disfrutaba especialmente.

“Sí, tuve que investigar y leer mucho para lograr esa sensación. Pero no se puede aprender todo solo, de modo que a veces preguntaba a amigos que estudiaban ingeniería o les pedía que me pusieran en contacto con profesores de ese campo. Todavía me ayudan a veces”.

“Genial…”, se impresionó Chihiro.

“En ese sentido, creo que me alegro de haber ido a la universidad”, sonrió Haruto.

“Sabes”, dijo Chihiro, reflexionando sobre el asunto, “Creo que tenía una visión demasiado estrecha de mí mismo. Sólo pensaba en cómo me ayudaría una educación universitaria. No pensaba en lo divertida que sería, ni en los clubes, ni en la gente con la que me encontraría”.

Haruto le dio a Chihiro un par de palmadas fuertes en la cabeza.

“¡Ay! ¡¿Fuwa?!”.

“Te lo digo Chihiro, te tomas las cosas demasiado en serio. Deberías seguir al menos la mitad del ejemplo de tu hermano. Bueno, tal vez una cuarta parte”.

“S-Sí…”, Chihiro asintió sonrojada, mientras el teléfono de Haruto empezaba a sonar dentro de su bolso.

“¿Hmm?”, Haruto lo sacó, miró la pantalla y frunció el ceño mientras empezaba a hablar. “… ¿Oh? Ahh, sí, ahora vuelvo a casa… No, todavía no… ¿Eh? ¡No! Dios, que insoportable”.

Las cejas de Chihiro se alzaron. Esto era mucho más crudo que la forma habitual de hablar de Haruto. Por lo que pudo oír, había una mujer al teléfono.

“¿Eh? …Está bien. Está bien, ¿de acuerdo? No me culpes si te conviertes en una cerda… ¡Oh, cállate! ¡No me grites, idiota! …Sí, sí, compraré bollos de crema si están agotados… Ugh, bien, cielos… Sí, claro, muchas gracias…”.

Con un suspiro descomunal, Haruto terminó la llamada.

“Um, ¿qué fue eso…?”.

“Mi hermana”, suspiró Haruto, poniendo los ojos en blanco. “Una pastelería cerca de la estación de tren tiene un pastel nuevo y sofisticado, y ella quiere que se lo compre. Siempre hay una cola enorme en ese lugar…”.

…Pero él iba a hacerla de todos modos. “Suena como si te llevaras bien con ella”.

Haruto hizo una mueca. “Ni hablar. De ninguna manera. Ella es tan malditamente egoísta. Me pone contra la pared vivir con ella…”.

…Nunca fui egoísta con mi propio hermano.

Chihiro nunca había conocido a esta hermana, pero sentía un poco de envidia.

“En fin, será mejor que empiece a caminar hacia la estación”, dijo Haruto mientras se levantaba.

“Oh, cierto… Gracias por hablar conmigo. Fue realmente útil”.

“No hay de qué”, respondió. “Espero volver a probar tu comida en casa de Itsuki pronto”.

“S-sí… Intentaré que así sea”.

Chihiro permaneció en el banco del parque un rato después que Haruto se fue.