Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 9

Capitulo 10: Lo que Ella Supo

Ya habían pasado unos días desde las vacaciones de la Golden Week cuando una malhumorada Chihiro se dirigía hacia el apartamento de Itsuki.

Acababan de llegar los resultados del examen de aptitud de tercer año de la preparatoria, hechos a finales de abril, y no eran los que ella esperaba. Se encontraba entre las mejores notas, pero para alguien que siempre había estado entre los mejores de la escuela, las puntuaciones eran bajas, lo que hizo que tanto su profesor como sus padres se preguntaran si pasaba algo.

Algo pasaba. ¿Cuándo le revelaría su secreto a Itsuki?

¿O siquiera estaba bien revelarlo? Pero, sobre todo, cuando la escritora Aoba Kasamatsu o la niña de primaria Nadeshiko Kiso llamaban a Itsuki “Onii-chan” y él se derretía a sus pies, ella realmente se enfadaba. Ella era su hermana menor—debería haber sido ella la que recibiera ese tipo de atenciones. Pero esas dos no eran de la familia, de manera que podían pasarse todo el día siendo mimadas—y como no eran parientes suyas, Itsuki era libre de jugar a fingir lo que quisiera.

“…Siento que soy la única que sale perdiendo”, se quejó.

Justo entonces…

“¡¡Aaahhhh!!”.

Chihiro levantó la vista en dirección a la fuerte voz. Allí vio a un joven robusto con un peinado imposible de olvidar.

Era Pablo Purikesso. Ella había bajado la guardia. Siempre que estaba cerca de la casa de Itsuki vigilaba su entorno para no cruzarse con él—pero hoy su mente había divagado demasiado.

Como era de esperarse, Pablo comenzó a correr hacia ella a toda velocidad.

“¡Ah…!”.

Se dio la vuelta intentando escapar…

“¡Hyaaa!”.

Pero la pesada bolsa de compras la desequilibró, le enredó las piernas y la tiró al suelo. Una patata de la bolsa rodó por la acera.

“Oye, ¿estás bien? ¿Estás herida?”, Pablo preocupado recogió la patata mientras le preguntaba.

“E-Estoy bien”, dijo Chihiro mientras se levantaba. “Pues genial”, respondió, entregándole la patata.

“Um, gracias…”. Ella se apresuró a guardarla en la bolsa e hizo una ligera reverencia.

“¡No, no, soy yo quien debería darte las gracias!”.

“¿Eh?”.

“Me enseñaste la mitad de tu trasero hace poco,

¿verdad? ¡Realmente impulsó mi arte! ¡Muchísimas gracias!”.

Él se inclinó hasta que la parte superior de su cuerpo quedó paralela al pavimento.

“¡N-No actúes como si hubiera estado de acuerdo!”. La cara de Chihiro enrojeció al protestar.

Pablo pareció no oírla. “¡Así que tengo otra petición!” “¡No!”.

“¡Pero si ni siquiera lo he dicho todavía!”.

“Bueno, me pedirás que muestre todo mi… mi trasero,

¿verdad?”.

“Está eso, sí, ¡pero no es mi prioridad ahora mismo!”.

“¿Eh?”, Chihiro miró perpleja al completamente serio Pablo.

“¡¿Te importaría dejarme abofetearte el trasero?!”. “¡¿Queeee—¡?”, Chihiro estuvo a punto de gritar.

Esto era aún más absurdo que todo lo que había preguntado anteriormente.

“¡¿A-Abofetearme el trasero…?!”.

“¡Esta vez no tienes que quitarte la ropa! ¡Podemos hacerlo encima de tus pantalones! ¡Desnuda sería lo mejor, por supuesto, pero quiero saber cómo se siente y todo eso—además del sonido y la vibración!”

Esto no tenía ningún sentido para Chihiro, pero se daba cuenta de que Pablo hablaba en serio.

“… ¿Y esto también es por tu arte?”.

“¡Por supuesto, amiga! ¡Si quiero mantener el loco entusiasmo de Yanagase, entonces no tengo más remedio que encontrar el trasero de alguien a quien abofetear!”.

Chihiro se acobardó ante sus ojos serios. Recordó el arte que vio en el parque el otro día. No era una experta, pero se daba cuenta de que Pablo era un buen artista. Hacía falta mucho talento—mucha pasión—para dibujar cosas como las suyas.

Pablo, sin duda, era una persona creativa que expresaba las cosas a su manera, muy parecido a Itsuki. Ella no quería poner grilletes a su hermano… de ahí que siguiera ocultándole su secreto.

“¡La respuesta sigue siendo no!”.

A Pablo, en cambio, no le importaba nada. “¡Aw, dame una oportunidad!”.

“¡De ninguna manera!”.

“¡Sólo una bofetada! ¡Una bofetada es todo lo que pido!”.

“¡No!”.

Chihiro sabía a dónde iba esto. Como siempre, Pablo intentaría apuntar a su retaguardia. Tensó las piernas y tomó aire, preparándose mentalmente para salir corriendo.

Pero:

“…Está bien. Te dejaré en paz hoy”. “¿Eh?”.

Esto era incomprensible.

Pablo le dedicó una sonrisa a Chihiro. “No está bien forzar a la gente después de todo. ¡Voy a trabajar duro hasta que pueda convencerte de que me enseñes tu trasero!”.

“Eh…”.

Bajó la cabeza haciendo una profunda reverencia. “¡Así que por favor! ¡¿Puedes darme tu nombre e información de contacto?!”.

El corazón de Chihiro se estremeció ante esta petición tan seria y sincera… Ahora que lo pienso, no le he dicho mi nombre, ¿verdad? Pero se resistió a la idea de dar a este joven cualquier información personal.

“No quiero que tengas mi información de contacto… pero mi nombre es Chihiro”.

La sola revelación de su nombre de pila hizo bailar estrellas de alegría en los ojos de Pablo.

“¡Chihiro! ¡Es un nombre genial!”.

“Gracias…”.

La reacción de Pablo le produjo sentimientos encontrados. No le disgustaba el nombre, de hecho, le gustaba bastante. Pero el hecho de que Chihiro fuera un nombre unisex en Japón, aplicable a chicos y chicas por igual, era una razón más por la cual era posible ocultar su sexo a Itsuki. Pensándolo así, no estaba segura de hasta qué punto era un nombre genial.

“Um… ¿Pablo es un seudónimo?”.

Chihiro había dado su nombre. Era justo que él dijera el suyo. Pero Pablo respondió a la pregunta con una mirada de desconcierto.

“¿Pablo…?”.

“… ¿Pablo Purikesso? Ese es tu seudónimo, ¿verdad?”. “¡Ohhh!”. Asintió para sí mismo. “Sí, usé ese nombre

¿no? ¡Pero ya superé mi fase de artista del cubismo, así que dejé eso atrás! ¡Para mí, dibujar chicas lindas es lo mejor que hay en la vida!”.

“¿Eh…?”.

Así, frente a la desconcertada Chihiro, esbozó una alegre sonrisa y dijo su nombre.

“Mi verdadero nombre es Setsuna Ena. ¡Hago ilustraciones bajo el nombre de Puriketsu!”.

El rostro de Chihiro se congeló.