Lord of Mysteries (NW)

Volumen 1

Capitulo 208: Llanto

*¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!* El telegrama instalado en la oficina del Capitán pareció cobrar vida, aparentemente habiendo recibido un nuevo mensaje.

Pero Klein y Leonard no podían distraerse. Estaban contando los movimientos del segundero del reloj mientras intentaban detener sus lágrimas.

“10”.

“9”.

“8”.

…

Mientras tanto, Dunn Smith llevaba la caja cuadrada plateada con forma de hueso al salón de recepción con una expresión solemne.

Megose, que continuaba arrancándose mechón tras mechón de cabello rubio, se había abierta una herida que era lo suficientemente profunda como para mostrar sus huesos. Como si algo la hubiera provocado, se puso de pie y señaló a Dunn Smith. Ella gritó: “¡Quiere matar a mi hijo!

“¡Quiere matar a mi hijo!”

*¡Boom!* La voz estridente y aterradora reverberó. Klein sintió como si lo estuvieran golpeando en la cabeza con un mazo. De repente se olvidó de contar porque le dolía la cabeza y se sentía mareado.

Su visión se puso roja, y sintió líquido saliendo de la punta de su nariz.

Inconscientemente miró de reojo y vio a Leonard Mitchell. De su nariz y oídos salía sangre fresca. Su rostro estaba extremadamente pálido y su cuerpo se tambaleaba como si estuviera a punto de caer.

Probablemente estoy en el mismo estado…  Klein controló sus pensamientos y continuó contando en silencio mientras se saltaba dos números.

“5”.

“4”.

…

Impresionado por la voz aterradoramente aguda, los profundos ojos grises de Dunn Smith se llenaron de venas rojas. Cada hilo era cristalino.

Los vasos sanguíneos de su rostro también sobresalían; cada uno de ellos como una serpiente venenosa. También hubo un gorgoteo mientras líquido rojo fluía de sus oídos.

Se sentía mareado. Además de hacer una pausa en su mano derecha, su fuerte fuerza de voluntad lo llevó a presionar la urna de Santa Selena y abrir la tapa.

Dentro de la caja, había una profunda oscuridad. En la oscuridad, había arena fina y resplandeciente. La escena era mágicamente hermosa, como una noche estrellada guardada en una caja.

El entorno se oscureció y la oscuridad envolvió todo el salón de recepción. En el aire, flotaban innumerables hilos negros, fríos y suaves.

Se lanzaron hacia Megose y la enredaron casi instantáneamente.

No era como una telaraña, sino más bien como los tentáculos de una criatura desconocida

Megose  se había arrancado el globo ocular derecho. Colgaba de un delgado cordón de carne debajo de la cuenca del ojo. Miró a Dunn Smith con odio mientras rugía: “¡Debes morir!”

*¡Bang!* Dunn fue expulsado por una fuerza desconocida y se estrelló fuertemente contra la pared opuesta. La pared se agrietó y saltaron ladrillos.

Escupió una bocanada de sangre fresca al suelo, pero sus dos manos seguían sujetando con fuerza la urna de Santa Selena. Se aferró a él con toda su vida y evitó que cayera al suelo.

Los innumerables hilos negros, fríos y suaves apretaron y ataron a Megose firmemente al lugar. No importaba cuántas llamas negras surgieran de su carne, o cómo su piel comenzara a secretar un líquido que olía a azufre, ninguna de esas defensas causó daño alguno a los hilos que la sujetaban.

“¡3!”

“¡2!”

“¡1!”

Klein y Leonard salieron corriendo a través de la partición simultáneamente. Uno de ellos sostenía una rebanada de oro delgada y cálida, y el otro ya había apuntado sus cinco dedos con el Ladrón de Vasos Sanguíneos alrededor de su muñeca izquierda hacia Megose.

Megose, que ya no parecía humana, luchó mientras la carne sobresalía de ambos lados de sus hombros. Eran una mezcla de vasos sanguíneos y venas verdes, redondos como la cabeza de un niño.

Sobre las dos cabezas, los cortes se extendieron rápidamente y aparentemente se convirtieron en un par de ojos.

Megose notó que se acercaba el peligro y abrió la boca. Su mandíbula se abrió cortando toda la carne que quedaba de camino hasta sus orejas.

Inflingiría Maldiciónes y Blasfemias a cada enemigo que intentara dañar a su hijo

En ese momento, Leonard apretó su mano izquierda en un puño mientras su muñeca daba media vuelta.

Su rostro pálido se puso lívido y los vasos sobresalieron como un montón de diminutos gusanos venenosos.

“…” Las palabras se quedaron atascadas en su garganta, que se detuvo repentinamente.

Parecía haber perdido la capacidad de hablar y la capacidad de evocar maldiciones.

Klein aprovechó la oportunidad y murmuró una antigua palabra en Hermes con voz profunda.

“¡Luz!”

¡Quiero luz, y habrá luz!

Sintió que la delgada rebanada de oro que estaba cubierta con patrones misteriosos se calentaba hasta hervir, observó cómo emitía una luz cegadora, como si se hubiera convertido en un sol en miniatura.

Inmediatamente después de eso, Klein inyectó más de la mitad de su espiritualidad en él y lanzó el Encantamiento del Sol Ardiente hacia la Megose restringida.

La sala de recepción instantáneamente se volvió transparente cuando la oscuridad y la tristeza se desvanecieron simultáneamente. Los finos hilos negros que enredaban a Megose se encogieron como si instintivamente estuvieran evitando algo.

Pero antes de que Megose obtuviera su libertad, vio la luz del sol.

En algún momento de la pelea, se había abierto un agujero en el techo de la Compañía de Seguridad Blackthorn, y el agujero llegaba hasta la azotea del tercer piso. El cielo azul brillante y la deslumbrante luz del sol brillaban simultáneamente.

La delgada rebanada dorada se combinó con la luz del sol sobre el cuerpo deforme de Megose e inmediatamente se expandió en tamaño. Pasó de una luz esférica a una esfera con innumerables llamas en espiral a su alrededor.

*¡Retumbar!*

Todo el edificio se estremeció con fuerza y ​​las ventanas de vidrio de las calles cercanas se hicieron añicos.

Sin embargo, el poder de la luz esférica concentró su fuerza en su núcleo, sin disiparse mucho.

Envolvió a Megose, y la luz era tan deslumbrante que Klein, Dunn y Leonard no podían abrir los ojos.

Klein contuvo las lágrimas y miró con los ojos entrecerrados. Vio que la luz se había dispersado, pero las llamas aún se elevaban. Entre ellas, había muchas cenizas negras bailando en el aire.

Megose y el bebé en su estómago no estaban a la vista. Al igual que la mesa de café, el vaso de agua, el periódico y el sofá en el área.

¿Se terminó? ¿Acabamos con el hijo de un dios maligno antes de que descendiera sobre este mundo, sacando a “Su” madre al mismo tiempo? Klein todavía no podía creerlo.

¡Su experiencia jugando videojuegos le dijo que el jefe final no podía ser eliminado tan fácilmente!

De repente, sintió la piel de gallina por todas partes. ¡Sus instintos de payaso le dijeron que se acercaba un peligro extremo!

Sin pensarlo, Klein rodó hacia la izquierda abruptamente.

En ese momento, un brazo largo con una hoja de hueso blanco extremadamente afilada partió el lugar, aparentemente de la nada. La monstruosidad tenía una belleza anormal y flotaba en el aire. Era increíblemente rápido e hizo casi imposible esquivar sus ataques.

*¡Whoosh!*

¡La ropa de Klein en el lado derecho de su pecho se rasgó, su piel se abrió y su carne, junto con sus huesos, se partió y dividió en dos!

La herida era tan profunda que ver uno de sus pulmones.

Si no hubiera sido porque sintió que el peligro se acercaba de antemano y lo esquivó a tiempo, ese corte lo habría cortado por la mitad.

Klein disminuyó la velocidad. Un dolor extremo llenó su cabeza y dispersó su conciencia.

Al final de la hoja de hueso blanco, una figura salió volando rápidamente. Si no fuera por el bulto en el estómago, tal vez nadie podría identificarla como Megose.

Su cabello y su vestido habían sido quemados por completo. La piel de su rostro y cuerpo estaba carbonizada y se estaba desprendiendo, escama tras escama. Su nariz se había derretido, dejando solo dos pequeños agujeros negros. Sus globos oculares no se veían por ninguna parte, y había tenues llamas blancas bailando en las cuencas vacías.

Las dos ‘cabezas’ que habían aparecido a ambos lados de los hombros de Megose habían sido quemadas. Su brazo izquierdo se había convertido en la hoja de hueso blanco que sostenía; parecía demoníaco, pero sagrado.

*¡Crack!*

El suelo tembló, Megose ignoró a Dunn y a Leonard, así como los finos hilos negros, fríos y suaves que se precipitaban hacia ella nuevamente. Se acercó a Klein, que se había detenido después de alejarse rodando. Apuntó la hoja de hueso blanco al cuello de Klein y estuvo a punto de cortar.

De repente, se escuchó una voz que contenía un fuerte tono mugriento y maldito.

“¡Sumisión!”

Leonard levantó su mano izquierda y apuntó su palma hacia Megose. El Artefacto Sellado 2-105 que envolvía su muñeca había pasado de ser un vaso sanguíneo grueso, pálido y manchado de sangre a un ‘intestino’ carmesí que se había expandido hasta el punto de que parecía a punto de explotar.

¡Con la ayuda del Ladrón de Vasos Sanguíneos, Leonard había robado con éxito la Maldición Blasfema de Megose y estaba intentando usar su poder para tomar el control de ella!

¡Solo una habilidad a su nivel era efectiva!

Bajo la influencia de la Maldición, Megose dobló la cintura y sus rodillas temblaron. Sus movimientos se detuvieron por completo cuando los hilos negros que la rodeaban la envolvieron como si hubieran encontrado una presa. Klein también aprovechó la oportunidad para rodar en la dirección opuesta, dejando un rastro de sangre carmesí fresca detrás de él.

Sin embargo, obtuvo un alivio de su dolor extremo y metió la mano en el bolsillo. Sacó el último encantamiento del sol            Ardiente que tenía.

Él aprovecharía la oportunidad cuando Megose estaba inmóvil para acabar con ella, de una vez por todas

Si tuviera que aguantar hasta que naciera el ‘bebé’, ¡el resultado estaría más allá de su imaginación!

¡Auge!

La cabeza de Megose explotó por sí sola. Su piel y carne carbonizadas volaron en todas direcciones.

¡Pero su cuerpo sin cabeza aprovechó la oportunidad para sacudirse el efecto de la Maldición Blasfema!

*¡Boom!* El cuerpo carbonizado de Megose se transformó en un proyectil que se disparó hacia Leonard. Dado que la Maldición Blasfema había sido interrumpida por la fuerza, Leonard se congeló temporalmente en el lugar.

En ese momento, Dunn Smith todavía sostenía con fuerza la urna de Santa Selena. Su rostro estaba anormalmente pálido, y los hilos negros y fríos que se crearon aún no rodeaban a Megose.

*¡Crack!*

Megose se estrelló contra Leonard y lo arrojó contra la pared. La pared se derrumbó por el impacto.

Los huesos de Leonard se rompieron y sangre brotaba de su boca incesantemente. Sin siquiera tener la capacidad de luchar, se desmayó al instante.

Megose levantó su hoja de hueso blanco, pero los innumerables hilos negros que emanaban de la urna de Santa Selena la envolvieron nuevamente y estuvieron a punto de atarla al suelo.

Sin el lujo del tiempo para ocuparse de sus heridas, Klein sacó rápidamente el amuleto delgado.

Justo cuando acumulaba su espiritualidad para recitar el antiguo encantamiento en Hermes, algo sonó en la habitación profunda, oscura pero silenciosa.

“¡Waaa!”

Era el llanto de un bebé.