Senka Maihime (NL)

Volumen 1

Capítulo 3: Sueños y Desesperación

Parte 2

Feena comenzó a describirse orgullosamente con su voz monótona habitual, pero se quedó a medio camino. La chica pelirroja que yacía en la cama de Al llamó su atención.

[A-A-Al, q-q-qué estás…]

Al estaba sentado junto a la mayormente desnuda Sharon metida en su cama, y estaban felizmente compartiendo una bebida caliente juntos.

[Ah, Feena, esto es sólo un malentendido. Puedo explicarlo!] [No, espera, Feena! No hicimos lo que estás pensando!]

Ambos temblaban. Mirándolos, uno pensaría inmediatamente que algo había sucedido entre ellos anoche.

[Al… Eres un violador infantil! Incestuoso! Filántropo!]

Dibujó un círculo mágico lo suficientemente grande como para destruir no solo la habitación, sino todo el castillo.

[Espera, no tengo nada que ver con este tipo! En realidad, bueno, supongo que sí.] [Puedes apostar a que sí. Ladrona!]

[No quiero robártelo! Quiero matarlo!] [Tampoco te dejaré hacer eso.]

Ya se estaban peleando. Al trató de averiguar lo que debía hacer en esta situación, pero no pudo mantener sus pensamientos juntos.

[Eso es, sólo vine a Althos para asesinar a Al!]

Sharon encontró la manera de salir de este aprieto, pero dudo que sirviera. [Al, prepárate!]

Asesinar a Al era su única opción. Rápidamente sacó su espada de quién sabe dónde y atacó a Al.

[¿Por qué siempre se llega a esto?]

Sharon corrió hacia delante, sin dar tiempo a que Al reaccionara, pero Feena de repente se interpuso entre ellos.

[No te preocupes, Al. Incluso si eres un violador infantil, un incestuoso pervertido, sigues siendo mi marioneta. Te protegeré!]

Su varita estaba firmemente sujeta en la mano, Feena estaba entre ellos. La punta de la varita crujió con la electricidad.

[¿No estás siendo un poco injusta? No soy tan mal tipo!]

Con los dedos apretados contra las sienes, protestó sus afirmaciones, a pesar de saber que era poco probable que ella lo escuchara.

[No te preocupes!]

El balanceo de Sharon fue alcanzado por el ataque relámpago de Feena. [Buen intento!]

Sus ataques se desviaron unos de otros. La espada de Sharon atravesó el suelo, dejando un enorme agujero, mientras el relámpago de Feena golpeaba una estantería, quemando los libros ordenadamente organizados para hacerlos carbón. Las dos continuaron peleando como si Al no estuviera allí.

[Quería tomármelo con calma hoy, pero supongo que ese plan ardió en llamas, al igual que mis libros. ¿Por qué sigue pasando esto?]

Al había renunciado a intentar detenerlas. Se metió en su cama y se enterró bajo sus mantas en un intento de escapar de la realidad.

[Oh queridas. Me duele verlas pelearse por mi encantador hermanito todos los días. Espero que no se hayan olvidado de mí.]

La salvadora de Al, Cecilia, entró elegantemente a la habitación con una brillante sonrisa en su rostro.

[No te metas en esto! Esto es sólo entre ella y yo.] [No puede detener esto, señorita Cecilia.]

Absorbidas en su batalla, habían olvidado completamente sus objetivos originales en ese momento.

[Oh dios. ¿Cómo te atreves a decirme eso? Quiero a Al más que a nadie en el mundo! Creo que tendré que darles una lección a ambas.]

Cecilia caminó junto a Al y se cruzó de brazos. [Cecilia, realmente no tienes que—]

Aunque sabía que era inútil, intentó resistirse a ella.

[Oh, ¿Entonces sólo quieres sentarte y ver como tu habitación se destruye?] [Ugh, bueno…]

[Eres mío!]

Con Al ocupado pensando en lo que podría pasar en su habitación, Cecilia aprovechó la oportunidad e hizo su movimiento. Ella agarró las manos de Al y las puso contra su pecho.

*Apretar*

[Ah! Noooooo!]

Oh, por el amor de… Bien, lo que sea.

Al concentró su magia en sus manos en la desesperación. La lujuria se hinchó dentro de él, y su hermana tenía una mirada de euforia pegada en su cara. Al invocó la fortaleza

mental para resistir la inconmensurable lujuria conjurada por el aumento celestial que estaba sufriendo.

[Ahh… Al!]

[Cecilia!]

Sintió un repentino impulso de abrazar a su hermana al escuchar su dulce voz, pero se las arregló para separarse de ella justo cuando estaba a punto de perder la cabeza.

[Ahh, quería seguir jugando.]

[¿No estás disfrutando demasiado de esto, Cecilia?] Preguntó Al, jadeando pesadamente.

[No, en absoluto. Tratemos de ir un poco más lejos la próxima vez.]

Dijo Cecilia, hablando lo suficientemente fuerte como para que todos la oigan. Ordeno su despeinado cabello, hizo pucheros de insatisfacción, y luego miró a Al como si hubiese querido que su Aumento Celestial se descontrolara.

Era lo suficientemente intenso para Al cómo era; estaba mentalmente agotado. Mientras tanto, Cecilia rebosaba de energía física y mágica. Ella le había quitado bastante poder mágico durante el aumento Celestial.

Preferiría que no hubiera una próxima vez. Por mi bien y por el de los demás.

Cecilia respiró hondo, tocó la campana de su Khakkhara y se volvió hacia las dos Divas responsables de destrozar la habitación. Estaban inmóviles, horrorizadas por lo que acababan de presenciar.

[Su tiempo de juego ha terminado, chicas. Deseo pasar algo de tiempo a solas con mi hermanito ahora, así que, ¿Puedo pedirles que se vayan?]

¿Estoy imaginando cosas o su voz tiene un tono terriblemente erótico?

[Cuidado con lo que dices! No te enorgullezcas sólo porque te has fortalecido con el aumento celestial!]

Sharon mordió el anzuelo. Ajustó su agarre a la espada y atacó a Cecilia. Por supuesto, se contuvo lo suficiente para que Cecilia no muriera.

[¿Huh?]

Antes de que se diera cuenta, Sharon estaba tumbada boca arriba mirando el techo quemado.

[¿Huh? Qué sólo—Ahh!]

Mientras Sharon todavía estaba desconcertada, Cecilia agarró su brazo y la lanzó directamente contra una pared fuera de la habitación.

[Ella era mi presa!]

Proclamándose a sí misma como la siguiente retadora, Feena dibujó un círculo mágico horizontal.

[Muro de Hielo Definitivo!]

Sin ningún tipo de canto, Feena levantó una enorme pared de hielo en medio de la habitación, aislando a Al de Cecilia y de ella misma.

[Oh querida!]

La sonrisa de Cecilia no vaciló. Enfocó su energía mágica en sus manos y sin esfuerzo rompió la enorme pared. Voló como el tronco de un árbol infestado de termitas siendo aplastado por un mazo.

[¿Qué? Imposible!]

Feena apenas podía creer lo que veían sus ojos.

Incluso Al, que no era muy experto en magia, sabía que la pared de hielo de Feena no se rompía tan fácilmente. Sólo podía mirar con asombro la escena. No sólo por el crudo y absoluto poder de Cecilia, sino también por su comportamiento embrujador.

[Bueno, ahora. Es hora de terminar este jueguito. Estoy segura de que estás cansada después de tanto ejercicio, así que ve a darte un baño caliente. Pero no olvides desayunar primero!]

Sintiendo la mirada de Al sobre ella, Cecilia agarró a la estupefacta Feena por la nuca y suavemente la echó de la habitación.

[Déjame mostrarte la salida.] [Ouch!]

Feena cayó sobre el áspero suelo de piedra. Al sentía un poco de lástima por ella. [¿Es este el poder del aumento celestial?]

Sharon murmuró junto a Feena. [Hasta luego.]

Después de inclinarse suavemente ante las chicas perplejas, Cecilia se volvió hacia Al con una sugestiva sonrisa en la cara y corrió hacia él.

[Ahora que finalmente estamos solos—]

[Gracias, Cecilia. Ahora finalmente puedo relajarme.]

Devolviéndole la sonrisa a su hermana, Al tomó sus manos y elegantemente la sacó de la habitación.

[No podría estar más agradecido, Cecilia. Honestamente. Gracias.]

Después de salir de la habitación, Al se inclinó de manera exagerada, y luego rápidamente les cerró la puerta y giró la cerradura.