Senka Maihime (NL)

Volumen 1

Capítulo 2: El Visitante

Parte 3

[Prepárate, maldito mujeriego! Eres un bicho raro loco por el sexo!]

Al día siguiente, la oficina de Al se había convertido de nuevo en un campo de batalla. Sharon desenvainó su espada y la apuntó hacia Al, que estaba descansando su mejilla sobre su nueva mesa. Esta vez, sin embargo, ella no le estaba pegando.

[¿Crees que soy tan estúpida como para seguir repitiendo el mismo error? No te golpearé sólo para que mi espada se desvíe de nuevo! Pero como dije, hoy es el día. Prepárate!]

[Es suficiente.]

[Hey, estoy en medio de un asesinato! Fuera de aquí!] [Te arrepentirás de perturbar mi tiempo a solas con él.] [¿No tuvimos esta misma conversación ayer?]

Al estaba teniendo un fuerte sentido de déjà vu. Parecía que las chicas iban a pelear por mucho que él protestara. Pero entonces, justo cuando Al estaba a punto de aceptar su cruel destino, llegó un salvador inesperado.

[Al, ¿Estás aquí? Tengo algo para… Whoa.]

Un hombre joven, fornido y muy bronceado, ligeramente mayor que Al y vestido con armadura de cuero, estaba completamente perplejo ante la puerta. Luego entró en la habitación justo entre la bola de fuego de Sharon y Feena. Fue un movimiento que habría firmado la orden de ejecución de la mayoría de los demás hombres, pero éste ni siquiera se inmutó ante el peligro. En un suave movimiento, desenvainó la espada pegada a su espalda y desvió el golpe de Sharon, a la vez que levantaba una pared de hielo para protegerse de la bola de fuego de Feena.

[Whoa, ahora!]

Inocentemente miró alrededor de la habitación después de detener los ataques de ambas Divas al mismo tiempo.

[¿Quién eres?]

Al darse cuenta inmediatamente del potencial del joven, Sharon dio unos pasos atrás y reajustó su agarre de la espada.

[Es peligroso… Deberíamos aniquilarlo antes de que llegue a Al.]

Feena entrecerró los ojos y se preparó para lanzar más magia al instante. [Espera, no, él es—]

Al trató de tomar el control de la volátil situación, pero, después de mirar hacia adelante y hacia atrás entre Sharon y Feena por un momento, el joven interrumpió a Al antes de que pudiera continuar.

[Al, maldito mujeriego! ¿Cuándo recogiste a estas dos tipas buenas? Como si no tuvieras ya algo suficientemente bueno! Todos ustedes, malditos reyes, son así! No me hagas quemar tu castillo!]

[Hey, Jamka! Veo que todavía no tienes un filtro en esa bocaza tuya.]

Al suspiró y se movió para presentar al hombre a las dos Divas, cuando fue interrumpido de nuevo.

[Alnoaaaaaa!]

Una ágil sombra salió corriendo por detrás de Jamka y se lanzó al pecho de Al. [Oomph!]

La sombra tiró al indefenso Al suelo. [Ouch… Ese fue un gran saludo, Brusch.]

A pesar del dolor de Al, acaricio la cabeza de la chica. Ella felizmente se acurrucó contra el pecho de Al mientras él le acariciaba suavemente su corto y desordenado cabello.

[Ehehe! Te estoy dando amor por el valor de cuatro días, Alnoa!]

Brusch levantó enérgicamente su cara bronceada del pecho de Al. Sus ojos jóvenes e infantiles rebosaban de felicidad.

[Haha, sí. Valor de cuatro días.]

Se convertirá en una mujer preciosa.

La acarició una última vez antes de intentar levantarse, pero… [Sabía que eras un violador infantil!]

[Yo también puedo fingir ser una niña… si eso es lo que te gusta.]

[Al, ¿Cuántas veces tengo que decirte que no acaricies a mi hermanita?]

El joven rey se encontró atrapado en un fuego cruzado a tres bandas antes de poder liberarse del abrazo de la pequeña Brusch. Al sopesó sus opciones. Por un lado, quería protestar por sus afirmaciones, pero, mirando a la chica feliz en sus brazos, no podía dejar que ella asumiera toda la culpa. Todo lo que podía hacer era dar un suspiro de derrota.

[Permítanme presentarles a estos dos. El tipo que está allí es mi comandante en jefe, el ministro de finanzas públicas y un amigo muy cercano. Es mi mano derecha, Jamka.]

Al continuó con la introducción, ignorando las frías miradas de todos. [Y esta chica es su hermana, la actual jefa de inteligenc—]

[Hola, soy Brusch! En el futuro, me convertiré en la esposa de Alnoa! Ehehe! Wow, realmente lo dije!]

Ella inocentemente declaró su aspiración más íntima mientras se aferraba a Al.

Mierda.

Un silencio total llenó la habitación, seguido de una ira tan espesa que era palpable. [No puedo dejar esto en pie…]

Feena se acercó a la niña.

[Soy la futura esposa de Al, Lesfina. Soy la clara favorita entre sus candidatas a prometida. Ya que eres amiga de Al, llámame Feena. Encantada de conocerte.]

Ella realmente estaba enfatizando la parte de la amistad, ¿No?

[Espera un minuto. ¿Qué te hace la favorita!?] Dijo Sharon.

[Bueno, no es que me importe, pero… En realidad, me importa!] Sharon se volvió hacia Brusch y mostró una sonrisa rígida.

[Soy la candidata más fuerte para prometida de Al, Sharon. Es agradable conocer a alguien que no está en la foto de ninguna manera.]

Sharon entonces se volvió hacia Feena y volvió su fría mirada con una mirada desafiante. Chispas rojas y azules volaban por la habitación.

[Sabes, realmente no tienen que pelear por todo sólo porque las dos son Divas.]

Refunfuñó Al en voz baja.

[Me derribo en el momento en que nos conocimos.] Dijo Feena, tomando la iniciativa.

[¿Sí? Eso no es nada! No sólo lo empujé al suelo, sino que me tocó. Ya sabes, ahí arriba…]

Sharon se calló un poco, pero, sin embargo, sus ojos brillaban con fuego. [Eso fue sólo un accidente. Eso no cuenta.]

[El tuyo también fue un accidente!]

[Ahaha! ¿Ya has reclutado algunas concubinas antes de nuestro matrimonio? Eres tan considerado, Alnoa!]

[¿Concubinas!?] Exclamaron Sharon y Feena.

Sus miradas combinadas harían que cualquiera corriera hacia las colinas, pero Brusch valientemente se mantuvo firme en el empate a tres bandas.

[Vaya, Al, bestia! Eres un verdadero cazador de mujeres, ¿no? Espero que mueras en un incendio, vuelvas a la vida y mueras de nuevo.]

Añadió Jamka, medio bromeando.

[Oh! Y, verás, Alnoa y yo ya lo hicimos…] [¿Qué!?]

Al tratar de competir con sus rivales, Brusch, con las mejillas sonrosadas, dejó escapar uno de sus delirios salvajes.

[Umm, Brusch, estoy bastante seguro de que no recuer—]

Al trató inmediatamente de protestar por sus escandalosas afirmaciones, pero las dos Divas le cortaron el paso.

[Haha, buen chiste. Él no tiene las bolas para hacer algo así!]

[De acuerdo. Al no nos pondrá un dedo encima, por mucho que intentemos que… Nunca haría nada contigo.]

[Hey, todavía estoy aquí, sabes! ¿Por qué todas las peleas entre ustedes me destrozan el alma?]

[Arghh! Me rompo las bolas por ti día tras día, sólo para que corrompas a mi hermanita!? ¿Todo mientras jugabas con otras dos chicas!? ¿Esto es algún tipo de juego para ti?]

Jamka dio el golpe final sin piedad.

Chicos, ya es suficiente!

[No voy detrás de Brusch, y no voy a jugar con esas dos! Ellos son las qu—] [Argh!]

[Muere.]

Sharon cortó un viejo libro por la mitad, mientras que Feena conjuró una bola de fuego más grande que la parte superior de su cuerpo. Al no tuvo más remedio que aceptar la derrota.

[De acuerdo. Lo siento… Espera! Jamka! ¿Sólo viniste aquí para hacerme quedar como un idiota!?]

[¿Por qué estás enojado ahora!?]

Vaciando su ira, Al miró a Jamka. Después de interrumpir su trabajo y destrozar su corazón con sus salvajes acusaciones, nadie podía culpar a Al por su repentino estallido.

Viendo a Al tan frustrado, todos decidieron hacer una tregua temporal. Jamka saltó al sofá, ignorando el humor de enojo en la habitación.

[Así que compraste otro lote de esclavos, ¿Huh? Sé que necesitamos más población, pero ahora tenemos que lidiar con tanta basura burocrática. Tenemos que trazar las relaciones de cada uno, encontrar lugares para vivir, poner a prueba sus aptitudes vocacionales… Al menos avísame de estas cosas por adelantado!]

Jamka finalmente recordó lo que había venido a buscar y trató de volver a encaminar la conversación.

[Oh. Mi error.]

Pero Al rápidamente rechazó sus quejas con una sola frase. Todo el mundo en la sala, excepto Al, se dio cuenta de quién era la verdadera columna vertebral de Althos.

[Bueno.] Continuó Jamka.

[Nuestras finanzas estarán seguras por un tiempo gracias al botín que recibimos en la batalla con Freiya el otro día, pero… No creo que vayamos a comprar más esclavos por un tiempo.]

[¿Por qué no?]

Jamka se rio y sonrió a Al, deteniéndose cruelmente por un momento antes de dejar caer la gran noticia.

[Verás, eso es porque el Imperio ocupó Labona anoche.] [¿Eh?]

Al entendió lo que Jamka dijo, pero todo lo que pudo hacer fue jadear de sorpresa. Ni siquiera habían pasado veinticuatro horas desde que se reunió con Bouzen, el famoso traficante de esclavos de Labona.

[Los diez gobernadores fueron decapitados y masacraron a todos los que se resistieron o huyeron. El resto fueron esclavizados por el Imperio. Sólo quedaba una pequeña tripulación para mantener la ciudad en funcionamiento.]

Jamka se encogió de hombros antes de continuar.

[Los afortunados que estaban lejos de la ciudad en el momento del ataque siguen a salvo. Un puñado de gente también se las arregló para escabullirse a través de las garras del Imperio, pero no hay muchos de ellos. Sólo unos cincuenta comerciantes más o menos, en total.]

Eso me recuerda, creo que Bouzen mencionó que estaba tomando un desvío hacia el este, traficando por el camino, antes de regresar a Labona. Supongo que se le acabó la suerte.

[Lo siento, Alnoa. Labona cayó antes de que pudiera advertirles…]

Brusch se movió y colgó la cabeza decepcionada. A pesar de su edad, seguía asumiendo la responsabilidad de dirigir la agencia de inteligencia de Althos.

[No te preocupes. No es culpa tuya.]

Haciendo caso omiso de la fría mirada de la Diva, Alnoa palmeó suavemente su cabeza. [¿Cómo pasó esto tan rápido?]

Preguntó Al.

[Sé que eran neutrales y carecían de alianzas, pero tenían bastante poder militar. La ciudad estaba plagada de mercenarios y ejércitos privados.]

[No lo sé.]

Jamka levantó las manos y se encogió de hombros mientras respondía a Al.

[Los pocos afortunados que escaparon tenían historias extravagantes sobre monstruos oso o criaturas voladoras que arrasaban la ciudad. ¿Tiene el Imperio una magia así?]

¿Son como el monstruo con el que peleé durante la cacería? Oh, es cierto. Jamka se quedó para defender la ciudad, así que no sabe nada de ellos.

Al y las Divas compartieron una mirada y luego explicaron a Jamka y Brusch sobre las abominaciones.

[Ya veo. ¿Usaron una criatura como esa ahí fuera?] Intrigado, Jamka levantó las cejas.

[Sí. Feena está investigando los detalles, pero estoy seguro de que ocupar el principal centro de comercio de esclavos está relacionado con las abominaciones de alguna manera.]

Realmente necesitamos más información.

Con Al perdido en sus pensamientos, la habitación se quedó en silencio por un rato.

[Yo… Investigaré!]

Brusch, que todavía estaba enganchada al brazo de Al, fue quien rompió el silencio. La pequeña Jefa de Inteligencia miró a Al, sus ojos rebosaban de determinación.

[No, no te dejaré. Hay demasiadas cosas que aún no sabemos. Es demasiado peligroso.] Al rechazó inmediatamente la idea, pero entonces alguien inesperado intervino.

[Eso lo hace aún más importante.]

Jamka, que tenía un caso grave de complejo de hermana, se puso en su defensa. [¿Huh!? Pero aun así…]

Jamka se hinchó confiadamente el pecho contra el nervioso Al.

[No te preocupes! Me aseguraré de que nuestra gente más capaz la acompañe! Incluso si fracasa, ella—Ouch!]

Brusch se puso rápidamente detrás de Jamka y le dio una patada en la espalda.

[No quiero oír eso de alguien que ni siquiera puede cubrirse el trasero! Alnoa, no te preocupes! Reuniré toda la información que pueda. Estaré en casa antes de que te des cuenta de que me fui.]

Brusch salió corriendo de la habitación, sin darle a Al la oportunidad de detenerla. [En serio, ¿Por qué nadie escucha mis órdenes?]

Una risa bulliciosa surgió de Jamka junto a él.

[No te preocupes, Al! La he entrenado personalmente! Le enseñé todo lo que hay que saber sobre magia y espada, y tiene un verdadero don para el arco! Y no hay nadie en el reino mejor que ella para reunir información. Volverá sana y salva.]

La confianza de Jamka en su hermana era absoluta. [Tienes razón. Debería tener algo de fe en ella.]

La sonrisa inquebrantable de Jamka tranquilizó a Al. Al seguía preocupado, pero decidió confiar en Brusch también.

[Bueno, tenía otras cosas que decir, pero creo que ya regañé bastante a Al por un día. Supongo que volveré al trabajo.]

[Gracias.]

Jamka se estiró y empezó a salir de la habitación, pero se detuvo en la entrada. [¿Qué pasa?]

Preguntó Al.

[Dime, Al. Sé que su trato en el Imperio es inaceptable, pero ¿Realmente crees que liberar esclavos puede traerles la verdadera felicidad?]Con la espalda todavía girada hacia Al, Jamka hizo una pregunta inesperada.

[Por supuesto. Eres feliz, ¿Verdad?]

Sin entender el significado de las palabras de Jamka, Al dio una respuesta rápida y sencilla.

[Haha. Sí, supongo que sí. Lo siento. Olvida que te lo he preguntado.] Su habitual voz alegre y ligera se sentía vacía.

***

El sonido de caballos galopando llenó la noche negra. [Capitán Brusch, enemigos en nuestro—gahh!]

[Luu!]

Brusch no podía permitirse el lujo de parar y controlar a su subordinado. Gritar su nombre era todo lo que podía hacer.

[¿Contra qué estamos luchando?]

No había nadie allí para responder a su pregunta.

El equipo de reconocimiento de Brusch había sido atacado por un agresor desconocido. La tripulación de élite que Jamka escogió para su preciosa hermana pequeña había sentido el peligro. Habían organizado una retirada rápida y ordenada, dejando atrás una trampa para ralentizar a sus perseguidores. Pero el enemigo se lanzó al ataque con un abandono temerario, rompiendo la trampa del equipo de reconocimiento y manteniéndose en sus talones.

[¿Cómo atravesaron la bomba de pimienta de Alnoa?]

Brusch se encontró en una situación muy peligrosa. Su equipo de élite de exploradores fue completamente aniquilado, dejándola aislada. Ni siquiera sabía si fueron capturados o asesinados. Pero a pesar de la gravedad de su situación, Brusch reprimió su ansiedad y galopó por el campo tan rápido como pudo. Ella le prometió a su equipo caído que volvería por ellos.

La primera regla de Jamka del equipo de reconocimiento: Nunca vaciles, aunque tus camaradas hayan caído. Lleve a casa la información de manera segura, incluso si regresas solo. Era parte del código de conducta interno del equipo, mantenido en secreto incluso para el rey Alnoa. Brusch seguía repitiéndose esa regla a sí misma, tratando de mantener su corazón roto.

[Ahh!]

De la oscuridad salió una bola de fuego que chocó contra el flanco de su caballo. Todo su abdomen fue volado en pedazos, matándolo instantáneamente y enviándolo a estrellarse contra el suelo.

[¿Qué está pasando?]

Brusch saltó del caballo muerto y aterrizó a salvo.

[¿Qué…?]

Sus palabras estaban atascadas en su garganta. Una oscuridad indecible, más oscura que el cielo sin estrellas, la consumió lentamente.

[Alnoa…]

Sólo podía murmurar una última palabra. El silencio reinaba entonces en las llanuras negras. Silencio total y absoluto, muy alejado del silencio típico de la noche. Ni un solo ser viviente podía ser oído o visto en medio de la impenetrable oscuridad.