Koujo Denka (NL)

Volumen 7

Capitulo 1: ¡No Es Verdad!

Parte 4

“E-eres la única que ha dicho lo contrario, T-Tina- Ojou”.

Y con eso, mis hermanas volvieron a sus payasadas habituales.

He tomado una decisión: ¡necesito mantenerlas a salvo mientras Allen-sama no está!

Me enderecé y luego me incliné profundamente ante los marqueses. Ambos hombres gritaron mi nombre confundidos, al igual que Tina y Ellie.

No tengo la brillantez de Karen ni la fuerza de Felicia. Puede que sea la chica más débil y menos talentosa en la órbita de Allen-sama. Aun así, quiero seguir haciéndolo lo mejor que pueda y seguir adelante, al igual que él. Seguiré adelante hasta la capital real y luego la del este, ¡sin dudar nunca de que Allen-sama y Karen me están esperando!

—Lord Ector, Lord Brauner —dije—. “¿Le aconsejarían a mi padre que la presencia de Stella Howard en el campo de batalla sería buena para la moral? Soy la futura duquesa Howard e iré al frente, sin su permiso, si es necesario. Shelley, por favor, encuéntrame un uniforme.

***

La luna brillaba sobre los almacenes en llamas de Pholoe, una ciudad portuaria al sureste del Ducado de Leinster y en el extremo sur del Principado de Bazel.

“Creo que son todos ellos”, yo, Lynne Leinster, murmuré para mí misma mientras conducía a mi grifo por el cielo nocturno. “Debemos tener cuidado de mantener los daños colaterales al mínimo”.

En medio del fuego creciente, el humo y las bengalas enemigas, más de una docena de grifos se sumergieron en rápida sucesión. Las sirvientas a horcajadas sobre sus espaldas lanzaron una miríada de hechizos ofensivos, sumándose a los frutos de nuestro ataque.

Habían pasado diez días desde que la Casa Ducal de Algren lanzó su rebelión y provocó una guerra entre mi casa y la Liga de Principados en el proceso. Desde entonces, nos habíamos enfrentado a los principados de Atlas y Bazel en la batalla en la llanura de Avasiek, diezmando sus fuerzas en una victoria histórica. Y en la actualidad—

Desde el muelle de abajo, los soldados enemigos me asaltaron con una ráfaga del hechizo elemental Flecha de Agua Divina. Mi grifo inmediatamente chilló en respuesta, conjurando un muro de magia de viento para desviar la salva acuosa.

“¡Sube más alto, Lynne-Ojou!” la voz de una criada sonó desde el pasador negro en mi cabello. “Sabes que no puedes pelear batallas terrestres”.

No eres de las que habla, Lily. Sé que estás haciendo un alboroto ahí abajo —le respondí al número tres del Cuerpo de Sirvientas de Leinster mientras maniobraba a mi grifo a una altitud mayor.

Poco después del estallido de la guerra, mi querida madre nos había informado de un plan temible: una campaña de asaltos aéreos en los puertos, puentes, carreteras, almacenes y barcos mercantes de los cinco principados del norte. Enviaríamos un ejército de grifos a estas incursiones de largo alcance, ¡sin duda una novedad en los anales de la historia militar!

Desde entonces, habíamos pasado nuestros días atacando objetivos por todo el mapa, aunque, por regla general, teníamos prohibido aterrizar, y en ese momento solo dos de nosotros estábamos luchando abajo.

El largo cabello escarlata de Lily brilló cuando saltó sobre el grupo de soldados que acababan de dispararme. Un destello de su gran espada rompió su línea y los envió rodando al mar.

“¡Uf! ¡Fue una buena noche de trabajo!” La escuché proclamar sobre mi orbe de comunicación mientras clavaba su enorme espada en el suelo y se hinchaba de orgullo. No vestía uniforme militar, sino su habitual conjunto de falda larga y chaqueta en tonos escarlata pálido. Ni siquiera se había molestado con una coraza.

En ese momento, otra unidad enemiga, esta compuesta por caballeros completamente armados, avanzó hacia la maid. ¡Había alrededor de cincuenta de ellos, y su armadura pesada, largas picas y escudos masivos los marcaban como clientes habituales de Bazelian!

“¡Lily!” Grite. “Caída ba—”

“Pero todavía me queda un poco de locura”, comentó la doncella, colocándose su gran espada sobre el hombro y agachándose antes de reanudar su carga.

Los caballeros estaban visiblemente desconcertados, evidentemente no esperaban que una chica sin armadura corriera directamente hacia ellos. Demasiado desorganizados para formar un muro de lanzas, lanzaron hechizos de agua individualmente. Pero todos sus golpes rebotaron en flores de fuego, parte de la magia favorita de Lily.

En un instante, la doncella había entrado en una distancia de ataque, moviendo su espada en un gran movimiento horizontal. La consternación de los caballeros al contemplar sus armamentos rotos era palpable, incluso desde mi punto de vista aéreo.

Las Leinster Maid Corps era una estricta meritocracia. Naturalmente, su número tres era una fuerza a tener en cuenta.

Abajo, Lily dejó escapar un grito mientras continuaba su asalto con movimientos sin esfuerzo con una sola mano de su enorme espada. En poco tiempo, se había abierto camino a través de otra formación enemiga.

Ella ciertamente es increíble.

Plumas llameantes se arremolinaron cuando saqué mi propia espada y lancé un hechizo a las fuerzas enemigas. Capté gritos de “¡Mira ahí!” y “¡F-Fire Bird!” desde abajo y vi a los soldados lanzar barreras resistentes al fuego. Pero sus defensas no tenían sentido frente al hechizo de fuego supremo: atravesó una barrera tras otra, luego se ladeó bruscamente justo antes de golpear a nuestro enemigo y estalló en el aire. Los edificios cercanos estallaron en llamas, bloqueando más ataques contra nosotros. Aprendí este truco con Firebird del cuaderno de mi Nii-sama.

“¡Trabajé hasta un buen sudor!” Lily declaró, fingiendo limpiarse la frente. ¡No se lance para acaparar los reflectores, Lynne-Ojou! ¡No es justo!”

Me encogí de hombros. Pero antes de que pudiera responder, una columna de fuego se elevó más profundamente en el puerto. Varios mástiles chamuscados volaron por el aire y se estrellaron contra el muelle y el mar en una lluvia de llamas. Las doncellas aerotransportadas y yo nos quedamos sin habla.

¿F-Fue eso…?

Tiré de la brida de mi grifo, instándolo a volar más bajo.

—¡No, señora Lynne! espetó Lily, seria para variar. “¡Todos, esperen en el aire!”

Ignoré la orden y salté al suelo.

—¡Lynne-Ojou! llamó de nuevo, corriendo hacia mí. “Voy contigo, Lily,” dije. “Ese fuego debe ser—”

Otro rugido ahogó mis palabras. Divisé varios grandes veleros hundiéndose en medio de un siniestro infierno.

Lily me miró por un momento, luego rompió en una sonrisa triste. “Qué jovencita imposible eres”.

“¿Oh?” Yo respondí. “¿Y qué eres tú entonces, Lily Leinster?”

Esta criada alta y pechugona compartía mi apellido. Era mi prima, la hija mayor del subduque que gobernaba los antiguos principados de Etna y Zana, al sur del ducado principal de Leinster.

“¡Oooh!” Lily se enfureció, haciendo pucheros. ¡Soy una criada! ¡Una doncella!”

“Sí, sí”, dije. “¡Ahora, muévete! ¡Mi Onee-sama no esperará!”

Despegamos por el muelle. Como había visto desde arriba, la mayoría de nuestros objetivos ya eran cenizas. Aun así, ¿por qué mi querida madre nos había prohibido atacar cualquier almacén o barco que no estuviera en la lista? No podía entender la orden.

Pronto estuvimos lo suficientemente cerca como para tener una vista clara de la carnicería. De los más de veinte barcos que había visto flotando anclados, todos menos uno o dos se estaban hundiendo. Y todo fue obra de una sola persona: una mujer joven con un uniforme negro azabache y cabello escarlata corto y al rape. Con una espada en cada mano y ocho alas de fuego oscuro en la espalda, se enfrentaba a unos cien caballeros enemigos dispuestos a lo largo del paseo marítimo. Su nombre era Lydia Leinster, la Dama de la Espada, y era mi Onee-sama mayor.

“¡¿Qué… qué diablos eres tú?!” gritó un oficial desde el frente de la línea enemiga.

Mi Onee-sama no respondió. Miró la cinta escarlata atada a su muñeca derecha y murmuró: “He trabajado duro, ¿sabes? ¿No es esto suficiente por esta noche?

“¡Prepárense para participar!” ladró el oficial. “¡No piensen en conservar maná!”

“¡Sí, señor!” Las filas de soldados enemigos comenzaron a tejer hechizos por todo lo que valían.

“¡No!” Grité.

“¡Fuego!” El oficial bajó su espada. Más de cien hechizos ofensivos volaron hacia mi Onee-sama… y se desintegraron, cortados en dos por una ráfaga de golpes de espada carmesí oscuro. Sus alas ardientes se habían transformado en un grupo de cuchillas.

Mi Onee-sama levantó lentamente sus espadas, sus hojas se encendieron con una espeluznante mezcla de negro y carmesí. Pero su mente no estaba en los enemigos que tenía delante.

“Sí, puedo terminarlo ahora”, le dijo a su cinta. “Será mejor que me des muchos elogios por esto más tarde… Nii-sama”.

“R-Retirada—”

Antes de que el oficial sacudido pudiera terminar de gritar, mi Onee-sama blandió sus espadas con indiferencia.

—¡Lynne-Ojou! Lily gritó, saltando frente a mí y formando sus flores en una barrera de fuego.

Hubo un destello de luz, un estruendo como un trueno y una fuerte ráfaga de viento. Entonces golpeó la onda expansiva, levantando nubes de polvo y llamas. Escondí mi rostro y grité a pesar de mí mismo.

Cuando, por fin, el alboroto amainó, inspeccioné con temor mi entorno y susurré: “¿Qué demonios?”

Todos los barcos y almacenes en el camino de la Espada Escarlata fueron cortados en dos y envueltos en fuego. Las lenguas siniestras de llamas de color negro rojizo me recordaron serpientes cubiertas de espinas, como ascuas del hechizo tabú Espada despiadada del demonio de fuego, que mi Onee-sama había desatado en Avasiek.

En medio de la devastación, los caballeros de Bazelian simplemente se encogieron en el suelo, agarrándose la cabeza y temblando. ¿Cómo es que ninguno de ellos murió?

Las alas de fuego desaparecieron de la espalda de mi Onee-sama mientras envainaba sus espadas. Sin volverse a mirarnos, agarró su reloj de bolsillo detenido y dijo rotundamente: “Se acabó. Nos vamos”.

Quería decirle algo… pero no tuve el coraje. Lily parecía estar luchando también.

Mi Onee-sama nos ignoró y comenzó a caminar por la calle. La marca del gran hechizo Blazing Qilin brillaba en el dorso de su mano derecha, y la cinta escarlata en su muñeca estaba claramente más quemada que cuando mi Nii-sama se la había devuelto solo unos días antes.

Lily y yo acabábamos de girar para seguirla cuando el comandante enemigo gritó a nuestras espaldas:

“Demonio. ¡Demonio! ¡Demonio de fuego!”

Los caballeros aceptaron el grito y comenzaron a desplegar los hechizos más fuertes que pudieron reunir. Me estremecí de rabia, pero antes de que pudiera responder del mismo modo, una mano me indicó que me detuviera.

“¿Onee-sama?”

“No me importa ser un demonio”, dijo. “Con mucho gusto seré cualquier cosa mientras él esté a salvo”.

“¡Fuego!” el oficial     rugió   de   nuevo.   “¡Ataca al Demonio! ¡Mata al Demonio del Fuego!”

Los caballeros desataron otro aluvión de magia de agua.

“Solo quiero ir a salvarlo”, murmuró mi Onee-sama en voz baja. “Y si te interpones en mi camino…” Ella abrazó su reloj de bolsillo y rugió, “¡Voy a incinerar todo! ¡Hasta el último de ustedes!”

Serpentinas zarzas de llamas brotaron a su alrededor, y el bombardeo acuoso parpadeó y desapareció. Un pájaro de fuego de ocho alas de color carmesí oscuro tomó forma sobre la calle. Partes de él se estaban desprendiendo y cayendo al suelo como serpientes espinosas, que propagaron las llamas.

¡E-Esta no es la magia de mi Onee-sama! ¡El Fire Bird de Lydia Leinster nunca podría ser tan terrible!

La fuerza enemiga entró en pánico. Los caballeros se hundieron en el suelo o dieron media vuelta y huyeron.

“Lydia-Ojou”, llamó Lily, “por favor libera tu hechizo. No queda nadie para pelear”.

Hubo una larga pausa antes de que mi Onee-sama murmurara: “Supongo”. Disipó su Firebird y siguió caminando.

Agarré mi espada dolorosamente fuerte y apreté los dientes. Nii-sama, ¿qué… qué debo hacer?

“Lydia”, murmuró Lily con tristeza, “Allen se le rompería el corazón si te viera ahora”.

Miré hacia el cielo. El fuego y el humo borraron las estrellas.

***

Temprano a la mañana siguiente, aterricé mi grifo frente a la entrada de la residencia principal de Leinster en la capital del sur. Los novios corrieron a recibirnos. Le di al grifo que había luchado junto a mí estos últimos días una suave palmadita en el cuello y un “Gracias” antes de dejarlo a su cuidado y dirigirme a la puerta principal.

“Finalmente”, dije con un suspiro, “puedo bañarme”.

“¡Bien, bien, bien! ¡Justo el momento que estaba esperando! Hoy es el día en que nos sumergimos juntos en la bañera como…”

“No estás invitada, Lily”, agregué, con una mirada fulminante a la sirvienta de cabello escarlata que seguía mis pasos.

“¡Oh, vamos! ¡Déjame unirme a ti! ¡Será como cuando eras pequeño!” Lily se quejó, haciendo una escena. Sus payasadas sacudieron su amplio pecho, para mi irritación.

Mientras estábamos ocupados en una charla sin sentido, una belleza uniformada de negro pasó junto a nosotros.

“¡O-Onee-sama!” Llamé frenéticamente. “¿Te gustaría, um, un baño, y tal vez algo de comer?”

“Envía un poco de agua y un paño a mi habitación más tarde”, respondió ella, su voz carente de emoción. “No necesito comida. No dejes que nadie me moleste hasta que sepamos nuestro próximo objetivo o recibamos noticias nuevas de él”.