Youjo Senki (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: Verificación del Valor

Parte 4

14 DE AGOSTO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, CENTRO DE MANDO OCCIDENTAL DEL EJÉRCITO IMPERIAL

En cuanto entro en la oficina, su dueño ya me está evaluando. Esos ojos exigen un informe. Empiezo con las formalidades de rigor.

“He vuelto, General Romel.”

“Bienvenida, Coronel. ¿Recibió alguna información sobre el Plan B de la Oficina del Estado Mayor?”

Va directo al grano. Sin siquiera dar las gracias, el General Romel pregunta por el estado de la patria.

“No conseguí nada que valga la pena. Parece que de momento lo mantienen en secreto.”

“¿Así que el Plan B se mantiene como contingencia? ¿Hay otros planes en marcha?”

Asiento con la cabeza antes de decir: “El Consejero Conrad, del Ministerio de Asuntos Exteriores, está moviendo ficha. Parece que sus días de robar un sueldo del gobierno han llegado a su fin, ya que nuestro cuerpo diplomático empieza a movilizarse.”

“Llegan demasiado tarde. Deberían haber empezado a trabajar hace tres años. Ya hemos perdido demasiado tiempo.” Hay un fuerte tono de resentimiento en sus palabras. “… Cuántos han tenido que morir por su política de inacción.”

El general tiene razón, en su mayor parte. El ocioso enfoque del Ministerio de Asuntos Exteriores en política exterior puede relacionarse directamente con un asombroso número de muertes.

Incluso me siento obligada a añadir: “Si somos sinceros, ni siquiera hace tres años habría sido lo bastante rápido. Teníamos que ponerles las pilas en Norden. Si lo hubiéramos hecho, podríamos haber recortado un dígito o dos a la cifra de muertos.”

“… Así que crees que empezar la guerra fue un error.”

“No me gusta la idea de menospreciar a mis predecesores… pero es un hecho que el Imperio ha apostado demasiado por su ejército.”

Una lectura rápida de un libro de historia basta para saber que, en sus inicios, diplomacia y acción militar iban de la mano para el Imperio. Pero hoy en día, el Ejército Imperial y los diplomáticos del Imperio se han convertido en cabezas separadas. ¿Fue negligente por parte de nuestros predecesores no institucionalizar formalmente la cooperación entre ambos?

Por supuesto que no.

Las personas de alto rendimiento tienden a cometer errores simples de cálculo debido a su incapacidad para predecir la incompetencia de los demás.

“Apostaría a que los fundadores del Imperio nunca soñaron ni en un millón de años que su progenie sería tan incompetente. Lo más probable es que se rieran en tu cara si les dijeras que los soldados en el frente de guerra no se coordinan con los planificadores en la patria.”

“No se equivoca, Coronel.” El general saca tabaco militar y empieza a fumar. Quiero pedirle que pare, pero no puedo por razones obvias, y me duele.

Todo lo que puedo hacer es soportar el humo de segunda mano.

El General Romel deja escapar un suspiro mezclado con una bocanada de humo antes de volver a hablar.

“Por eso nuestro trabajo es mostrar al mundo la posición del Imperio.”

“¿Para no avergonzar a nuestros predecesores? Como uno de sus decepcionantes nietos, sólo espero que mis hombros puedan ayudar a llevar la carga.”

“No tema, Coronel. Usted más que nadie será capaz de cargar con ello.”

Le entrega una carpeta con un título sencillo. “¿Operación Aldaba?”

Hojeo el paquete de papeles con las palabras “alto secreto” estampadas en la esquina superior derecha de cada página. Detalla todos los aspectos de la próxima operación. No es la primera vez que

veo un documento secreto, pero poder leer todo esto es un honor. Aunque habría estado bien tener la oportunidad de leerlo antes de que todo estuviese escrito en piedra.

“Dos cruceros de batalla, tres cruceros ligeros y tres destructores de asalto repletos de marines.”

Al terminar de leer el resumen, comento las fuerzas asignadas a la operación con expresión dubitativa. Dar prioridad a la rapidez para aprovechar el aspecto sorpresa del plan es una buena elección. Aun así, plantea una pregunta: ¿Para qué necesitamos buques de superficie?

“Señor, si de lo que se trata es de moverse con el elemento sorpresa… creo que sería más prudente enviar comandos desde un submarino.”

De ese modo, nuestras fuerzas podrían acercarse al territorio de la Mancomunidad con submarinos y deslizarse sin ser detectadas. En pocas palabras, sería un ataque sorpresa en toda regla. También cumpliría con creces el objetivo de golpear al enemigo justo en su tierra natal.

Mi objetivo último es mitigar cualquier riesgo innecesario que la propuesta pueda suponer para mí personalmente, pero el General Romel ladra una carcajada bulliciosa.

“Hay razones políticas para esta estrategia, Coronel.” Ah, ya veo.

“¿Así que estas políticas suplantan la necesidad de tácticas superiores? Aun así… creo que todavía hay precedentes para atacar desde el mar.”

Correcto, su superior asiente.

“Vamos a perforar sus muros de madera. Un ataque desde el mar es lo que necesitamos, pero tiene que venir desde arriba del agua. Nuestros ataques submarinos no infunden miedo en sus corazones.”

El general no se equivoca.

Si eso es lo que buscamos, entonces veo cómo un ataque ejecutado por un escuadrón de asalto de alta velocidad tendría la mejor oportunidad de lograrlo. Eso no cambia el hecho de que esta misión va a conllevar muchos riesgos. Incluso las naves más rápidas son lentas comparadas con cualquier cosa que pueda volar.

También hay que levar anclas al desembarcar soldados. Durante todo el tiempo que duren las operaciones anfibias, los buques tendrán que permanecer inmóviles, por muy rápido que puedan moverse sobre la marcha.

Aunque… parece que el general ya ha pensado en una forma de mitigar esa desventaja.

Hay una palabra en el plan que nunca había visto: destructor de asalto. ¿Dice aquí que los barcos se dirigirán a treinta nudos directamente a las costas enemigas antes de descargar los grupos de

desembarco? Parece que hemos tomado una página del libro de la Mancomunidad.

“Si se llega a eso vamos a hundir los destructores. Estoy seguro de que a la marina no le hará gracia, pero hay que hacer lo que hay que hacer.”

“¿Vamos a entrar en el supuesto de que no vamos a llevar todas nuestras naves a casa?”

El comentario del general es chocante. Y sin embargo, el general lo dijo tan a la ligera… A la marina le daría un ataque si le oyeran decir esto.

Aunque es una idea difícil de tragar para mí, demuestra la convicción que el General Romel tiene en el plan.

Sabe que no hay vuelta atrás.

“La necesidad lo exige. Tenemos que llevar físicamente a nuestros soldados a las costas de la Mancomunidad.”

“¿Y si usamos magos aéreos para proporcionar apoyo aéreo? Ayudaría a dividir el foco enemigo, aumentando nuestras posibilidades de victoria.”

“Sería una buena idea si pensamos en términos puramente militares. Sin embargo, esta vez no es algo que esté en las cartas. Tenemos que derrotar a su armada con la nuestra y demostrarles que el mar no es sólo suyo. Si usamos magos, se diluirá el impacto de una victoria puramente naval.”

“¿Así que tenemos que depender principalmente de los barcos?

¿Mantener el teatro de operaciones en ultramar no serviría para lo mismo?”

El General Romel asiente en silencio antes de responder.

“Tenemos que diezmar la confianza que la Mancomunidad tiene en su armada antes de poder iniciar negociaciones diplomáticas con ellos. Su fe en sus proezas en el mar no tiene límites. Tenemos que mostrarles dónde están realmente esos límites.”

“¿Así que nuestro objetivo es destruir su confianza marítima? Por extraño que parezca, suena bastante excitante cuando lo planteas así.”

Aunque no está en la misma línea que mi actual batalla con Ser X… es propio de la naturaleza humana intentar encontrar un propósito en el trabajo sin sentido que se les exige.

El trabajo es el trabajo, pero se le saca más partido si se disfruta con lo que se hace. Eso suponiendo que te paguen bien, claro. Nadie quiere trabajar gratis. Dicho esto, la gente suele estar más dispuesta a hacer trabajos que le gustan. La visión de futuro y la positividad producen innovación.

Aplaudo.

“Ahora sería un buen momento para sacar nuestra artillería pesada de asedio. En vez de golpear sus muros de madera, ¿no sería mejor que los voláramos en pedazos?”

“No tenemos lo que hay que tener para abrirlos. Si lo más que podemos hacer es llamar a la puerta, es mejor que lo hagamos bien.”

“Eso es increíblemente desafortunado. Esperaba que pudiéramos traer algunas armas ferroviarias de largo alcance.”

Habría sido espectacular. Los comandos habrían llegado a tierra con apoyo naval al mismo tiempo que las rondas de artillería de alto calibre. Ninguna censura sería suficiente para evitar que la noticia se difundiera por toda la Mancomunidad.

“Cuando se trata de guerra marítima, sólo tenemos una oportunidad. Espero que no esté pensando en contenerse precisamente ahora, señor.”

“Mi cartera está vacía. Podría darle la vuelta, pero sólo caerían recibos.”

“Aun así, tendremos que derribar del cielo tantos aviones como podamos… Nuestras naves serán presas fáciles sin apoyo aéreo, aunque sea limitado.”

Quien controla el cielo controla la guerra. Al menos, esta teoría se ha demostrado cierta una y otra vez en el transcurso de la guerra actual. Incluso los buques más poderosos no son más que blancos flotantes para la aviación. Echemos un vistazo a la historia de la Guerra del Pacífico. Sin cobertura aérea, los cruceros de batalla no van a ninguna parte más que al fondo del océano.

Por eso tengo que dudar de mis oídos.

“Lo siento, pero no va a suceder.”

“¿Qué?”

“Lo mejor que podemos hacer es desplegar unidades con experiencia en el establecimiento de defensas antiaéreas. Hace tiempo que los medios aéreos han sido desviados para apoyar otras campañas lejos de casa. Incluso nuestros escuadrones más preciados están en proceso de reorganización.”

El Imperio es la superpotencia militar más fuerte del mundo. Y sin embargo, ¿el Grupo de Ejércitos Occidental no puede conseguir lo que necesita para luchar a pleno rendimiento?

Últimamente suspiro cada vez más, pero por una vez, tengo que decir lo que pienso.

“Si ese es el caso, General, entonces la premisa no se sostiene.”

Si vamos a atacar por mar, es imperativo asegurar los cielos. Los dos cruceros de batalla y los tres cruceros ligeros van a necesitar una importante cobertura aérea. Incluso si la operación se lleva a cabo al amparo de la oscuridad, tenemos que ocuparnos como mínimo de las patrullas nocturnas enemigas.

“Si es posible, me gustaría al menos aspirar a una superioridad aérea limitada. Si esto es un problema, al menos deberíamos cubrir los puntos de estrangulamiento. Cualquier otra cosa sólo resultaría en la pérdida total de importantes buques de guerra.”

“Tiene razón, Coronel, y por eso cuento con usted.”

“… ¿Qué?”

“Teniente Coronel Degurechaff… Usted y su batallón deberían poder lograr una superioridad aérea limitada sobre esos puntos clave. Sólo tiene que mantener estos puntos durante la noche. Cuento con usted.”

Aquí están. Las órdenes de Tanya. Y también parece serio.

Primero el General Zettour, ahora el General Romel… La cúpula del Ejército Imperial sabe realmente cómo hacer trabajar a sus soldados hasta la extenuación.

“General, mi unidad es sólo un batallón. No un regimiento ni una brigada.”

“La patrulla nocturna del enemigo no es tan grande. Aunque tendrán la ventaja numérica, estoy seguro de que podrás garantizar nuestra seguridad durante unas horas.”

“¿Estás diciendo que nuestro batallón será capaz de lograrlo solo?”

Lo digo para señalar que sería una tarea demasiado difícil para ellos. Sin embargo…

“… Coronel, si usted y su batallón no pueden lograrlo, entonces nadie en el Imperio podrá. Estoy poniendo mi confianza en el 203º Batallón de Magos Aéreos.”

Bueno, mierda.

Mientras maldigo por dentro, respondo con una sonrisa perfecta, un cumplido amable y un saludo excelente.

“Si esas son sus órdenes, señor, me encargaré de que se cumplan.”

***

01:00 HORAS 17 DE AGOSTO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, CAMPAMENTO DEL 203º BATALLÓN DE MAGOS AÉREOS

El batallón recibió la noticia de que se embarcaban. Francamente, las tropas siguen como siempre. Cuando alguien quería hacer algo, inevitablemente acudía al 203º.

Cuando terminan de alinearse perfectamente, me dirijo a ellos. “¡Atención!”

Todo el batallón se pone en guardia en cuanto lo oyen. La forma en que pueden responder a la primera de cambio es un testimonio de su excelencia como parte de la maquinaria de guerra. Estos soldados son la flor y nata de la cosecha que crie de mi mano.

Serían capaces de superar esta misión irracional. Sé que no hay nadie en el negocio mejor que mi batallón. Son duros como clavos, y estoy orgullosa de ellos.

“Aquí estamos, de vuelta en el frente occidental. La última vez que surcamos estos cielos, obtuvimos una gran victoria en la Operación Puerta Giratoria. Hoy, camaradas, estamos a punto de embarcar hacia la patria de la Mancomunidad, un enemigo que ha sido una espina clavada en nuestros cielos de vez en cuando.”

Estamos a punto de atacar una tierra que ya hemos visitado antes. Es hora de que saludemos de nuevo a la Mancomunidad. Por supuesto, somos magos. Necesitamos botas en el terreno, y los magos no pueden mantener el territorio. No somos soldados de infantería, después de todo.

Por eso… tenemos que traer a los soldados de infantería con nosotros.

Sé lo difícil que será esta tarea, así que haré todo lo que esté en mi mano para intentar inspirar a las tropas.

“¿Por qué?”

Miro fijamente a mis subordinados, observando los rostros de todos y cada uno de ellos mientras continúo con el patriótico y apasionado discurso.

“¿Por qué? ¿Por qué estamos aquí?”

La Oficina del Estado Mayor siempre prefiere ir al ataque y el 203º Batallón de Magos Aéreos es su as en la manga. Decir que cada una de estas élites es suficiente para igualar a mil soldados puede ser exagerado, pero sin duda pueden acabar con una compañía de Don Nadies.

Ahora es el momento de comunicarles su misión, sus funciones y su objetivo.

“La respuesta a esto es sencilla. Estamos aquí para ganar. Estamos aquí para dominar los cielos sólo con nuestro poder.”

La derrota puede ser amarga, pero la victoria es muy dulce.

Desgraciadamente, el Imperio que los emplea tiene un caso crónico de insuficiencia de fondos. No dispone del dinero necesario para su victoria. Para mi gran disgusto, empiezo a acostumbrarme a trabajar en circunstancias tan sombrías. Es increíble lo que la guerra puede hacerle a una persona.

Aunque es algo de temer, también necesito que mis soldados mantengan la calma.

“Camaradas, el enemigo probablemente se reirá cuando nos vea. Miren qué pocos son, dirán. Y tendrán razón. No somos más que un batallón de magos solitarios. Somos refuerzos. Si se ríen, podemos felicitarlos por su habilidad para las matemáticas básicas.”

Esa era la verdad. Nuestros enemigos van a tener la ventaja. Simplemente estoy tratando de ser franca. Es imperativo exponer objetivamente las circunstancias para que mis subordinados entiendan la situación.

Cuando sepan en qué se están metiendo, les diré que tengo un plan. Aunque esto no aborda el meollo del problema, está justificado por mi necesidad de mantener alta la moral.

La necesidad es como un puño de hierro: lo dicta todo.

“Son los miembros de mi batallón. Son élites forjadas con sangre y hierro. Estamos en un nivel diferente al de los magos que aún están en pañales. Por eso se nos llama al campo de batalla.”

Les inculcaré un fuerte sentido del propósito.

La fuerza de voluntad es algo conveniente. Permite a la gente taparse los ojos cuando no le queda más remedio y aparcar sus convicciones con su incapacidad. Es importante no perder nunca el sentido del autodesprecio. Perder la capacidad de saber cuándo algo está mal es el camino hacia la verdadera incompetencia.

Así que, sin darles tiempo a hacerlo, salto directamente a nuestro objetivo para la próxima misión.

“Les haré un resumen de la operación que realizaremos en las próximas dos semanas.”

Como se trata de una reunión informativa para todo el batallón, y debido a la naturaleza secreta de la operación, es mejor que la explicación sea breve y sencilla. Dicho esto, deberían entender lo esencial, ya que llevan bastante tiempo en esto.

“Empezaremos con el reconocimiento de fuerzas. Cada escuadrón se dividirá y se infiltrará en la Mancomunidad al amparo de la noche. El objetivo es probar las defensas antiaéreas nocturnas del enemigo.”

Va a ser una especie de prueba de estrés: una misión de reconocimiento para encontrar los puntos débiles del enemigo. No es algo que los magos veteranos considerarían particularmente peligroso.

Aliviada al ver una mirada de confianza en los ojos de mis subordinados, menciono otro detalle.

“Simultáneamente haremos contrainteligencia con ‘huevos podridos’. Si caen en manos enemigas, les darán una historia sobre huevos podridos.”

Noto una mirada procedente de mi primer oficial. Él toma la iniciativa de hacer la pregunta que está en la mente del resto del batallón.

“Tengo una pregunta sobre estos huevos podridos, señora. ¿Qué tipo de guion vamos a utilizar?”

“Buena pregunta, Mayor Weiss. En pocas palabras, vamos a hacer que parezca que el objetivo principal de nuestros ataques es hostigar a su patrulla nocturna. En respuesta a esto, es de esperar que el enemigo retire algunas de sus tropas de la Batalla Aérea Occidental para fortificar la línea defensiva en su frente interno.”

Necesitarán más tropas para defenderse de los magos aéreos que atacan de noche.

Como dice el plan.

“Como resultado, los huevos podridos probablemente debilitarán su campaña aérea contra el Imperio. Necesitamos que piensen que ese es nuestro plan.”

El Imperio va a engañar a la Mancomunidad haciéndole creer que intentan apartar tropas del frente.

“Este es el guion que seguiremos durante las dos semanas. Vamos a realizar operaciones nocturnas, y una vez que hayamos establecido

la superioridad aérea en algún lugar a lo largo de su línea defensiva, vamos a entrar en la fase dos.”

Mi subordinado esboza una sonrisa mientras reprime una carcajada. Hago un gesto rápido con la mano para que sepan que no aceptaré más preguntas.

“Los detalles se anunciarán más adelante. Vamos a demostrarles de qué estamos hechos.”

Tras despedir a las tropas, observo que un grupo de oficiales se acerca a mí. El grupo, encabezado por el comandante Weiss, incluye a los tenientes y otros oficiales. La Teniente Primero Serebryakov está entre ellos; esto debería facilitar las cosas. Ya tengo una idea de lo que el Mayor Weiss quiere saber.

“¿Está trabajando horas extras, Mayor? Qué diligente por su parte.”

“Hay algo que quería preguntarte… ¿Puedes dedicarme algo de tu tiempo?”

Aunque hace su pregunta educadamente, su expresión es muy intensa.

“El entusiasmo es admirable. ¿Es sobre la segunda fase?” “Sí. ¿Qué tienen en mente los de arriba?”

Asiento con la cabeza.

“Se lo diré a todos los que están aquí.”

Prestando especial atención a mi entorno, fui directo al meollo de la cuestión.

“… El plan es que la marina y el ejército trabajen juntos y asalten las costas de la Mancomunidad antes de que amanezca.”

“¡¿Vamos a llevar a cabo una invasión sorpresa en la Mancomunidad?!”

“Baja la voz.” Lo fulmino con la mirada antes de continuar. Para que quede claro, por dentro me hace gracia.

Puedo decir por el shock en las caras de mis subordinados que este plan funcionará.

Olvida al Mayor Weiss, ni siquiera Visha puede ocultar su sorpresa. Así que ni siquiera estos sabuesos de guerra se lo esperaban… Estoy deseando ver las caras que van a poner nuestros enemigos.

El Imperio va a sacudir la Mancomunidad hasta sus cimientos cuando esas botas de cuero toquen el suelo. Nuestro objetivo es puramente político. Ahora lo entiendo. Esta estratagema parecía imprudente y sin sentido en la superficie, pero al parecer hay más en el plan del General Romel de lo que parece.

Llevar la guerra a la patria de la Mancomunidad tendrá un profundo efecto en cómo sus ciudadanos perciben al Imperio como una amenaza.

“¿Qué pasa, camaradas? Parecen palomas a las que acaba de disparar un niño con una escopeta de juguete.”

Mi primer oficial responde a mi broma con expresión dubitativa. “Es que… es un movimiento tan audaz.”

“¿Cómo se puede ganar una guerra sin ser audaz?” Mi asombrado ayudante también decide intervenir.

“Pues… nunca pensé que la guerra pudiera librarse así.”

Bueno, esto es sorprendente. Esperaba que el Mayor Weiss y los demás respondieran así, pero la respuesta de Visha me pilla desprevenida. Todos se dan cuenta de que esto es una guerra total,

¿verdad?

“Si creen que están a salvo en esa islita suya, ¿corregir su pequeño error no sería lo más humano que podríamos hacer?”

“Oh, pues…”

“¿Teniente Serebryakov? ¿Hay algo más que quiera decir?”

Miro a mi ayudante, pero se calla. ¿Qué iba a decir? Miro a la fila de oficiales con confusión. ¿Por qué hay tanta tensión en sus rostros?

Esto es bastante preocupante. Al fin y al cabo, la comunicación es importante.

“Esto es la guerra total, camaradas. No podemos discriminar.” “… ¿Es una cuestión de discriminación?”

Aunque tímida, mi ayudante plantea una pregunta legítima que hace que mi expresión se tuerza… bueno, al menos por dentro.

¡Así es! ¡No saben nada de derechos humanos! ¡No puedo creer que no hayan aprendido nada sobre la discriminación!

Evidentemente, venir de otro mundo me hace fundamentalmente diferente de los nacidos sólo en éste. Se me caen un poco los hombros y decido cambiar de tema. Es importante respetar la cultura y las costumbres del mundo en el que me encuentro.

“Volviendo a la pregunta original… Se trata de una misión de comandos en la que asaltaremos las playas enemigas. Será una operación extremadamente precaria y arriesgada. Nuestro trabajo es proteger a los comandos, pero también quiero que estudien al enemigo.”

Les dirijo una mirada severa para confirmar si lo han entendido, y mis oficiales dan su afirmativa. Para mi sorpresa, el aire de incertidumbre se ha disipado con este simple comentario.