Youjo Senki (NL)

Volumen 10

Capítulo 3: Jefe

Parte 1

¿Crees que la burocracia acabará por algo tan insignificante como una guerra?

Desconocido, nota garabateada de la guerra.

11 DE AGOSTO, 1927 DEL AÑO UNIFICADO, CENTRO DE MANDO OCCIDENTAL DEL EJÉRCITO IMPERIAL

Para celebrar el ascenso del Teniente General Zettour, Tanya le hizo generosamente un regalo anticipado: una agradable salida amistosa con los Comunistas en el frente oriental. Por repugnante que fuera, era un buen día para la batalla. Casi irónicamente.

Porque el que pronto sería general estaba lejos de ser un hombre amable. Tras penetrar en las líneas enemigas, su incursión en territorio de la Federación fue tan brillante como destructiva. Tanya, sin embargo, no aparecía por ninguna parte. Por desgracia, durante este momento clave de la guerra, la oficial estaba… fuera de servicio.

Se le había ordenado regresar a la capital con su ayudante porque ya no se les necesitaba en el este. Al fin y al cabo, era oficial del Estado Mayor. El ejército no podía prestarla demasiado tiempo, así que la enviaron de vuelta, sin más.

También la enviaron de vuelta con las manos vacías. Lo único que consiguió de la excursión fueron unas cuantas muertes más que añadir a su marcador.

A la hora de buscar trabajo, no podía hacer mucho con esto.

¡Fui parte de esa operación! ¡Ya sabes, la grande! Sí, eso no llevará a Tanya muy lejos en una entrevista. Por lo que ellos supiesen

bien podría estar mintiendo. Lo que Tanya realmente necesita es una demostración concreta de sus talentos. Hacer pequeños recados para generales no es suficiente. No me sorprende, pero la corporación gubernamental que es el Ejército Imperial es un negocio muy turbio.

Esto no es más que parte de una larga cadena de acontecimientos que han obstaculizado mis planes de salir de aquí.

Ni siquiera he salido de la capital imperial y ya estoy harta de la sensación general de optimismo desbordante que se respira aquí… Se siente aún peor después de volver del frente oriental. A pesar de saber lo infructuoso que es emocionarse por cosas como éstas, no puedo ocultar mi decepción por la falta de perspicacia de mi jefe a la hora de conocer los deseos de sus empleados.

“¿Para qué estoy trabajando…?”

Mi deseo de servir empieza a agotarse. Estoy molesta desde que volví a la patria.

No ayuda el hecho de que Tanya no tenga edad para beberse este estrés. De camino a mi próxima misión, noto que el cansancio empieza a apoderarse de mí.

Para mi sorpresa, incluso me encuentro jugando con la idea totalmente retorcida de que preferiría estar en el campo de batalla. Tal vez sea mi falta de sueño, o podría ser que he estado trabajando demasiado.

En cualquier caso, me estoy acercando claramente a mis límites. Son momentos como estos los que me hacen recordar lo importante que es que una persona descanse lo que necesita.

Por triste que sea, lo que le esperaba a Tanya en el frente occidental… es el tipo de general que dice cosas como: Podrás descansar después de morir. Estamos hablando del General Romel. Él mismo es el epítome de un hombre trabajador, lo que lo convierte en el peor tipo de persona para servir.

Tanya llega al puesto de mando del frente occidental. Siguiendo el protocolo, se dirige al centro de mando para informar a su superior, pero éste se encuentra ausente.

Para mi increíble sorpresa, todos, desde los oficiales de alto rango hasta los más bajos, están de viaje. La razón oficial es que están llevando a cabo una inspección.

El único oficial que queda es un capitán que parece ser el ayudante del general. Según él, el General Romel y su personal están sobre el terreno observando desde un tanque y comunicándose por radio.

Así que sale a inspeccionar el frente y sus tropas sobre ruedas —o supongo que técnicamente sería sobre orugas— en lugar de a pie. Parece una forma ruidosa de llevar a cabo una inspección. Sin embargo, tales actividades son completamente normales para un general recién asignado.

Visitar directamente la línea del frente es bastante rutinario e incluso se anima a los oficiales a hacerlo.

“¿Así que llevan días de inspección? Debe ser duro tanto para las unidades de campo como para los oficiales.”

Un poco intrigada, pincho al oficial de guardia. Aunque era de esperar, responde con su conformidad.

“Bueno, ya sabes cómo puede ser el general.”

“Me enteré de su costumbre de desaparecer al azar en el sur. Activo como siempre, por lo que veo. Ciertamente mantiene a sus aliados alerta tanto como a sus enemigos.”

“Es lo mismo de siempre. Se salta los muros que normalmente separan las ramas militares para hacer sus rondas con la marina, el ejército y las unidades aéreas.”

“¿Oh? ¿No me digas…? Qué admirable por su parte.”

Asiento con la cabeza y doy las gracias al funcionario por encargarse de las formalidades antes de decidir inmediatamente mi próximo curso de acción.

Verá, estamos tratando con el General Romel. Sé cómo es: insufrible. También es imparable, como un tren de carga fuera de control.

Lo sé mejor que la mayoría, ya que le hizo la vida imposible a Tanya en el sur.

El hombre rebosa vitalidad. Es de los que inician una campaña de maniobras nada más llegar a su nuevo puesto. Prácticamente personifica la diligencia y la agresividad. Como empleada devota que soy, puedo dar fe de que es esencialmente el trabajador ideal.

En este mismo sentido… odia todo lo que considera un despilfarro.

Supongo que su vida gira en torno a su trabajo.

Esto normalmente no sería un problema, pero algo en escuchar a un hombre como este superando los muros entre ramas militares me deja un mal sabor de boca. Es el tipo de comandante que no dudaría en usar la nigromancia para revivir a los muertos y usarlos en un combate si pudiera… Esto hizo saltar más de una alarma en mi mente, no muy diferente a cuando me baña la radiación de los objetivos enemigos.

Oír que se acerca al ejército y a la marina en particular levanta algunas banderas.

“¿Por qué ir allí?”

La cuestión actual en el frente occidental gira en torno a la superioridad aérea.

Puedo ver la utilidad de traer más artillería antiaérea, pero ¿requeriría algo así tomarse la molestia de visitar otras ramas del ejército? Contactar con el ejército tiene cierto sentido, en su mayor parte. Al fin y al cabo, el General Romel es Teniente General del Ejército Imperial. Es lógico que tenga una buena cantidad de contactos allí.

Pero, ¿qué asuntos tenía con la marina?

No es que la relación entre el Ejército Imperial y la Armada Imperial sea especialmente mala, de hecho es bastante buena. Dicho esto… ciertamente no es tan buena como para que puedan hacer pequeñas excursiones divertidas o cosas por el estilo. Ni que decir tiene que tiene contacto con la armada naval estacionada en el oeste, por lo que es justo suponer que mantienen reuniones de vez en cuando, pero…

Tales reuniones serían asuntos regulares, ¿no? ¿Asistiría un general como Romel a una reunión cuando podría hacer que alguien fuera por él? La respuesta es: de ninguna manera.

Tanya tiene algunos contactos en el Mando de la Flota. Aunque con menos periodicidad de la ideal, nos reunimos e intercambiamos información, por no hablar de alguna que otra formalidad. Estas reuniones son puramente sociales en esencia.

No puedo pensar en una sola razón por la que un oficial de alto rango del ejército iría allí para, de todas las cosas, una inspección. Debe haber… una razón más profunda que la simple comunicación para lo que está haciendo.

Hay algo raro en esto. ¿Podría estar relacionado con el Plan B?

“… Eso explicaría por qué se reúne con el ejército. ¿Pero por qué la marina?”

Dejando a un lado sus proezas marítimas, la armada no es especialmente impresionante en lo que se refiere a efectivos en tierra.

En primer lugar, los soldados de infantería son la opción natural para asaltar la capital. Sin embargo, quizá la racionalidad militar no sea la forma correcta de enfocar este problema. Sea cual sea el contenido de este legendario Plan B, es un producto de la política. En este sentido, Tanya no es más que un peón en el juego, al igual que el General Romel. Esto plantea la pregunta: ¿Participaría ese hombre voluntaria y proactivamente en un plan así?

Pero nos estamos desviando del tema. Vuelvo a centrar mi atención en el ejército.

“… Digamos que está fuera por negocios legítimos. La pregunta sigue en pie: ¿Por qué la marina?”

La primera posibilidad que me viene a la mente es un plan para asaltar el comercio enemigo. He oído que nuestros submarinos han ejercido una presión considerable sobre la Mancomunidad en el oeste.

¿Esto justificaría una visita de mi comandante?

Aunque eso es ciertamente posible, sigue sin parecer una razón de peso para que el General Romel acuda en persona.

Teniendo en cuenta el movimiento de nuestra flota naval en el oeste… Ah, nada de esto tiene sentido. Me tapo los ojos con la mano justo cuando se me acaba el tiempo. Hace unos momentos, el oficial de guardia con el que me había familiarizado —el ayudante del General Romel— le trajo a Tanya una orden de comparecencia del general.

Esuntelegramaenviadodesdesucentrodemandomóvil ordenándole que se presente en su posición.

Se lo arrebato al hombre y le doy una rápida lectura… o más bien un simple vistazo. El papel dice literalmente: “Ven.” Ni más ni menos.

No hay lugar para la negativa. Órdenes del jefe. Qué arrogante.

Me preparo mientras me dirijo a la ubicación del centro de mando móvil que me han proporcionado.

Estoy lista para la próxima exigencia irrazonable que me hagan. Es curioso lo poco gratificante que resulta tener razón en este tipo de cosas.

Tanya llega al lugar y es recibida por la cara sonriente de su jefe. O tal vez mejor descrita como una sonrisa diabólica. Ojalá pudiera terminar aquí. Esto ya da bastante miedo.

Pero, por desgracia, se vuelve aún más aterrador cuando abre la boca.

“La he estado esperando, Coronel. Tengo el trabajo perfecto para usted.”

¿Podría esto empeorar? Ay del General Romel. Miro el plan que tengo ante mí. Es absolutamente aterrador.

Se trata de un asalto a gran escala a la Mancomunidad desde el mar.

Mi primera impresión es que debo estar viendo cosas.

Un instante después, mi mano se dirige a mis ojos. Me los froto porque esto no puede ser real. Debe de ser una broma. Mi cerebro se atormenta con una duda penetrante y sin sentido.

“¿Qué opina, Coronel?”

Cuando el general plantea la pregunta, recapacito, aunque mis pensamientos siguen siendo una completa confusión. Dicho sin rodeos, este plan es esencialmente una apuesta. Una que Tanya no puede aprobar profesionalmente.

Empecemos por la más básica de las premisas. Por desgracia, hemos perdido nuestra superioridad aérea. Nos está costando todo lo que tenemos evitar el desastre sobre la zona industrial de las Tierras Bajas de François, y la situación allí es cada día más grave.

El Grupo de Ejércitos Occidentales que supervisa la zona se encuentra actualmente en pie atrás. La situación es desfavorable, y no hay forma práctica de que alcancemos el territorio de la Mancomunidad, donde se encuentra la base de operaciones del enemigo. A pesar de que no tenemos ninguna posibilidad de destruir, ocupar o incapacitar a la Mancomunidad, el General Romel propone un plan que requeriría la plena conformidad de su compañero.

¿Quiere ir a su isla? ¿Desde el frente?

“Dice que plantearíamos un ataque a gran escala a la M- Mancomunidad… ¿Es esto exacto…?”

“Esa es su base de operaciones, ¿no? Esto es algo básico.”

“La definición de básico depende de las circunstancias, señor. ¿Las órdenes de la Oficina del Estado Mayor no son fortificar nuestras defensas en el frente occidental?”

“Así es.”

Tanya sacude la cabeza en silencio.

Fortalecer las defensas de una línea en este contexto suele significar reorganizar sus defensas aéreas. Había supuesto que la misión que recibiría del General Romel implicaba algo así.

¿Qué es todo esto…?

Esto es un salto en la lógica que casi me recuerda a Ser X. ¿Ha llegado por fin la guerra al General Romel?

Para mi desgracia, el General Romel es el superior de Tanya, y sus operaciones siempre hacen hincapié en la agresión.

“Sus órdenes están escritas ahí, Coronel, claras como el día.”

“En ese caso, puede que necesite tu ayuda. Parece que me fallan los ojos.” Protesto por mi asignación con una refutación apenas permisible. Hay una pizca de furiosa incredulidad en mi tono. “Se supone que esto es una estrategia defensiva, ¿no? Parece que soy físicamente incapaz de leer esto correctamente. ¿Está bien que llame a un médico?”

“No se preocupe, Coronel. Sus ojos no la engañan. Puedo garantizarle que el plan que tiene en sus manos esboza una buena estrategia defensiva.”

“Así que es un asalto defensivo a gran escala en la base enemiga.”

El nombre del plan desafía mi dominio de la lengua del Imperio como nunca antes lo había experimentado.

Dice que vamos a flanquear la Flota Nacional del enemigo, la fuerza naval sin igual que gobierna los mares, y atacar su patria. No sólo no es defensivo, sino que es temerariamente agresivo.

El plan es una completa y evidente locura. Pero Tanya es un miembro maduro de una organización. Sus palabras deben elegirse con cuidado.

Me tomo un momento para pensar antes de hablar, me cruzo de brazos y miro al techo.

“No estoy segura de qué decir…”

Aunque he decidido cambiar de trabajo, no es que tenga una oferta preparada ni nada por el estilo. Es importante mantener siempre un pie en la puerta de tu empresa original hasta que estés preparado para pasar al siguiente trabajo. Abandonar antes de decidir tu futuro profesional es un gran error. Eso significa que tengo que cumplir con mi deber lo mejor que pueda hasta que llegue mi próximo trabajo.

“Señor, si me permite ser franca, no puedo apoyar esto. Esto está más allá del ámbito de actuación de su poder. Parece como si hubiera redefinido los términos de la misión.”

“Es una estrategia agresivamente defensiva.” “Señor… Esto es un asalto a gran escala.”

“En el ejército, la mejor defensa es un gran ataque. Una forma extrema de decirlo es que el espíritu de agresión y el ansia de dominio militar son más importantes que el propio ataque.”

Lo implícito de un ya debería saberlo en el comentario del General Romel me dificultó refutarlo.

Hay cierta lógica en su pensamiento. La decisión de dónde aplicar su poder, el despliegue adecuado de las reservas y la consecución de un objetivo estratégico.

Es esencialmente lo mismo que cambiar de trabajo.

Quienes son proactivos y prudentes a la hora de labrarse un futuro mejor son los que construyen carreras sólidas. Así pues, la decisión de asumir un gran riesgo no siempre es mala.

“Teniente Coronel Degurechaff, no tenemos tiempo para ser cordiales sobre esto. No pienso dejar que no comprendas este plan. Me resulta extraño que una maga que presume de llamarse Weißsilber prefiera abrazar el miedo detestable antes que la oportunidad de desangrar a sus enemigos. ¿Quizás tu plata se ha oxidado?”

En este momento, casi desearía que así fuera.

Pero no puedo decir eso. Tanya tiene que ser madura al respecto. Como miembro de la sociedad, no puedo levantar la voz mientras me opongo si quiero mantener mi posición.

Suelto un profundo suspiro antes de mirar fijamente al General Romel.

“Los héroes saben esperar pacientemente, señor. La imprudencia no es lo mismo que la valentía. Tampoco quiero considerar acríticamente que esperar el momento oportuno es ser débil de espíritu.”

“Sí. Pero uno debe forjar su oportunidad. ¿Me equivoco?”

Tanya no tuvo más remedio que asentir.

“Por supuesto, no quiero decir que no se necesite cierto nivel de agresividad para montar una buena defensa. La cuestión aquí es lo que está en juego.”

“La táctica es un juego de todo o nada. Concentramos nuestras fuerzas y las apuntamos todas a un mismo punto. Lo mismo puede decirse de las tácticas defensivas.”

En esto también tiene razón. Oda Nobunaga es alabado por la revolución que llevó a cabo, pero sus revolucionarias tácticas militares no deben pasarse por alto. Su formidable defensa pasó literalmente a la historia de Japón.

Que yo sepa, hasta los niños japoneses conocen a Oda Nobunaga. Un acontecimiento importante para él fue la Batalla de Okehazama en Dengakuhazama. Pero como demasiada gente no recurre nunca a los conocimientos que tiene… nunca llega a comprender realmente lo que significa la defensa.

No hay muchos términos tan incomprendidos como el de defensa. La defensa puede incluir a veces el ataque. A menos que estés tratando de esperar el momento oportuno, una defensa que no se ocupe de la ofensiva del enemigo es una estrategia rigurosa.

¿Qué hizo el Clan Oda antes de que Imagawa Yoshimoto invadiera la provincia de Owari? ¿Esperaron el ataque con una fuerte defensa y llevaron la batalla a su castillo?

Basta con leer un libro de texto de historia japonesa para conocer la respuesta.

El Clan Oda se puso a la defensiva enviando a sus samuráis a decapitar a Imagawa Yoshimoto y luego interceptó a sus invasores. Así fue como el Clan Oda defendió con éxito su castillo.

¿Y si el shogun Nobunaga se hubiera quedado de brazos cruzados en su castillo esperando a que el enemigo hiciera el primer movimiento? Su vida habría acabado con una valerosa defensa, y su legado habría quedado relegado a una nota a pie de página en la historia, sólo advertida por algún que otro aficionado a la historia.

“Señor, no negaré que la agresión es vital para una defensa fuerte. Los ataques de decapitación y la guerra de maniobras del General Zettour en el este son pruebas de este hecho.”

Como experto oficial de campo, sé muy bien cómo utilizar la iniciativa y los conocimientos para obtener ventaja a la defensiva.

“Entonces, ¿cuál es el problema? Este es un plan extremadamente defensivo.”

“Es extremadamente defensivo a nivel nacional. Sin embargo, me cuesta llamar defensivo a este plan.”

Todo tiene un límite, y no puedo aceptar la definición extremadamente liberal del General Romel sobre lo que constituye una buena defensa.

“Esto equivale a confundir un caballo con un ciervo. Debería ser más que evidente que difícilmente puede llamarse defensa estratégica.”

“Tenemos una diferencia de opiniones, Coronel. Tampoco puedo dejar de notar que su falta de deseo de cargar en la batalla como oficial de campo…”

La expresión de Tanya se torció ante el absurdo comentario de su superior. Para bien o para mal, nunca traté con jefes de este calibre en mi mundo anterior… aunque era algo cotidiano en el ambiente de explotación laboral creado por los tiempos de guerra. Precisamente por eso me estoy planteando irme de aquí.