Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 4: La Sonrisa Del Sol

Parte 4

Tuve que volver inmediatamente y entré en el on-deck circle

manteniendo la compostura. “—Saku, como pensaba.”

Cuando giré la cabeza hacia la voz, Yūsuke estaba allí de pie con una expresión algo molesta.

Maldición, estaba tan mareado por el dolor que no me di cuenta. “¿Es por eso?”

“Como lo descubriste no voy a ocultarlo. Antes cuando el viento sopló, pude ver bajo las faldas de las chicas en las gradas. Estaba completamente aturdido y tuve que calmarme.”

Tsk, el chiste ni siquiera tenía gracia. “¡Deja de bromear!” Gritó Yūsuke.

Hirano y el resto del equipo se asomaron para ver qué pasaba.

“Siempre estás cargando con todo tú solo… Ya has hecho bastante, cambiemos de jugador.”

“Si   este   equipo   pudiera   hacerlo,   no   me   habrían  necesitado,

¿verdad?”

Como ya no tenía fuerzas para mentir, respondí así, con la mano todavía en el cubo.

“Todavía tengo… no, todavía tenemos el año que viene para jugar al béisbol. Tenemos otra oportunidad. ¿Por qué te estás forzando incluso después de…”

“Hey, Yūsuke.” Lo interrumpí. “He estado pensando en lo que ustedes dijeron ese día. Tal vez soy una persona realmente talentosa que no entiende lo que es no tener talento. Y tal vez simplemente no sé cómo todos los demás en realidad están trabajando cientos de veces más duro que yo.”

“¡Saku…!”

“Debe ser duro ver a alguien que puede hacer fácilmente algo que tú no puedes hacer. Ese tipo de persona es tan deslumbrante que no puedes evitar sentir envidia y celos.”

Pensé en aquella chica que se enfrentaba a la misma situación, pero en lugar de huir, optó por seguir luchando.

Pensé en aquella chica que aspiraba desesperadamente a lo más alto a pesar de encontrarse en una situación extremadamente desfavorable.

Mi mente apenas funcionaba y las palabras salían solas de mi boca.

“Sin embargo, ¿puede ser esa una razón para rechazar algo que amas?”

“¡——!”

“Tengas o no más talento que los demás, si tienes algo que te gusta, no tienes más remedio que darlo todo, ¿verdad? Además.” Saqué el brazo del cubo y sonreí alegremente. “—Creo que los que no están dispuestos a afrontar el presente nunca tendrán otra oportunidad.”

Ese fue un mensaje para mí, que no luchaba en aquel momento, y también fue algo que ella, que seguía luchando en el presente, me enseñó.

Después de palmear el hombro de Yūsuke, el de Hirano y el de todos los demás, volví al banquillo y tomé mi bate.

Me puse el guante de bateo en el deck-on circle y apreté al máximo el velcro de la muñeca izquierda.

Ahora, vamos a encontrar la respuesta—Haru.

* * *

Como resultado del “ground-out^[44]” del bateador anterior, se produjo una caminata y llegó a la base.

Qué suerte.

Todo lo que tenía que hacer era golpear la pelota contra las gradas y se acabaría.

Si puedo, claro.

Para asegurarme, miré al entrenador. Pero él no dio la señal para una base robada o un toque^[45].

Teniendo en cuenta los resultados hasta el momento, se me pasó por la cabeza la posibilidad de que los contrarios me dieran una caminata, pero el catcher permaneció agachado.

Estaban dispuestos a enfrentarse a mí, cosa que agradecí mucho. Levanté el bate, incapaz siquiera de hacer mi rutina habitual.

Los ojos del lanzador se iluminaron con fuego, llenos de determinación para esta vez poncharme.

Bien, así se hace.

En el primer lanzamiento, pareció que el lanzador puso demasiada potencia, la pelota voló directa hacia la esquina interior de la zona de strike.

¡Ya lo tengo!

Afinqué el pie derecho… “—Ghuughh.”

Dejé caer el bate a mitad de mi swing.

Un dolor ardiente me atravesó el cuerpo, era incomparable al dolor sordo que había sentido hasta entonces.

Resistiendo desesperadamente el impulso de agacharme en el acto, sujeté el bate lo más despreocupadamente posible.

“¿Estás herido en alguna parte?” Susurró el catcher.

Hice como que no le oía y levanté el bate. Esa bola era un strike, por supuesto.

En el segundo lanzamiento, una bola recta se dirigió al exterior de la zona de strike como si buscara algo.

No me importó y seguí bateando como de costumbre.

—THUNK.

Un foul-tip^[46] hacia atrás.

“¡————————!”

El impacto del swing fue tan fuerte que casi me hizo gritar de agonía.

No grites, no sientas dolor, ¡aprieta los dientes y muérdete el labio!

“Zurdo, ¿eh? Es duro ser de los desvalidos.” Maldita sea, ¿se dio cuenta?

Pero bueno, ahora podía reducir mi objetivo a una bola recta.

No se esforzarían en lanzar una bola curva lenta a alguien que ni siquiera podía batear correctamente.

La verdad es que sería de gran ayuda.

Al fin y al cabo, no podía controlar el bate con la precisión suficiente para seguir los cambios de dirección.

Estaba jadeando.

El siguiente lanzamiento fue una bola recta directa al centro, y parecía que iba a utilizar la velocidad para ganar.

Maldita sea, ¿va a acabar conmigo con tres lanzamientos?

—THUNK.

Otro foul-tip hacia atrás.

“—¡Vaya, qué buen lanzamiento! Realmente me entumece el cuerpo.”

Intenté fanfarronear, enderecé la espalda y miré fijamente al otro lanzador.

Aunque sólo fuera un poco, esperaba que un movimiento así sembrara en la mente del adversario la idea de que la pelota podría ser golpeada.

“¡Ya basta, Saku! ¡No sigas bateando!” Deja de decir semejante estupidez, Yūsuke.

Te paso el testigo, así que quédate ahí y observa.

Si no llegara a jugar, ¿cuándo volvería a tener la oportunidad? Si te echabas atrás en este punto, ¿seguías siendo un hombre? Además… Prometí que descubriríamos la respuesta juntos.

“—¡Hagámoslo! ¡Golpearé la pelota hasta la luna y les enseñaré a los conejos lo que es el béisbol!”

En los flamantes guantes de bateo, una mancha roja se extendía lentamente sin que nadie lo supiera.

* * *

Al principio, no tenía una buena impresión de él.

Yo, Aomi Haru, me enteré de lo de Chitose cuando me lo encontré paseando con Kaito.

Recordaba que estaba en el pasillo de la escuela, pero no lo recordaba muy bien porque no era muy importante.

Aunque   nunca   vi   a   Kaito   como   un   interés   amoroso,   como compañero atleta, le respetaba y reconocía su fuerza.

Bueno, mi evaluación de él era probablemente un poco más baja que la de Nana. Si fuera una chica y jugáramos en el mismo equipo, quizá lo valoraría un poco mejor… Mejor me retracto, no quería imaginarme ese escenario en absoluto.

Dicho esto, siempre había tenido relativamente claras mis preferencias, independientemente del sexo.

En parte se debía a que yo misma era una atleta empedernida, pero me gustaban las personas cubiertas de barro, que sudaban mucho, que tenían pasión, y las personas cuyas almas gritaban aunque parecieran tranquilas desde fuera.

No pude detectar ninguno de esos olores en Chitose, a quien Kaito me presentó diciendo: “Es un tipo increíble del club de béisbol al que llaman genio.”