Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Encendiendo El Fuego Del Espíritu De Lucha En El Corazón

Parte 7

“Llámame Haru-chan, ¿de acuerdo? ♡ ¿O prefieres ser abono para la hierba?”

“Que problemática eres. Muy bien, Aomi del club de baloncesto. Ve a recoger las pelotas en el campo y lanza la pelota tan cerca de mí como sea posible.”

“Si recuerdas mi apellido deberías haberme llamado así desde el principio.”

Mientras refunfuñaba, Haru se puso el guante de béisbol y corrió hacia el outfield. Aunque me sentía mal por ella, sin duda era bueno para hacer ejercicio físico.

También he adecuado el suelo y luego he levantado el bate. “Vamos.”

“Prepárate para morir doscientas veces.”

Whoosh, la bola rápida de Atomu salió volando.

—Y así, para cuando se puso el sol.

Los tres cuerpos yacían en el campo, alineados uno cerca del otro.

“Supongo que te dejaré libre por hoy.” Dije mientras jadeaba. “Esa es mi línea, bastardo.” Incluso la voz de Atomu sonaba sin

aliento.

“Quiero decir, en todo caso, ¿no es mi trabajo el que más cansancio produjo?”

Las bolas iban de vez en cuando a izquierda y derecha, y Haru, que las perseguía con todas sus fuerzas, casi llora.

“Sólo el último hit no estuvo mal, el resto fue una mierda.” Dijo Atomu con desprecio.

Al final, aunque el número de lanzamientos ya había superado los doscientos, nadie tomó la iniciativa de detenerse.

Tenía la habilidad de lanzar la bola a las cuatro esquinas de la zona de strike con una bola recta que rozaba los 150 km/h, una bola curva que tenía un amplio rango de variación y una forkball^[27].

Me di cuenta, después de mucho tiempo, de que Atomu era un lanzador verdaderamente monstruoso.

“Los estudiantes de escuela media no suelen aprender forkball,

¿verdad?”

“Lo aprendí para pasar el tiempo.”

“Bueno, aunque seas bappi^[28], tus lanzamientos son demasiado molestos. Te has perdido completamente mis señales.”

“¿A quién te refieres con bappi, idiota. ¿Qué sentido tiene practicar si sólo vas a golpear la pelota fácilmente?”

Eres genial, lo pensé en silencio.

Cada lanzamiento me devolvía la nostalgia de la competición real y, a mitad de la práctica, pude concentrarme en cómo controlar el bate de madera.

Atomu se levantó cojeando. “Mañana, a la misma hora.” “Recuerda aplicarte la bolsa de hielo en los hombros y los codos.”

“No hace falta que me lo digas. No olvides la sensación de ese último hit.”

Cuando ya no pude verle la espalda, me incorporé. “Gracias por ayudar, Haru. ¿Puedes ir a casa sola?” “Eso está bien, pero ¿y tú?”

“Voy a practicar mi swing un poco más. No porque Atomu me lo haya dicho, es que por fin he conseguido sentir ese último hit y quiero que mi cuerpo lo recuerde.”

“¿Qué? ¿No estás agotado?”

respondí con una sonrisa. “Es divertido poder jugar al béisbol al máximo.”

“¡——!”

Haru se levantó de repente: “¡Túmbate!” Me empujó al suelo.

“¿H-Haru-chan?   Ahora   mismo   no   tengo  energía para  hacer ejercicios intensos.”

“Ah, sí, sí. Túmbate boca abajo.”

Hice lo que me dijo y cambié de posición.

Al ponerse el sol, el olor a hierba fría y a tierra era muy agradable. Sentí una suave sensación alrededor de mi cintura.

Haru se sentó a mi espalda y apretó las yemas de sus dedos contra mis omóplatos.

“Aah~, se siente genial~.”

“Antes me diste un masaje, así que esta es mi venganza. La estructura muscular de los chicos es tan diferente.”

“Deberías ser mi mánager.”

“Senpai ♡, Haru te hará sentir tan bien ♡”

“Me gusta, aunque ya suena como una trampa en lugar de un truco.” “Como devolución ♡, sólo balancea tu bate sólo para mí, senpai ♡” “¡Eso es tan sutil que es difícil saber si es un chiste verde o no!”

Los dos nos reímos juntos. Ambos nos sentíamos un poco emocionados, como si hubiéramos estado despiertos toda la noche.

“Eh, Chitose.”

“¿Qué pasa, Haru?”

“Si por casualidad estuviéramos saliendo, me pregunto si así serían nuestras vacaciones. Haríamos ejercicio juntos, comeríamos mucho katsudon y nos daríamos masajes al final del día.”

“Ninguna de nuestras personalidades se adapta a ir al cine, a un café de moda o a una cita en la biblioteca.”

“¿Qué te parece?”

“Sí, no está mal. Sin embargo…” Los dedos de Haru se afincaron un poco más fuertes. “Olvídate de mí por un segundo, no estarán listas hasta el año que viene.”

“¿Por qué dices eso?”

“Porque aún tienes un lugar al que volver y rivales a los que vencer.”

“¿Te importaría si tu novia es una chica testaruda que huele a sudor y un poco a chico?”

“Me pondría un happi^[29] con su nombre y ondearía una bandera para animarla en los partidos.”

Las yemas de sus dedos temblaron ligeramente. Y de repente, me golpeó con fuerza en el trasero.

“¡Eso duele!”

“¡Por supuesto que sí!”

El peso de Haru desapareció de mi espalda.

“Viéndolos así, siento que no puedo perder. No creo que sirva para ser una mánager que apoya entre bastidores. Tengo que derrotar a cualquier enemigo que se interponga en mi camino.”

“Aún puedes activar el modo mánager de vez en cuando.” “Idiota.”

Después de eso, seguí balanceando el bate hasta que estuve satisfecho.

Haru no dijo nada más que eso. Se agachó a mi lado y contó los números de los swings alegremente: “uno, dos.”

La distancia que nos separaba me hacía algo de cosquillas y me costaba encontrar el momento adecuado para detenerme.

* * *

Al día siguiente, domingo, hacía mucho calor y las temperaturas superaban los treinta grados.

Llevábamos ya dos horas jugando.

Como pensaba, la fatiga de Atomu no había desaparecido del todo.

Sus lanzamientos no eran tan fuertes como ayer.

Sin embargo, sus lanzamientos seguían siendo mejores que la media. Apenas pude resistirme a abalanzarme sobre él para abrazarle con la fuerza con la que lanzaba.

“Chitose, sólo aciertas tres de cada diez lanzamientos. ¡Haz algo al respecto!”

“¡Eres un bateador de primera si puedes batear tres así en el béisbol!”

“Eso es una media de bateo. No puedes hablar de decente cuando tu swing sólo tiene un treinta por ciento de posibilidades de acertar.”

“¡Cállate, sé de lo que hablo!”

Nos insultábamos mutuamente mientras seguíamos con nuestra práctica de bateo.

Haru, que había abandonado el campo un rato para rehidratarse, observaba nuestra conversación con consternación. Sin embargo, de repente se dio cuenta de algo y dejó de moverse.

“¡Chitose! ¡Tu mano!”

“¿Eh…? Ah.”

En algún momento, mis guantes de bateo blancos se mancharon de rojo.

“¡Estás sangrando! Oh mierda, ¿he traído un botiquín de primeros auxilios?”

“No te preocupes por él, Aomi. Eso es lo que pasa cuando su postura de bateo está desordenada.” Se mofó Atomu.

“¡Uemura, cómo puedes decir tal cosa!”

La interrumpí cuando Haru intentó continuar. “Lo siento, yo también estoy molesto, pero esta vez estoy de acuerdo con ese tipo. A él también le salen esas patéticas ampollas de sangre porque intenta realizar lanzamientos constitutivos con una bola dura a la que no está acostumbrado, ¿ves?”

“Tsk, más tarde la pincharé con una aguja y lo arreglaré con adhesivo.”

“¿Ampollas de sangre? Chicos, tienen que calmarse un poco.

Practicar en ese estado no los ayudará—” ““¡Esto no es para tanto!””

Nuestras voces se solapaban perfectamente.

“Puedes hacer que esa enana te cure, protegido joven maestro.” “En todo caso, creo que tu estas peor que yo, ¿verdad? Puedo darte

tiempo para que vayas con tu madre y pedirle una inyección.”

“Ya que tengo los dedos en tan mal estado, no te quejes si te doy en la cabeza.”

“No te preocupes, te ganaré incluso en el otro lado del Mar de Japón.”

“¡Por el amor de Dios, batea bien, mal bateador!”

“¡Deja de dormir a la gente con tus lanzamientos, lanzador de tercera!”

¡THUNK!

¡WHOOSH!

¡THUNK!

“Y yo que pensaba que nunca habría idiotas más grandes que yo.

Estos dos son un caso perdido.”