Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Encendiendo El Fuego Del Espíritu De Lucha En El Corazón

Parte 5

“Entrenador, por favor, levante la cabeza.” Entonces, le miré directamente a los ojos. “Sólo tengo una condición. No participaré en los entrenamientos del equipo. Y haré los ajustes por mi cuenta hasta el día del evento.”

“Saku, ¡¿por qué?!” Gritó Yūsuke.

“En un momento tan importante, no quiero perturbar el ambiente general del equipo. Si estoy allí, afectará más o menos a todos, ¿no?”

“Eso…”

Yūsuke aún no estaba convencido, pero el entrenador se apresuró a aceptar. “No hay problema. Si necesitas algún equipo, puedes hablar con Ezaki.”

Asentí con la cabeza. Con eso estaba decidido.

Después de que el entrenador le dijera a Yūsuke que le dejaría el resto a él, salió del campo.

Cuando su espalda se perdió de vista, finalmente dejé escapar un suspiro.

“No puedo creer que ese tipo me pidiera ayuda.”

Al oír mis palabras, Yūsuke se acercó a mí y se rio entre dientes. “Ha cambiado un poco desde que te fuiste.”

Hirano hizo lo mismo. “Sigue gritando y a menudo es poco razonable, pero las cosas son un poco diferentes de lo que solían ser.”

“… Ya veo.”

Ni que decir tiene que esos chicos pasaron el año a su manera, que yo desconocía.

“Sabes Saku, en ese momento, yo realmente—”

Yūsuke iba por la mitad de su frase, pero lo detuve extendiendo la palma de mi mano.

“He terminado con ese tipo de cosas.”

No intentaba ser duro, esas palabras salieron de mi corazón. Esperaba que surgieran emociones más complejas, pero mi mente estaba sorprendentemente tranquila.

“Sin duda, todos nos equivocamos en algo y acertamos en algo, ya sea el entrenador, ustedes o yo.”

Gracias a esa persona, pude pensar así.

“Voy a buscar la respuesta a mi manera, así que si sigues atascado con lo que pasó ese día, encuentra tus propias respuestas. Así podremos avanzar juntos.”

Sonreí y cambié la palma que tenía hacia él por un apretón de manos.

“Ganemos el partido.” “… ¡Hagámoslo!”

Yūsuke me agarró la mano con firmeza.

“Bueno, acuérdate de antes calentar el banquillo para que no se enfríen los traseros de los jugadores regulares.”

“¡Jaja, cállate!”

Entonces, las manos de Hirano y de los demás jugadores se levantaron una tras otra.

Los clubes deportivos estaban llenos de pasión.

De momento, me dejo rodear por este ambiente animado y nostálgico.

* * *

“¿De verdad te parece bien?” Preguntó Haru, que estaba apoyada en la puerta del colegio mientras me esperaba. “Ni siquiera te paraste en el área de balanceo cuando fuimos a la jaula de bateo.”

“Eres muy observadora.”

Al oír mi respuesta, Haru me miró ansiosa mientras empujaba su bicicleta todoterreno.

“Estás haciendo esto por mí, ¿verdad…?”

“No me gustan las chicas que hacen todo por sí mismas.”

A mi lado se oye un grito de sorpresa. Me río amargamente, preguntándome por qué esta persona estaba entrando en pánico antes de continuar.

“Bueno, gracias a ti, ¿no?”

Una suave sonrisa se dibujó en su rostro. “Haru, ¿tienes hambre?

“¡La tengo!” “¿Estás cansada?” “¡Súper cansada!”

“En un día como hoy deberíamos comer—” ““¡Katsudon^[25]!””

Nuestras voces coincidieron perfectamente.

Después de reírme, continué. “Comportémonos como debemos.

Después de todo, somos atletas de corazón, por decirlo sin rodeos.” “¡Entonces, pediré un menú grande!”

“¿Quieres unas gambas fritas encima como extra?”

Así que nos subimos a la bicicleta de Haru y atravesamos la noche. Pasamos a toda velocidad junto a las tenues farolas como si fuesen un compañero atleta conocido.

La gente podría hablar con sus amigos cien veces y seguirían sin entenderse.

Así que corrimos, saltamos, lanzamos y golpeamos la pelota.

Creía que cada golpe y cada swing que hacíamos podía transmitir todos nuestros sentimientos.

* * *

Después de enviar a Haru a casa, llamé a Nanase para explicarle lo que había pasado y averiguar la situación por su parte. Como era de esperar, Misaki-sensei anunció que los entrenamientos se suspenderían temporalmente durante la semana siguiente, precisamente hasta el día del partido contra la Secundaria Ashi.

Las jugadores que se habían marchado antes seguían enfadadas después de aquello, y la reunión se convirtió en un concurso de insultos contra Haru.

Sus frustraciones, que se habían ido acumulando a diario, debieron de estallar de golpe.

“Yo también estuve a punto de enfadarme.” Dijo Nanase desde el otro lado del teléfono. “Hubo una cosa que seguía saliendo de sus bocas cuando se quejaban.”

“¿Y qué es?”

“—Que ser capaz de trabajar duro también es un talento.”

“… Ya veo.”

Ya me lo habían dicho muchas veces en el pasado.

“¿No crees que ese argumento es cobarde?”

Nanase debía de estar muy alterada, era muy evidente lo poco habitual que ella estuviese así.

“Esa chica, siempre trabaja más duro que nadie en los entrenamientos matutinos, a la hora de comer, después de clase,

¡incluso fue al parque Higashi después para practicar más! Dice que la gente a la que tiene que superar sigue mejorando. ¿Cómo pueden descartarlo como talento?”

“Me pregunto qué tipo de imaginación tienen cuando dicen que trabajar duro es un talento. ¿Es como en los momentos en que la gente trabaja duro y lo encuentra tan divertido y agradable, que no puede evitar trabajar duro? ¿Algo así?”

“¡¿SON ESTÚPIDAS?! ¿Quién decía ‘hhh-hh-hh’ mientras corría de un lado a otro? ¿Quién era la que practicaba cientos de tiros al día mientras jadeaba ‘ah-ah-ah’?”

“N-Nana-chan, no digas cosas como ‘hhh-hh-hh’ y ‘ah-ah-ah’.”

“Por supuesto que los entrenamientos son muy cansados y duros. No lo haría si no tuviera que hacerlo. Sin embargo, porque queremos mejorar, porque tenemos un rival al que queremos derrotar, porque tenemos un sueño que queremos alcanzar, tenemos que apretar los dientes y trabajar duro, ¿verdad?”

“Estoy totalmente de acuerdo, pero no se lo digas a nadie, ¿sí? Sólo dirán ‘puedes trabajar duro porque tienes talento’, o ‘tener la mentalidad de odiar perder también es un talento de alguna manera’.”

“Ya lo sé. Al final, ambos lados son sólo líneas paralelas que no se cruzan.”

“… Así es.”

“Eh, Chitose, ¿puedo contártelo todo? Qué clase de sentimientos tuvo Haru al asumir el papel de capitana, y por quién lucha desesperadamente.”

“Cálmate, Nanase. ¿Hoy de qué color es tu ropa interior?”

“Azul saxo transparente.”

“¿Oh-hoh?”

“¿Quieres venir directamente a confirmar?”

“¡Bien, has vuelto a la normalidad!”

Al otro lado de la línea, Nanase soltó una risita.

“Misaki-sensei dijo una vez que quien decide el límite sólo puede ser uno mismo.”

“Ya veo…”

No quería admitirlo, pero pensé que ésa era la respuesta.

De hecho, todo el mundo sabía que, siempre que se trabajara duro, se podía mejorar con respecto a la situación actual.

Sin embargo, si tomabas a alguien que tuviera un éxito extraordinario, por ejemplo Tōdō Mai, y le preguntaras: “¿Puedo llegar a ser como ella si trabajo duro?”, nadie sabría responder a esa pregunta. Por muchos buenos argumentos que tuvieran, si alguien respondiera: “Esto no es más que la violencia de la justicia”, te quedarías sin nada que decir.

“Hey, ¿puedes esperar al menos hasta el partido de la semana que viene contra la Secundaria Ashi para contármelo todo?”

“¿Eso cambiará algo?”

“Quién sabe, puede cambiar o no. Pero tengo la sensación de que me mostrará la respuesta.”

“Chitose, realmente crees en Umi, no, en Haru, ¿verdad?”

“Haru es… muy deslumbrante.”

“En efecto.” Murmuró Nanase. “De acuerdo, haré lo que pueda hasta entonces.”

“Cuento contigo.”

“Buenas noches, Saku.”

“Buenas noches… Nanase.”

Luego, colgamos el teléfono.

Bueno, me cuelgo la funda del bate al hombro. Una semana más,

¿eh?

Aunque estaba preocupada por Haru, no pude contener la emoción que me brotaba del pecho y sonreí.

* * *

El viernes siguiente, después de clase, fui con Haru al centro de bateo.

La mayoría de las pelotas utilizadas en un centro de bateo típico eran pelotas blandas, sin embargo este lugar era conocido por utilizar pelotas duras, lo cual era poco frecuente.

“Si te soy sincera…” Dijo Haru, que parecía algo taciturna desde que salimos de clase. “Me hace sentir culpable venir aquí después de clase, aunque ni siquiera es época de exámenes.”

“¿Quieres jugar más tarde? No tengo problemas si eso te hace sentir mejor.”

“Hmm, no necesito eso.” “Ya veo.”

Después de ponerme ropa de entrenamiento cómoda, me puse un guante de bateo MIZUNO blanco y saqué mi bate de la funda cuando Haru volvió a hablar.

“¿Eso es… un bate de madera?”

“Sí, del tipo que se usa en el béisbol profesional y universitario.”

Esta respuesta hizo que su expresión se viera un poco más feliz. “¡Entendido!”