Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: Encendiendo El Fuego Del Espíritu De Lucha En El Corazón

Parte 3

—Mientras que la Secundaria Ashi pudo manejar el partido con facilidad rotando a sus jugadores, la Secundaria Fuji intentaba luchar con su alineación titular todo lo posible y, de hecho, sus suplentes eran claramente inferiores en cuanto a habilidades.

Después de ver el partido, recordé que había evaluado al equipo de esa manera.

“Sen y Yō, en particular, se sentían responsables por no poder llevar a nuestras senpais al Inter-Escolar, pensando que era porque eran demasiado débiles.”

Nanase continuó.

“En nuestra reunión de revisión que en realidad era una cena, decidimos que Haru sería la nueva capitana del equipo. Misaki-sensei, senpai, kouhai, Sen, Yō y por supuesto yo, todas estuvimos de acuerdo.”

“No quiero interrumpir, pero ¿nadie votó por ti?”

No es que tuviera dudas de que Haru fuera la capitana del equipo, pero teniendo en cuenta la fuerza comparable de Nanase y su personalidad tranquila, no sería sorprendente que alguien la hubiese recomendado.

Sin embargo, Nanase negó lentamente con la cabeza.

“Todas se habrán dado cuenta de que si queremos aspirar a más, la capitana debía ser la clase de persona que se pone al frente y dirige a todos.”

Por lo que he oído hasta ahora, parecía que todos los miembros del equipo trabajaban por el mismo objetivo.

La insté en silencio a continuar.

“El día que el equipo empezó de nuevo, todas las jugadoras celebraron una reunión antes del entrenamiento para hablar de nuestro objetivo. Esto también es un consenso alcanzado por todas, Sen y Yō expresaron enérgicamente que no querían pasar por ese dolor de nuevo y que debíamos aspirar a los puestos superiores del Inter-Escolar el próximo año.”

Pero. Ella continuó con los ojos bajos. “Haru piensa que esto no es suficiente.”

El resto de la historia sería un poco larga, dijo Nanase.

* * *

—A mí, Nanase Yuzuki, me detuvo Haru después del primer entrenamiento con el nuevo equipo.

“Nana, ¿estás libre más tarde?”

Como me llamó de esa forma, debía de ser algo relacionado con el club.

Aunque no había una distinción estricta, yo siempre la llamaba Umi cuando hablábamos de baloncesto, mientras que la llamaba Haru en otras ocasiones normales.

Las dos teníamos un poco de hambre, así que compramos bebidas y aperitivos calientes en la tienda y nos sentamos a la orilla del río.

“De todos modos…” Haru abrió una bebida local de Fukui, Royal Sawayaka. Dijo que Chitose había compartido un sorbo con ella antes y que pensaba que estaba bueno ya que hacía tiempo que no lo tomaba.

“Por la nueva capitana y vice capitana.”

Me tendió la botella. Hice tintinear mi café con leche helado sobre ella.

““Salud.””

Haru se tragó el refresco de un trago, eructando un par de veces por la carbonatación.

“Aah, perdimos.”

“… Sí.”

Ahora que lo pienso, era la primera vez que hablábamos desde que perdimos en la ronda preliminar.

Era principios de junio, antes de la temporada de lluvias.

La brisa, que soplaba a lo largo del río que reflejaba la puesta de sol, se sentía agradable en mi piel, que había estado ardiendo por la práctica.

El frescor, sin embargo, me recordó que aún no era verano.

Perdimos en la ronda preliminar del torneo Inter-Escolar. Nuestro verano había terminado antes de empezar.

“Eh, Nana.” Haru miró al río. “¿De verdad crees que podremos competir con la Secundaria Ashi y otros equipos fuertes el año que viene si seguimos así?”

Cuando dijo “competir”, no se refería a estar entre los mejores equipos. Ni siquiera necesité confirmarlo para saber que se refería a nuestras posibilidades de ganar.

Dije mis pensamientos más íntimos.

“Si soy honesta, creo que nuestro año tiene más potencial que el equipo de las senpais. Con la fuerza defensiva de Sen y la altura de Yō, si pueden jugar con sus puntos fuertes, podremos engrosar nuestra defensa, que ha sido el punto débil del equipo. Es sólo que…”

“Sus corazones son demasiado blandos, ¿verdad?”

Asentí con la cabeza mientras Haru sonreía amargamente.

Podría decirse de todas las alumnas de primer y segundo año que carecen de la persistencia y la pasión de los atletas. Por ejemplo, en los entrenamientos era evidente que tendían a distribuir su fuerza física o su ritmo de forma adecuada para completar los ejercicios con el menor esfuerzo posible, en lugar de esforzarse al máximo.

Esta actitud también se reflejó en el juego, sencillamente, se rindieron demasiado rápido. Era obvio que si hubieran persistido un poco más, corrido un poco más, saltado un poco más, el resultado podría haber sido diferente. Sin embargo, se rindieron justo antes de llegar a ese punto.

Se podría decir que podían mantener la cabeza despejada independientemente de la situación en la que se encontraran. Aunque en el futuro podrían llevar una buena vida cuando entraran en la sociedad, para los atletas era un defecto fatal.

A este ritmo, sería imposible ganar contra aquellos que siempre estaban desafiando sus propios límites.

“¿Por qué crees que son así?” Haru me miró.

No tendría nada que decir si no les apasionara tanto el baloncesto, pero no me parecieron mentiras las lágrimas que derramaron después de perder un partido ni su declaración de aspirar al Inter-Escolar.

“Probablemente tienen miedo de ponerse serias.”

Haru tenía cara de sorpresa. La gente que trabajaba duro todo el año nunca podría entender esa sensación.

“¿No es obvio? Cuando te pongas serio, en algún momento llegarás a tu límite, ¿no? Puede que vomites de tanto practicar, o que te tuerzas el pie después de jugar con todas tus fuerzas. También puede que alguien te arrebate el sueño que no pudiste alcanzar a pesar de esforzarte tanto hasta no poder más. Probablemente no quieran verse así.”

“Pero si no te lo tomas en serio, no conocerás tus límites y no sabrás qué hay detrás de los límites que probablemente puedas superar.”

“Si trazas una línea al principio y te dices a ti mismo: Eso bastará, no te sentirás herido hasta el punto de que tu motivación se vea negada. Porque es más fácil para cualquiera encontrar razones por las que no puede hacer algo que explorar la posibilidad.”

“Ya veo…” Haru se palmeó la parte trasera de la falda y se levantó. “Me encantaría ver la vista desde arriba con mis actuales compañeras de equipo.”

“Por supuesto, ese también es mi deseo.”

“Pero seguramente no tendría sentido si les digo que se pongan serias ahora.”

“Si las palabras de otra persona pudieran hacerles cambiar, ya lo habrían hecho.”

Después de decir eso, el cuerpo de Haru se giró hacia mí.

“—En ese caso, permíteme ser el ejemplo de todas.” Sonrió, con la puesta de sol brillando tras ella.

“¡Les demostraré que no es estúpido ser apasionado, perseverar, seguir adelante, no rendirse nunca y jugar con todas tus fuerzas! Voy a encender el fuego dentro de sus corazones.”

“Igual que ese tipo”, murmuró para sí misma antes de continuar. “Las prácticas serán más rigurosas que antes, y si alguien flojea, le reprenderé severamente. A cambio, ¡me arrastraré por el suelo y escupiré sangre más que nadie!”

“Umi…”

“Así que, Nana, como vice capitana, me gustaría que apoyaras a todas entre bastidores. Escucha sus quejas y sus críticas sobre mí.”

“Quieres decir…”

“Un antagonista es suficiente, la Capitana Demoniaca Umi y Vice Capitana Piadosa Nana, podemos dividir nuestros papeles de ese modo. Y así, el año que viene, parémonos en el lugar más alto y riamos juntas al final.”

Sus palabras transmitían una fuerte determinación, y sólo pude aceptar en silencio esta propuesta.

* * *

“Pensé que estaba haciendo un buen trabajo como la Piadosa Nana, pero creo que no puedo soportarlo más.” Nanase murmuró de mala gana: “Los esfuerzos de Umi son en vano.”

“… ¡Maldita sea!” No pude evitar maldecir.

¿El chasquido de lengua que Nanase mostró durante los entrenamientos iba dirigido, en cierto sentido, contra ella misma?

“No debería haberme precipitado dejándole las cosas a ella. Recuerdo que cuando nos enfrentamos en las semifinales del torneo de escuela media, Umi luchaba con su pasión y se contagió a todo el equipo. Al final, perdí contra esa chica.”

“¿Has considerado decirle a todo el mundo la verdad?”

“Por supuesto, lo hablé antes con Umi. Pero ella dijo: Si lo hago, volveremos a nuestra cómoda relación de antes. Quiero ser una camarada que inspire a todas para que podamos avanzar juntas.”

“Tsk, esa chica testaruda.”

¿Por qué no me di cuenta?, me condené.

Si lo pensaba con calma, en realidad hubo muchas señales.

“¡Eso es! La próxima vez las aplastaremos. El año que viene derrotaremos a la Secundaria Ashi y lucharemos por ganar en el Inter- Escolar. Para lograrlo, necesitamos entrenar a fondo, ¡y yo, la capitana del equipo, debo poner de mi parte!”

Así que eso era lo que ella quería decir con hacer su parte. Finalmente entendí por qué Nanase parecía querer decir algo en ese momento.

“Bueno, no se sentirán cómodas comiendo si la capitana diabólica está cerca, ¿verdad?”

Al principio pensé que esa afirmación era una broma.

“¡Por ese motivo la capitana no puede tomarse un día libre!” “Sí, eres la capitana. Por eso debes dar ejemplo a las demás.” “Estás subestimando a Umi. Ha puesto la vista muy lejos.” Misaki-sensei lo había notado desde el principio.

“Aun así, ella no va a retroceder, ¿eh?”

“No, no lo hará. Esa chica va a mostrarles a todas su punto.”

Así es.

Incluso si llegaba al límite y se caía, volvía a levantarse y mostraba a todas cómo luchaba.

“… Y cuando siento que no puedo afrontar el mañana.”

Nanase, que había estado observándome en silencio, habló con un tono suave. “Deberías elogiarla alguna vez. Umi… ella nunca se quejó contigo, ¿verdad?”

No es sólo eso—

“Definitivamente encontraré la manera de hacerte sonreír si sientes dolor.

Estaré a tu lado si necesitas llorar, y me enfadaré contigo si eres infeliz.

Te   reñiré   si   tienes   miedo   y   te   apoyaré cuando no  puedas levantarte.”

A pesar   de   encontrarse   ella   misma en    esa situación, siguió escuchando mis quejas.

Entonces, Nanase continuó.

“Creo que el equipo se dividirá mañana como muy pronto. Tengo un papel que ella me ha confiado, así que cuando llegue ese momento…” Me apretó la mano con fuerza. “¿Puedo confiarte a Umi?”

Habló con tristeza.

Sólo podía esperar sinceramente que esta predicción no se hiciera realidad.

* * *

Al día siguiente, después de clase.

Preocupado, eché un vistazo a la práctica desde la entrada del gimnasio.

“—¡Ya basta!”

Pronto la práctica se convirtió en un alboroto.

“Quieres que defienda con más firmeza y que corra más rápido,

¡por eso me esforcé! ¿Quién eres tú para decir que no me esfuerzo lo suficiente?”

La primera en perder la paciencia fue una chica de cabello corto llamada Sen. Tenía la impresión de que era más bien tranquila, por lo que su actitud actual, diferente de su apariencia normal, hizo que el ambiente se sintiera bastante tenso.

Haru respondió con calma.

“Lo sé. Sé muy bien cómo usas tus propias palabras para justificar tus acciones, es obvio para cualquiera que no siempre te tomas las cosas en serio.”

“¿Qué quieres decir, estás tratando de decir que no eres como nosotras? ¡Incluso tú no pudiste hacer nada al ser emparejada contra Tōdō Mai!”

“La Tōdō Mai de la que hablas era ridículamente seria cuando se enfrentaba a una enana inadecuada como yo.”

“¡——!”

“¿Por qué no bloqueaste antes el tiro de tres puntos de Nana?

¿Pensabas que, como siempre anota, no podías hacer nada? Te he dicho muchas veces que no tienes que ser capaz de bloquear sus tiros de inmediato, ¡pero lo menos que puedes hacer es intentarlo! ¿No es en eso en lo que consiste practicar?”

¡TUD!

Sen golpeó la pelota contra el suelo. El balón rebotó alto y luego rodó con desánimo.

“Es porque tienes talento que no te sentirás abrumada. Mientras trabajes duro, verás el resultado.”

“Bueno… aunque te envidio. Por tener algo que yo no tengo.”

En ese momento, Yō, que era más o menos de la misma altura que Tōdō Mai, intervino.

“¿No es bonito, Umi? Aunque pierdas, podrás usar la excusa de que no eres lo bastante alta.”

—Debes estar bromeando.

¡Ni una sola vez Haru usó su altura como excusa!

No pude evitar enfadarme. Cuando estaba a punto de correr hacia delante, alguien me agarró por el cuello.

“¡Uukk!”

“Idiota, ¿qué sentido tiene que te enfades cuando Umi y Nana se están enfrentando a todo?”

Fue Misaki-sensei, que en algún momento apareció detrás de mí.