Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 2: La Tejedora Enfadada Y El Vaquero Llorón

Parte 9

“El entrenador también favoreció a Saku al principio. Dijo que seguiría usando a Saku aunque Yūsuke fuera eliminado.”

“En realidad es demasiado arrogante para decirle algo así al entrenador.”

“Y también pidió al entrenador que le pusiera como tercer bateador en vez de cuarto.”

“Sé que es un buen tipo, pero su pasión es demasiado para nosotros.

Al final del día esta es una escuela normal.” “Debería haber ido a un colegio privado fuerte.”

“He oído que muchas escuelas se le acercaron, pero las rechazó todas.”

“¿En serio aspira al Koshien con un equipo débil? ¡Esto no es un manga!”

“Cree que si él puede hacerlo, también todos los demás.”

“Los genios suelen tener esa idea equivocada, ¿verdad? Pero por mucho que lo intentemos, no podemos alcanzarlos.”

Jajajajajajajaja. El sonido de la risa no cesaba.

Yūsuke, que había estado en silencio hasta entonces, finalmente abrió la boca.

“Los superdotados nunca entenderán el sufrimiento de los que no lo son.”

Ya veo, eso es lo que piensan.

Inconscientemente, solté la caja del bate, que golpeó el panel de la puerta con un fuerte estruendo.

“¡¿Saku?!”

Yūsuke abrió la puerta de un tirón, y los nueve me miraron torpemente.

Pop, se oyó el sonido de un corazón roto. Era un sonido muy sordo y suave.

“—Así que aquí no había sitio para mí desde el principio.”

Al día siguiente, envié mi formulario de retirada. El entrenador lo recibió sin mediar palabra.

* * *

Mi historia había terminado.

Respiré hondo, contemplando la vista nocturna que se extendía ante mí.

Cuando hablé, Haru no dijo ni una palabra, sino que se limitó a tomarme de la mano en silencio.

Este secreto siempre había estado oculto en lo más profundo de mi corazón, pero sólo después de decirlo me di cuenta de que en realidad era muy sencillo.

Aunque no esperaba sentirme mejor por ello, la niebla de mi corazón no se disipó en absoluto, y sólo recuerdos tristes siguen inundando mi mente.

Preguntándome cómo se sentiría Haru, miré en silencio a un lado. Esperaba que dijera algo, pero al mismo tiempo no quería oír nada. De repente—

“… Qué demonios.”

Sus uñas agarraron mi mano con fuerza. “¡¡¡Qué demonios es esto, CHITOSE!!!”

Por un momento no entendí el rugido de Haru, y sólo cuando me agarró por el pecho me di cuenta por fin de que me estaba gruñendo.

“Las acciones del entrenador fueron indignantes, y los compañeros que te ignoraron fueron igualmente culpables—¡pero tú eres el que más me ha molestado!”

Me quedé de piedra mientras Haru continuaba.

“¿No apostaste toda tu vida al béisbol? ¿No fue siempre lo primero? Aunque otras personas dijeran esas cosas irresponsables, ¡tú sabes cuánto esfuerzo pusiste! ¿Por qué tiraste algo tan importante tan fácilmente?”

“No es… fácil.”

“El verano pasado, cuando fui completamente derrotada por Mai, de la Secundaria Ashi, en la eliminatoria Inter-Escolar, pensé que no podría ganar a una persona alta. La diferencia entre nosotras se había ido ampliando desde que éramos niñas y, por mucho que lo intentara, sentía que nunca sería capaz de competir con mi altura. Estuve a punto de darme por vencida, pensando que mi carrera deportiva acabaría aquí.”

La mano de Haru se relajó ligeramente.

“Luego vi tu juego. Al principio sólo pensé que eras un gran jugador que podía hacer muchos hits y home runs contra un rival tan fuerte. Sin embargo, en la sexta entrada, tu equipo fue superado sin remedio, simplemente estaban siendo acorralados por el otro equipo.

Incluso yo, una espectadora casual, pude ver que no había ninguna posibilidad de que ganaran.”

Una vez más, me miró con fiereza.

“—Pero Chitose, todo el tiempo estuviste sonriendo de felicidad. Definitivamente, esa no era una sonrisa de rendición. Tu cara mostraba que el partido no había hecho más que empezar, que podías cambiar las tornas y asustar al público, y que realmente creías que tu equipo podía hacerlo. Motivaste de todo corazón a tus compañeros de equipo, gritando a los que se habían rendido hace tiempo: No se preocupen, Tu lanzamiento no es tan fácil de batear, Lanza con confianza, Hagamos todo lo posible por aguantar esta entrada, Te cubro las espaldas.”

Gotas de agua resbalaron por las mejillas de Haru.

“En la segunda mitad de esa entrada, bateaste un home run. La pelota voló alto, tan alto que parecía que iba a la luna brillante.”

Se oye una voz que moquea.

“Ese home run pareció decirme que no tenía que rendirme, que podía seguir siendo apasionada, que podía seguir adelante, que no importaba lo temerario o desenfrenado que fuera. No tengas miedo, demuestra tu talento para ganar, esa es tu arma, si tienes un objetivo, encuentra la manera de conseguirlo—por eso pude volver a levantarme, por eso pude seguir adelante. Y aunque este año he vuelto a perder contra Mai, no me siento desanimada.”

El puño de Haru golpeó mi pecho.

“¡Eres el primer héroe de verdad que conozco!” Era como si me golpeara con el alma.

“¡¡Cómo puedes renunciar de una manera tan patética!!” Me ardía el pecho.

“¿Hacer enfadar al entrenador? Pues arrodíllate y pídele perdón cien veces. Si su actitud no cambia, demanda a la escuela o al Consejo de Educación. Si eso no funciona, trasládate a otra escuela. Incluso en el peor escenario, ¡yo también te apoyaré! ¿Tus compañeros no quieren unirse a ti? ¡Entonces usa tu pasión y tus habilidades para motivarlos!

¡Tienes que hacer que se den cuenta de que pueden hacer realidad sus sueños contigo! Por eso—¡no hay ninguna razón por la que tengas que dejar el béisbol!”

Ah, así que es así.

No buscaba consuelo, no buscaba simpatía, no buscaba a alguien que me animara a encontrar algún día otra cosa en la que poner mi corazón.

No trataba de culpar al entrenador, ni de maldecir a mis compañeros.

Yo sólo… Yo sólo…

—Sólo quería que alguien regañara al débil de mí que decidió escapar aquel día.

“A-aa-aa…”

Un gemido silencioso salió de mis labios.

En ese momento, Haru estrechó mi cabeza contra su pecho.

El olor agridulce del sudor, mezclado con el aroma del antitranspirante oceánico me cosquilleaba en lo más profundo de la nariz.

“Está bien, Chitose, estoy aquí contigo.” Durante todo este tiempo—

“¡A, aaa, a, AAAAAAAAAAAAAHHHH!”

—lo único que quería era llorar así.

* * *

Después de eso, probablemente ambos nos secamos todas las lágrimas que habíamos derramado en esta vida.

Cuando me di cuenta de que la camisa de Haru estaba húmeda y empapada, me soné la nariz con ella.

“¡Qué asco!”

“Idiota, claro que estaba fingiendo.” “Pero tu nariz está goteando con ganas.”

“¿Cómo podría un hombre guapo como yo hacer una cosa tan repugnante?”

“Es broma.” Se rio alegremente.

Estaba tan agotado que me desplomé en el banco, y Haru me siguió.

Nuestras manos se enlazaron de forma natural.

Aunque se trataba de un pequeño observatorio en el campo, el cielo nocturno parecía como si alguien hubiera volcado un cubo y esparcido estrellas por todo el firmamento.

“¿Cuál es su plan con respecto al club de béisbol?” Preguntó una voz tranquila.

“¿Qué quieres que haga?”

“Odio cuando me preguntas eso.”

“Para ser honesto, aun no puedo decidirlo. El año pasado, Yūsuke también recibió un trato poco razonable y no tuvo la oportunidad de jugar. Creo que hizo falta mucha determinación para que Hirano y los demás vinieran a suplicarme ayuda. Así que mentiría si dijera que no quiero ayudarlos.”

“Me gusta eso de ti.”

“Pero aunque vuelva ahora, ¿realmente puedo ayudarlos?” “Y ahora te odio.”

“Si lo consigo, creo que tendrán muchas más posibilidades de ganar la primera ronda. Aunque les dije que mi habilidad estaba oxidada porque hacía tiempo que no jugaba, lo he estado compensando con la imaginación mientras practicaba, así que mi cuerpo está ajustado para estar listo para jugar en el campo. Con una semana de trabajo duro, debería poder recuperar las sensaciones.”

“Me vuelves a gustar.”

“Pero Haru, todavía no puedo superar ese obstáculo en mi corazón. Si me preguntas si puedo hacer lo mejor por Yūsuke y Hirano, la respuesta es no. Si voy al juego con ese tipo de mentalidad, sentiría pena por el béisbol.”

“Me gusta mucho esa parte de ti.”

“Dame un poco más de tiempo, sólo uno o dos días, para pensarlo.

Voy a cerrar lo que pasó el verano pasado.” Apreté con fuerza la cálida mano de Haru.

En el cielo nocturno añil, las estrellas Cygnus, Vega y Altair brillaban intensamente. Las líneas que unían las estrellas eran puras y hermosas, como el juego de pasarnos una pelota de béisbol en formación triangular a la que jugaba con mis amigos en el barrio hace mucho tiempo.

En aquella época, mientras tuviéramos bates de plástico de colores y pelotas de colores, nos dábamos por satisfechos.

“Pidamos un deseo.” Dijo Haru, como si de repente lo recordara. “¿Por qué ese capricho repentino?”

“Hoy es Tanabata, ¿recuerdas?”

Ya veo.

Cuando estaba en la escuela primaria, recordé que el deseo que escribí en un papel era: “Quiero ser jugador profesional de béisbol.”

“Entonces, deseo que Haru siga avanzando a su manera.” Cuando dije eso, una risa baja y reprimida sonó a mi lado.

“Antes estabas llorando, y ahora actúas genial. Si ese es el caso, entonces deseo que Chitose vuelva a batear un home run.”

Haru continuó con timidez.

“Realmente no somos aptos para ser Orihime y Hikoboshi,

¿verdad?”

“Incluso conmigo, parece imposible que dejes de tejer.” “¿Por qué no me ayudas pasando la pelota?”

“¿Aunque sólo nos veamos una vez al año?” “Entonces podremos jugar uno contra uno.”

“Hikoboshi   probablemente   se   cansará     demasiado  y  acabará huyendo.”

“Si fuera yo, saltaría a la Vía Láctea y te traería de vuelta.”

Esta afirmación era muy propia de Haru, y no pude evitar sonreír. Esperaba que en algún lugar, Orihime y Hikoboshi también estuvieran pasando una tierna noche tomados de la mano como nosotros.

Ri-ri-ri, furu-rururu, chi-chi-chi.

Desde todas las direcciones se oían los agradables gorjeos de insectos desconocidos.

A veces soplaba una ligera brisa que hacía cosquillas en los árboles y mecía sus hojas.

Los sonidos del campo por la noche. Los aromas del campo por la noche.

Mi sueño, que se suponía que me llevaría al otro lado del mar, de alguna manera había llevado a este lugar.

“Eh, Chitose.” Llamó Haru. “¿Quieres un beso?”

Levantando las comisuras de los labios, respondí como si trazara las líneas de otra persona.

“Odio esa parte de ti.”

Haru sonrió suavemente, como si hubiera esperado mi respuesta. “… Por eso me gustas.”

Supongo que no había dicho la palabra gracias, pero no quería decir algo endeble.

Un día, le devolvería el favor.

Por ahora, déjame abrazar la cálida luz que recibí de Haru para que mi corazón nunca vuelva a sentirse vacío.