Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 2: La Tejedora Enfadada Y El Vaquero Llorón

Parte 4

“Aun así, no va a echarse atrás, ¿eh?”

“No, no lo hará. Esa chica va a mostrarle a todos aquí de que está hecha.”

Antes de que pudiera adivinar el significado de esas palabras, la situación cambió.

Bam, bam, bam.

Tras tomarse su tiempo para atarse los cordones, Haru se colocó en el lado defensivo y regateó el balón.

“Gracias por esperar.” Ella pasó la pelota con un rebote. “¡Bien, vamos!”

En un instante, Haru acortó la distancia como un torbellino.

“Como era de esperar.” Tōdō Mai levantó la comisura de los labios.

Lo que ocurrió a continuación no necesitó ser explicado por Nanase para que yo lo entendiera.

Contrastando con lo que acabo de decir, la altura de Haru no suponía ninguna amenaza si se defendía a cierta distancia.

Para bloquear al adversario que era más alto que ella, sólo podía atacar mientras éste regateaba el balón.

Al menos por un momento, el balón estuvo al alcance de Haru. Ante semejante ataque, la reacción de Tōdō Mai fue….

—¡Swish!

Regateó el balón rápidamente y esquivó la defensa de Haru. “Lástima.”

Salió con fuerza, dejando atrás a Haru en un paso.

Swish.

Lanzó el balón al aro con suavidad y sin ninguna obstrucción.

“Si tan sólo…” Tōdō Mai habló. “Si tan solo fueras veinte centímetros más alta, sería difícil saber el resultado.”

Jugó con la pelota en la mano y continuó. “Aparte de la diferencia de altura, eres tan rápida como yo, puedes volar tan alto como yo y eres tan fuerte como yo.”

Haru apretó el puño con fuerza.

“Sin embargo, en baloncesto, esta diferencia de veinte centímetros es algo fatal.”

Cuando el público enmudeció, sonó una voz que aún no había perdido su energía.

“¡No lo hagas sonar como si el ganador ya estuviera decidido!” “¿Quieres seguir?”

“¡Por supuesto, voy a aplastarte!”

Pasándose el balón de un lado a otro, ambas parecían algo contentas.

“Ah, cómo me gustaría tener un combate con una Haru de 170 centímetros.”

Una vez más volvieron a enfrentarse.

* * *

En el gimnasio donde se habían marchado Tōdō Mai y Tominaga- sensei, se reanudó la práctica habitual.

Sin embargo, la capitana del equipo, encargada de caldear el ambiente, no aparecía por ninguna parte.

Dijo que iba a refrescarse un poco la cabeza, salió y no volvió.

Al final de la batalla, Haru nunca recuperó el balón. El partido terminó sin que ella tocara la pelota ni una sola vez.

Todas las jugadoras parecían estar todavía en estado de shock por las increíbles habilidades de su oponente, todos en la estancia estaban aturdidos.

“Tōdō es demasiado fuerte.”

“Eso es trampa, cualquiera podría ganar con esa altura.” “Así es.”

“Pero no esperaba que Umi perdiera tan mal.”

“Están separadas por veinte centímetros, ¿verdad? Estás loco si intentas desafiarla con esa diferencia.”

“¿No es un gran logro marcar sólo una vez?”

“Pero al principio su rival no intentó defenderse con propiedad.” “Entonces, si queremos entrar en el Inter-Escolar, ¿significa que

tenemos que vencer a gente así?” “¡Debes estar bromeando!”

“Imposible. Estoy segura de que perdería mi espíritu sólo por estar frente a alguien así.”

“Nacimos demasiado diferentes.” “Ah~. Ojalá pudiera medir 175 cm.”

“Ya eres lo suficientemente alta con 167cm. Mira a Umi-san.” “¡La altura también es un talento!”

“Hey, esas son palabras prohibidas.”

“¿Pero no te sientes un poco decepcionada? Después de todo, siempre actúa como si fuera un pez gordo cuando da instrucciones.”

“Si tan sólo Nana-san fuera la capitana.”

“—¡De acuerdo, todas, concentrémonos en la práctica!”

Nanase aplaudió. Con eso, los miembros del club dejaron de hablar y volvieron a la práctica.

“Chitose, ¿cuánto tiempo vas a quedarte?”

Mientras contemplaba la escena aturdido, se me acercó Misaki- sensei.

“Así es, iba a traer sus cosas. ¿Podría entregárselas más tarde?”

Justo cuando puse la bolsa en la esquina y estaba a punto de irme… “No me refería a eso.” Agarró mi mochila. “Ya es hora de que

traigas a esa idiota de vuelta.”

No hace falta decir que la idiota a la que se refería debía ser Haru. “¿No deberíamos dejarla en paz?”

Fue completamente derrotada delante de todas sus compañeras de equipo, y fue ella quien tomó con confianza la iniciativa de desafiar al adversario.

Sería extraño que no se sintiera frustrada.

“Estás subestimando a Umi. Ella puso su vista muy lejos.” Misaki- sensei suspiró consternada.

“Entonces, ¿por qué yo?”

“En una situación así, el príncipe debería ser quien la recogiera para poner fin al asunto.”

“Estás empezando a sonar como una tía entrometida en una familia,

¿sabes?”

… Creak.

“¡Ya voy, ya voy! Por favor, no me saques las cervicales.”

* * *

En cuanto salí del gimnasio, encontré a Haru.

Sentada en un banco bajo un enrejado de glicinas, miraba distraídamente el campo. Delante de sus ojos, los clubes de béisbol, softball, fútbol, atletismo, tenis y voleibol practicaban.

En un espacio no muy grande, se hacinaban diversas actividades del club.

Supongo que esto es lo malo de los institutos públicos.

“Hey, renacuaja.”

Puse la mano en el respaldo del banco, llamándola así a propósito.

Si yo estuviera en su lugar, que alguien mostrara su simpatía me resultaría más pesado, por eso la llamé así.

Haru, que estaba sentada, inclinó la cabeza hacia atrás y me miró. No había lágrimas en su rostro.

“Si vienes a consolarme, llegas tarde.” “¿Quieres que te dé un beso en la frente?” “No quiero que me humilles.”

Rodeé el banco y me senté a su lado. “Tu rival parece ser muy fuerte.”

Haru sonrió de mala gana. “Rival, ¿eh? Ni siquiera recordaba mi nombre, lo que significa que nunca tuvo ningún interés en mí—¡Ay!”

Le di con el dorso de mi mano en la cabeza, deteniendo sus palabras. “Idiota. Yo tampoco recuerdo los nombres y las caras de todos mis oponentes.”

“Eso es porque tu memoria es simplemente mala—¡Ay!”

“Incluso si ella no puede recordar tu nombre, ella todavía recuerda tu habilidad. No dijo Tōdō Mai que tu velocidad es tres veces más rápida de lo que ella esperaba, ¿aunque rara vez han tenido la oportunidad de enfrentarse? Ella no estaba hablando de las semifinales, sino del pasado. Ella no habría dicho eso a alguien que no recordaba.”

Probablemente no había olvidado ninguno de los partidos que jugaron en la escuela media.

Haru parecía sorprendida. “… Ya veo.”

De repente, una pelota rodó hacia nosotros, era del club de tenis que tenía un entrenamiento justo enfrente.

La pelota se detuvo en el sendero que cruzaba el terreno, separando el lado del edificio escolar y el gimnasio del lado del campo donde estábamos sentados. Me levanté, recogiendo la pelota antes de lanzarla de nuevo en una curva circular hacia la chica que estaba a punto de correr hacia nosotros.

Atrapó la pelota suavemente con la raqueta, inclinó la cabeza y me dio las gracias.

Yuuko, que estaba practicando detrás de ella, parecía haberse dado cuenta de nuestra presencia.

“¡Sakuuu! ¡Haruuu!”

Ella agitó su raqueta despreocupadamente, yo respondí levantando un poco la mano.

“Ojalá pudiéramos…” Mientras me sentaba de nuevo en el banco, abrí la boca. “Hacer deporte sólo por diversión, ojalá pudiéramos ser así.”

Lo decía en serio.

Recordé cuando Yuuko me dijo que no le obsesionaba ganar o perder, que ella sólo participaba en el club como quería. Eso podía sonar condescendiente, pero yo nunca había menospreciado a la gente que practica deporte con ese tipo de mentalidad.

Para ser sincero, todo el mundo empezó igual.

Lanzar la pelota más lejos que ayer, batear una base, atrapar una pelota en medio de su vuelo… esas cosas bastaban para hacer feliz a la gente al principio.

“No podemos hacer eso.” Murmuró Haru. “Porque nuestras almas fueron aprisionadas.”

Algunos pensarán que es una exageración, pero yo estoy totalmente de acuerdo con ella.

Desde que era niño, sacrifiqué mi tiempo cuando mis amigos de alrededor jugaban por ahí, llevé mi cuerpo al límite cada día, experimenté muchos reveses en los entrenamientos y las competiciones, y pasé noches en vela de frustración—porque seguía queriendo ser más fuerte, ganar, ser el número uno.

Incluso después de renunciar, el alma seguía sin querer irse. Prisión

era la mejor manera de describirlo.

“¿Qué te parecen las palabras de Mai?” Preguntó Haru. “¿Te refieres a lo de unos veinte centímetros?”

Haru asintió.

“Hiciste lo correcto al no replicar.” “Eso es lo que yo también pensaba.”

“Aunque soy escéptico cuando se trata de talento y atletismo, el físico es sin duda un don que te dan tus padres. Si se trata de algo tan difícil como desarrollar los músculos, puedes compensarlo si trabajas duro, pero no hay nada que puedas hacer con tu altura.”

“He estado bebiendo mucha leche.” Haru se rio en broma. “Pero no quiero tener envidia de lo que tienen los demás. Por ejemplo, Mai, a pesar de ser tan alta, si corre y salta a la misma velocidad que yo puede lesionarse. Debido a su tamaño, sus rivales pueden chocar más fuerte con ella y marcarla más gravemente. Puede que sea una de las mejores jugadoras de baloncesto, pero como es una chica, algunas personas podrían decir cosas desagradables de ella.”

Esas palabras fueron realmente admirables.

Las personas que pensaban así, especialmente las que podían decir tales cosas incluso después de haber sido derribadas por la buena fortuna natural de otra persona, eran realmente fuertes y hermosas.