Chitose Kun Wa Ramune (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: Piscina Extraescolar Y Coletas Descubierta

Parte 5

Apoyó los codos en las piernas cruzadas antes de dar un buen bocado a su pan yakisoba.

“¿Qué pasa?”

En contraste con la otra chica, las piernas de Yua colgaban del podio con las rodillas juntas, una simple servilleta hecha con la bolsa de papel del pan abierto estaba extendida sobre su falda.

Tras tragarse el pan que masticaba en la boca, Haru nos miró. “¿Por qué están tan unidos?”

Incapaz de entender el significado de sus palabras, miré involuntariamente a Yua.

Haru levantó la mano libre para mostrar que no quería decir eso.

“No, no me refería a otra cosa, no me malinterpreten. Pero Uchi no parece la clase de persona que se juntaría con alguien como tú.”

“¿Me acabas de llamar raro de forma enrevesada?”

Le respondí con un molestia, pero Haru fingió no oírme y continuó.

“Sabes, de todos nosotros, Uchi parece ser la que tiene más sentido común, ¿o quizás debería decir que das la impresión de ser una estudiante con honores? ¿Femenina? ¿Tranquila…? Espera, no. Mi vocabulario hace que suene como algo malo.”

Sin embargo, entendí lo que quería decir. Por supuesto, también sabía que sus palabras no eran sarcasmo.

Parecía que Yua también pensaba lo mismo. Se tapó la boca con la mano y ahogó una risita antes de contestar.

“Haru-chan, le has hecho una pregunta parecida a Nishino-senpai.” “Eh, ¿es así?”

“Sí, en ese momento, senpai dijo que la respuesta ya debería estar en el corazón de Haru-chan.”

“…… ¡Ah!”

Hablaban de cuando Asu-nee, alias Nishino Asuka-senpai, vino a clase. Recordé que, efectivamente, habían tenido una conversación así.

Al ver que Haru se rascaba torpemente la cabeza, Yua sonrió.

“Para ser honesta, estoy de acuerdo con Nishino-senpai, pero…” Pareció recordar algo y su mirada se suavizó. “Supongo que es porque Saku-kun me trató con más crudeza que a nadie.”

Por un momento, se hizo el silencio, y entonces, como para romperlo, Haru habló de forma desenfadada.

“Eh, Uchi ¿tienes un fetiche tan extraño?”

“Así es. ¡Yua es el tipo de pareja que se excita cuando abusan de ella!”

Cuando respondí despreocupadamente, la mirada de carámbano se dirigió inmediatamente hacia mí. “—¿Saku-kun?”

“¡Estoy bromeando, lo siento, lo siento!”

Yua suspiró exasperada. Después de reírse un rato, Haru la abrazó por el hombro y le pinchó la mejilla.

“En ese caso, ¿por qué no me eliges a mí? Cuidaré ♡ de ♡ ti ♡.”

“¡Aaaah, incluso Haru-chan se está burlando de mí!” “Aquí Uchi, toma un poco de pan yakisoba.”

“¡Tus pensamientos son demasiado burdos, Haru-chan!” Dijo Yua para luego girar la cara con enfado.

Haru se rio: “Es una broma, una broma.” Luego habló en un tono un poco más serio. “Sé lo que quieres decir, Chitose es así.”

Sintiéndome algo incómodo, estaba a punto de volver a hacer una broma, pero me detuve cuando vi que las comisuras de los ojos de Yua caían suavemente tras escuchar las palabras de Haru.

Cuando pensaba en algo anodino y sin interés de lo que suelen hablar los estudiantes de secundaria durante la hora del almuerzo, oí un sonido.

—Creak.

Como el entrenamiento de baloncesto de las chicas había terminado, en el silencioso gimnasio se oía el ruido de una puerta que se abría. Justo enfrente del estrado donde nos encontrábamos, estaba el despacho del profesor de educación física, que tenía acceso directo al gimnasio y al terreno de la escuela.

“¡——!”

Se me escapó un grito ahogado.

“¿Dónde están las representantes? ¡¿Te han dado permiso?!”

Un rugido atronador resonó por todo el gimnasio. Era de un profesor que salió de detrás de la puerta.

Cabello canoso y corto, barriga flácida como si tuviera más de cincuenta años, cejas siempre fruncidas por el disgusto y una mirada aguda que no mostraba signos de deterioro por la edad.

Ah, no había cambiado nada.

El cuerpo de Haru tembló un poco. “… Maldición, es Wataya- sensei.”

Wataya, que impartía clases de educación física, era lo que se suele llamar un profesor “feroz”, algo poco frecuente en estos tiempos.

Probablemente ni siquiera pretendía gritar a los alumnos, pero su aspecto intimidatorio y su fuerte voz parecen hacer que muchos de ellos se sobresalten, y los alumnos le temen bastante.

“¡Capitana!” Wataya-sensei gritó una vez más. Cuando Haru estaba a punto de responder—

“Soy la vice capitana Nanase, conseguimos el permiso de Misaki- sensei y confirmamos que ningún otro club quiere usar el gimnasio.”

Una voz tranquila interrumpió a Haru.

Nanase se levantó con dignidad y se enfrentó a Wataya. Para la persona que preguntó, esa respuesta probablemente era suficiente.

“Ya veo. No llegues tarde a clase.” Wataya dejó estas palabras antes de alejarse.

“Así que tenemos permiso…” Murmuró Haru, dejó escapar un gran suspiro y levantó la vista. “Como era de esperar de Yuzuki. Aunque fui yo quien sugirió practicar durante el almuerzo, no pensé que necesitaría el permiso del profesor ni considerar los horarios de los otros clubes.”

“Se puede pensar en ello como una responsabilidad compartida.” Sonrió de mala gana ante mi respuesta. “Sí.”

Después de todo, Haru era una nueva capitana. Aunque no lo demostrara, probablemente sentía cierta responsabilidad y presión.

Justo cuando estaba a punto de comerme una galleta para refrescarme el paladar, me di cuenta de que Wataya, que de alguna manera se había acercado al podio, se había detenido y nos miraba fijamente.

Haru estaba encogiendo su cuerpo, probablemente pensando que aún iba a quejarse de algo.

Sin embargo, delante de su línea de visión estaba… Wataya frunció las cejas, contrariado.

“—No tienes buen aspecto, Chitose.” Habló con desprecio.

Apreté los puños con fuerza donde él no pudiera verlo.

“No has cambiado nada, entrenador.” Respondí apretando los dientes.

Haru y Yua se sorprendieron por nuestra conversación, y el ambiente tenso se extendió entre nosotros. Ambas parecían haberse dado cuenta de que—

—el hombre que tenían delante era el consejero del club de béisbol.

Dos segundos, tres segundos, cuatro segundos, nos miramos fijamente.

Cinco segundos, seis segundos, siete segundos, permanecimos en silencio.

Lo que rompió el estancamiento fue el comentario loco de Haru.

“Wataya-sensei~♪. ¿No son malos modales cuando un chico está rodeado de dos chicas guapas y ni siquiera puede dedicarles una mirada?”

A mí, y probablemente también a Wataya, debió de tomarnos por sorpresa la pésima forma de desviar el tema de conversación.

Chasqueó la lengua, me lanzó una última mirada y se fue.

Tras asegurarme de que había abandonado el gimnasio, abrí la boca.

“No hagas cosas para las que no sirves, idiota. ¡El ambiente no está para comentarios como ese!”

Haru sonrió tímidamente y se rascó la mejilla. “¿De verdad he hecho un trabajo pésimo? Seguro que Yuzuki puede hacerlo mejor que yo.”

“Pero…” Le tiré las galletas sin abrir a Haru. “Me alegro de que intentaras cubrirme.”

Yua le siguió. “Gracias, Haru-chan.”

“Vaya, pensar qué incluso Uchi me está dando las gracias.”

Como ocultando su vergüenza, Haru giró la cabeza hacia el otro lado y empezó a masticar la galleta.

Yua también mordió su galleta junto a mí.

Al verlas a las dos así, todo mi cuerpo se relajó por fin.

En mis palmas, que estaban tan duras como cuando aún estaba en el club de béisbol, se veían claramente las marcas de las uñas.

* * *

Después de una pausa algo agitada para comer, los tres nos apresuramos a entrar en clase cuando sonó el timbre cinco minutos antes de la quinta hora. Afortunadamente, el profesor aún no había llegado.

Bueno, la siguiente clase era literatura japonesa. Kura-sensei siempre entraba exactamente cuándo sonaba el timbre, así que deberíamos poder llegar aunque no hubiéramos corrido tanto.

Los miembros del equipo de Chitose se reunieron alrededor del asiento de Yuuko.

Nanase salió del gimnasio incluso antes que nosotros, parecía haberse secado el sudor y vuelto a maquillar, y nos saludó con una mirada renovada.

Haru, por su parte, competía conmigo para ver quién corría más rápido a clase, así que el flequillo se le pegaba a la frente sudorosa.

Aunque eran los mismos miembros del club de baloncesto, eran totalmente diferentes entre sí.

Cuando Hiiragi Yuuko nos vio, se levantó y gritó. “¡Llegan tarde!

¿Qué estaban haciendo?”

“Estábamos viendo el entrenamiento de baloncesto de las chicas mientras almorzábamos en el gimnasio.”

Al oír mi respuesta, pareció muy disgustado. “Huh, eso es injusto,

¡yo también debería haber ido allí!”

Yuuko miró decepcionada a Yua, pero la interesada parecía no tener energía para prestar atención.

“—Uh, —hhh, —hah.” Dejó escapar un delicado sonido al respirar.

Las gotas de agua resbalaban por la suave nuca y la esbelta clavícula. Las gotas, que no se habían limpiado con un pañuelo, trazaban los contornos de la muchacha, haciéndole cosquillas en los omóplatos y la columna vertebral, fluyendo hacia su voluptuoso escote.

En pocas palabras, como estaba tan cansada y sudorosa de correr con todas sus fuerzas para acompañarnos a Haru y a mí al aula, presentaba un aspecto imaginativo.

Yua no parecía que pudiera hablar de inmediato, así que le di el agua mineral Volvic que compré antes de volver a clase y hablé en su nombre.

“¡Es culpa tuya por abandonarme en primer lugar, Yuuko-chan!, dijo ella.”

“¿Es eso cierto, Uchi? Siento haberte hecho sentir sola.” Un costado de mi estómago fue pellizcado.

Yua-chan, por favor, usa menos fuerza, la carne de mi cuerpo está a punto de ser exprimida.

Fingí toser y continué.

“Sinceramente, quería aprovechar esta oportunidad para pasar un rato con Saku-kun, pero por desgracia, Haru-chan fue tan insensible y vino a molestarnos, —bien, es mentira, ¡lo siento!”

Yua me estrangulaba, Haru me daba patadas en el trasero mientras Yuuko hacía pucheros de disgusto.

“¡Saku, eso es terrible! Sé que Uchi está siempre de mi lado.” Dijo Yuuko mientras sujetaba la mano de Yua con una mirada ligeramente molesta.

Asano Kaito, que nos miraba con cierta envidia, nos interrumpió. “¡Eso es hacer trampa! ¿Por qué no me has preguntado si ibas a practicar durante la comida?”

Haru suspiró dramáticamente. “Lo siento, pero el equipo de baloncesto femenino no puede aceptarte.”

“Eh, ¿por qué?”

“Tu mirada es demasiado obscena.” “¿Eso es lo que piensa todo el mundo?”

Mizushino Kazuki, que observaba en silencio, habló con voz cansada.

“Cuando te toca entrar en una nueva clase, habrá varios cambios en tus relaciones interpersonales, así que es mejor que frenen su comedia de ‘Saku y sus mujeres’ a la que siempre están jugando. ¿No te parece, Yuzuki?”

“¿Por qué me lo preguntas?” “¿Por qué crees?”

Nanase sonrió. “Mizushino, deberíamos tener una buena charla alguna vez.”

La persona en cuestión, Kazuki, se lo quitó de encima con actitud indiferente. A continuación, palmeó el hombro de Yamazaki Kenta.

“Entonces, Kenta, ¿algún comentario para Saku?”

“¡Deja de jugar con las chicas y toma asiento, Rey de los Bastardos!”

Cada vez eres más imprudente con tus palabras, ¿verdad?

En ese momento, sonó el timbre y Kura-sensei entró en clase, así que me apresuré a volver a mi asiento.

* * *

Pass, pass. Shwp, shwp.

Habían pasado unos quince minutos desde que empezó el quinto periodo.

Mientras escuchaba distraídamente la clase de Kura-sensei, oí una respiración inexplicable y regular.

Miré al asiento de al lado y encontré a Haru dormitando cómodamente a la sombra de su libro de texto de literatura japonesa. Habría sido bonito que estuviera dormitando, pero dormía profundamente con los brazos como almohadas y la cara vuelta hacia mí. Después de practicar baloncesto y almorzar, entendí por qué dormía tan profundamente.

Al ver un poco de sudor en su frente, sonreí amargamente y abrí la ventana.

Los árboles se mecían con la brisa de media tarde y se suavizaban agradablemente.