Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

—…

Roje me miraba de cerca desde primera hora de la mañana.

La elfa había sido la guardiana de Rila durante sus días de Señor Demonio. Cuando se enteró de que Rila y yo vivíamos juntos, se pasaba de vez en cuando para seguir a Rila un rato. No podía tragarse la relación íntima que yo, un humano, tenía con el Señor Demonio.

—Roje Sandsong, si hay algo que quieras decir, soy todo oídos.

—No tengo nada que decirte.

Roje se comió la sopa casera de Rila a sorbos, pareciendo un monje en formación mientras lo hacía. Por lo que parecía, sólo podía digerir la comida de Rila si mantenía su mente despejada de pensamientos.

—Hoy… puedes tomar esto.

Rila, que llevaba un rato en la cocina y aún no había comido nada, puso una caja frente a mí en el borde de la mesa.

—¿Qué es esto?— Pregunté.

—Creo que es lo que se llama un almuerzo en caja.

—Ya veo. ¿Dices que debería llevar esto para comer después?

—Ummmm… me lo contaron las amas de casa del pueblo— respondió Rila, pareciendo avergonzada. —Dicen que cuando uno tiene una p-pareja, esto es normal…

—…Tsk.— Roje chasqueó la lengua. Esta elfa tenía un grave problema de actitud. —Señor Rileyla, ¿qué hay de l mío?— preguntó.

—¿Por qué necesitas uno?

—¡Supongo que tienes razón…! ¡En ese caso! ¿Le hago uno, Lord Rileyla?

—¿Hmm? No tengo necesidad de un almuerzo en caja… pero haz lo que quieras.

—Sí, señora.

Tenía que irme ya, o llegaría tarde al trabajo. Me puse de pie, guardé la comida casera de Rila en mi bolso y me dirigí a la puerta. Sin embargo, antes de salir, Rila se apresuró a despedirse de mí.

—Me voy— dije.

—Mm, mm-hmm. Que tengas un buen viaje— Rila se agitó, como si quisiera decir algo más, pero se quedó callada.

— ¿ …?— Cuando ladeé la cabeza con desconcierto y le di la espalda, me plantó un beso en la mejilla. —Rila…— Antes de que pudiera decir nada más, se escabulló, roja hasta las orejas.

— ¿ …?

Al parecer, había hecho amigos en este pueblo y conocía a más gente. Parecía que, al igual que yo, Rila estaba aprendiendo lo que significaba ser normal.

—¡¿Eso es un legendario ‘beso de despedida’?!

Roje, que había presenciado todo el despliegue, estaba temblando.

—¡Bastardo! ¡No te pongas tan engreído con esto! Sólo porque tuviste la suerte de estar en el extremo receptor de algo tan alegre esta mañana… ¡Heeey! ¡Escúchame!

Cerré la puerta principal y me dirigí al gremio como cada mañana.

Aunque tenía una Puerta preparada, el trayecto me servía de paseo matutino, así que decidí no utilizar el hechizo.

Las visitas de Roje duraban entre unos días y una semana. Cuando terminaban, volvía al infierno por un tiempo y luego aparecía de nuevo en nuestra casa después de un tiempo. Aclarar y repetir.

—El Gran Señor está preocupado por usted, Lord Rileyla— nos había dicho Roje. Me hizo confiar en que estaba dando informes sobre Rila.

Nuestra asamblea matutina se puso en marcha. Tras una reunión sin incidentes, todos se pusieron a trabajar. Los aventureros entraron para completar las misiones y preguntar por los trabajos en la recepción.

—Señor Roland… alguien nos ha estado espiando desde fuera durante un tiempo…— me susurró Milia en voz baja al oído.

Las empleadas del gremio como Milia e Iris atraían fácilmente a los acosadores de aventureros. Era natural que se asustaran de los personajes sospechosos. Milia era tierna y se relacionaba con cualquiera, y las otras empleadas me habían dicho que eso hacía que algunas personas se hicieran una idea equivocada.

—Por ahí.

Por delante de donde señalaba Milia, vislumbré a alguien merodeando. Desapareció y luego volvió a asomarse, mostrando brevemente su rostro.

Era difícil saberlo con certeza, ya que había sido tan rápido, pero juré que sabía de quién se trataba.

—Tal vez debería llamar a alguien de la orden de caballería…

—Está bien— le dije a Milia y me dirigí al exterior.

La figura sospechosa llevaba una túnica con capucha. Eso sí que la hacía parecer peligrosa.

—Hola, Roje Sandsong. ¿Necesitas algo?

Se detuvo en seco, se quitó la capucha y se dio la vuelta. Su sedoso y hermoso cabello ondeaba bajo el sol de la mañana. Una sonrisa cruzó su hermoso rostro, que tenía los rasgos cincelados de un elfo.

—No tengo nada que decirte.

—Eres un a terrible mentiros a .

Después de chasquear la lengua, su expresión se transformó inmediatamente en un ceño fruncido.

—No te acepto. Sin embargo, el Gran Señor… y Lord Rileyla se han interesado por ti. Tampoco lo acepto. Anoche estuvisteis tan… íntimos… y oí vuestras voces mientras…— Roje se interrumpió torpemente.

—…¿Quieres unirte a nosotros?

—¡N-no! Lo que estoy tratando de decir es…

—¿Que te da vergüenza decirlo, pero que realmente querías una invitación para unirte a nosotros?

—¿N-no?

—Rila se ha interesado por mí, ¿y te ha confundido, entonces?

—Así es. Creo…

¿Qué, se había enamorado de mí o algo así?

—Eres un elfo, una raza longeva y célebre. Deberías tener más cuidado con quién eliges estar.

—No tengo necesidad de elegir a nadie.

—…En ese caso, ¿te gustaría probar ser aventu re ra?

—¡Escucha lo que estoy diciendo! Eres ridículo!— Roje suspiró, de muy mal humor. Yo había pensado que mi oferta era buena, pero ella obviamente no estaba de acuerdo.

—En cualquier caso, creo que voy a ver si realmente eres digno de ser el compañero de Lord Rileyla.