Hazure Skill Kage Ga Usui (NL)

Volumen 2

Capítulo 8: Al Seminario De Supervisores, Parte II

Parte 2

—Creo que ya me he presentado, ¿no? Soy un simple empleado del gremio— respondí, y luego salí de la habitación.

Cuando volví a la sala de reuniones, la conferencia ya estaba en marcha. Esta vez se trataba de las habilidades, sus agrupaciones y sus efectos.

Al igual que la lección de ayer, se trataba de lo más básico y, por lo tanto, aburrido para cualquiera que ya supiera tanto.

Como esta conferencia era la última del seminario de dos días, varias personas me invitaron a una comida al terminar, pero las rechacé.

◆

—Hola, Rila. Nos vamos a casa.

De vuelta a la posada, encontré a Rila totalmente agotada por la resaca.

—N-no… todavía… no puedo decir que me haya hartado de la capital…— soltó, poniéndose mortalmente pálida.

—Acabo de preparar una Puerta. Podemos volver en otro momento.

—…Si ese es el caso…

Se desplomó, inconsciente.

Como era más conveniente, la transformé en su forma felina, la metí en mi mochila y partí.

Justo cuando estaba a punto de dirigirme a los establos para coger mi caballo, alguien me llamó. —¿Me equivoco, o eres Roland Argan?— El hombre llevaba un uniforme de empleado del gremio. Por su aspecto, parecía tener prisa. Estaba sin aliento.

—Sí, soy yo.

—El Maestro del Gremio… el Señor Tallow Paulo… pregunta por ti.

Otro nombre nostálgico.

Sin embargo, ya había terminado mi trabajo. Ya no tenía negocios en la capital.

— Si me llama, debe haber ascendido en la vida— comenté.

—¿Perdón?

—Nada. ¿Por qué no le dices que ya me había ido cuando llegaste a la posada?

—Pero… El maestro ha estado fuera los últimos días y acaba de regresar. Y se enteró de que el seminario había terminado, así que me hizo ir corriendo a…

—Entonces déjame enmendar eso: Dígale que venga a buscarme por su cuenta .

—¡Yo-yo-yo no podría decir eso! Podrías al menos venir a saludar o…

Como había establecido una puerta, podía viajar a casa casi instantáneamente. Además, el seminario había terminado por hoy, así que era libre de hacer lo que quisiera hasta mañana.

Quería ir a casa y tomármelo con calma, pero supongo que diez minutos no podían hacer daño.

—…Muy bien. Voy a ir.

—Realmente no estás tratando de ocultar tu reticencia…

Una vez más, me dirigí a la sede del gremio.

Supuestamente, el Maestro del Gremio era la posición más alta en el Gremio de Aventureros. Eso también lo convertía en el presidente de la Asociación de Aventureros.

Tallow Paulo y yo teníamos una historia compartida. Ahora que lo pienso, fue él quien le contó a Iris que yo había sido un asesino. En parte había sido culpa mía por no haberme tomado la molestia de cambiarme el nombre, pero ¿quién va por ahí revelando el pasado de una persona a los demás sin motivo? Se había metido en mis asuntos.

—Um, no creo que debas actuar así delante del Maestro del Gremio… De un empleado del gremio a otro, estoy un poco preocupado por ti…

—Me comportaré.

La verdad es que no tenía intención de hacerlo, pero se lo dije a este empleado de todos modos.

Una vez que llegamos a la sede, subimos muchos tramos de escaleras. En la última planta, el empleado que me acompañaba me señaló una puerta al final de un pasillo y me dijo: —Está ahí.

Entré directamente sin molestarme en llamar a la puerta.

—¿Qué crees que eres?

Sin prestar atención a la empleada en pánico que estaba detrás de mí, cerré la puerta a mis espaldas sin molestarme en darme la vuelta.

Sentado en el escritorio ridículamente grande había un rostro ligeramente curtido y familiar que lucía rasgos angulosos, barba y unos ojos redondos fuera de lugar.

—¡Ohhh! ¡Oh-ho-ho-ho! No nos hemos visto desde la Guerra Humano- Unificada , ¿verdad? ¿Eres realmente tú, Roland?

—¿Había un impostor por ahí?

Entré rápidamente y me dejé caer en el sofá de cuero.

—Oh-ho-ho-ho. Cómo es que dices algo así.

—Y tú pareces tan bullicioso como siempre— respondí.

Una sonrisa apareció de repente en nuestros rostros. Tallow se acercó y me dio un apretón de manos.

—¿Así que realmente estás trabajando como empleado del gremio, entonces?

—Gracias a ti, Iris sabe que solía ser un asesino.

—Oh-ho-ho. Se me escapó de la boca. Lo siento.

Tallow era algo así como un alumno mío, pero se había escapado después de sólo un mes. Además, era mayor que yo: nos separaba una generación.

Mientras yo operaba de forma encubierta, puramente como asesino, Tallow había debutado como aventurero de alto nivel. Había sido una especie de anomalía durante la guerra, porque el Rey le había asignado fuerzas para dirigir.

Después de ganarse una reputación por sus éxitos como aventurero y de demostrar su valía en la guerra, se le nombró el cargo de Maestro del Gremio en reconocimiento a sus logros.

—Entonces, ¿qué quieres de mí? Si me dices que sólo querías verme la cara, me voy directo a casa.

—Oh, no te precipites. Tengo algo muy importante que decir.

Me quedé mirando a Tallow. Parecía serio.

—¿Sabes lo que es una misión a gran escala?— preguntó.

—Soy uno de sus empleados. Por supuesto que sí.

Una misión a gran escala era una empresa importante, la más grande que podía emprender cualquier grupo. Aunque los detalles variaban, los clientes solían ser gobiernos u otras grandes organizaciones, más que un individuo. En el pasado había habido varias, pero no había visto ninguna durante mi estancia en el gremio.

—Si se produjera una misión a gran escala, tú serías el encargado de manejar a los aventureros cerca de la sucursal de Lahti…— afirmó Tallow.

—Es probable.

—Anteriormente, hemos confiado la cuestión del liderazgo a los propios aventureros. Pero eso puede dar lugar a conflictos internos. Cada uno quiere asegurar sus propios intereses, ese tipo de cosas. P rovoca disputas.

—Lo que no querrías durante una batalla— concluí.

—Exactamente. Hemos decidido instalar un puesto de Consejero Táctico en el que un empleado del gremio pueda tomar el mando de los aventureros durante las misiones a gran escala. Suena bien, ¿no crees?

Tallow me informó de que ya se había informado en cada sucursal y había realizado los trámites necesarios.

—Esto puede ser una sorpresa, pero Su Majestad aprobó inmediatamente la idea, con una condición.

—…Espera.

—Me gustaría que tomaras el papel, Roland.

—No, gracias.

—¡Eso fue rápido! ¿Ni siquiera pudiste fingir que dudabas?

—¿Por qué yo?

Tallow hizo un gesto de desprecio con la mano. —Ya sabes por qué. Vamos ahora, tengo algo más que tenemos que discutir.

—¿Algo más?— Repetí.

—¿Sabes lo que está pasando en el infierno? Hemos oído hablar de que el Señor Demonio ha vuelto.

—…

—Nadie está seguro de si fue el mismo que el héroe derrotó o una nueva entidad. Si ocurre algo, sólo hay un grupo que puede actuar rápidamente. No será el ejército, la orden de caballería o las tropas privadas de la aristocracia. Será el gremio.

—Así que, en la mínima posibilidad de que se produzca una misión a gran escala, ¿estás diciendo que te gustaría que yo tomara el mando?

—Eso es exactamente así.

Rila y yo nos habíamos visto obligados a revelar que el Señor Demonio seguía vivo para sofocar a algunos extremistas hace un tiempo. Quién iba a saber que nuestra decisión habría causado esto, de todas las cosas.

Aun así, sabía que era poco probable que se produjera una misión a gran escala.

—¿Puedo contar contigo? Independientemente de tu participación, tu sucursal en Lahti debe permanecer segura y en paz.

En este momento, el Señor Demonio que supuestamente había hecho su regreso estaba luchando contra una resaca en mi mochila.

—Bien. Si pasa algo, tomaré el mando— acepté.

—Eso será de gran ayuda. Y esto no dependerá sólo de ti. Habrá una persona de cada región. Les informaré inmediatamente.

Como la discusión había terminado, me levanté. Sin embargo, cuando intenté marcharme, Tallow me dijo: —Oye, Roland. ¿Sabes algo de este asunto del Señor Demonio?

—Nada. El grupo de héroes mató al Señor Demonio. Alguien debe haber asumido erróneamente que el Señor Demonio volvió a la vida, o este es un nuevo Señor Demonio.

—Ya veo.

El Señor Demonio había muerto. En realidad, tal vez era más exacto decir que seguía muerta.

Dejé atrás la oficina de Tallow y la sede del gremio.

Después de recuperar mi caballo de los establos, me dirigí a la Puerta que había preparado. Tras encontrar un lugar libre donde nadie me viera cerca del muro exterior, activé el hechizo con Rila y el caballo a cuestas.

◆

Al llegar a casa, escuché una voz desde mi mochila.

—¿Se trataba de mí?

Parecía que había estado escuchando mi conversación con Tallow.

—¿Estabas despiert a ? Podría ser un Señor Demonio diferente. No es que sólo aparezcan una vez cada cien años, ¿verdad?

—…Eso es cierto.

Saqué a Rila de mi bolsa y la devolví a su forma humana. Evidentemente se había recuperado de la resaca y tenía mejor aspecto.

—Lo he oído por casualidad. Así que parece que has conseguido un ascenso, ¿verdad, bribón?

—No sé si lo llamaría un ascenso.

—El consejero táctico— dijo Rila, con los ojos brillantes. — El consejero táctico .

—Vale, ya lo entiendo.

Está claro que le gustó el sonido del título.

—¡Debemos celebrar! Bribón, puedes comprar alcohol. Y carne.

—Est ar ás recibiendo jugo.

—Grrr… Entonces no lo celebraremos…

Al parecer, sólo quería emborracharse.

Me pregunté por qué Tallow me había preguntado si sabía algo del Señor Demonio. El único que sabía que había luchado contra ella era el cliente, el Rey Randolf. Almelia y los demás no sabían nada, lo mejor que podían aportar eran especulaciones infundadas.

—¿Pasa algo, Consejero Táctico?— preguntó Rila.

—No, nada.

—Cuando tengas otro descanso, deberíamos ir a la capital de nuevo.

—No dejes que te roben el bolso la próxima vez.

—Grrr… Un recuerdo tan amargo…

Como Rila hizo una mueca, la insté a entrar. Esa noche, disfrutamos de una comida un poco más extravagante de lo habitual.