Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

La cima de la torre ofrecía una vista ininterrumpida del cañón circundante. Era un desolado páramo de piedra y tierra que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. El verdor alrededor de la torre parecía ser la única excepción.

Parado al borde del techo, el Maestro de la Espada señaló hacia abajo, dirigiendo la mirada de la multitud a una vista verdaderamente extraña. Un gran agujero esférico había sido excavado en el cañón. La esfera misma corría diez kilómetros de ancho, como si una bomba hubiera estallado allí, vaporizando todo a su paso.

Dentro de ese espacio había una enorme multitud de criaturas horribles. Incontables monstruos los miraban con atención, pero parecían estar congelados en su lugar. La vista superior de Tomochika podía distinguir dos figuras particulares que estaban de pie justo en el centro: una mujer de blanco y un hombre vestido de negro. Parecía que se abrazaban, pero no había duda de que estaban atrapados en el combate, ya que la espada de la mujer había atravesado la espalda del hombre y se había clavado en su propio estómago, claramente en un intento de mantenerlo atrapado allí con ella.

Tomochika comprendió instintivamente que aquí era donde el Dios Oscuro estaba sellado — donde el Rey Divino se había sacrificado para mantenerlo prisionero.

“Aquí es donde el mundo se acaba. Siempre está al borde del colapso, listo para caer en cualquier momento. Los maestros de la espada no son nada especial. Todo lo que hacemos es observar a los de abajo.”

“¡Claro que lo sabemos!” Una mujer con ropa elegante apareció entre la multitud. “He venido aquí para poner fin a esa lucha de mil años. ¡Este conflicto entre los Caballeros y el engendro del Dios Oscuro es un esfuerzo inútil! ¡Terminemos el conflicto de una vez por todas!”

“Pareces estar absolutamente rebosante de motivación,” observó el Maestro de la Espada con diversión.

“Sí. Tu trabajo termina aquí. ¡Siéntete libre de retirarte en paz!”

La mujer levantó el bastón que llevaba. El calor que desprendió envió un murmullo a través de la multitud. Una bola de luz intensamente caliente había aparecido justo encima, e incluso sin ningún conocimiento de magia, Tomochika podía decir que contenía una enorme cantidad de energía. Esa brillante y cegadora bola de fuego era como un pequeño sol.

La mujer balanceó el bastón hacia abajo y la bola de luz pareció desvanecerse, catapultada hacia la barrera a una velocidad increíble. Su confianza era comprensible, ciertamente, cualquier cosa que tocara sería completamente destruida.

Pero algo cambió en el momento en que la esfera golpeó la barrera. La luz comenzó a disminuir visiblemente, y en poco tiempo se había detenido por completo. La mujer miró la ahora congelada bola de fuego con confusión, sin comprender lo que estaba viendo.

“El tiempo dentro de la barrera se mueve más lentamente”, explicó el Maestro de la Espada. “Cuanto más te adentras, el tiempo se mueve más lento. Una vez que llegas al centro, el tiempo se ha detenido esencialmente. Probablemente tomará unos pocos cientos de años para que ese ataque llegue a su destino, ¡supongo que mi retiro tendrá que esperar un poco más!

“Ahora, comencemos con la prueba de selección. En general, cualquiera que llegue al fondo de la torre pasará, pero hay algunas reglas. Le dejaré la explicación a usted.” Mientras hablaba, la multitud se dio cuenta de que una mujer vestida de negro había aparecido a su lado. “Os veré a todos más tarde. Oh, y debido a la proximidad de la barrera, el tiempo aquí se mueve un poco más lento también. Si pierdes mucho tiempo, el resto del mundo seguirá adelante sin ti.”

Con esas palabras de despedida, el viejo entró en el ascensor. La puerta se cerró con un sonido agudo, transportándolo de vuelta a la parte inferior de la torre. Naturalmente, los que quedaban no podían usar el ascensor por su cuenta.

“Muy bien, entonces, todos. Por favor, presten atención. Soy el Títere Mágico A, y he sido designada para supervisar este juicio”.

Tomochika miró a la mujer. Como la recién llegada había anunciado, era claramente una muñeca. Su piel era demasiado suave para un ser humano normal.

“Dentro de esta torre hay muchas otras muñecas como yo. Todas parecen idénticas, así que por favor no se alarmen. Ahora explicaré las reglas de esta torre. Como dijo el Maestro de la Espada, los haremos descender desde el piso 100, donde estamos actualmente, hasta el primer piso.”

“Oye, ¿qué pasa si saltamos de un lado?”

La oradora era una chica cuyo traje de criada se veía totalmente fuera de lugar en ella. Tenía un aire de clase alta, un gran contraste con su vestuario. Tomochika apenas podía imaginarla sirviendo a alguien más.

“Tal acción no será suficiente para pasar.”

“Me imaginé que sería demasiado fácil.” La chica habló como si pudiera caer cien pisos y estar bien. En ese momento, Tomochika se dio cuenta de que algo más estaba mal.

“Eh, Takatou, ¿estaba antes con nosotros? ¿Recuerdas a alguien como ella?” Tomochika no podía recordar haber visto a la chica antes, pero difícilmente podía imaginar no notar a alguien tan llamativo e impresionante.

“Ella no estaba en el claro. Parece que un montón de gente se ha unido a nosotros desde entonces.”

Tomochika miró a su alrededor. Su número se había reducido significativamente por la masacre original en el claro, pero el tamaño de la multitud parecía haber aumentado de alguna manera de nuevo.

“Para pasar, debes llegar al primer piso después de acumular cien puntos, todo en veinticuatro horas. El tiempo es actualmente las mil quinientas horas, así que deben completar esta tarea para la misma hora mañana. Descubrirás cómo obtener puntos por tu cuenta. Hay numerosas pistas esparcidas por toda la torre. Para reducir al mínimo la explicación, la torre está dividida en dos áreas. Por favor, miren el suelo. Pueden ver que aquí es blanco. Eso hace que sea una zona segura. Participar en cualquier tipo de combate dentro de una zona segura te descalificará inmediatamente. Las otras áreas son zonas de batalla, que son de color gris.”

Tomochika estaba empezando a tener un muy mal presentimiento.

“Puedes pedirle a cualquier Títere Mágico que determine tus puntos totales actuales a lo largo del camino. Esto termina la explicación y el juicio ha comenzado. Hay muchas maneras de salir de esta azotea, así que por favor tomen la que prefieran.”

Un número de estructuras estaban dispersas alrededor de la plataforma, cada una presumiblemente una entrada al interior de la torre. Una gran parte de la multitud había entrado en acción en el momento en que se dio la señal, dirigiéndose directamente a esas entradas. Debieron pensar que empezar lo antes posible sería una ventaja, considerando el límite de tiempo.

Rick, sin embargo, levantó la mano. “¿Puedo hacer una pregunta?”

“Puede, aunque no voy a responder nada sobre las reglas, así que es mejor que empiece de una vez.”

“Si la memoria no me falla, esa mujer con uniforme de criada es Lady Teresa de la Cuchilla Atronadora. ¿Por qué alguien que ya es un Caballero está involucrado en el proceso de selección?”

Tomochika se dio cuenta de que la chica en cuestión debe ser bastante conocida.

“Ella está participando bajo circunstancias especiales. Hay varias razones para que un Caballero establecido esté aquí, pero en su caso, sus calificaciones han sido revocadas y debe volver al juicio.”

El aumento inesperado de participantes debe haber sido para aquellos con otras circunstancias especiales. Rick pareció aceptar su explicación, pero su rostro se volvió sombrío.

“¿Puedo hablar con todos?” dijo, reuniendo a su grupo.

“¿Qué pasa?”

“Si la explicación que nos han dado es correcta, sospecho que no podremos evitar el combate dentro de la torre. Si ese es el juicio, entonces desafortunadamente no hay nada que podamos hacer al respecto. Pero entre nosotros, hay algunos participantes con los que debemos evitar absolutamente pelear.”

“¿Como la chica del trueno?” preguntó Tomochika, mirando a la antiguo Caballero. Claramente no tenía prisa, todavía estaba de pie, perfectamente relajada.

“Sí. Su nombre es Teresa. Es una espadachina de la Cuchilla Atronadora, y una vez fue de la realeza.”

“No sé lo que significa “Cuchilla Atronadora”, supongo que es bastante fuerte”. Tomochika no tenía ni idea de lo poderosa que podía ser la chica. Obviamente se destacaba, pero no tenía la misma aura de maestría que Tomochika estaba acostumbrada a ver en sus oponentes más fuertes.

“La Cuchilla Atronadora” denota su rango como espadachín, siendo ese rango en particular el tercero. En comparación, mi rango es Espada Real, que es el séptimo. En resumen, no es alguien a quien podamos enfrentarnos en combate.”

“Viendo que ella solía ser de la realeza, ¿su familia cayó en desgracia o algo así, para que ella se vistiera así?” Tomochika se preguntó si simplemente se disfrazaba de sirvienta por alguna razón.

“¿Es eso lo que te preocupa?” preguntó Rick con voz cansada. Mientras lo hacía, la propia Teresa respondió. Habían estado hablando en voz baja, pero ella no había tenido problemas para escucharlos.

“Esto no es más que mi gusto personal en cuanto a la ropa. Estoy bastante sorprendida de verte aquí, Richard,” dijo ella, acercándose a ellos con una sonrisa.

“También estoy bastante sorprendido. ¿Por qué estás aquí?” Como si temiera la conversación que se avecinaba, la voz de Rick era plana.

“Parece que estaba matando gente muy imprudentemente, así que mis calificaciones fueron revocadas. Pero sin el título de Caballero, tendré menos influencia en mi casa, y perderé mi posición personal también. Hablé con el Maestro de la Espada sobre ello, y aceptó darme una segunda oportunidad.”

“Ya veo”, respondió Rick, todavía visiblemente tenso.

“Puedo decir que no soy bienvenida aquí, así que me voy a despedir. Espero encontrarte dentro”. Con eso, Teresa los dejó atrás, caminando casualmente hacia una de las muchas entradas.

La pregunta no planteada colgaba en el aire entre ellos, la pesada atmósfera hacía difícil hablar.

Hay otras de las que también deberías tener cuidado, susurró Mokomoko, incitando a Tomochika a mirar a su alrededor. La primera es la de la máscara de la calavera. El espíritu guardián señaló a alguien que llevaba un traje hecho completamente de tela negra. Probablemente era un hombre, pero no había forma de saberlo con seguridad. Su máscara de calavera blanca era un fuerte contraste con el resto de su ropa, y daba la impresión de que estaba flotando en la oscuridad.

“¡¿Por qué alguien así intenta convertirse en un Caballero Santo?!” Era difícil pensar que había algo de sagrado en una persona así.

Además, ese. No estoy familiarizado con la magia de este mundo, pero su presencia es bastante diferente a la de los demás.

“Sí, entiendo lo que quieres decir.”

Mokomoko señalaba a un hombre vestido completamente de oro. Llevaba una túnica dorada, con un círculo de oro que decoraba un rostro con rasgos bastante delicados. Un collar tachonado con numerosas gemas preciosas colgaba de su cuello, y sus dedos estaban llenos de joyas llamativas. En su mano había un costoso bastón de oro, decorado con finos detalles de ornamentación. Una mirada hizo que Tomochika pensara que debía ser un mago de algún tipo. A primera vista su apariencia parecía ridícula, pero todos los artículos que llevaba parecían ser de muy alta calidad.

“De verdad, vamos. ¡¿No se supone que esto es una selección para espadachines?!”

Ante la mirada de Tomochika, el hombre le dio una suave sonrisa y un saludo en respuesta.

Luego está ese. Parece de otro mundo. Se reencarnó o fue convocado aquí, así que probablemente tenga algún tipo de poder. Llevando una chaqueta blanca forrada de piel, el hombre ciertamente parecía japonés. Tenía tres chicas con él que parecían ser sus compañeras.

“Ver a esas chicas con él me hace pensar en Tachibana y sus guardaespaldas”, murmuró Tomochika. Una era una chica de orejas de conejo vestida de blanco, otra llevaba algo parecido a un uniforme militar, y la tercera – mucho más pequeña que las otras dos – llevaba un vestido. Los tres parecían mirarlo con un aire de respeto.

La última es esta de aquí. Algo en ella me molesta, aunque no sé muy bien qué es. Siento como si estuviera escondiendo algo. Con un abrigo ligeramente sucio, la mujer a la que se refería el espíritu parecía ordinaria en todos los sentidos, aunque su postura sugería que tenía experiencia en el combate. Poseía un aura de fortaleza definitiva.

Mientras Tomochika miraba a su alrededor, notó que la mayoría de los otros ya habían entrado en la torre.

“Lynel y yo tenemos un punto cada uno, y Rick tiene diez”, señaló Yogiri. “Deberías ir a ver cuántos tienes.”

Mientras que Tomochika y Mokomoko habían estado revisando la competición, los otros habían estado averiguando sus puntuaciones actuales.

“Espera, ¿nos lo dirán de verdad?”

“Quiero decir, ella dijo específicamente que nos lo diría si le preguntábamos, pero todo el mundo se metió dentro por alguna razón.”

Tomochika se registró con el Títere Mágico y encontró que tenía un punto.

“¿Cómo es que Rick ya tiene diez puntos? ¿Es porque parece un espadachín?”

Los de un punto entre ellos no llevaban ningún arma visible.

“Por cierto”, dijo tímidamente Lynel, “la chica que lanzó un ataque a la barrera antes era la amiga de la que te hablé”. Se llama Frederica, pero… ¿qué debemos hacer? Siento que no podemos dejarla así”.

Frederica seguía de pie como una estatua, mirando fijamente a la barrera. Tomochika supuso que aún no había superado el shock por su fracaso.

“Tienes razón”, respondió Rick. “Aunque, considerando su comportamiento anterior, tratar de consolarla probablemente tendrá el efecto contrario.”

Ante el comentario de Rick, Lynel continuó, con su voz aún temblorosa, “Exacto… pero de todas formas, vine aquí sin saber nada de los Dioses Oscuros o del Rey Divino. Entonces, ¿qué debo hacer ahora? Dijo que iba a derrotar al Dios Oscuro, ¿verdad?”

La magia de Frederica había sido completamente bloqueada por la barrera. Naturalmente, si la barrera fue hecha para sellar al monstruo dentro, la intervención exterior no sería una tarea sencilla. Pero Tomochika, por supuesto, sabía de un ataque que podría evitar todo eso.

“Hey Takatou, ¿no podrías…?”

¿No podrías matarlo? Tomochika se cortó antes de terminar la frase. Casi podía oírle decir, “Pero no hay razón para matarlo, ¿verdad?” En ese momento, no tenían ni idea de lo que era realmente el Dios Oscuro. Matarlo porque “sonaba malvado, supongo” fue definitivamente un error. Reflexionando sobre su propia reacción apresurada, miró a Yogiri, viendo una expresión desagradable en su cara.

“¿Qué pasa?” preguntó, confundida. Era una mirada que nunca antes había visto en él.

“¿Ese Dios oscuro o lo que sea? Pensé que era la fuente del aura maligna de aquí, así que me adelanté y lo maté ya…” dijo, señalando hacia el centro de la barrera. “Pero… parece que pude haber cometido un error. Me siento un poco mal ahora.”

Rick había estado explicando la historia local a Lynel, contándole todo sobre la milenaria batalla entre el Dios Oscuro y el Rey Divino. Era el momento más incómodo para Yogiri de interrumpir y decir: “Uy, ya lo maté”.