Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

La multitud que llenaba el claro alrededor del Maestro de la Espada incluía todo tipo de gente de todas partes. Yogiri y Tomochika estaban en el borde exterior de la reunión, y aunque el área estaba ahora llena de intención de matar, nadie había hecho un movimiento todavía. Algunos de ellos probablemente estaban esperando a ver qué pasaría después, mientras que otros estaban esperando a escuchar si el Maestro de la Espada tenía algo más que decir.

“¿Puedo hacer una pregunta?” A pesar de la atmósfera nerviosa, una voz confiada sonó. “Si mato a todos los demás, ¿significa eso que paso automáticamente?”

El orador era el hombre que los había estado acosando. Llevaba una camisa negra, pantalones negros y una capa negra. La vaina de su espalda era negra también, y también el mango del arma que sobresalía de ella.

“Sin comentarios. Pero si esto fuera una prueba de carácter también, entonces ya habrías fallado.”

“¿Qué?” El hombre se puso tieso ante la inesperada respuesta.

“Vamos, no puedes preguntar lo que te venga a la mente. Piensa antes de hablar. Es posible que hacer cualquier pregunta pueda descalificarte de entrada, ¿no crees?” dijo el Maestro de la Espada, sin intentar ocultar su desdén. Con sus palabras, la multitud a su alrededor se volvió cada vez más cautelosa.

“Hmm, ¿es realmente más agradable de lo que parece después de todo?” Tomochika se preguntó, aunque Yogiri tenía la impresión opuesta.

“Si fuera amable, no le diría a la gente que se matara entre sí. Disculpe, ¿puedo hacer una pregunta también?” Yogiri llamó al Maestro de la Espada, levantando su mano. La mirada de la multitud se dirigió inmediatamente a él.

“¿Qué es esta vez? ¿Estabas escuchando?” El Maestro de Espadas sonaba cada vez más exasperado.

“Realmente no me importa si fallo. Sólo estamos de paso, y no tengo ganas de matar a un montón de gente, así que ¿podemos irnos?”

Sólo habían ido allí para recoger información, pero Yogiri no estaba interesado en pasar por una batalla real para llegar a ella.

“¡¿Qué?!” Atila tartamudeó, antes de que el Maestro de la Espada pudiera responder.

“Bueno, ahora hemos conocido a este asombroso Maestro de la Espada, ¿no? Así que es tu turno. Se supone que nos tienes que llevar a la capital,” respondió antes de volverse hacia el hombre mayor. “Entonces, ¿nos podemos ir?”

“¿Oh? ¿Hiciste todo el camino hasta aquí por pura coincidencia? No parece que seas un cobarde, pero si simplemente te dejo ir, las cosas podrían complicarse. Así que hagamos esto: si alguien escapa de este claro, todos fallan. Piénsalo bien”.

“Ah, eso es molesto”, refunfuñó Yogiri. Ahora estaban totalmente comprometidos a ser parte del juicio, de una forma u otra.

“Date prisa y empieza. Un Caballero tiene que ser más sanguinario. No vine aquí para verlos a todos ustedes pararse y charlar. ¿También tengo que fijar un límite de tiempo? Tienes diez minutos. Si más de la mitad de ustedes quedan para entonces, todos ustedes fallan.”

Con esas palabras como disparador, la atmósfera tensa se rompió. El hombre vestido de negro sacó una espada de su espalda. Tal vez era así de rápido, pero a pesar de que todos los que le rodeaban estaban en guardia, el hombre a su lado apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando la espada le atravesó. De un solo golpe, se partió limpiamente en dos, la mitad superior de su cuerpo salió volando. Su torso se inclinó hacia Tomochika, quien hábilmente dio un paso atrás para evitarlo.

Parece que te has acostumbrado a esto, observó Mokomoko.

“Después de todo lo que hemos pasado, esto no es tan raro”, respondió Tomochika mientras un rugido furioso llenaba el claro.

La lucha había comenzado en serio.

“¡Whoa!” Yogiri levantó repentinamente la voz, sorprendido.

“¡¿Qué pasa?!”

“Incluso la hoja de la espada de ese tipo es negra.”

“Oh, tienes razón. ¡¿A quién le importa?!”

“¿Qué hacemos ahora? Huir sería fácil, supongo…”

Pero si huyeran, algunas de las personas a su alrededor ciertamente intentarían detenerlos. Antes de que Yogiri pudiera siquiera poner ese pensamiento en palabras, se convirtió en una realidad. Una pequeña multitud había empezado a moverse hacia ellos. O bien parecían presa fácil, o se les consideraba como los más propensos a huir. Parecía que Yogiri iba a tener que usar su poder.

En ese momento, un espadachín apareció frente a ellos. A pesar de llevar una armadura de plata, se movía como si no pesara nada. Cada pieza individual parecía ser lo más delgada y ligera posible. Su falta de casco sirvió para reforzar esa impresión.

“Por favor, tened la seguridad de que os mantendré a salvo”. Con una brillante sonrisa, se volvió para enfrentar a la multitud que se acercaba. “¡Idiotas! ¡¿No entienden para nada las intenciones del Maestro de la Espada?! ¡Nunca reconocerá a los que matan indiscriminadamente! ¡Este es un juicio para determinar quién tomará las acciones propias de un Caballero del Rey Divino!”

“Parece un tipo bastante decente… pero no voy a ser engañada otra vez.” Teniendo en cuenta sus experiencias hasta el momento, Tomochika sospechaba naturalmente.

Impresionante. Para que alguien llegue aquí debe tener una cierta medida de fuerza, pero parece que este hombre está a pasos agigantados por encima del resto de ellos.

El espadachín plateado se encontró con la multitud que se le acercó de frente, despachándolos hábilmente con su espada y su escudo. Era claramente lo suficientemente hábil no sólo para golpear a los que le rodeaban a pesar de ser superado en número, sino para hacerlo sin usar golpes letales. Sin embargo, no importaba lo fuerte que fuera, seguía siendo un solo espadachín. No había forma de que pudiera defender a la pareja contra la magia o las armas de distancia.

En el momento en que Yogiri sintió que una clara intención de matar le apuntaba, descargó su poder. Mientras lo hacía, diez miembros del combate cuerpo a cuerpo se derrumbaron inmediatamente.

“¿Qué demonios…?” Al ver sus muertes repentinas, el espadachín plateado se detuvo un momento.

“Bueno, en realidad…”

“¡Ya veo! ¡Este es el poder del Maestro de la Espada! ¡No es de extrañar que no lleve una espada! No lo vi moverse en absoluto, pero una hazaña como esta no sería un desafío para él! ¡Este debe ser su juicio contra aquellos que usan medios cobardes para triunfar!”

Tomochika había estado tratando de pensar en una forma de cubrir el poder de Yogiri, pero era totalmente innecesario. Viendo la fuerza del espadachín y las extrañas muertes de los que le rodeaban, sus atacantes se movieron en busca de una presa más fácil.

“Hmm. Parece que estamos a salvo por el momento”, dijo el espadachín, viendo la retirada de la multitud. “Dijiste que terminaste aquí por casualidad. Aunque esto debe parecerle un deporte muy cruel, este juicio es un asunto de gran importancia. ¿Podría pedirle que se quede a mi lado por un tiempo más?”

Se les había advertido que si una sola persona escapaba, todos fracasarían. Yogiri no sabía de qué se trataba todo este asunto del Maestro de la Espada, pero dudaba en arruinarlo para todos los demás.

“Muy bien, nos quedaremos un rato.”

“Gracias por entenderlo. Haré todo lo posible para protegerlos de cualquier daño, así que por favor descansen tranquilos.”

Con la gente que apuntaba a Yogiri y Tomochika habiendo avanzado, el área alrededor de ellos se calmó.

“Por favor… ayuda…”

Rompiendo la calma, una voz débil llamó la atención de Yogiri. Era el hombre que había sido cortado por la mitad al principio. Sólo quedaban la cabeza y el brazo derecho, y sólo quedaba lo suficiente del torso para unirlos. Era increíble que estuviera vivo.

“Esto es… muy desafortunado.” El espadachín de plata sacudió la cabeza, decidiendo claramente que no había nada que hacer por el pobre hombre. Yogiri sintió lo mismo.

“¡No, por favor, no te rindas conmigo!” Reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban, el hombre llamó a Tomochika. “¡Tú, la chica de allí, por favor ven aquí! ¡Ayúdame!”

Tiene una voz impresionante para alguien a quien apenas le quedan pulmones, musitó Mokomoko.

“Umm, ¿qué debo hacer?”

“No tiene intención de matar, así que no parece que esté planeando nada.”

“¿En serio? Bueno, supongo que puedo ir a ayudarle un poco.” Tomochika se acercó al hombre caído. “¿Está usted bien? Si quieres que te coja la mano o algo así, puedo hacerlo.”

“Recoge esas rocas de color arco iris de ahí, por favor.” Señaló un número de brillantes y coloridas rocas que estaban esparcidas a su alrededor. Debieron ser enviadas volando cuando lo cortaron.

Tomochika las recogió. “¿Qué es esto?”

“Estas son… Piedras de disculpas…”

“¿Y qué debería hacer con ellas?”

“Por favor, ponlas en mi mano derecha.”

Tomochika hizo lo que se le pidió. Mientras presionaba las piedras en la mano del hombre, comenzaron a brillar. En unos momentos, el mutilado se había regenerado completamente. Aunque antes había quedado menos de un cuarto de él, ahora estaba completamente restaurado en perfectas condiciones, con un cuerpo completamente funcional, alto y delgado.

“¿Qué…?”

“¡Muchas gracias! ¡Pensé que estaba acabado!”

Ahora se veía igual que antes de que el hombre vestido de negro lo cortara por la mitad. Incluso su ropa estaba intacta, sin un solo rasguño. Yogiri miró a su alrededor, pero la otra mitad del cuerpo del hombre ya no estaba en el suelo. Probablemente había desaparecido como parte del proceso de regeneración.

“Estas son las piedras de disculpa. Son cristales estelares regalados como una disculpa. Pueden curarte de heridas graves, o pueden ser usadas para hacer rodar el gacha, ¡así que son artículos extremadamente útiles!”

“¡¿Qué es esto, un juego de móvil?! ¿Quién se estaba disculpando contigo de todos modos, y por qué?”

“¡Para!”

El grito del Maestro de la Espada llenó el aire. Todos en el claro se congelaron a la vez.

“Hemos reducido los números significativamente. Pasemos a la siguiente fase. Vengan conmigo.”

Con esas palabras, el viejo salió del claro, que ahora estaba cubierto por una espantosa pila de cuerpos. Sólo la mitad de la multitud había sobrevivido.

“Dijiste que estaba probando cómo debería actuar un Caballero, pero estoy seguro de que sólo quería reducir el número de personas que se presentaban.”

“No, estoy seguro de que hay un significado más profundo en todo esto. Nosotros, la gente común, no podemos comprender los pensamientos de un Maestro de la Espada.”

A pesar del comentario de Tomochika, el espadachín plateado no se inmutó.

“Takatou, esto se está volviendo un poco peligroso, ¿no crees? Conocimos al Maestro de la Espada, ahora vamos a la capital.”

“No. Tendré que pedirte que continúes con las pruebas…” Atila se puso nerviosa, algo indecisa.

“¿Por qué? Nos pediste que nos reuniéramos con él y lo hicimos.”

“Bueno, mira, si la persona que recomiendo se convierte en un Caballero, entonces yo mismo me convertiré en el asistente del Caballero. ¡Pero no te preocupes, no te pediré que te conviertas en el discípulo del Maestro de Espadas ni nada de eso!”

Yogiri suspiró. “Supongo que sería un desperdicio de oportunidad si nos fuéramos antes de obtener cualquier información.”

Definitivamente era una situación frustrante, pero salir del cañón sin un guía habría sido difícil de todos modos. Y aunque el poder de este Maestro de la Espada era supuestamente igual al de los Sabios, aún no lo habían visto en acción. Yogiri tenía curiosidad por saber más.

Decidió participar en la prueba por el momento.