Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Yogiri y Tomochika vieron al recién llegado flotando al lado de su camino al borde del acantilado. El dragón dorado mantenía su lugar en el aire, batiendo sus alas lentamente. Los wyverns se diferenciaban de otros dragones en que sólo tenían dos piernas en lugar de cuatro. Pero su enorme cuerpo, envuelto en un resplandor, era mucho más grande que los otros dragones con los que se habían cruzado hasta ahora. Las garras de sus patas eran fácilmente lo suficientemente grandes como para recoger todo su vehículo. Sus enormes ojos se fijaron en los dos, cargándolos con un aire opresivo.

“Definitivamente nos está mirando”, dijo Tomochika, con la voz temblorosa. El dragón debería haber sido capaz de atacarlos en cualquier momento, pero por ahora sólo estaba rondando.

“Sólo nos está observando. Si no va a hacer nada, probablemente podamos irnos.”

“¡No, no, no, no podemos irnos! ¡Parece que nos va a alcanzar con un rayo o algo así!”

A pesar de las palabras de Tomochika, era imposible leer cualquier tipo de expresión en la cara inhumana del dragón. Además, Yogiri no podía sentir la más mínima intención de matar que provenía de él. Si estaba planeando atacarlos, ciertamente sentiría algo, así que parecían estar a salvo por el momento.

Con eso en mente, Yogiri decidió esperar y ver qué pasaba. Tenía curiosidad por saber qué había venido a hacer este dragón, pero aún no estaba haciendo nada. Simplemente estaba balanceándose en el aire, observándolos.

Aunque al principio se había inquietado, la rareza de la situación alcanzó poco a poco a Tomochika y ella ladeó la cabeza hacia la criatura, confundida. Estaba a punto de decirle a Yogiri que tal vez deberían irse después de todo cuando el wyvern finalmente habló.

“Pasaste”.

Su voz era profunda y pesada. Con un poderoso batir de sus alas, se elevó a sí mismo.

“Uhh, ¿pasaste? No tengo idea de lo que acaba de pasar, pero parece que se va, así que eso es algo bueno, ¿no?” Tomochika se sintió aliviada. No estaba muy preocupada por entender los detalles exactos del intercambio.

Pero Yogiri llamó al dragón antes de que pudiera partir. “Espera.”

“¿Qué estás haciendo? ¡Sólo déjalo ir!”

“Podríamos dejarlo e irnos, claro, pero si realmente nos entiende, deberíamos hacerle algunas preguntas.”

“¡¿Nunca has oído hablar de dejar que los dragones sigan durmiendo?!”

A pesar de su advertencia, Yogiri continuó hablando con su visitante volador. “Si viste lo que pasó antes, entonces sabes que si tratas de correr, puedo matarte fácilmente.”

En realidad, era una amenaza vacía. Aunque huyera, Yogiri no tenía intención de hacerle daño. Pero las alas del dragón se congelaron inmediatamente, y comenzó a flotar en el aire.

“¡¿Para qué sirven esas alas si no las necesitas para volar?!” Preguntó Tomochika mientras el dragón permanecía suspendido en el cielo – una visión extraña considerando que sus alas ya no se movían.

◇ ◇ ◇

“¡Gah! ¡Debería haberme ido sin decir nada! Pensé que sería mejor hablar, pero me equivoqué!”

“Sí, probablemente te habría ignorado y me habría marchado si no hubieras hablado.”

“Umm, ¿Takatou? ¿Por qué actúas como si esta fuera una conversación perfectamente normal?” Una niña pequeña estaba ahora tirada en el suelo entre los dos. “¡¿Cómo es que ese dragón se ha convertido de repente en un humano?!”

“¿Cómo voy a saberlo?”

Lo que Tomochika había llamado un Dragón de Trueno Dorado había tomado de repente la forma de una niña.

Es una ocurrencia bastante normal en un mundo como este. Cosas como dragones y lobos siempre terminan convirtiéndose en chicas que hablan como viejos, observó Mokomoko, asintiendo con la cabeza como si fuera la cosa más obvia. Pero era la primera vez que Yogiri oía hablar de tales temas.

Después de retorcerse en el suelo durante un rato, el dragón convertido en una niña se incorporó, levantándose para sentarse de rodillas. “En realidad, me dijeron que cuando se habla con los hombres humanos, una forma como esta es ideal.”

“¿Dónde demonios has oído eso?” preguntó Tomochika. “¿Qué le pasa a la gente en este mundo?”

Yogiri recordó al robot que había detenido su tren antes diciendo algo similar. “Bien, dejando todo eso de lado por ahora, ¿por qué nos atacaste? Esos otros dragones estaban aquí por ti, ¿no es así?”

“Era una prueba para ver si eras digno de conocer al Maestro de la Espada.”

“¿Maestro de la Espada?” Yogiri sintió la chispa de un recuerdo que se agitaba dentro de él. “Ah, la chica gato nos lo mencionó antes. Algo sobre un regalo del Maestro de la Espada, ¿no es así?”

Fue durante un encuentro que tuvieron en la primera ciudad que visitaron. Una beastkin mencionó brevemente a los Maestros de la Espada después de ofrecerse como voluntaria para mostrarles el lugar (y luego traicionarlos).

“¿Qué? ¡¿No estás aquí para conocer al Maestro de la Espada?!” La chica abrió los ojos conmocionada.

“Hablar sobre daños colaterales innecesarios,” Tomochika murmuró para sí misma.

“Sólo estamos tratando de llegar a la capital.”

“¡Eso es imposible! ¡Nadie pasa por aquí simplemente para llegar a la capital!”

“El señor de Hanabusa nos dijo que podíamos hacerlo.”

“¡Esas personas solo usan máquinas de vapor! ¡No conducen!”

“Huh, eso es cierto; Supongo que Ryouta nunca habría hecho el viaje así él mismo…”reflexionó Tomochika.

“Hay caminos para que la gente salga y haga mantenimiento en las vías, por lo que debería poder hacerlo”. Esas habían sido las palabras de Ryouta. Era probable que hubiera estado ofreciendo una conjetura razonable en lugar de hablar por experiencia personal.

“No importa. Este cañón alberga a un Maestro de la Espada, que tiene el poder de otorgar el Don a otros. Por supuesto, no podemos permitir que cualquiera se presente ante él, por lo que seleccionamos a los que son indignos antes de tiempo “.

Tomochika frunció el ceño. “¿Alguien en este mundo puede superar tantos dragones que escupen fuego?”

“Si uno no puede resistir tal ataque, entonces no tiene derecho a encontrarse con el Maestro de la Espada,” respondió la chica, sonando bastante orgullosa por alguna razón.

“Bueno, entonces supongo que no tiene nada que ver con nosotros”, dijo Yogiri encogiéndose de hombros. “Vamos.”

“Okay.”

Los dos se volvieron hacia su camion. Mientras lo hacían, la chica dragón se puso de pie para bloquearles el paso.

“¡Te lo dije, pasaste! ¡¿No irás a encontrarte con el Maestro de la espada ?!”

“¿Por qué lo haríamos? Me preguntaba si tu nos estabas apuntando específicamente, pero ese no parece ser el caso”. Yogiri solo había estado interesado en descubrir quién estaba orquestando el ataque contra ellos, pero si no había un gran plan detrás de él, no le importaba particularmente saber más.

“Err, eso… no es bueno — para mí! Me dijeron que trajera a los que son dignos!”

“¿No acabas de intentar huir?”

“¿No es normal huir de la escena cuando todos tus compañeros son aniquilados?”

“Entonces, ¿por qué te apareciste ante nosotros?”

“Después de que alguien es atacado por mis subordinados, ver mi majestuosa forma en el cielo golpea una ineludible desesperación en su corazón! Volé hasta aquí para terminar las cosas, pero cuando me di cuenta de que los otros estaban muertos, era demasiado tarde para huir sin parecer un tonta. Así que pensé que debía decirles que habían pasado y luego volar para mantener alguna apariencia de dignidad.”

“Bien, entonces eres una idiota, básicamente. ¿Pero por qué deberíamos ir a conocer al Maestro de la Espada? ¿Realmente crees que nos vemos tan prometedores?”

Ninguno de ellos poseía el Don. Aunque habían usado los anillos de camuflaje para presentarse como residentes normales de este mundo, seguían pareciendo totalmente impotentes ante un observador externo.

“No juzgo basado en el poder del Don. El hecho es que mataste a todos mis subordinados. Para lograrlo, debes tener una fuerza considerable”.

“Está bien, pero en realidad, no me importa esta persona Maestro de la Espada”, respondió Yogiri sin rodeos.

“¡Estamos hablando de un Maestro de la Espada! ¡Un igual a los Sabios! ¡¿No queréis ver ese poder por vosotros mismos?!”

Después de escuchar la comparación con los Sabios, Yogiri se detuvo y pensó. Si un Maestro de Espadas estaba realmente en el mismo nivel que un Sabio, era posible que esa persona también supiera cómo devolverlos a casa.

“¿Qué piensas?” preguntó Yogiri, volviéndose hacia Tomochika. “Tal vez valga la pena nuestro tiempo para conocer a este tipo después de todo.”

“No lo sé. Ya estamos perdidos. No estoy segura de que estemos en posición de desviarnos así.”

“¡Ajá! ¡Muy bien, entonces! ¡Permítanme guiarlos! No hay manera de que puedas llegar a la capital por tu cuenta. Es un buen trato, ¿no crees? Después de que conozcas al Maestro Espada, puedo llevarte directamente a tu destino!”

Hmm. Eso no suena como una mala idea. Probablemente nos perderemos más y más por nuestra cuenta.

“Oh, está bien, por qué no”, admitió Tomochika.

“Vale”, le dijo Yogiri a la chica dragón. “Iremos contigo a conocer al Maestro de la Espada, entonces.”

Después de todo, ir a la capital a reunirse con sus compañeros no era su objetivo principal. Yogiri sintió que expandir su conocimiento del mundo a su alrededor también era importante. No importaba lo que planearan hacer a continuación, seguirían necesitando información.

“Muy bien. Me llamo Atila. ¿Cómo se llaman ustedes?”

“Yogiri Takatou”.

“Tomochika Dannoura. Encantada de conocerte.”

Y con eso, se fueron a conocer al Maestro de la Espada.

◇ ◇ ◇

Volviendo al camión, los cuatro salieron a la vez. Como de costumbre, Tomochika conducía mientras Yogiri se sentaba en el asiento del pasajero, ahora con Atila en su regazo.

El cañón era como un laberinto. Salir de él sin un guía habría sido extraordinariamente difícil. Aparentemente, poca gente intentó cruzarlo excepto en tren. Antes de la construcción del ferrocarril, los lugareños habían tomado un amplio arco para evitar el área por completo.

Después de viajar durante un tiempo, el verde de los árboles distantes se hizo visible. Después de los desolados tonos marrones del cañón, Yogiri acogió con satisfacción el cambio. Le alivió saber que había un oasis incluso aquí en este páramo.

Pasando a través de los árboles, finalmente llegaron a un gran claro. Aparte de las flores de crecimiento lento, el espacio no parecía albergar nada particularmente especial. Aún así, Tomochika miró el claro con la boca abierta. Estaba rebosante de gente.

Al oír que un Maestro de la Espada vivía allí, habían asumido que habría un número considerable de seguidores con él, pero incluso a simple vista era fácil ver que había más de cien reunidos sólo en el claro. Fue mucho más allá de las expectativas de Yogiri. La reunión mixta no parecía tener ninguna uniformidad, lo que significaba que probablemente todos habían viajado allí de forma independiente para encontrarse con el Maestro de la Espada.

“¿Este sujeto es especialmente popular?” Yogiri le preguntó a Atila.

“¡Si no lo conoces, supongo que en realidad sólo pasabas por aquí! Hoy es el día de la selección para los Caballeros del Rey Divino. Aquellos que sean seleccionados podrán convertirse en los alumnos del Maestro de la Espada. En resumen, todos los aquí reunidos aspiran a ser un Maestro de la Espada en el futuro.”

“Nos estás involucrando en algo molesto, ¿no es así? Será mejor que mantengas tu promesa con nosotros, al menos.” Yogiri había pensado inicialmente que conocer a este Maestro de la Espada sería una buena idea, pero las cosas se veían un poco más complicadas ahora.

Deteniéndose frente a la multitud, los viajeros salieron del camión blindado. Un hombre encapuchado los abordó inmediatamente.

“¡Oye! ¡¿Desde cuándo se permite que los vehículos vengan aquí?! ¡Pensé que llegar aquí por tu propia cuenta era parte de la prueba!”

“No es que tuviéramos la intención de hacer ninguna prueba en primer lugar”, respondió Yogiri.

“¡Ja! Perdón por las molestias, pero supongo que todos ustedes fallan entonces! ¡Apesta ser tú!”

Ante el evidente desprecio del hombre por ellos, Yogiri no tenía nada que decir. No tenía sentido sentirse molesto por algo que ni siquiera le importaba en primer lugar.

Pero una voz respondió. Un anciano detrás de Yogiri habló mientras se abría paso hasta el centro de la multitud. “No puedes fallar antes de que el juicio haya comenzado. Aunque supongo que llegar hasta aquí es un juicio en sí mismo”. Las profundas arrugas de su cara hablaban de su avanzada edad, pero no había signos de esa edad en su forma de caminar.

Hm… así que este es un Maestro de la Espada, pensó Mokomoko, que ya parecía impresionada, como si pudiera sentir su maestría en el oficio por la forma en que se comportaba.

Aunque llevaba ropa de estilo oriental, no llevaba una espada. Al llegar al centro de la multitud, el viejo miró a su alrededor. “Hay mucha gente aquí, ¿eh?”, se dijo a sí mismo. Pareció considerarlo por un corto tiempo, y luego continuó. “Empezad a mataros hasta que yo os diga que paréis. El que sobreviva comenzará el juicio”.

“Ugh. Hace un minuto estaba pensando, ‘¡Hey, tal vez este tipo es mejor que las otras personas que hemos conocido hasta ahora!’ dios, me siento estúpida por creer eso aunque sea por un segundo,” dijo Tomochika con disgusto.

En unos instantes, todo el claro que les rodeaba se desbordó con intención de matar.